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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

miércoles, 31 de marzo de 2010

Devocional - Marzo 31

Marzo 31
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

No tendrás temor de pavor repentino,
ni de la ruina de los impíos cuando
viniere, porque Jehová será tu
confianza, y él preservará tu pie de
quedar preso.
Proverbios 3:25-26

Cuando Dios juzga, no quiere que su pueblo
se atemorice. Dios no viene para perjudicar, sino para defender
a los justos.

El Señor quiere que te muestres valiente.
Los que gozamos de la presencia de Dios, deberíamos demostrar
una gran fortaleza. El Señor puede venir de repente, por eso no
deberíamos ser sorprendidos por ninguna cosa repentina. La serenidad
en el peligro y en medio de las calamidades es un don
precioso del amor divino.

El Señor quiere que sus escogidos tengan
discernimiento para comprender que la ruina de los impíos no
es una calamidad para el mundo. La única calamidad es el pecado,
el castigo que le sigue es como la sal que impide la corrupción
de la sociedad. Deberíamos indignarnos mucho más contra
el pecado que nos merece el infierno, que no contra el mismo
infierno, que es consecuencia fatal del pecado.

Asimismo, el pueblo de Dios debe manifestar
la quietud de su espíritu. El diablo y su simiente están llenos
de engaño; mas los que están con Dios jamás caerán en sus lazos
seductores. Sigue adelante, tú que crees en Jesús, y deposita
en Jehová toda tu confianza.

martes, 30 de marzo de 2010

Devocional - Marzo 30

Marzo 30
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Por nada estéis afanosos; sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de
Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias. Y la paz de Dios
que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestros
entendimientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7

No tengas afanes, sino oraciones; no inquietudes,
sino mucha comunión con Dios. Pon tus súplicas delante
del Señor de tu vida, guardián de tu alma. Acércate a Él con dos
partes de oración y una de alabanzas fervorosas. No ores con
dudas, sino con gratitud. Ten por cierto que tus peticiones han
sido atendidas, y, por tanto, alaba al Señor por su misericordia.
Él te prodiga sus bendiciones; dale tú las gracias. Nada le escondas,
ni guardes en tu pecho inquietud alguna que perturbe tu
corazón; «sean notorias vuestras peticiones». No recurras al hombre,
sino sólo a Dios, al Padre de Jesús que en Él os ama.
De este modo encontrarás la paz de Dios.

Jamás podrás comprender de cuánta paz te inundará. Él te estrechará
en sus brazos amorosos. Tu corazón y tu espíritu quedarán
sumergidos por Cristo Jesús en un océano de reposo. Venga
sobre ti la vida o la muerte, la pobreza o el dolor, la calumnia o
el odio, siempre estarás al abrigo de toda tempestad, por encima
de todas las nubes que te amenacen. ¿Por qué no obedeces a este
tan inefable mandato?

Sí, Señor, creo en ti, pero ayuda mi incredulidad.

lunes, 29 de marzo de 2010

Devocional - Marzo 29

Marzo 29
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Yo estoy contigo, y ninguno pondrá
sobre ti la mano para hacerte mal.
Hechos 18:10

Mientras el Señor tenía ocupado a Pablo
con algún trabajo en Corinto, el furor del populacho era contenido.
Los judíos se oponían y blasfemaban, pero no podían impedir
la predicación del Evangelio, ni la conversión de los que
oían. Dios ejerce su dominio sobre las mentes más obstinadas, y
sabe sacar su alabanza del furor de los hombres cuando se desenfrena;
pero manifiesta bondad también cuando la reprime; y
tiene poder para reprimirla. «A la grandeza de su brazo enmudezcan
como una piedra, hasta que haya pasado tu pueblo, oh
Jehová».

Por tanto, no temas al hombre cuando sabes
que estás cumpliendo con tu deber. Sigue adelante, como lo
hubiera hecho Jesús, y verás que quienes se te oponen serán
semejantes a la caña cascada y al pábilo que humea. Razón han
tenido a veces los hombres para temer, porque eran miedosos;
empero una fe intrépida en Dios disipa todo temor, como un
gigante deshace las telas de araña que encuentra en su camino.
Nadie podrá dañarnos sin permiso de Dios. Quien con una sola
palabra pueda ahuyentar al diablo, ciertamente podrá reprimir
a sus agentes. Tal vez en este momento tengan más miedo de ti,
que tú de ellos. Adelante, pues, que donde pensabas tener enemigos
encontrarás amigos.

domingo, 28 de marzo de 2010

Devocional - Marzo 28

Marzo 28
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Te pondrá Jehová por cabeza y no
por cola.
Deuteronomio 28:13

Si obedecemos al Señor, Él obligará a nuestros
enemigos a que reconozcan que su bendición reposa sobre
nosotros. Aun cuando esta promesa pertenecía a la ley, sin embargo,
es valedera para el pueblo de Dios, porque Jesús ha quitado
la maldición para dar bendición.

A los santos incumbe enseñar el camino a
los hombres ejerciendo sobre ellos una benéfica influencia; su
lugar no es la cola para ser arrastrados de aquí para allá. No
hemos de someternos al espíritu del siglo, sino obligar al siglo a
que se someta a Cristo. Si el Señor está con nosotros, no nos
contentaremos con reclamar tolerancia para la práctica de la
religión, sino que procuraremos asentarla sobre el trono de la
sociedad.

¿No nos ha hecho de los suyos, un pueblo
de sacerdotes? Este pueblo está llamado a enseñar, no para aprender
filosofías de incrédulos. ¿Acaso no hemos sido hechos en
Cristo reyes para reinar sobre la tierra? ¿Cómo, pues, podremos
convertirnos en siervos de la costumbre y en esclavos de la opinión
de los demás?

Querido amigo, ¿has tomado tu posición
al lado de Jesús? Muchos callan por ser tímidos. ¿Podemos permitir
que el nombre del Señor Jesús sea postergado?

¿Nuestra religión ha de ser arrastrada como
una cola? ¿No debería más bien enseñar el camino y ser la fuerza
que domine en nosotros y en los demás?

sábado, 27 de marzo de 2010

Devocional - Marzo 27

Marzo 27
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Acercaos a Dios, y Él se acercará
a vosotros.
Santiago 4:8

Cuanto más nos allegamos a Dios, más
benigno se muestra con nosotros. Cuando el hijo pródigo vuelve
a la casa paterna, su padre sale al encuentro. Cuando la paloma
llega al arca, Noé extiende su mano y la introduce en ella.
Cuando la solícita esposa busca la compañía de su esposo, éste
se acerca a ella con las alas del amor. Alleguémonos, querido
amigo, al Señor que con tanta bondad nos espera y viene a nuestro
encuentro.

¿Te has fijado alguna vez en el pasaje de
Isaías 53:9? Aquí podemos ver cómo el Señor se pone a la disposición
de su pueblo, diciéndole: «Heme aquí». Como si dijera:
«¿Tienes que decirme algo? ¿Qué puedo yo hacer por ti? Estoy
esperándote para bendecirte». ¿Por qué, pues, tardamos tanto
en acercarnos a Él? Dios está muy cerca para perdonar, para
bendecir, para consolar, ayudar, vivificar y dar la libertad. Sea
nuestra más importante preocupación acercarnos a Dios. Si esto
hiciésemos, lo tendremos hecho todo. Si nos allegamos a los
hombres, éstos se cansarán pronto y nos abandonarán; mas si
sólo buscamos a Dios, Él jamás cambiará; antes al contrario,
cada vez se acercará más a nosotros con la más amplia y gozosa
comunión.

viernes, 26 de marzo de 2010

COMPARTIR DE JESÚS... SIN TEMOR

COMPARTIR DE JESÚS... SIN TEMOR


Seminario de evangelismo, a realizarse en todas las iglesias de Casa Sobre la Roca... el sábado 27 de marzo, no puedes faltar...



Sentado a una mesa de ruleta en Las Vegas, Fay recibió una llamada telefónica que cambiaría su vida. La Isla de la Fantasía (Fantasy Island), la famosa casa de prostitución que había construido en Lakewood, Colorado, acababa de ser allanada. Su abogado le informó que tenía orden de arresto. Fay recibió libertad condicional y admite haber comprendido que esta era una señal de alerta de que si lo arrestaban de nuevo serían de seis a ocho años su visita a la cárcel.


Despedido de su posición de Presidente y CEO de la multinacional, rápidamente se empleó en el negocio de caza talentos ejecutivos. Fay estaba empezando a reconocer que le faltaba algo en la vida, pero no sabía qué era.


En un refugio turístico llamado El Rancho del Valle perdido (Lost Valley Ranch) en Colorado, escuchó un sermón la semana de Pascua sobre la diferencia entre la felicidad y la paz interior. Indignado  regresó a casa. Un año más tarde, en una cancha de squash, conoció al Dr. Paul Grant, médico Cristiano quien le compartió del Evangelio de Jesucristo.


Como Fay cuenta en su libro “Comparta de Jesús sin temor” (Share Jesus Without Fear), el Dr. Grant fue la única persona que expresó algún interés personal por él después del allanamiento de la Isla de la Fantasía.


 Cuando Grant invita a Fay a su Iglesia, el aceptó de mala gana. Los eventos que siguieron sin embargo, le dieron un nuevo comienzo a su vida como el mismo lo describe: "Dios escogió mi vida para darle un vuelco total”



En 1987 se graduó del Seminario de Denver (Denver Seminary) y ha escrito la serie de Compartir de Jesús sin temor para Lifeway Christian Resources, y los “Comentarios para Compartir de Jesús sin temor, Nuevo Testamento”.

 Hoy, Bill Fay enseña su modelo de compartir de Jesús sin argumentar, en Iglesias alrededor del mundo además de haber compartido de su fe personalmente con más de veinticinco mil personas uno a uno.

Su folleto “Como compartir su fe sin discutir” tiene 3.5 millones de copias impresas y su programa de Radio “Vamos con Bill Fay” ("Let's go with Bill Fay") se escucha en más de 100 estaciones de radio.

Su mensaje es simple:

 “Si Dios pudo cambiar mi vida, El puede cambiar la suya”

Fuente: www.casaroca.org 

Devocional - Marzo 26

Marzo 26
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Jehová lo sustentará sobre el lecho del
dolor.
Salmos 41:3

Ten presente que esta promesa es para
quien piensa en el pobre. ¿Eres tú uno de éstos? Si así es, aprópiate
este versículo, pero sólo con esta condición.

Considera cómo en la hora de la enfermedad
el Dios de los pobres sabrá bendecir al que se cuida de los
pobres. Los brazos eternos sostendrán su alma que manos cariñosas
y suaves almohadas sostienen el cuerpo del enfermo. ¡Cuán
hermosa y tierna es esta figura! ¡Cuánto nos recuerda a Dios en
nuestras enfermedades y flaquezas! ¿Quién tal oyó jamás del
antiguo Júpiter o de los dioses de la India o de la China? Tal es el
lenguaje del Dios de Israel; Él se hace enfermero y custodio de
los hombres. Si con una mano hiere, con la otra sostiene. ¡Bendito
sufrimiento que nos hace caer en el seno de Dios para ser
consolados! La gracia es el mejor reconstituyente; el amor divino
es el más eficaz estimulante para un enfermo postrado y
abatido. El alma se convierte en gigante, aun cuando a través de
la piel se transparenten los huesos. No hay médico tan hábil
como el Señor, ni tónico tan eficaz como su promesa, ni vino
tan sabroso como su amor.

Si el lector no ha cumplido sus deberes con
el pobre, dése cuenta de lo mucho que ha perdido, y que en
adelante se haga amigo de los pobres y les ayude.

jueves, 25 de marzo de 2010

Devocional - Marzo 25

Marzo 25
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Cuando te acuestes, no tendrás temor,
sino que te acostarás, y tu sueño será
grato.
Proverbios 3:24

Tal vez el lector se halle postrado en cama
por algún tiempo. Acuéstate sin temor llevando esta promesa
en tu corazón: «Cuando te acuestes, no tendrás temor».
Cuando vayas al lecho por la noche, pon
estas palabras como almohada debajo de tu cabeza. Durante el
sueño, no podemos guardarnos, mas el Señor vela por nosotros
durante la noche. Los que se acuestan bajo la protección del
Señor están más seguros que los reyes en sus palacios. Si al acostarnos
dejamos a un lado todos nuestros cuidados y ambiciones,
obtendremos el reposo que no tienen los ansiosos y avaros.
Se alejarán los sueños malos, y, si nos asaltaren, podremos borrar
la impresión que nos producen, sabiendo que no son otra
cosa que sueños.

Por tanto, podremos descansar tranquilos.
¡Cuán dulcemente durmió Pedro en la cárcel que ni la luz del
ángel pudo despertarle y fue menester que le sacudiera para despetarle!
Y, sin embargo, debía morir al día siguiente: Así murieron
los mártires antes de ser quemados en la hoguera. «A su
amado dará Dios el sueño».

Para que nuestro sueño sea dulce, nuestra
vida, nuestro carácter, nuestras meditaciones y nuestro amor
han de ser dulces también.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Devocional - Marzo 24

Marzo 24
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Pero fiel es el Señor, que os afirmará
y guardará del mal.
2 Tesalonicenses 3:3

A menudo los hombres carecen de razón y
de fe. Todavía tenemos entre nosotros «hombres importunos y
malos». Todo intento de discutir con ellos o procurar la paz es
vano; su corazón es falso y engañosas sus palabras. ¿Qué haremos,
pues? ¿Incomodarnos con ellos? No; antes bien, volvámonos
hacia el Señor porque sólo Él es fiel. Jamás quebrantará la
promesa de su palabra, ni pedirá de nosotros nada que no sea
razonable, ni se mostrará desleal ante nuestras peticiones. Nuestro
Dios es fiel, y esto deberá ser nuestra alegría.

Él nos confirmará de tal modo que los hombres
perversos nunca podrán causar nuestra ruina, y de tal suerte
nos guardará que ningún mal podrá causarnos daño. ¡Qué
bendición para nosotros el no tener que contender con los hombres,
sino el poder escondernos cerca de nuestro Dios cuya simpatía
nunca nos faltará. En Él encontraremos un corazón verdadero,
un alma fiel, un amor invariable en el que podremos descansar.
El Señor cumplirá los propósitos de su gracia para con
nosotros, siervos suyos: no permitamos que caiga sobre nuestros
espíritus la más ligera sombra de temor. Todos los hombres
y demonios juntos jamás podrán arrebatarnos esta protección
divina. Pidamos al Señor en este día que nos confirme y guarde.

martes, 23 de marzo de 2010

Devocional - Marzo 23

Marzo 23
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Y guiaré a los ciegos por caminos que
no sabían.
Isaías 42:16

¡Jehová, infinitamente glorioso, se hace
guía de los ciegos! ¡Cuán ilimitada es su condescendencia! El
ciego no puede encontrar el camino que ignora, y aun cuando lo
conociera, siempre le resultaría difícil cruzarlo. Empero si lo ignora
por completo, ha de descartar toda idea de emprender el
camino sin alguien que le guíe. Somos ciegos por naturaleza en
lo que se refiere al camino de la salvación; mas el Señor nos guía
y nos conduce a sí mismo y entonces son abiertos nuestros ojos.
Por lo que al futuro se refiere, todos somos ciegos, incapaces de
ver una hora siquiera por delante; empero el Señor nos guiará
hasta el final del viaje. ¡Sea bendito su nombre!

No podemos soñar por dónde nos vendrá
la liberación; el Señor lo sabe y nos guiará hasta que haya desaparecido
todo peligro. Bienaventurados los que ponen su mano
en la del guía celestial y le dejan el cuidado de dirigirlos. Él les
guiará durante todo el camino, y cuando los haya llevado a la
morada de la gloria y abierto sus ojos para que vean el camino,
¡qué cántico de gratitud entonarán en alabanza de su gran Bienhechor!
¡Señor, guía a tu pobre hijo ciego, en este día, porque no
conozco tu camino!

lunes, 22 de marzo de 2010

Devocional - Marzo 22

Marzo 22
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Y da gracia a los humildes.
Santiago 4:6

Los corazones humildes buscan la gracia y
la alcanzan. Los corazones humildes se someten a su dulce influencia,
y por eso se les concede con mayor largueza. Los corazones
humildes habitan en los valles donde corren los arroyos
de la gracia, y beben de sus aguas con abundancia. Los corazones
humildes agradecen esta gracia y glorifican a Dios por ella.
Por eso, quedarle agradecido está en consonancia con la honra
de Dios.

Ven, querido lector, y acepta un lugar humilde.
Hazte pequeño a tus propios ojos para que el Señor pueda
hacer contigo grandes cosas. Tal vez digas: «Temo no ser
bastante humilde». Este lenguaje puede ser el de la humildad.
Algunos se envanecen de su humildad, lo cual es el peor de los
orgullos. Somos menesterosos, inútiles, indignos, merecedores
del infierno, y si no somos humildes, deberíamos serlo. Humillémonos
por haber pecado contra la humildad, y gozaremos
del favor del Señor. La gracia es la que nos hace humildes, y la
que en esta humildad nos brinda ocasión para derramar mayor
abundancia de gracia. Humillémonos para que seamos levantados.
Seamos pobres en espíritu para que el Señor nos enriquezca.
Seamos humildes para que no tengamos que ser humillados,
sino que, por el contrario, por la gracia de Dios seamos
ensalzados.

domingo, 21 de marzo de 2010

Devocional - Marzo 21

Marzo 21
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Entonces andarás por tu camino
confiadamente, y tu pie no tropezará.
Proverbios 3:23

Es decir, que si sigues el camino de la sabiduría
y santidad serás guardado. El que viaja a la luz del día por
el camino real se halla bajo la protección del rey. Cada hombre
tiene su camino, a saber: su propia vocación; y si por él andamos
en el santo temor de Dios, Él nos amparará contra todo
mal. Tal vez no viajaremos lujosamente, pero sí confiados. Tal
vez no correremos como los jóvenes, pero sí como personas de
bien.

Nuestro mayor peligro lo encontramos en
nosotros mismos: nuestros débiles pies fácilmente tropiezan.
Pidamos una fuerza moral más grande para vencer nuestra propensión
a resbalar. Algunos tropiezan porque no ven las piedras
del camino; la gracia divina nos hace ver el pecado y así poder
evitarlo. Pidamos el cumplimiento de esta promesa y confiemos
en Aquél que defiende a sus escogidos.
Por desgracia, el mayor peligro está en nuestra
propia negligencia; por eso, para combatirla, nos ha dicho el
Señor Jesús: «Velad y orad».

¡Oh, si tuviésemos gracia para caminar hoy
sin tropezar ni siquiera una sola vez! No basta estar preservado
de no caer; nuestra súplica ha de ser que no demos el más mínimo
tropiezo y que al fin podamos adorar «a Aquél que es poderoso
para guardarnos sin caída».

sábado, 20 de marzo de 2010

CERTIFICADO DE EXITO DE LA ORACION

CERTIFICADO DE EXITO DE LA ORACION
Por: Charles Spurgeon

"Y yo os digo: Pedid y se os dará; 
buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. 
Porque todo el que pide, recibe; 
y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá." 
Lucas 11: 9-10

Buscar ayuda de un ser sobrenatural en tiempo de angustia es un instinto de la naturaleza humana. No decimos que la naturaleza humana no renovada ofrezca una oración verdaderamente espiritual, o pueda ejercer la fe salvadora en el Dios vivo. Pero, no obstante, como niño que llora en la oscuridad con angustioso anhelo de recibir ayuda de uno u otro lugar, difícilmente puede saber de dónde, el alma un profundo pesar casi invariablemente clama a algún ser sobrenatural en demanda de socorro. No hay personas más dispuestas a orar en tiempo de angustia que aquellas que han ridiculizado la oración en tiempos de prosperidad; y probablemente no hay oraciones más reales y en conformidad con los sentimientos de la hora que las que el ateo ha ofrecido bajo la presión del temor de la muerte.

En uno de sus papales en el Tattler, Addison describe a un hombre que, a bordo de un barco, se jactaba ruidosamente de su ateísmo. A1 sobrevenir un repentino vendaval, cayó de rodillas y confesó al capellán que había sido ateo. Los rudos marineros que nunca antes habían oído esa palabra pensaban que se trataba de algún extraño pez, y se sorprendieron en extremo cuando vieron que era un hombre, y supieron de su propio boca "que nunca, hasta ese día había creído que hubiera un Dios." Uno de los viejos marineros le dijo al contramaestre que sería una buena obra echarlo por la borda, pero consideró que era una sugerencia cruel, porque la pobre criatura ya estaba en un estado tan miserable que su ateísmo se había evaporado, y en medio de un terror mortal clamaba a Dios pidiendo que tuviera misericordia de él.

Han ocurrido incidentes similares no una ni dos veces. En realidad, el escepticismo jactancioso se bate en retirada tan frecuentemente que siempre esperamos vuelva a ocurrir lo mismo. Quítese toda restricción artificial de la mente, y puede decirse de todos los hombres que, al igual que los compañeros de viaje de Jonas, cada uno clama a su Dios estando en tribulación. Como las aves en sus nidos, y los ciervos a sus matorrales, los hombres en su angustia vuelan en busca de socorro a un ser superior en la hora de la necesidad.

Por instinto, el hombre se volvió a su Dios en el Paraíso; y ahora, aunque en un grado lamentable es un monarca destronado, permanecen en su memoria vestigios de lo que era, y memoria en cuanto a donde encontrar su fuerza. Por lo tanto, no importa dónde encontráis a un hombre, si está en angustia, pedirá ayuda sobrenatural. Creo en la veracidad de este instinto, y que el hombre ora porque hay algo en la oración. Como cuando Dios da a sus criaturas el don de la sed, es porque existe el agua para saciarla. Y cuando crea el hambre es porque existe el alimento correspondiente al apetito. Así cuando él inclina a los hombres a orar es porque la oración tiene una bendición correspondiente unida a ella.

Encontramos una poderosa razón para esperar que la oración sea efectiva en el hecho de que es una institución de Dios. En la palabra de Dios repetidas veces se nos da el mandamiento de orar. Las instituciones de Dios no son necedad. ¿Puedo yo creer que el Dios infinitamente sabio me ha ordenado un ejercicio que es ineficaz y que no es más que un juego de niños? ¿Me ordena orar, y sin embargo, la oración no tiene más resultado que si silbo al viento, o le canto, a un matorral? Si no hay respuesta a la oración, la oración es un monstruoso absurdo y Dios es el autor de ella. Y esto es una blasfemia si alguien se atreve a afirmarlo. Ningún hombre que no sea un tonto seguirá orando una vez que se le ha probado que la oración no hace ningún efecto delante de Dios, y que nunca recibe una respuesta. La oración es una tarea de idiotas y locos, y no para personas sanas, si fuera verdad que sus efectos terminan en el mismo hombre que ora.

Esta mañana no entraré a argumentar sobre la materia, más bien, voy a considerar mi texto, el cual para mí, por lo menos, y para vosotros que sois seguidores de Cristo, es el fin de toda controversia. Nuestro Salvador sabía muy bien que surgirían muchas dificultades en relación con la oración, y podrían hacer vacilar a sus discípulos, así que contrarrestó toda oposición mediante una afirmación incontrovertible. Leed las palabras: "Y yo os digo: Yo, vuestro Dios: Yo os digo, pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá."

En el texto nuestro Señor hace frente a todas las dificultades, en primer lugar, dándonos el peso de Su autoridad, "Yo os digo;" en segundo término, obsequiándonos una promesa, "Pedid y se os dará," etcétera; y luego recordándonos un hecho indiscutible, "todo el que pide, recibe." Tenemos aquí tres heridas mortales para las dudas que el cristiano pueda tener en cuanto a la oración.

I. En primer lugar, NUESTRO SALVADOR NOS DA EL PESO DE SU PROPIA AUTORIDAD: "Y yo os digo."

La primera marca de un seguidor de Cristo es que cree a su Señor. De ningún modo podemos seguir al Señor si levantamos dudas acerca de puntos que El ha establecido positivamente. Aunque una doctrina esté rodeado de diez mil dificultades, el ipse dixit del Señor Jesús las suprime todas, en lo que concierne a los cristianos verdaderos. La declaración de nuestro Maestro es todo el argumento que nescesitamos: :''Yo os digo" es nuestra lógica. ¡Razón! te vemos majestuosa en Jesús, porque El nos ha sido hecho por Dios sabiduría. El no puede errar, no puede mentir y si El dice: "Yo os digo," todo debate llega a su fin.

Pero, hermanos, hay algunas razones que nos deben llevar a descansar más confiadamente en la palabra de nuestro Señor Jesús, pero en la explicación que tenemos en consideración hay una fuerza especial. Se ha objetado que no es posible que la oración pueda ser contestada, porque las leyes de la naturaleza son inalterables, y todo debe seguir su curso y así será sea que los hombres oren o no. No nos parece necesario demostrar que las leyes de la naturaleza sufren perturbaciones. Dios puede obrar milagros, y puede obrarlos todavía como lo hiciera antaño, pero no es parte de la fe cristiana que Dios tenga que obrar milagros para responder las oraciones de sus siervos. Cuando un hombre, para cumplir una promesa tiene que desorganizar todos sus asuntos, y por decirlo así, tiene que detener toda su maquinaria, ello demuestra que es sólo un hombre, y que su sabiduría y poder son limitados; pero El es verdadero Dios, y sin dar marcha atrás a su maquinaria, o sin quitar un solo diente a la rueda, cumple los deseos de su pueblo cuando los presenta delante de El. El Señor es tan omnipotente que puede lograr resultados equivalentes a milagros sin necesidad de suspender en él más mínimo grado alguna de sus leyes. En el pasado, por decirlo así, detuvo la maquinaria del universo en respuesta a la oración, pero ahora, con una gloria igualmente divina, El ordena los sucesos de modo que pueda responder las oraciones de los creyentes, y sin suspender no obstante una sola ley natural.

Pero esto está lejos de ser nuestro único y principal consuelo; ello radica en el hecho de que oímos la voz de uno que es competente para hablarnos de la materia, y El dice: "Yo os digo, pedid y recibiréis." Sea que las leyes de la naturaleza sean irreversibles o no, "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis." Ahora bien, ¿quién es el que lo dice? Es el que ha hecho todas las cosas, sin el cual nada de lo que ha sido hecho fue hecho. ¿No puede hablar hasta este punto? ¡Oh, tú Verbo eterno, que en el principio estabas con Dios, pesando las nubes y amarrando los cimientos de la tierra, tú sabes cuáles son las leyes de la naturaleza y su inalterable constitución, y si tú dices "Pedid y se os dará," entonces, ciertamente será así, sean lo que fueren las leyes de la naturaleza. Además, nuestro Señor es adorado por nosotros como el sustentador de todas las cosas, y viendo que todas las leyes de la naturaleza son operativas solamente por su poder, y que son sostenidas en su acción por su poder, el debe ser conocedor del mecanismo de todas las fuerzas del universo, y si dice: "Pedid y se os dará," El no habla por ignorancia, más conoce lo que afirma. Podríamos estar seguros que no hay fuerzas que puedan impedir el cumplimiento de la palabra del Señor. De parte del Creador y Sustentador de todas las cosas, la expresión "yo os digo," pone fin a toda controversia para siempre.

Pero se ha presentado otra objeción que es muy antigua y tiene apariencia de gran fuerza. No es presentada por los escépticos, sino por los que sustentan parte de la verdad, y es este: que la oración no puede producir resultados ciertos, porque los decretos de Dios han establecido todas las cosas y esos decretos son inmutables. Ahora no tenemos deseos de negar la afirmación de que los decretos de Dios han establecido todos los sucesos. Creemos plenamente que Dios en su presencia ha predestinado todo lo que sucede en el cielo 0 abajo en la tierra, y que el conocimiento anticipado de la posición de un junco a la orilla del río es tan fija como la posición del rey en el trono y "el tamo del amo del aventador es dirigido como las estrellas en sus órbitas." La predestinación abarca lo grande y lo pequeño, y alcanaza a todas las cosas. La pregunta es, "entonces, ¿por qué orar?" Con la misma lógica, ¿no se nos podría pedir que respiremos, comamos, nos movamos o hagamos algo? Tenemos una respuesta que nos satisface: nuestras oraciones están en la predestinación, y que Dios ha ordenado las oraciones de su pueblo al igual que todas las demás cosas, y cuando oramos, estamos produciendo eslabones en la cadena de los hechos ordenados. El destino decreta que ore; yo oro; el destino decreta que me sea respondida, y recibo la respuesta.

Pero tenemos una respuesta mejor que todo esto. El Señor Jesús se adelanta, y nos dice esta mañana: "Querido hijo mío, no debes preocuparte del decreto de Dios, nada hay en ellos que sea incongruente con el hecho de que tus oraciones sean contestadas. `Yo os digo, pedid y os será dado.' " Ahora, quién es el que dice esto? ¡Vamos! es el que ha estado con el Padre desde el principio --"Este era en el principio con Dios"-- y él conoce cuales son los propósitos de Dios y cómo es el corazón de Dios, porque ha dicho en otro lugar, "el Padre mismo os ama." Ahora, puesto que El conoce el decreto del Padre, y el corazón del Padre, nos puede decir con la absoluta certeza de un testigo ocular que no hay nada en el consejo eterno que entre en conflicto con esta verdad y que el que pide recibe, y el que busca halla. El ha leído los decretos de principio a fin. ¿No ha tomado el libro y ha desatado los siete sellos, declarando las ordenanzas del cielo? El os dice que nada hay que esté en contra de tu rodilla doblada y tus ojos mojados con lágrimas, y con el hecho de que el padre abra las ventanas de los cielos para hacer llover sobre ti las bendiciones que estás buscando. Más aun, El mismo es Dios: los propósitos de los cielos son sus propósitos, y aquel que ordenó el propósito aquí da la seguridad de que nada hay en él que impida la eficacia de la oración. "Yo os digo." ¡Oh, vosotros que creéis en El, vuestras dudas son esparcidas a los vientos, porque sabéis que El oye la oración.

Pero a veces surge en nuestra mente una tercera dificultad, que está asociada con nuestro propio juicio acerca de nosotros mismos y nuestra evaluación de Dios. Sentimos que Dios es muy grande, y temblamos en la presencia de su majestad; sentimos que somos muy pequeños, y que, además, somos viles; y parece una cosa increíble que una insignificancia culpable tenga poder para mover el brazo que mueve el universo. Me pregunto si no es ese temor culpable el que nos impide frecuentemente que oremos. Pero Jesús contesta dulcemente. Dice: "Yo os digo: pedid y se os dará." Y pregunto nuevamente, ¿quién es el que dice "Yo os digo?" Es aquel que conoce tanto la grandeza de Dios como la debilidad del hombre. El es Dios y desde su excelsa majestad, imagino oírle decir: "Yo os digo: `Pedid, y se os dará.' " Pero El también es hombre como nosotros, y dice: "No tengas miedo de tu insignificancia, porque yo, hueso de tu hueso, y carne de tu carne te aseguro que Dios oye la oración del hombre."

Y, sin embargo, si el terror del pecado nos espanta, y nuestro pesar nos deprime, yo os recordaría que cuando dice, "Yo os digo," Jesús nos da la autoridad, no solo de su persona, sino de su experiencia. Jesús era dado a orar. Nunca nadie ha orado como él lo hizo. El pasaba las noches en oración, y días enteras en ferviente intercesión. El es quien nos dice: "Yo os digo, `Pedid y se os dará.'" Los veo descender fresco de entre los brezos del monte, entre los cuales arrodillado había pasado la noche en oración, y dice: "Discípulos míos, pedid y se os dará, porque yo he orado y me ha sido dado. "Fue oído en aquello que temía, y por lo tanto, nos dice: "Yo os digo, llamad y se os abrirá." E imagino oírle hablar así desde la cruz, con su rostro resplandeciente por el primer rayo de luz después que hubo sufrido nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, y hubo sufrido nuestros dolores hasta el último tormento. El había clamado: "Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?" y ahora, habiendo recibido una repuesta, clama triunfante: "Consumado es," y hecho esto, nos manda: "Pedid y se os dará." Jesús ha probado el poder de la oración.

Además, recordad que si Jesús nuestro Señor, podía hablar positivamente aquí, hay razones mayores aun para creer en El ahora, porque ha traspasado el velo, se ha sentado a la diestra de Dios el padre, y la voz que ahora nos viene no nos llega del hombre pobre que usa una túnica sin costura, sino del sacerdote entronizado que lleva sobre sus lomos un cinto d~ sobre sus lomos, porque es él quien ahora dice, desde la diestra de Dios : "Yo os digo, pedid y se os dará," ¿No crees en su nombre? Sí crees. Entonces, ¿cómo podría caer en tierra una oración que se ofrece sinceramente en ese nombre? Cuando presentas tu petición en el nombre de Jesús, una parte de su autoridad refuerza tus oraciones. Si tu oración es rechazada, Cristo es deshonrado. No puedes creer que ello pueda ocurrir. Puesto que has confiado en él, cree que la oración ofrecida por medio de él debe tener éxito y lo tendrá.

No podemos quedar por más tiempo en este punto, pero confiamos en que el Espíritu Santo impresionará con él los corazones de todos nosotros.

II. Ahora recordaremos que NUESTRO SEÑOR NOS OBSEQUIA UNA PROMESA

Nótese que la promesa se da para diversas variedades de oración: "Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá." El texto claramente afirma que todas las formas de oración verdadera serán escuchadas, con la condición de ser presentadas por intermedio de Jesucristo, y son para bendiciones prometidas. Algunas son oraciones vocalizadas los hombres piden; no debemos jamás dejar de ofrecer la oración expresada por la lengua, porque la promesa es que el que pide será oído. Pero, hay otros que sin descuidar la oración activa, porque por el uso humilde y diligente de los medios ellos buscan las bendiciones que necesitan. Sus corazones hablan a Dios por medio de sus anhelos, sus esfuerzos, sus emociones y sus trabajos. Que no cesan de buscar, porque ciertamente hallarán. Hay otros que, en su ardor combinan las formas más apasionadas, actuando y hablando, porque llaman es una forma intensa de pedir y una forma vehemente de buscar. Así la oración crece desde el pedir --que es su vocalización, su declaración--, hacia el buscar, --que es suplicar--; y llamar --que es importunar. Para cada una de estas etapas de la oración hay una promesa clara. El que pide, tendrá aquello que más pidió. Pero en el que busca yendo más allá, encontrará, disfrutará, estrechará entre sus manos, sabrá que ha obtenido. Y el que llama, irá más lejos aún, porque entenderá, y se le abrirán las cosas preciosas. No solamente tendrá la bendición y la disfrutará, sino que la comprenderá, "entenderá con todos los santos cuáles sean las alturas y las profundidades."

Sin embargo, quiero que notéis lo siguiente, que lo abarca todo: sea cual fuere la forma de oración tendrá éxito. Si solamente pedís recibiréis; si buscáis, hallaréis, si llamáis, os será abierto, pero en cada caso os será hecho conforme a vuestra fe. Las cláusulas de la promesa que tenemos ante nuestros ojos no se nos presentan colectivamente, como decimos en derecho: el que pide y busca y llama, recibirá, el que busca hallará y al que llama le será abierto. No es cuando combinamos las tres cosas que recibimos la bendición, aunque indudablemente si las combinamos recibiremos una respuesta combinada; pero si ejercemos solamente una de estas tres formas de oración, de todos modos tendremos lo que nuestra alma necesita.

Estos tres métodos de oración ejercitan una variedad de nuestra gracia. Los padres comentan en cuanto a este pasaje que la fe pide, la esperanza busca y el amor llama, y vale la pena repetir ese comentario. La fe pide porque cree que Dios dará; habiendo pedido, la esperanza espera, y en consecuencia busca la bendición; el amor lleva más cerca aún, y no recibirá una negativa de Dios, antes bien desea entrar en su casa, cenar con El, y por eso llama a su puerta hasta que le abre. Pero, regresamos a nuestro punto original. No importa cuál es la gracia que se ejerce, una bendición corresponde a cada una. Si la fe pide, recibirá; si la esperanza busca, hallará; y si el amor llama, le será abierto.

Estos tres modos de orar nos convienen en diferentes estados de angustia. Allí estoy, pobre mendigo, a la puerta de la misericordia; pido y recibiré. Pero me extravío, de modo que no puedo hallar a Aquel a quien una vez pedí tan exitosamente; entonces puedo buscarlo con la certeza de que la hallaré. Y si estoy en la última de las etapas, no solamente pobre y confundido, sino también inmundo como para sentirme separado de Dios, como leproso que es echado fuera del campamento, entonces puedo llamar y la puerta se me abrirá.

Cada una de estas diferentes descripciones de las oraciones es sobremanera sencilla. Si alguien dijese: "No puedo pedir," nuestra respuesta sería: "no entiendes la palabra." Con toda seguridad toda persona puede pedir. Un niño pequeño puede pedir. Mucho antes que el bebé sepa hablar, ya puede pedir. No necesita palabras para pedir lo que necesita, y no hay uno solo entre nosotros que esté incapacitado para pedir. No es necesario que las oraciones sean hermosas. Creo que Dios aborrece las oraciones hermosas. Cuando oramos, mientras más sencilla nuestra oración mejor; el lenguaje más sencillo, el más humilde que expresa lo que queremos significar, es el mejor de todos.

La segunda palabra es buscad, y ciertamente no hay dificultades con buscar. Podría haber dificultades para encontrar, pero no las hay en el buscar. Cuando la mujer de la parábola perdió el dinero, ella encendió una luz y lo buscó. No creo que haya estado alguna vez en la universidad, o que fuera calificada como doctora en medicina, o que hubiera estado ante la Junta Escolar como mujer de sentido superior, pero ella podía buscar. Todo el que desea hacerlo, puede buscar, sea hombre, mujer o niño; y para estimularles, no se da la promesa en alguna forma filosófica en particular en cuanto al buscar, sino establece simplemente "el que busca encuentra." Luego tenemos el llamar: bueno, eso es algo que no reviste mayor dificultad. Nosotros lo hacíamos cuando éramos niños, lo que a veces era demasiado para la comodidad de los vecinos. Y en casa, si el aldabón estaba demasiado elevado para nuestra estatura, siempre encontrábamos métodos y medios para llamar. Una piedra nos daba el mismo servicio, o el tacón de la bota. Cualquier cosa servía para golpear la puerta. De ningún modo estaba más allá de nuestra capacidad. Por tanto, Jesús lo pone de esta manera como para decirnos: "No necesitas tener escolaridad, preparación, talento ni ingenio para orar. Pide, busca, llama, eso es todo, y hay una promesa para cada una de estas formas de orar."

¿Creeréis la promesa? Es Cristo quien la da. Jamás ha salido de sus labios una mentira. Oh, no dudéis de El. Si has orado, sigue orando, y si nunca has orado, Dios te ayude para que comiences hoy.

III. Nuestro tercer punto es que JESUS DA TESTIMONIO DEL HECHO DE QUE LA ORACION ES OIDA

Habiendo dado una promesa, luego añade, en efecto: "Podéis estar completamente seguros de que esta promesa será cumplida, no solamente porque yo lo digo, sino porque es y ha sido siempre así." Cuando un hombre dice que mañana por la mañana saldrá el sol, le creemos, porque siempre ha sido así. Nuestro Señor nos dice, como hecho indiscutible, que a través de todas las edades el verdadero pedir ha sido seguido por el recibir. Recordad que quien afirma este hecho lo conoce. Si yo afirmara un hecho, podrías responderme: "Sí, en lo que respecta a lo que tú has observado, es verdad," pero la observación de Cristo no tiene límites. Jamás ha habido una oración verdadera que no la haya conocido él. Las oraciones aceptables al altísimo le llegan por la vía de las heridas de Cristo. De aquí que el Señor Jesús puede hablar por conocimiento personal, y su declaración es que la oración ha tenido éxito: "Todo el que pide recibe, y el que busca encuentra."

En este punto debemos suponer, desde luego, las limitaciones que iniciaría el sentido común ordinario, y que son establecidas por las Escrituras. No es que todo el que pida con frivolidad o maldad a Dios vaya a lograr lo que pidió. Dios no contestará cada petición necia, ociosa y deconsiderada del corazón no regenerado. De ningún modo. El sentido común panTñ el límite. Además las Escrituras pone su límite. "No tenéis porque no pedís, o pedís mal." Hay un pedir mal que nunca obtendrá lo que pide. Pero teniendo en cuenta estas cosas, la declaración de nuestro Señor no tiene otra limitación: "Todo el que pide recibe."

Cabe recordar que frecuentemente, aun cuando los impíos y los malvados han pedido a Dios, han recibido. Con mucha frecuencia en el día de angustia han clamado a Dios, y él les ha respondido. "¿Cómo te atreves a decir eso?,» dice alguno. No lo digo yo, lo dice la Escritura: La oración de Acab fue contestada y el Señor dijo: "¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa." Así también, el Señor oyó la oración de Jocaz, el hijo de Jehú, que hizo lo malo delante de Jehová (2 Reyes 13:1-4). Los israelitas también, cuando por sus pecados fueron entregados a sus enemigos, clamaron a Dios pidiendo liberación, y recibieron su respuesta, sin embargo, el Señor mismo testifica respecto de ellos que sólo lisonjean con sus bocas.

¿Esto te hace vacilar? ¿No escucha él a los jóvenes cuervos cuando claman?" Piensas que no oíra al hombre que está hecho a Su imagen? ¿Lo dudas? Recuerda a Nínive.Las oraciones ofrecidas en Nínive, ¿eran oraciones espirituales? ¿Has oído hablar alguna vez de una iglesia de Dios en Nínive? Yo no, y creo que los ninivitas no fueron visitados por la gracia de la conversión; más bien fueron convencidos por la predicación de Jonás de que estaban en peligro delante del gran Jehová, y proclamaron ayuno y se humillaron, y Dios oyó su oración, y por un tiempo Nínive fue preservada. Muchas veces, en el tiempo de la enfermedad yen el tiempo de dolor, Dios ha atendido a las oraciones de los ingratos y los malos. ¿Piensas que nada da sino a los buenos? ¿Te has quedado al pie del Sinaí y has aprendido a juzgar según la ley de los méritos? ¿Qué eras cuando comenzaste a orar? ¿Eras bueno y justo? ¿No te ha mandado Dios que hagas bien a los malos? ¿Crees que El te mandaría hacer algo que él mismo no haría? ¿No ha dicho que envía la lluvia sobre justos e injustos, y es así? ¿No está dando cotidianas bendiciones a quienes le maldicen? y hace bien a aquellos que despectivamente le utilizan? Esta es una de las glorias de la gracia de Dios. Y cuando ya no queda nada de bueno en el hombre, si de su corazón se eleva un clamor, el Señor se digna con mucha frecuencia a enviarle alivio en su tribulación. Ahora bien, si Dios ha oído las oraciones aun de Hombres que no le han buscado de la manera más elevada, y les ha dado liberación temporal en respuesta a sus clamores, ¿no te oirá con mayor razón cuando te humillas en su presencia, y desea ser reconciliado con El? Por cierto que éste es un argumento.

Pero para entrar de lleno en el punto respecto de las oraciones verdaderas y espirituales, todo el que pide, recibe sin ninguna limitación. No ha habido un solo caso de un hombre que estuviera realmente buscando bendiciones espirituales de Dios, que no las haya recibido. El publicano estaba de pie alejado, y tan quebrantado de corazón que no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Sin embargo, Dios lo miró desde arriba. Manasés yacía en la oscura mazmorra. Había sido un cruel perseguidor de los santos; nada había en él que pudiera servirle de recomendación ante los ojos de Dios. Pero Dios lo oyó desde sus prisiones y concedió libertad a su alma. Por su propio pecado Jonás llegó al vientre del gran pez. En el mejor de los casos era un siervo de Dios petulante. Sin embargo, desde el seno del infierno clamó y Dios le oyó. Todo el que pide recibe, y el que busca halla y al que llama se abrirá." Todo el que. Si necesitara evidencias podría encontrarlas en este tabernáculo. Lo podría preguntar a cualquiera que haya encontrado a Cristo, para dar testimonio de que Dios oyó sus oraciones. Yo no creo que entre los condenados al infierno haya alguien que se atreva a decir, "Yo busqué al Señor y él me rechazó."

No se hallará en el día final de la rendición de cuentas una sola alma que pueda decir: "Llamé a la puerta de la misericordia, pero Dios se negó a abrirla." No habrá una sola alma que se puede poner de pie ante el gran trono blanco y pueda reclamar: "Oh Cristo, yo habría sido salvado por ti, pero tú no me quisiste salvar. Me puse en tus manos, pero me rechazaste. Arrepentido pedí que tuvieras misericordia de mí, pero no la obtuve." Todo el que pide recibe. Ha sido así hasta el día de hoy, y será así hasta que Cristo venga. Si tienes dudas, haz la prueba, y si ya has probado, prueba nuevamente. ¿Estás vestido de harapos? No importa, todo aquel que pide recibe. ¿Está inmundo por el pecado? No tiene importancia, Todo el que busca, encuentra. ¿Te sientes como si estuvieras del todo destituido de Dios? Tampoco importa," llamad y se os abrirá, porque todo e1 que pide recibe." "¿No hay alternativa allí?" Sin duda la hay, pero ello no altera esta verdad que no tiene limite alguno; "todo el que." ¡Qué rico es este texto!" "Todo el que puede, recibe.

Cuando nuestro Señor dijo estas palabras, él podría haber recurrido a su propia vida como evidencia. En todo caso, nosotros podemos referirnos a ella ahora y demostrar que nadie pidió de Cristo sin recibir. La mujer sirofenicia al principio fue rechazada cuando el Señor la llamó perrillo, pero cuando ella tuvo el valor de decir: "Sin embargo, los perrillos comen las migajas que caen de la mesa," ella descubrió que todo aquel que pide recibe. Aquella mujer que desde atrás vino al Señor, apretado por la multitud, y tocó el borde de su túnca, no estaba pidiendo, estaba buscando, y encontró.

En respuesta a todo esto me parece oír la queja lamentable de alguien que dice: "He estado clamando a Dios por mucho tiempo pidiéndole salvación; le he pedido, le ha buscado y he llamado, pero no me ha venido todavía." Bien, querido amigo, si se me pregunta, quien tiene la verdad, Dios o tú, yo sé qué partido tomar, y te aconsejaría que creas en el Señor antes de creer en ti mismo. Dios oirá la oración, pero, ¿sabes que hay algo antes de la oración? ¿Qué es? El evangelio no es todo el que ora será salvo. No, ese no es el evangelio. Creo que será salvo, pero ese no es el evangelio que se me ha ordenado predicaron. "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura; el que"-- ¿quién? ¿qué cosa?-- "el que creyere y fuere bautizado será salvo." Ahora, tú le has estado pidiendo a Dios que te salve, ¿esperas que él te salve sin que creas y seas bautizado? Seguramente no has tenido la insolencia de pedir a Dios que anule su propia palabra. ¿No podría decirte: "Haz lo que te he ordenado, cree en mi Hijo: el que cree en el, dice alguien-- "confío en él plenamente." ¡Alma, no pidas más salvación! ¡Y la tienes¡ ¡Eres salvo! Si confías en Jesús de todo corazón, tus pecados te son perdonados y eres salvo. Y la próxima vez que te acerques al Señor, vé a él con alabanza unida a tu oración, y canta bendiciendo su nombre.

"Pero, ¿cómo puedo saber que soy salvo? dice alguien. Dios dice: "El que creyere y fuere bautizado será salvo." ¿Has creído? ¿Has sido bautizado? ¿Sí? Entonces eres salvo. ¿Cómo lo sé? Lo sé en base a la mejor de las evidencias de todo el mundo. Dios dice que lo eres. ¿Necesitas otra evidencia aparte de esta? "Quiero sentirlo." ¡Sentirlo! ¿Son los sentimientos tuyos mejores que el testimonio de Dios? ¿Tratarás a Dios de mentiroso pidiéndole más señales y evidencias aparte de su segurísima palabra de testimonio? No tengo otra evidencia aparte de su segurísima palaba de testimonio. No tengo otra evidencia en este día en que me atreva a confiar respecto de mi salvación sino esta: que descanso en Cristo solamente con todo mi corazón, alma y fortaleza. "Otro refugio no tengo," y si tienes esa evidencia, es toda la evidencia que necesitas buscar este día. Después vendrán a ti otros testimonios de la gracia en tu corazón, y en ti formarán racimos y adornarán la doctrina que profesas, pero ahora, tu primera preocupación debe ser creer en Jesús.

"He pedido fe," dice uno. Bueno, ¿qué quieres decir con ello? Creer en Jesucristo es en don de Dios, pero además debe ser un acto tuyo. ¿Piensas que Dios creerá por ti, o que el Espíritu Santo cree en lugar de nosotros? ¿Qué tiene que creer el Espíritu Santo? Tú debes creer por ti mismo o te pierdes .El no puede mentir. ¿No creerás en El? El tuerce que se le crea, confía en él y serás salvo, y tu oración será contestada.

Me parece oír a otra que dice: Cono en que ya he sido salvado; pero estoy esperando la salvación de otros en respuesta a mis oraciones"; Querido amigo, lo tendrás. "El que pide recibe; y el que busca encuentra, y el que llama, se abrirá." "Pero yo he buscado la conversión de tal persona durante años con mucha oración." La tendrás, o sabrás algún día por qué no ha podido ser, y quedarás contento con ello.

Sigue orando con esperanza. Hay muchos que han tenido la respuesta a sus oraciones por otros después de muertos. Creo que les ha hecho recordar otra ocasión del padre que durante muchos años oró por sus hijos e hijas, y sin embargo, no solo no se convirtieron sino que se hicieron sobremanera mundanos. Llegó el tiempo de morir. Reunió sus hijos alrededor de su lecho, esperando dar un testimonio tal de Cristo en el último momento que pudiera ser bendecido por la conversión de ellos. Pero infelizmente para él, tuvo gran angustia en su alma, porque tenía dudas de su propio interés en Cristo. El era uno de los hijos de Dios que llegan al lecho de muerte en tinieblas. Pero el peor de todos sus temores era que sus queridos hijos se dieran cuenta de su angustia y quedaran con prejuicios en contra de la religión. El buen hombre fue sepultado y sus hijos estuvieron en el funeral, y Dios contestó la oración del hombre ese mismo día, porque cuando se retiraban del sepulcro, se decían unos a otros: "Hermano, nuestro padre tuvo una muerte muy infeliz." "Sí, hermano; yo estaba muy asombrado por ello, porque nunca vi un mejor hombre que nuestro padre. "Ah," dijo el primer hermano, "si un hombre santo como nuestro padre encontró que era difícil morir, para nosotros será una cosa terrible cuando llegue el momento, porque no tenemos fe." El mismo pensamiento los había golpeado a todos, y los condujo hasta la cruz, de modo que la oración del buen hombre fue oída de un modo misterioso. El cielo y la tierra pasarán, pero mientras Dios viva, la oración debe ser oída. Mientras Dios sea fiel a su palabra, las súplicas no son vanas. El Señor os dé gracia para ejercitaros en ellas continuamente. Amén.

Fuente: http://forocristiano.ning.com/profiles/blog/show?id=4803089:BlogPost:427&xgs=1&xg_source=msg_share_post

viernes, 19 de marzo de 2010

"Gran Líder comunitario" - Pastor Dario Silva-Silva,

Proclama Cámara de Representantes de los Estados Unidos

Como: "Gran Líder comunitario", fue reconocido nuestro Pastor Dario Silva-Silva, por la Honorable Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América.

La moción fue presentada por la Representante de la Florida Sra. Ileana Ros-Lehtinen a la Cámara de Representantes en el mes de diciembre de 2009.



En el año 2001 el Pastor Dario, fue Honrado en la Florida, con la distinción para todos los 15 de Diciembre como: "El día del Reverendo Dario Silva-Silva". Fuente: Notiprensa


TRADUCCIÓN DEL RECORD CONGRESIONAL

Honorable Señora Presidente de la Cámara (Sra. Nancy Pelosi), Quisiera felicitar al Dr. Darío Silva- Silva por ser un líder tan prominente y de tanta inspiración para nuestra comunidad del sur de la Florida y por el servicio labor humanitaria dentro de su comunidad. Su trabajo ejemplar y su dedicación al periodismo, a su iglesia a nuestra comunidad es un ejemplo para todos nosotros.


El pastor Darío, oriundo de Colombia, ha sido un destacado comunicador social y periodista por más de 30 años. Su servicio ha sido reconocido en diferentes medios impresos, estaciones de radio y canales de televisión.

Silva-Silva es pastor fundador y presidente de la Iglesia Cristiana Integral Casa Sobre la Roca, con más de veinte congregaciones en Colombia y una en Miami y Orlando.

Es el director del programa semanal de televisión Hechos y Crónicas el cual es visto en numerosos países de Latinoamérica. Adicionalmente, es profesor del Koubek Memorial Center, la escuela de Estudios Continuos de la Universidad de Miami y es miembro de la junta consultiva de Logos Christian College de Jacksonville, Florida.

En el año 2001 la ciudad de Miami proclamó el fdía 15 de Diciembre como "Día del Reverendo Darío Silva-Silva" en reconocimiento a su trabajo inspirador y a su dedicación.

Una vez más, Desearía expresar mi admiración por Darío; Por su dedicación al periodismo, su fe y su comunidad. Le deseo lo mejor sabiendo que el servicio a los suyos continuara durante muchos años venideros.

Fuente: http://casaroca.org/start/index.php?option=com_content&view=article&id=277&Itemid=218

Todo el equipo de LAQUEPAGINA felicita al Pastor Dario Silva-Silva, a todo el equipo de pastores y lideres de Casa Sobre la Roca y da la Gloria y Honra a Dios por este logro para el pueblo de Dios.

¿Cómo Suplicar?

¿Cómo Suplicar?
 Por: Charles Spurgeon

"Yo estoy afligido y menesterioso; 
apresúrate a mí, oh Dios. 
Ayuda mía y mi libertador eres tu; 
oh Jehová, no te detengas." 
Salmo 70:6

Antaño los pintores estaban descoses de estudiar bajo grandes maestros. Estaban convencidos de que podían alcanazar más fácilmente los niveles de excelencia si entraban en la escuela de hombres eminentes. Los hombres han pagado grandes primas para que sus hijos puedan entrar como aprendices con personas que son las mejor preparadas en sus oficios o profesiones. Ahora bien, si alguno de nosotros quiere aprender el sagrado arte y misterio de la oración, es bueno que estudie las producciones de los grandes maestros de esta ciencia. No puedo señalar a alguien que entienda mejor el arte de la oración que el salmista David. Tan bien conoce la forma de alabar, que sus salmos se han convertido en el lenguaje de los hombres buenos de todas las eras. Tan bien ha entendido el cómo de la oración, que si nosotros logramos captar su espíritu, y seguir su modo de orar, habremos aprendido a suplicar a Dios de la manera que mejor prevalece. Pon delante de ti, en primer lugar al Hijo y Señor de David, el más poderoso de todos los intercesores, y junto a él encontrarás a David como uno de los más admirables modelos para ser imitado.

Entonces consideraremos nuestro texto como una de las producciones de un gran maestro en asuntos espirituales, y lo estudiaremos orando todo el tiempo que Dios nos ayude a orar de la misma manera.

En nuestro texto tenemos el alma de uno que suplica con éxito bajo cuatro aspectos: en primer lugar, vemos el alma que confiesa: "Yo estoy afligido y menesteroso." Luego, tenemos el alma que suplica, porque usa su pobre condición como argumento para pedir, y añade: "apresuradamente a mí, oh Dios." En tercer lugar podéis ver un alma urgido, porque exclama: "Apresúrate," y varía la expresión pero conserva la misma idea: "No te detengas.» Y tenéis en cuarto y último lugar, un alma que se aferra de Dios porque el salmista lo expresa de este modo: Ayuda míáiibertador mío eres tú;" así se toma de Dios con las dos manos, como para no dejarlo ir hasta haber obtenido la bendición.

I. Entonces, para empezar, vemos en este modelo de suplicación UN ALMA QUE CONFIESA

El luchador se desviste antes de entrar en la contienda, y la confesión hace lo mismo por el hombre que está por alargar su causa delante de Dios. El que corre en las pistas de la oración no puede esperar el trifuno a menos que, por medio de la confesión el arrepentimiento y la fe, se despoje de todo peso del pecado. Ahora bien, hay que recordar siempre que la confesión es absolutamente necesaria para el pecador cuando busca por vez primera al Salvador. Oh, tú que buscas, no es posible que logres la paz para tu atribulado corazón, mientras no hayas reconocido tu transgresión y tu iniquidad delante del Señor. Puedes hacer todo lo que desees, sí y aun intentar creer en Jesús, pero vas a descubrir que la fe de los elegidos de Dios no está en ti, a menos que estés dispuesto a hacer una confesión completa de tus transgresiones, y desnudar tu corazón delante de Dios. Generalmente nosotros no hacemos donaciones de caridad a personas que no la necesitan. El médico no manda su medicina a quienes no están enfermos. El ciego junto al camino a mendigar. Si hubiera tenido dudas en cuanto a su ceguera, el Señor hubiera pasado de largo frente a él. El abre los ojos a los que se confiesan ciegos, pero a los demás dice: "Porque decís `Vemos,' vuestro pecado permanece." A los que son llevados ante él, les pregunta: "¿Qué quieres que te haga" para que su necesidad sea públicamente reconocida. Tiene que ser así para todos nosotros: debemos ofrecer la confesión, o no podemos obtener la bendición.

Permitidme que hable especialmente a vosotros que deseáis encontrar la paz con Dios, y la salvación por medio de la preciosa sangre. Haréis bien hacer una confesión muy friffica, muy sincera y muy explícita delante de Dios. Es seguro que no tenéis nada que esconder, porque nada hay que podáis esconder. El ya conoce vuestra culpa, pero él quiere que vosotros la conozcáis, y por eso manda que la confeséis. Entra en el detalle de tus pecados reconociéndolos secretamente delante de Dios. Desnúdate de toda excusa, no te disculpes. Dí: "Contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en ti palabra y tenido por puro en tu juicio." Reconoce la maldad del pecado, pídele a Dios que te haga sentirla. No lo trates como si fuera una pequeñez, porque no lo es. Para redimir al pecador de los efectos del pecado, Cristo mismo tuvo que morir, y a menos que seas librado eternamente de una falta venial, que no hubiera sido tomada en cuenta si no fuera Dios tan severo. Pero trabaja hasta ver el pecado como Dios lo ve, como una ofensa contra todo lo que es bueno, una rebelión contra todo lo amable. Míralo como traición, como ingratitud, como una cosa baja y egoísta.

Nunca esperes que el Rey del cielo perdone a un traidor, sí éste no confiesa y abandona su traición. Hasta el padre más tierno espera que el niño se humille cuando ha causado una ofensa, y no dejará de mostrarle el ceño fruncido mientras con lágrimas no diga: "Padre, he pecado." ¿Te atreves a esperar que Dios se humille delante de ti, y no sería así si El no te constriñera a humillarte a El? ¿Quieres que él haga la vista gorda tus faltas y cierre los ojos ante tus transgresiones? El tendrá misericordia, pero es santo. Está dispuesto a perdonar, pero no tolera el pecado, y por lo tanto, no te puede perdonar si tú sigues acariciando tus pecados, o si te atreves a decir: "No he pecado." Así que, date prisa, Oh tú que buscas, date prisa, te ruego, y preséntate ante el trono de la gracia con esto en tus labios: "Soy pobre y menesteroso,soy pecador, estoy perdido; apiádate de mí." Con tal reconocimiento comienzas bien tu oración, y por Jesucristo prosperarás en ello.

Amados oyentes, el mismo principio se aplica a la iglesia de Dios. Estamos orando por una demostración del poder del Espíritu Santo en esta iglesia,11.on el fin de orar exitosamente en esto, es necesario que unánimemente hagamos la confesión que se halla en nuestro texto: "Yo estoy afligido y menesteroso." Tenemos que reconocer que en esto carecemos de poder. La salvación es de Jehová y no podemos salvar una sola alma. El Espíritu de Dios está escondido en Cristo, por lo que debemos buscarlo ante el que es gran Cabeza de la Iglesia. No podemos mandar al Espíritu, sin embargo, nada podemos hacer sin él.

El sopla de donde quiere. Debemos sentir esto profundamente y reconocerlo honestamente. Antes de bendecir a su Iglesia Dios quiere que sepa que la bendición viene completamente de El. "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová."

La carrera de Gedeón fue muy notable, y comenzó con dos señales muy instructivas. Pienso que nuestro Padre celestial quiere que todos nosotros aprendamos la misma lección que le enseñó a Gedeón, y cuando hayamos dominado la lección, él nos usará para sus propósitos. Ustedes recordarán que Gedeón puso un vellón de lana sobre la era, y en la mañana, alrededor del vellón todo estaba seco y solamente el vellón estaba mojado. Dios había saturado de agua solamente el vellón, de modo que Gedeón pudo exprimirlo, y su humedad no se debió a que fuera puesto en un lugar favorable, porque alrededor todo estaba seco. Puede haber querido que aprendamos que, si el rocío de su gracia llena a alguno de nosotros con su vaho celestial, no es porque estamos en la era de un ministerio que Dios normalmente bendice, o porque estamos en una iglesia que Dios normalmente visita con su gracia; pero se nos tiene que hacer ver que las visitaciones de su Espíritu son fruto de la soberana gracia de Dios, y dones de de su amor infinito, y no de la voluntad del hombre, ni por hombre. Pero luego el milagro fue invertido, porque, como dice Tomás Fuller: "Los aria de Dios pueden invertirse y se verán tan gloriosos de una manera como de la otra."

A la noche siguiente el vellón estaba seco y alrededor el suelo estaba todo mojado. Porque los escépticos podrías haber dicho: "Sí, pero un vellón muy naturalmente atrae la humedad, y si hubiera alguna humedad en el aire, lo más probable es que fuera absorbida por la lana." Pero, he aquí, en esta ocasión el rocío no está donde ha dado una preparación de corazón para recibirla, nos quiere hacer entender que su gracia y su Espíritu son completemente libres en la acción y soberanos en operación; y no .está obligado a trabajar según ninguna norma que nosotros hayamos inventado. Si el vellón estaba mojado, él lo bañó con el roció, no porque fuera un vellón, sino porque El quiso hacerlo así. El tendrá talo la gloria de toda su gracia de principio a fin. Entonces, venid, hermanos míos, y hacemos discípulos de esta verdad. Considerad que toda buena dádiva y todo don perfecto debe venir del gran padre de las luces. Nosotros somos obra suya, él debe hacer todas nuestras obras en nosotros. La gracia no se merece por nuestra posición o condición: el viento de donde quiere sopla, el Señor obra y no hay hombre que pueda impedirlo; pero si El no obra, resulta vano el más poderoso y celoso de los trabajos.

Es muy significativo que antes que diera de comer a los miles de personas, Jesús hizo que los discípulos hicieran inventario de sus provisiones. Era bueno que ellos vieran cuán baja estaba la intendencia, para que cuando la multitud tuviera su comida no pudieron decir que el cesto lo había hecho, ni que el niño había provisto. Dios hará que veamos cuán escasos son nuestros panes de cebada, cuán pequeños nuestros pececillos, que eso nos lleve a preguntar: "¿Qué es esto entre tantos?" Cuando el salvador mandó a sus discípulos a que echaron la red a la mano derecha, y arrastraron una gran cantidad de peces, él no hizo el milagro hasta que ellos hubieron confesado que habían trabajado toda la noche y no habían sacado nada. Así fueron enseñados que el éxito de su pesca dependía del Señor, no de sus redes, ni del mote de arrastrarlas, ni de su habilidad en el arte de la navegación, sino completamente, totalmente su éxito había venido de su Señor. Debemos entender esto, y mientras más pronto lo hagamos, mejor.

Observamos lo que hacían los antiguos judíos de guardar la Pascua. Había que tener panes sin levadura, y había que comer el cordero pascual. Pero no podían servirse los panes sin levadura ni comer el cordero pascual mientras no hubieran limpiado la vieja levadura. Si tenéis alguna fuerza añeja, o confianza en vosotros mismos, si hay algo que es de vosotros mismos, está, en consecuencia, leudado y debe ser quitado. La alacena debe estar vacía antes que pueda llegar la provisión celestial, con la cual se puede guardar la pascua. Doy gracias a Dios cuando nos limpia. Bendigo su nombre cuando nos lleva a sentir la pobreza de nuestra alma como iglesia, porque es seguro que entonces vendrá la bendición.

Una ilustración más mostrará esto, quizás, más claramente aun. Veamos a Elías con los sacerdotes de Baal en el Carmelo. La prueba era para decidir la elección de Israel --el Dios que respondiera por fuego, que el, sea Dios. Los sacerdotes de Baal invocaron en vano que viniera fuego del cielo. Elías está confiado en que el fuego del cielo. Elías está confiado en que el fuego descenderá sobre su sacrificio, pero también está seriamente resuelto a lograr que los falsos profetas y ese pueblo vacilante no imaginen que él mismo había producido el fuego. Decide dejar en claro que no hay artificios, astucia a maniobra humana en la materia. Debía notarse bien que la llama era del Señor y solamente del Señor. Recordad la rigurosa orden del profeta: "Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobra la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja." No podía haber fuegos latentes allí. Si hubiera habido combustibles o productos químicos calculados para producir fuego a la manera delos fraudes de la época, todo ello habría sido mojado por el agua o se habría descompuesto. Cuando nadie podía imaginar que el hombre pudiera quemar el sacrificio, entonces el profeta alzó..sus ojos al cielo, y comenzó a orar, y descendió el fuego del Señor, que consumió el holocausto, la leña, las piedras del altar, el polvo y aun lamió el agua que había en la zanja. Entonces, cuando todo el pueblo lo vio, cayó sobre sus rostros, y dijeron: "¡Jehová es el Dios! ¡Jehová es el Dios!"

En esta iglesia, si quiere bendecirnos grandemente, el Señor puede enviarnos la prueba de derramar agua una, dos y tres veces. Puede desalentarnos, afligirnos, probarnos y hacernos decaer, hasta que todos veamos que no es el predicador, ni la organización, no es del hombre sino completamente de Dios, el Alfa y al Omega, el que obra todas las cosas de acuerdo con el consejo de su voluntad.

Así os he demostrado que para tener una buena sesión de oración lo mejor es comenzar con la confesión de que estamos afligidos y menesterosos.

II. En segundo lugar, cuando el alma se ha despojado del peso de los méritos y de la autosuficiencia, procede a orar y nos encontramos ante UN ALMA QUE SUPLICA.

"Yo estoy afligido y menesteroso; apresúrate a mí, oh Dios, Ayuda mía y mi libertador eres tú; oh Jehová no te detengas." El lector cuidadoso notará cuatro súplicas en este solo versículo.

Sobre este tema quiero destacar que es hábito de la fe, cuando está orando, usar súplicas. Los que son simples pronunciadores de oraciones, que de ningún modo oran, olvidan ofrecer a Dios. Pero aquellos que quieren prevalecer, ofrecen sus razones y sus poderosos argumentos y debaten la cuestión con Dios. Los que juegan a la lucha se toman como pueden, al azar, pero los que son realmente luchadores tienen una cierta manera de tomar al oponente --un modo de lanzarlo y cosas por el estilo; trabajan según un cierto orden y reglamento. El arte de la lucha de fe es suplicar a Dios, y decir con osadía: "Que sea así y así, por tales y tales razones." Oseas nos dice de Jacob que "Allí habló con nosotros,» de lo que entiendo que Jacob nos instruye por su ejemplo. Ahora bien, las dos súplicas que Jacob usó eran precepto y promesa de Dios. Primero él dijo: "l«é'abiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela," que es como si hubiera dicho: "Señor, estoy en dificultades, pero he venido aquí en obediencia a ti. Tú me dijiste que hiciera esto; ahora puesto que Tú me mandaste que viniera hasta aquí, ante los dientes mismos de mi hermano Esaú, que viene como un león a mi encuentro, Señor no puedes ser infiel como para ponerme en peligro y luego dejarme." Este era un razonamiento sano, y prevaleció en la presencia de Dios. Luego Jacob recordó una promesa: "Dijiste: `Yo te haré bien.' "

Entre los hombres es un modo maestro de razonar el poder desafiar al adversario con sus propias palabras: puedes citar otras autoridades, y él podría decir: "Niego su fuerza." Pero, cuando citas a un hombre contra sí mismo, lo aniquilas. Cuando haces que un hombre recuerde su promesa, éste debe confesarse infiel y voluble, o, si mantiene que no cambia, y que es fiel a su palabra, lo tienes en tu mano, has logrado tu voluntad. Hermanos, aprendemos así a suplicar con los preceptos y promesas, y con cualquier otra cosa que pueda servirnos; pero tengamos siempre algo en que basar nuestra súplica. No hagas cuenta de haber orado si no has argumentado porque el argumentar es la médula misma de la oración. El que suplica con argumentos conoce el secreto de tomó prevalecer con Dios, especialmente si aplela a la sangre de Cristo, porque eso abre la cerradura de los tesoros celestiales. Muchas llaves sirven para muchos candados, pero la llave maestra es la sangre y el nombre de aquel que murió y resucitó, y todavía vive en los cielos para salvarnos hasta lo sumo. Los argumentos de la fe son abundantes, y esto es bueno, porque la fe se ve ante diversas posiciones, y las necesita todas.

La fe invocará osadamente todas las relaciones da gracia de Dios. Le podrá decir: "¿No eres tú el Creedor? ¿Desampararás la obra de tus manos? ¿No eres el redentor? 7ü que has salvado a tu siervo, me desecharás?" Normalmente la fe se deleita en echar mano de la paternidad de Dios. Este es uno de sus puntos maestros: cuando saca esto relucir, gana su punto. "Tú eres padre y ¿nos castigarás aunque nos mates? ¿Un padre y no proveerás? ¿Un padre y no te compadeces ni tienes misericordia? ¿Un padre y niegas lo que tu hijo te pide?" Cuando quiera que estoy impresionado con la majestad divina, y por eso carezco de espíritu para la oración, encuentro un remedio rápido y dulce al recordar que, aunque El es el Gran Rey, y que es infinitamente glorioso, yo soy su hijo, y no importa quien sea el padre. Sí, la fe puede apelar a todas y cada una de todas las relaciones que Dios tiene con sus escogidos.

Además, la fe puede acosar el cielo con las Promesas Divinas. Supongamos que vas a uno de los bancos de la ciudad y ve a un hombre que entra y sale y cada vez pone un pedazo de papel en las mesas sólo para retirarla nuevamente y nada más. Hace esto varias veces en el día. Pienso que pronto darían órdenes al portero de no dejar entrar tal hombre, porque sólo estaría haciendo perder el tiempo al cajero, y haciendo cosas sin ningún propósito. Los hombres que van al banco con fines serios presentan sus cheques, esperan que les entreguen el dinero y luego se van, pero no sin antes haber concluido su negocio. No ponen en la mesa el papel y se ponen a hablar sobre las excelencias de la firma o sobre lo correctamente extendido del documento, sino que esperan que les den su dinero y no están contentos mientras no lo reciben. Estas son las personas que son bienvenidas en el banco y no las personas frívolas. ¡Ay! Mucha gente juega a la oración y no son mejores que aquellos que acabo de describir. Digo que están jugando a la oración porque no esperan que Dios les de una repuesta, y así son personas puramente frívolas, que se burlan del Señor. El que ora con la seriedad de los que hacen negocios, con verdadero sentido en lo que hace, honra al Señor. El Señor no está jugando cuando hace promesas. No fue un juego el que confirmara la palabra por medio de su sangre, y no demos convertir la oración en una broma, orando con un espíritu que nada espera.

El Espíritu Santo es serio, y nosotros también debemos ser serios. Debemos ir en busca de una bendición, y no quedarnos satisfechos hasta que la hayamos conseguido Como el cazador, no se queda satisfecho por haber corrido, tantas millas, y no está contento hasta que ha cogido una presa.

Además, la fe apela a las proezas de Dios. Mira al pasado y dice: "Señor, tú me salvaste en tales y tales ocasiones, ¿me fallarás ahora? "Además, toma la vida como un todo y suplica así:

Habiendo tantas misericordias recibido,

¿me dejarás finalmente hundido?

"¿Me has traído hasta este punto para que al final sea puesto en vergüenza?" La fe conoce las antiguas misericordias de Dios, y las convierte en argumentos para obtener favores presentes. Pero todo tu tiempo se habrá ido si tratas do mostrar siquiera la milésima parte de los argumentos de la, fe.

Sin embargo, a veces los argumentos de la fe son muy singulares. Como ocurre un nuestro texto, de ningún modo se conforma a las reglas de la orgullosa naturaleza humana al suplicar: "Estoy afligido y menesteroso, apresúrate a mí, oh: Dios." Es como otra oración de David: "Ten misericordia dé mi iniquidad que es grande." Esta no es la manera en que los hombres suplican, porque dicen: "Señor, ten misericordioso de mí, porque no soy tan pecador como otros: ° Pero la fe hace su lectura bajo una luz más realista, y basa sus argumentos en la verdad. "Señor, puesto que mi pecado es grande, y tú eres el gran Dios, que tu misericordia sea magnificada en mí".

Vosotros conocéis la historia de la mujer sirofenicia. Es un gran ejemplo de la ingenuidad del razonamiento de la fe. Vino a Cristo a suplicar por su hija, y él no le contestó palabra alguna. ¿Qué creéis dijo su corazón? "Bien," se dijo, "Está bien, porque no me ha rechazado. Puesto que no ha hablado no me ha rechazado." Animándose con esto, comenzó a suplicar de vuelta Ésta vez Jesús le habló en forma un tanto áspera, y entonces su valiente corazón dijo: "Por fin he logrado que hable. Lograré una obra maravillosa pronto. Eso también la alegró; y entonces, cuando El la llamó "perro," ella razonó: "pero un perrillo es parte de la familia, tiene alguna conexión con el amor dé la casa. Aunque no come en la mesa, recibe las migajas debajo -de la mesa, y ahora te tengo a ti, gran Amo, aunque soy perrillo. La gran misericordia que te estoy pidiendo, aunque es muy grande para mí, para ti es solo una migaja. Concédemela, te lo ruego." ¿Podía fracasar en la consecución de lo que estaba pidiendo? Imposible. Cuando la fe tiene un deseo, siempre encuentra un camino, y obtendrá la victoria cuando todas las cosas presagian una derrota.

Los argumentos de la fe son muy peculiares, pero permítaseme agregar que son siempre sanos porque, después de todo, es un argumento contundente afirmar que estamos afligidos y necesitados. ¿No es ese el principal argumento delante de la benevolencia, sea humana o divina? ¿No es nuestra necesidad la mejor razón que podemos ofrecer? Si queremos que un médico acuda prontamente a ver un enfermo, le diremos: "Doctor, no es un caso común, está a punto de morir, venga, dése prisa" Si queremos que los bomberos se apuren en llegar a un incendio no les diríamos: "Apúrense, es un pequeño incendio." Por el contrario, les decimos que es una casa antigua, llena de material combustible y hay rumores de que hay petróleo y pólvora dentro de la propiedad. Además, está cerca de un depositó de maderas, y hay muchas cabañas de madera alrededor, y en poco tiempo tendremos media ciudad en llamas." Presentamos la situación lo más malo que sea posible. Oh, que recibamos sabiduría para ser igualmente sensatos al suplicar a Dios, para encontrar argumentos en todo, pero especialmente para hallarlos en nuestras necesidades.

Hace dos siglos el oficio de la mendicidad, se decía, era el más fácil, pero el peor pagado. No estoy muy seguro de la segundo en nuestros tiempos, pero £~ ente el oficio de rogar delante de Dios es difícil e indudablemente es lo mejor pagado del mundo. Es notorio que los que mendigan ante los hombres normalmente tienen muchos argumentos de que echar mano. Cuando un hombre está pasándolo mal y hambriento, normalmente puede encontrar una razón para pedir ayuda de cualquier persona. Supongamos que se trata de una persona a la que ya está unida por muchas obligaciones, entonces, la pobre criatura alega: "Si le pido otra vez, estoy seguro de su ayuda, porque me conoce y siempre ha sido muy amable." Si nunca le ha pedido antes a una persona, entonces dice: "Nunca lo he molestado antes. No puede decir que ya ha hecho todo lo que podía por mí. Tomaré el atrevimiento de comenzar con él." Si es pariente, dice: "Es seguro que querrás ayudarme en mi angustia, porque eres familiar," y si se trata de un extraño dice: "Con frecuencia he encontrado extraños que han sido más amables que los que son mi misma sangre, ayúdame, se lo ruego." Si le pide al rico, ley dice que nunca van a echar de menos lo que le dé. Si la pida' al pobre, le presiona diciéndole que él sabe lo que significa la necesidad, y que por cierto sentirán compasión de él estando' en gran angustia, Ojalá fuéramos la mitad alertas de lo que estas personas son para llenar nuestra boca de argumentos cuando estamos delante del Señor. ¿Cómo es posible que nosotros no estemos la mitad despiertos, y da impresión de que no se despiertan los sentidos espirituales? Que Dios nos conceda que podamos aprender el arte de suplicar al Dios; eterno, porque en ello descansa el poder prevalecer delante de El, por los méritos de Jesucristo.

III. En el punto siguiente debo ser breve. ES UN ALMA URGIDA

"Apresúrate a mí, oh Dios. Oh Jehová, no te detengas." Podemos demandar urgencia de Dios, si todavía no somos salvos, porque nuestra necesidad es urgente. Estamos en peligro constante, y el peligro es de la peor especie. Oh, pecador, dentro de una hora, dentro de un minuto, puedes encontrarte donde la esperanza ya no te visitará más. Por lo tanto, clama: "Date prisa, Oh, Dios, líbrame; ¡apresúrate a socorrerme!" El tuyo es un caso que no admite demoras. No tienes tiempo para perder. Eres un alma ungida, porque tu necesidad es urgente. Y recuerda, si estás realmente en una necesidad, y el Espíritu está obrando en ti, tendrás la sensación de urgencias y debes actuar con urgencia. Un pecador ordinario podría contentarse con esperar, pero un pecador vivificado quiere misericordia ahora mismo. Un pecador muerto permanecerá quieto, pero un pecador vivificado no puede descansar hasta que el perdón haya sido sellado en su alma. Si tienes urgencia esta mañana, estoy contento de ello, porque cono en que tu urgencia procede de la posesión de la vida espiritual. Cuando ya no puedes vivir sin un Salvador, el Salvador vendrá a ti, y tú te regocijarás en El.

Hermanos, miembros de esta iglesia, la misma verdad tiene valor para vosotros. Dios vendrá a bendeciros, y vendrá prontamente, cuando la sensación de urgencia se haga más profundo y urgente. ¡Oh, cuán grande es la necesidad de esta iglesia! Nos enfriaremos, nos alejaremos de la santidad, nos haremos mundanos, no habrá conversiones, no creceremos en número. Habrá disminución, habrá divisiones, habrá discordias de todas las especies. Satanás se regocijará, y Cristo será deshonrado, a menos que obtengamos una mayor medida del Espíritu Santo. Nuestra necesidad, entonces recibiremos la bendición que deseamos.

Por mi parte, hermanos, y hermanas, deseo sentir un espíritu de urgencia dentro de mi alma mientras suplico a Dios que el rocío de su gracia descienda sobre esta iglesia. r tengo vergüenza en esto, porque tengo licencia para orar. mendicidad está prohibida en las calles, pero delante de Di soy un mendigo con licencia. Jesús ha dicho: "los hombres deben orar siempre y no desmayar." Pisas tierra en las costas de un país extranjero con la mayor de las confite cuando llevas tu pasaporte y Dios ha dado pasaportes a sus hijos, con los cuales pueden entrar confiadamente hasta trono de la gracia. El te ha invitado. El te motiva, él te j ordenado que acudas a él, y ha prometido que todo lo que pidamos en oración, creyendo lo recibiremos. Entonces vena venid con urgencia, venid en forma importuna, venid con ese argumento: "estoy afligido y necesitado, no te detengas, oh Dios mío," y seguramente vendrá una bendición; no tardara. Que Dios nos conceda el poder verla, para que le demos gloria de todo ello.

IV. Siento haber sido tan breve cuando necesita haberme extendido, pero debo cerrar con un cuarto punto. Esta es otra parte del arte y misterio de la oración: EL ALMA QUE SE AFERRA A DIOS.

El alma ha suplicado, ha mostrado la urgencia, p ahora viene muy cerca. Toma al ángel del pacto de u mano," Tú eres mi ayuda," y con la otra, "Tú eres libertador." ¡Oh esos benditos «mi,» esos poderosos "mi." dulzura de la Biblia radica en los pronombres posesivos, que aprende a utilizarlos como el salmista, será ven c ante el Dios eterno.

Ahora, pecador, quiera Dios que puedas ser ayudador decir esta mañana al bendito Cristo de Dios: "Tú eres ayuda y mi libertador." Quizás te quejes que no puedes ir lejos, pero, pobre alma, ¿tienes otra ayuda? Si la tienes, no puedes tener dos ayudadores en una sola mano. "Oh no," dices, "no tengo ayuda alguna. No tengo esperanzas sino en Cristo." Entonces, pobre alma, puesto que tienes las manos vacías, esa mano vacía fue preparada intencionadamente para aferrarse de tu Señor: ¡Aférrate de él! Dile hoy mismo: "Señor, me tomaré de ti tal como lo hiciera ese pobre cojo Jacob. No puedo ayudarme a mí mismo; me aferro a ti y no te dejaré ir si no me bendices." "Ah, eso sería demasiado atrevido," dice alguien. Pero el Señor ama la santa osadía de los .pobres pecadores. A El le gustaría que fueras más nado de lo que tú piensas que eres. El que no se atreve a confiar en el Salvador crucificado hace un intento profano. El murió con el propósito de salvar a personas como tú; deja que él tenga entrada en ti y confía en él.

"Oh," dice alguien, "pero soy tan indigno." El vino a buscar y a salvar lo que se había perdido." El no es el salvador de los que se creen justos. Es el salvador de los pecadores: "amigo de los pecadores" es su nombre. Tú que te sientes indigno, aférrate de él! "Oh," dice alguien, "pero no tengo derecho." Bueno, puesta que tú no tienes derecho, tu necesidad será tu clamor: es todo lo que necesitas pedir. Me parece oír a alguien que dice: "es demasiado tarde para que yo suplique pidiendo gracia." No puede ser, es imposible. Mientras vivas y desees la gracia, no será demasiado tarde para buscarla. Recuerda la parábola del hombre que quería tres panes. Os diré lo que pasó por mi mente cuando la leí: el hombre fue donde su amigo a medianoche. No podía haber sido más tarde. Porque si hubiera sido un poco después de la medianoche, ya habría sido temprano la mañana siguiente, de modo que no hubiera sido tarde. Era media noche y no podía ser más tarde. Así, si es medianoche en tu alma, alégrate. Jesús es un salvador fuera de tiempo. Muchos de sus siervos han nacido fuera de tiempo.

Cualquier momento es el tiempo oportuno para invocar el nombre de Jesús. Así que no dejas que el diablo te tiente con el pensamiento de que es demasiado tarde. Acude a Jesús ahora, ve de inmediato, aférrate de los cuernos del altar por fe, y dile: "Sacrificio de los pecadores, tú hiciste sacrificio en mi lugar. Intercesor de los que están sin gracia, sé tú mi intercesor. Tú que das dones a los rebeldes, dame dones a mí, porque he sido rebelde. Cuando aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. Eso soy Maestro; que el poder de tu muerte sea visto en mí p salvación de mi alma.'

Oh, vosotros que sois salvos y, por lo tanto, amáis Cristo, quiero que vosotros, hermanos amados, como san de Dios, pongáis en práctica esta parte final de mi tema; estad seguros de aferraron de Dios en oración. "Tú eres ayuda y mi libertador." Como iglesia nos arrojamos sobre poder de Dios, y nada podemos hacer sin El. Pero no que queremos estar sin El, nos aferramos de El firmemente. "Tú eres mi ayuda y mi libertador." Según una antigua historia, había un muchacho en Atenas que tenía por costumbre jactarse de que gobernaba toda Atenas, y cuando se le preguntó cómo dijo: "Fácil, yo dirijo a n mi madre, ella gobierna a mi padre y mi padre gobierna la ciudad." El que sabe ser maestro de oración reinará en el corazón de Cristo y Cristo puede hacer hará todas las cosas por su pueblo, porque el Padre encomendado todas las cosas en sus manos. Puedes ser omnipotente si sabes orar, omnipotente en todas las cosas glorifican a Dios. ¿Qué es lo que dice la Palabra misma? " eche mano a mi poder." La oración mueve el brazo que mueve al mundo. Oh que recibimos gracia para recibir el amor d Todopoderoso de esta manera.

Queremos más oración que se aferra firmemente; m tiradora, más agresiva y luchadora, que dice: "No te dej ir." El cuadro de Jacob bastará para terminar. El ángel d pacto quiere una bendición de él: El ángel quiere quitarse de encima, pero eso no le sirve a Jacob. Entonces el ángel ta de escapar de él y da tirones y lucha. Pero Jacob n' soltará por mucho que se esfuerce el ángel. Finalmente ángel recurre de la lucha ordinaria a herirla en el asiento mi mismo de su fuerza. Pero Jacob está dispuesto a perder s muslo, y toda la pierna, pero no dejará que el ángel se va así. La pobre fortaleza del hombre queda anulada bajo toque que la marchita, pero en su debilidad, aún es fue Echa sus brazos alrededor del misterioso hombre, y lo retiene en un abrazo mortal. Entonces si otro dice: "Déjame ir, porque el día ya amanece." Noten bien que no se sacudió para quitárselo de encima; solo dijo. "Déjame ir.» El ángel no hace nada para hacer que lo suelte; lo deja a su voluntad. El valiente Jacob exclama: "No, ya estoy en esto, y estoy decidido a conseguir una repuesta a mi oración. No te dejaré ir su no me bendices.' Ahora bien, cuando la iglesia comienza a orar, él podría al principio hacer como que tiene que ir más lejos, y podríamos tener el temor de no recibir respuesta alguna. Seguid firmes, queridos hermanos. Estad firmes, inamovibles, a pesar de todo. Más tarde, podría ocurrir, habrá desaliento donde esperábamos un éxito rotundo; encontraremos hermanos que oponen dificultades, algunos se sumirán en el sopor, y otros caerán en pecado; abundarán los reincidentes e impenitentes. Pero no dejamos. Sigamos con mayor ansiedad.

Y si llegara a ocurrir que nosotros mismos nos descorazonamos y nos desalentamos, y sentimos que nunca habíamos estado tan débiles como ahora, no importa hermanos, sigamos adelante, porque cuando se encoge el tendón, la victoria está cerca. Aferraos con más fuerza que nunca. Sea esta nuestra resolución: "No te dejaré ir si no me bendices." Recordad que mientras más tarde en llegar la bendición, más rica será cuando nos alcance. Lo que se obtiene rápidamente por una sola oración a veces es solamente una bendición de segunda clase. Pero la que se obtiene tras un forcejo desesperado, y de una lucha terrible, esta es un bendición completa y preciosa. Siempre es lindo mirar a los hijos de la importunidad. La bendición que nos cuesta más oraciones será la más apreciada. Sólo sigamos perseverando en suplicaciones, y obtendremos una bendición amplia y de largo alcance para nosotros, para la iglesia y para el mundo. Quisiera que estuviera en mi poder el estimularon a la oración ferviente; pero eso debo dejarlo con el gran autor de toda verdadera súplica, a saber, el Espíritu Santo. Que El obre en nosotros poderosamente, por amor a Jesús. Amén.

Fuente: http://forocristiano.ning.com/profiles/blog/show?id=4803089:BlogPost:429&xgs=1&xg_source=msg_share_post
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