Por qué creo en el regreso de Cristo
Por: D.J. Kennedy
He aquí que viene
con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los
linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Apocalipsis 1:7
¡E1 mundo se ha
vuelto frenético! Esta es la conclusión a que han llegado muchos de los más
grandes pensadores del mundo secular de nuestro tiempo. Paul Johnson, uno de
los competentes nuevos hombres de estado de Londres, al examinar la situación
caótica que se está produciendo en todo el mundo, llegó a la siguiente
conclusión: "Hay veces cuando pienso que le daría la bienvenida a una
invasión de Marte"[i] El
mundo ha quedado fuera de control. Puedo asegurarle a usted que habrá una
invasión, pero no será de Marte. Vendrá de mucho más allá, pues será la
invasión del Hijo de Dios, el Creador que regresará a su creación. ¡Jesucristo
vendrá otra vez!
Este tema es
sumamente apropiado en estos tiempos decisivos. ¿Por qué creo en el regreso de
Cristo? Primero, y ante todo, por la sencilla razón de que el mismo Jesucristo
declaró que El vendría otra vez. El dijo: "No se turbe vuestro corazón;
creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay;
si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para
vosotros, Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis" (Juan 14:1-3).
Jesús viene otra vez!
Durante casi 2000
años, la Iglesia ha estado declarando en sus credos que Jesucristo vendrá a
juzgar a los vivos y a los muertos. Ha habido algunos charlatanes que le han
dado mala fama a toda esta doctrina, al hacer de ella un superénfasis; sin
embargo, no debemos permitir que eso nos haga perder de vista el hecho de que
toda la Iglesia cristiana histórica ha creído enfáticamente en que Jesucristo
regresará a este mundo. Esta creencia se halla en el Credo de los Apóstoles, en
el Credo Niceno, en el Credo Constantinopolitano, y en todos los antiguos
credos ecuménicos de la iglesia. Se halla también en la Confesión de Fe de
Westminster, así como en los 39 Artículos de la Iglesia de Inglaterra, que son
las normas anglicanas, y en la Confesión de Augsburgo, de los luteranos. ¡A
través de toda la cristiandad, hallamos el consenso unánime de que Jesucristo
volverá a este mundo!
Ha habido
burladores que han dicho: "¿Dónde está la promesa de su advenimiento?
Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así
como desde el principio de la creación" (2 Pedro 3:4). Los burladores
ignoran voluntariamente este hecho. Dios no está retardando hi es negligente
con respecto a su promesa, sino que desea que los hombres se arrepientan, se
vuelvan de sus pecados y sean salvos. Ha esperado pacientemente por casi 2000
años. La Escritura lo declara; el Antiguo Testamento lo proclama; los apóstoles
lo afirmaron. Este hecho se afirma más de 300 veces en los Testamentos de la
Biblia: Jesucristo vendrá otra vez. El apóstol Juan dijo: "… todo ojo le
verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán
lamentación por él... Sí, ven, Señor Jesús" (Apocalipsis 1:7; 22:20).
¿Quiere usted
saber si realmente es cristiano? Pregúntese si sinceramente puede hacer esta
oración: "Sí, ven, Señor Jesús." Si no pertenecemos a El, en nces no
podemos decir esto, porque su venida llenar dft indecibles presagios a los que
no saben que pertenece El.
Además, creo que
Jesucristo regresará, porque el total concepto cristiano de la historia lo
exige. Los antiguos griegos creían que la historia ocurría en ciclos, y daba
vueltas y vuelta, orno un eterno tiovivo. Para el cristiano, sin embargo, e.
concepto bíblico de la historia es lineal. Siempre se está' moviendo hacia
adelante, inexorablemente, hacia la gran conclusión culminante: la conclusión
de los siglos, cuando Dios dejará caer la cortina final sobre el drama de este
mundo. Jesucristo, que una vez vino en humildad, regresará en gloria, una
gloria que eclipsará al Sol, con millones y millones de sus santos. Vendrá con
los ángeles del cielo, con sonido de trompeta, y tomará consigo a los suyos. Los
que no lo tuvieron en cuenta a El, los que lo negaron, los que pretendieron,
pero nunca se arrepintieron realmente de sus pecados, serán consumidos.
Lord Shaftesbury,
quien probablemente hizo más por la reforma social de Inglaterra que cualquier
otra persona, dijo: "No creo que en los últimos 40 años yo haya vivido una
sola hora consciente que no haya estado influida por la idea de la venida del
Señor. Al tener esta esperanza, nos purificamos a nosotros mismos. Pues la
justicia también lo exige." Es tristemente cierto que muy a menudo los
justos han sido oprimidos y perseguidos. Aun ahora mismo, más de un millón de
cristianos languidecen en los campamentos para presos que hay en Siberia, y eso
sólo en un país. Con demasiada frecuencia los perversos prosperan; sin embargo,
la Escritura dice que no tengamos envidia de ellos, sino que pensemos en su ñn,
pues el mismo será de destrucción. La justicia demanda que Cristo regrese con
juicio. Así se logrará la culminación de los propósitos de Dios y del reino de
Dios. Creo que ésta es la única esperanza para un mundo que se ha torcido.
También creo en
el regreso de Cristo, a causa de las señales que la Escritura declara que lo
precederán. No soy profeta, ni tengo mucha confianza en los que se empeñan en
establecer fechas específicas para el regreso de Cristo; la Escritura
claramente afirma que no sabemos el día ni la hora.
Cristina Rossetti
estaba observando a una gran orquesta sinfónica, y notó que de repente, en un
abrir y cerrar de ojos, en un momento preciso, todas las manos se extendieron y
dieron la vuelta a la página de la música. Los pensamientos de ella volaron a
la Biblia, y comprendió que así precisamente sería la venida de Cristo: de
repente, en un momento, todos los ojos se levantarán y todas las cabezas se
volverán para ver al Señor que viene con indescriptible gloria.
La Biblia declara
que hay señales de las cosas que precederán su venida. Tales señales han
existido hasta cierto punto a través de los siglos; sin embargo, hoy existen de
una manera atronadora. El gran cúmulo de evidencias parece señalar
ineludiblemente hacia el hecho de que pronto, muy pronto, Cristo vendrá. Billy
Graham visitó a los jefes de todos los estados del mundo libre, y descubrió que
todos ellos, con excepción de uno, creían que no había ninguna oportunidad para
este mundo más allá del fin de este siglo, en caso de que llegue hasta allá.
¡Cristo vendrá! ¿Cuáles son algunas de esas señales? La Escritura dice que
habrá terremotos. Siempre ha habido terremotos, ¿entonces cuál es el significado
de esto? Evidentemente significa que habrá terremotos de una manera única: en
número y en fuerza. Es de considerar que sólo a partir de 1971, ¡ha habido unos
18.000 terremotos en el mundo!"
Se nos dice que
los hombres desfallecerán por el temor. Bertrand Russell, el filósofo británico
incrédulo, que escribió el libro Why I Am Not a Christian (Por qué no soy
cristiano), dijo: "Lo mejor que podemos esperar es una inexorable
desesperación." Jean Paúl Sartre, el existencialista francés, dijo lo mismo:
"Inexorable desesperación, y sobre este fundamento tenemos que edificar
nuestra vida.
El doctor John
Wesley White, doctor en filosofía, de la Universidad de Oxford, señala un
número de evidencias que indican el hecho de que el regreso de Cristo está aparentemente
cercano. En una red de televisión nacional se presentó una entrevista con las
autoras dramáticas vanguardistas Susan Sontag y Agnes Varda. Se señaló que en
tiempos recientes, la mayoría de los filmes para la cultura juvenil había
tenido un tema prevaleciente: destrucción y desesperación. Los adolescentes de
16 y 17 años de edad eran más pesimistas aún que los estudiantes
universitarios.[ii]
En los Estados Unidos y el Canadá, la principal causa de muerte hoy entre
estudiantes universitarios es el suicidio. ¡Una nación en desesperación! Muchas
personas de mayor edad no entienden esto, porque no han estado expuestos al
tipo de pensamientos con los cuales son continuamente bombardeados estos
jóvenes en las universidades. La juventud está buscando un escondedero, un
lugar adonde largarse, un lugar al cual huir. Han huido a la cultura de las
drogas, a las comunas, a las religiones místicas de Asia, tratando de hallar un
lugar para esconderse.
Hay una canción
juvenil que se titula: "No hay escondedero". Se nos dice que en los
postreros tiempos habrá una gran explosión del saber, que las personas estarán
aprendiendo continuamente y sin embargo, nunca podrán llegar a la verdad. Ahora
aprendemos más en 24 horas que lo que se aprendió en 2000 años de la antigüedad.
¡Una explosión de conocimiento! Tristemente, parece que muchos son incapaces de
entender el conocimiento de la verdad fundamental: de Aquel que es la verdad
misma. Esta gran búsqueda de conocimiento se consideraba como una panacea y
como la salvadora de la humanidad La. redentora humanista: la educación, iba a
redimir di mundo de la pobreza, del crimen y de la delincuencia.
¿Ha llegado a ser
esta panacea? El gobierno gastó millones de dólares en un estudio encaminado a
determinar cuan efectivamente la educación disminuía el crimen.
Sorprendentemente, todas las estadísticas estudiadas demostraron
indiscutiblemente que la educación eleva el crimen: a más educación, más
crimen. A la misma conclusión llegó el sociólogo doctor Ray Jeffrey, quien ha
demostrado fuera de toda duda, que la educación, si no va acompañada de algún
elevador moral o espiritual, intensifica el crimen.3[iii]
Lo que se
necesita es alguna revolución moral, algún don espiritual que cambie el corazón
del hombre. Los monstruos de las atrocidades del nazismo fueron, en su mayoría,
hombres extraordinariamente educados. En el tiempo en que el látigo nazi
irrumpió sobre la tierra, la Alemania nazi era el país mejor educado del mundo.
No, la educación no es la redentora humanista que los hombres pensaban que
sería. Estas conclusiones han llevado a muchas de las personas iluminadas e
inteligentes de nuestro día a un gran temor, tal como lo dice la Escritura, que
los hombres desfallecerán por el temor de los últimos días.
El profesor
Haroíd Urey, ganador de un Premio Nobel, y uno de los científicos y
evolucionistas más destacados de nuestro tiempo, en su obra Man Afraid (El
hombre atemorizado), dijo: "Escribo esto para amedrentarlos a ustedes. Yo
mismo soy un hombre aterrorizado. Todos los científicos que conozco están
amedrentados, aterrorizados por su vida, y por la vida de ustedes."[iv]
Los hombres están desfalleciendo a causa del temor. La primera causa de muerte
en el mundo hoy es la insuficiencia cardiaca, tal como la Escritura había dicho
que sería. Si nosotros supiéramos lo que está ocurriendo en los laboratorios de
experimentación, nosotros también nos aterraríamos. Sólo nuestra dichosa
ignorancia nos guarda del mismo temor de que habla el profesor Urey. Bertrand
Russell, al echar una mirada retrospectiva a los años de su vida, escribió:
"No pudiera pensar en nada que no sea el suicidio… Sobre el hombre y sobre todas sus obras, sin
compasión y oscura, cae la noche."[v]
Un mundo de
desesperación. Hoy los científicos nos dicen que ahora ellos tienen una bomba
de hidrógeno que puede encerrarse en cobalto y que, si se hace explotar sobre
el Polo Norte, mataría a toda criatura viviente en todo el hemisferio norte del
planeta. ¡Tres mil millones de personas! La máquina del día de juicio.
También se nos dice
que habrá pestilencia. En esta década estamos viendo un brote de la peste
negra, de la cual no se había oído nada desde la Edad Media; la peste bubónica
está destruyendo miles de vidas en Pakistán. Otras enfermedades, que no se
habían visto durante siglos, están reapareciendo. Se están produciendo especies
de enfermedades venéreas que son totalmente resistentes a todos los
antibióticos conocidos. Se ha informado que se han desarrollado armas
bacteriológicas tan aterradoras, que si el público supiera acerca de ellas, su
producción probablemente sería proscrita. Hay un arma de esa clase que, si se
lanza en la atmósfera, mataría a todos los seres humanos del planeta. Hace una
década se nos dijo que para 1975 ó 1976, el mundo comenzaría a ver grandes
hambrunas: precisamente lo que estamos viendo. Decenas de miles de personas han
muerto de hambre en Biafra, Pakistán, India, y ahora están muriendo en Camboya.
Esto es sólo un preludio del hambre masiva que se espera en esta década que
comenzó en 1981: hambrunas que pudieran precipitar guerras de grandes
proporciones, y hasta globales como nunca hemos visto.
A pesar del hecho
de que vivimos en la así llamada era de la paz, a partir del final de la
Segunda Guerra Mundial, el doctor John Wesley White nos dice que se han escrito
2000 libros sobre el tema de la paz.[vi]
De hecho, tenemos menos paz ahora que nunca antes. Un rabino judío, Joshua
Liebman, escribió el libro Peace of Mind (Paz de la mente); el obispo católico
Fulton J. Sheen escribió uno titulado Peace of Soul (Paz del alma); y Billy
Graham escribió Paz con Dios. Sin embargo, por todos lados oímos de guerras y
rumores de guerras. En una misma semana, Rusia hizo lo que al resto del mundo
nos parecerían cosas de locos, a menos que conozcamos la filosofía de ellos. En
1971, ellos aceptaron y firmaron el tratado de paz con Canadá; luego se
aparecieron en Praga para celebrar la invasión de Rusia a Checoeslovaquia y
congratularse. En 1968, en una misma semana, firmaron el pacto de solidaridad
con Egipto, en que prometieron ayudar a los egipcios en caso de una guerra con
Israel; al mismo tiempo que hacían un llamado a los Estados Unidos de América
para firmar otro tratado de proscripción de armas nucleares, estaban
construyendo veintenas de silos en Rusia para bombas de hidrógeno de 25
megatones. (A propósito, una bomba de hidrógeno de 15 megatones produce un
calor dos veces y media mayor que el que se halla en el centro del Sol.) No hay
escondedero. Como a menudo lo dice Paúl Harvey: "Usted puede correr, pero
no puede esconderse." En esa misma semana, Rusia colocó nuevas armas en
Ceilán, envió misiles a Cuba, apeló a la OTAN para que retirara sus tropas de
Europa y envió dos nuevos submarinos nucleares a los Dardanelos. Escuche usted
lo que dijo hace 30 años uno de los principales estrategas comunistas, el
secretario del Comité Ejecutivo de la Tercera Internacional: "La guerra a
fondo entre el comunismo y el capitalismo es inevitable. Hoy, por supuesto, no
estamos lo suficientemente fuertes para atacar. Nuestro tiempo llegará dentro
de 20 ó 30 años. Para ganar, necesitaremos el elemento de la sorpresa.
Tendremos que poner a dormir a los burgueses. Por tanto, comenzaremos por
lanzar el más espectacular movimiento de paz que jamás se haya registrado.
Habrá ofertas electrizantes y concesiones inauditas. Los países capitalistas,
estúpidos y decadentes, se regocijarán en cooperar con su propia destrucción.
Saltarán para aprovechar otra oportunidad de ser amigos. Tan pronto como bajen
la guardia, los haremos añicos con nuestros puños cerrados."[vii]
Clamarán: "Paz, paz, y no hay paz. Rusia y los Estados Unidos de América
gastarán este año unos 300.000 millones de dólares en la maquinaria de guerra.
Rusia gastará casi el doble de lo que gastan los Estados Unidos.
La Escritura nos
dice que en los días de Noé había una conducta sexual desenfrenada. Ciertamente
estamos viendo eso en nuestro tiempo. Vale la pena recordar que la destrucción
de grandes partes de la humanidad por parte de Dios, siempre ha estado
relacionada con la inmoralidad sexual. Así fue en el tiempo de Noé, antes que
Dios destruyera casi todo por medio del diluvio. Así fue en el tiempo de
Sodoma, cuando Dios hizo llover fuego y azufre sobre las ciudades de la
llanura, y éstas desaparecieron bajo la parte sur del mar Muerto. También fue
así con respecto a los cananeos, a quienes Dios destruyó a causa de su
inmoralidad sexual, y particularmente a causa de su perversión, que hizo que la
tierra los vomitara. ¿Qué debe de estar pensando Dios con respecto al mundo de
hoy?
Cuando venga
Jesucristo, vendrá como Salvador de los suyos y como Juez de los demás. Un
reciente descubrimiento de la ciencia es otra ilustración de nuestros tiempos.
Jesús dijo que por nuestras palabras seremos condenados o justificados; que el
hombre dará cuenta de toda palabra ociosa. Ahora, usted me dirá: "¿Cuáles
palabras hemos hablado? ¿Quién puede recordar todas las palabras que hemos
dicho?" Los científicos han descubierto recientemente que ahora es
posible, con instrumentos muy delicados, extraer de los sólidos conversaciones
que ocurrieron cerca de ellos en cualquier tiempo del pasado. Actualmente puede
ser posible, por ejemplo, recuperar de una peña contigua, la voz real de Moisés
cuando le respondió a Dios en el monte Sinaí. Jesús dijo: "… si éstos callaran,
las piedras clamarían" (Lucas 19:40), Toda palabra ociosa saldrá a la luz.
Jesucristo viene.
Para los que no
confían en El, ni lo aman, ni le pertenecen, ése será un tiempo de gran temor.
Los hombres clamarán a las montañas que los cubran, que caigan sobre ellos y
los escondan. Utilizarán una frase incongruente, pues pedirán a los montes que
los libren de "la ira del Cordero" (Apocalipsis 6:16). El día en que
un cordero se llena de ira, ése es día de temor. ¿Está usted preparado? ¿Y si
ese día fuera hoy?
Trágicamente, hay
millones de personas en la Iglesia que han estado satisfechas con tomar la
fidelidad a la Iglesia como sustituto del cristianismo. Están satisfechas con
lo externo, y nunca han tenido la realidad de Cristo dentro de sus corazones.
Nunca se han arrepentido de sus pecados, ni se han rendido a Cristo como su
Señor y su Maestro. Saben que aún están sentados sobre el trono de sus vidas.
Hacen lo que quieren y cuando quieren. Nunca se han rendido completamente a
Cristo. Nunca han puesto su fe en El. Nunca han recibido el don de la vida
eterna. En consecuencia, hay un hecho ineludible. En lo profundo de su corazón
saben que no tienen vida eterna. Sin embargo, la Escritura dice que podemos.
Que tenemos que tener la vida eterna.
Si hemos creído
en Jesucristo y lo hemos invitado para que entre en nuestro corazón y sea Señor
de nuestra vida, entonces sabemos que hemos sido perdonados. Sabemos que vamos
camino al cielo. Sabemos que cuando El venga, nos tomará consigo para que
estemos con El para siempre en la gloria, en ese lugar que El ha preparado para
nosotros.
[i] Citado en John Wesley White,
Re-entry (Reingreso). Minneapolis, Worid Wide Publications, 1970, pág. 106
[ii] John Wesley White, WW III: Signs of
the Impen-ding Battie of Armageddon (La tercera guerra mundial: Señales de la
inminente batalla de Armagedón). Grand Rapids, Michigan, Zonder-van Publishing
House, 1977, pág. 82.
[iii] Citado en White, Re-entry
(Reingreso), pág. 93.