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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

viernes, 31 de enero de 2014

Día 23: Cerdos en la sala



Esquizofrenia

La esquizofrenia es un problema muy común. Algunas autoridades en el campo de las enfermedades mentales calculan que puede haber algo así como cincuenta millones de esquizofrénicos en los Estados Unidos. Es decir, una de cada ocho personas. Los esquizofrénicos constituyen más o menos la mitad de la población en los hospitales psiquiátricos de los Estados Unidos. Desde luego hay grados variables de esquizofrenia. Algunos casos son graves y otros son bastante leves. Muchos esquizofrénicos nunca han sido tratados profesionalmente. La esquizofrenia es un problema muy frustrante para los profesionales de la salud mental. Su causa y su cura han permanecido ocultas en la incertidumbre.
La perturbación y desintegración de la personalidad que se conoce como esquizofrenia o demencia precoz, se encuentra con mucha frecuencia en el ministerio de la liberación. Puedo calcular que algo así como una cuarta parte de quienes vienen a nosotros en búsqueda de liberación tienen un cuadro de esquizofrenia. El Señor, en una forma muy misericordiosa, nos ha dado una revelación muy especial sobre el problema que nos capacita para tratar con tales casos de manera muy efectiva. Como la revelación la recibió mi esposa Ida Mae le he pedido a ella escribir el resto de este capítulo.

 La revelación sobre la esquizofrenia

Por: Ida Mae Hammond
Trabajamos muy intensamente en la liberación de una persona que no mostraba mucha mejoría después de repetidas ministraciones. Esta persona estaba muy ansiosa y deseaba la liberación. Como amaba mucho al Señor, creía con todo su corazón que la liberación era la respuesta a sus problemas y clamaba al Señor en grande necesidad. Era muy cooperadora con el ministerio, pero los resultados finales eran muy descorazonadores.
Después de un tiempo sentimos que estábamos alcanzando la victoria. Durante unos pocos días su personalidad daba signos de estar estable y luego repentinamente todo entraba en un cataclismo y debíamos otra vez retroceder, .donde habíamos comenzado.
Entonces, una noche, después de un cataclismo impresionante violento, me desperté del sueño. El Señor hablaba a mi espíritu y me dijo, “Quiero darte una revelación sobre cuál es el problema de Sara. El problema es la esquizofrenia”. Ahora bien, yo no era muy conocedora del tema. En la universidad había estudiado algo de psicología, lo suficiente como para estar familiarizada con ciertos términos generales como manía depresiva, esquizofrenia, paranoia, psicosis y neurosis. Busqué en mi memoria y logré recordar que a la esquizofrenia a veces se le refiere como una “personalidad dividida”. Luego el Señor me dio esta definición: “La esquizofrenia es una perturbación, una distorsión o desintegración en el desarrollo de la personalidad. Ya no la llamarás más Sara sino la llamarás ‘Sara uno’ y ‘Sara dos’, porque tiene más de una personalidad dentro de sí”.
Aún estaba en la cama, aún estaban mis ojos cargados de sueño, pero el Señor siguió dándome la revelación. Me ordenó colocar las manos juntas, con las palmas enfrentadas y los dedos firmemente entrelazados. Me dijo que esto representaba la naturaleza esquizofrénica. Cada mano representaba una de las dobles personalidades dentro del esquizofrénico, pero ninguna de ellas era el yo real. El Señor me dijo, “Tus manos representan el nido de los espíritus demoníacos que constituyen la esquizofrenia. Quiero que sepas que eso es completamente demoníaco. Es un nido de espíritus diabólicos que han entrado en la vida de la persona cuando era muy, muy joven. Ahora te mostraré cómo obran”.
Luego, el Señor me hizo separar las manos muy lentamente. A medida que mis dedos se desenlazaban muy despacio, el Señor me mostró que esos espíritus satánicos en el esquizofrénico, también se deben separar, expulsar y derrotar. El proceso necesita tiempo. Para la persona es un choque descubrir que mucho de su personalidad no es el yo real. Se puede descontrolar cuando sepa cómo es su verdadera personalidad. Necesita tiempo para acomodarse y para no seguir en concordancia con las falsas personalidades demoníacas que se van conociendo. Debe llegar a aborrecer la personalidad esquizofrénica y debe estar en completo desacuerdo con ella. El Señor me trajo a la memoria Amos 3:3,
“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?”
Uno a uno mis dedos se soltaron para ilustrar la separación de las personalidades demoníacas (más tarde cada dedo recibió el nombre de un espíritu). Los dos últimos dedos en separarse fueron los dedos de la mitad de cada mano. El Señor me mostró que estos dedos representan el núcleo del esquizofrénico: Rechazo y Rebeldía. Cuando finalmente se separen, la persona se puede considerar curada, liberada, y con conocimiento de cuál es su yo verdadero.
El espíritu control se llama “esquizofrenia”, o “doble ánimo (mente)”. La Biblia dice:
“El hombre de. doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:8).
Esta es la definición escritural de un esquizofrénico. La traducción ampliada podría decir algo así:
“Porque siendo como es, un hombre de dos mentes, vacilante, dudoso, irresoluto, es inestable y no se puede confiar en él, porque es inseguro en todo, en lo que hace, piensa, siente y decide”.
La frase que se traduce “de doble ánimo o de dos mentes” viene de una voz griega compuesta que significa literalmente dos almas.
La siguiente etapa en la revelación llegó unas pocas semanas después. El Señor me ordenó dibujar el contorno de mis manos sobre el papel; luego fue nombrando los dedos como diversos espíritus y me mostró cómo cada demonio se instala en el esquizofrénico. El demonio control de la esquizofrenia invita otros demonios a entrar para producir la distorsión de la personalidad. La esquizofrenia siempre comienza con “rechazo”. Comúnmente se inicia en la niñez o en la infancia, y a veces mientras el niño aún está en el vientre de la madre. Hay muchas causas para el rechazo. Quizás el niño no fue deseado. Puede haber tenido el sexo que no deseaba uno o ambos padres. Las condiciones en el hogar pueden haber sido inseguras. En fin, hay muchas puertas que llevan al rechazo.
La esquizofrenia se puede heredar demoníacamente. Nótese que he escrito “demoníacamente”. Con esto quiero decir que no está en el sistema sanguíneo, ni en los genes; ¡está en los demonios! En otras palabras, los demonios buscan perpetuar su linaje y es más fácil para ellos hacerlo dentro de una familia. Por ejemplo, suponga usted que la naturaleza esquizofrénica está en la madre. Los demonios elegirán a uno o más de sus hijos para alimentar ese espíritu de esquizofrenia dentro de ellos. La madre esquizofrénica siente rechazo. Ella es la responsable principal de suministrar amor a la familia. Es la que acaricia, la que maneja, la que consiente al bebé. El demonio de rechazo dentro de ella crea problemas en sus relaciones con el hijo. Así, el niño queda abierto al rechazo por la inestabilidad de la madre. Repito, la esquizofrenia siempre comienza con el rechazo .
Ahora bien, uno puede tener un espíritu de rechazo y no ser esquizofrénico. En otras palabras, todo depende de la manera como se forma la personalidad. Usted puede tener un espíritu de rechazo y sin embargo manejar su personalidad de tal modo que está seguro de sí mismo. Por el contrario, el esquizofrénico siempre anda preguntándose, “¿Quién soy?” La identidad del verdadero yo se pierde o se confunde.
El rechazo (como aparece en la mano izquierda de la ilustración) es el demonio que controla una de las personalidades que están dentro del esquizofrénico. El rechazo muestra un tipo de personalidad de retirada. Es un sentimiento interior, es una agonía interna, es un morir de hambre de amor, es inseguridad, es inferioridad, es fantasía, es irrealidad, y todo está en el interior. “No comparto esto con nadie ni a nadie”. En una personalidad así, se instalan los demonios.
La segunda personalidad puesta por los demonios es la rebeldía (véase el dedo medio en la mano derecha de la ilustración). Cuando un niño no tiene una relación amorosa satisfactoria en su vida, entonces crece incapaz de sentir y de compartir sus relaciones en amor. La rebeldía se instala y mientras comienza a luchar por amor, maltrata y satiriza a quienes le han dejado morir de hambre y no le han ofrecido amor. La rebeldía se afirma en terquedad, en obstinación, en egoísmo. Aquí hay otra personalidad. Esta personalidad no es introvertida y no está en retirada. Es una personalidad agresiva que embiste en ira, en amargura, en resentimiento, en odio, y en venganza. El esquizofrénico literalmente está bajo estos dos poderes opuestos. Puede saltar de un tipo de personalidad al otro en un instante.
El Señor me mostró que debía referirme a la persona esquizofrénica como “Sara uno” y “Sara dos”; la “Sara uno” era la persona real y la “Sara dos” la personalidad esquizofrénica que tenía dos aspectos. Por tanto, realmente se trataba de tres personalidades: la personalidad verdadera, la personalidad de rechazo, y la personalidad de rebeldía. En treinta minutos era posible ver todas estas personalidades en acción. Naturalmente, esto trae mucha confusión tanto a la persona misma como a quienes la rodean. La persona real no es ninguna de las “manos”. El “yo real” se muestra en la parte baja de la ilustración, entre los brazos. Los demonios no han permitido que el yo real se desarrolle. El esquizofrénico no conoce su yo real. Cuando el esquizofrénico comienza a ser liberado, el yo real debe tener a Jesucristo. Jesús debe comenzar a crecer en la persona, a desarrollar esa personalidad y a hacerla como él quiere que sea. De ahí por qué la liberación del esquizofrénico requiere tiempo, a veces varios meses, e inclusive un año o más. La liberación debe trabajar en equilibrio con el desarrollo del “yo real”. No se puede apresurar, porque la persona no tiene nada que la sostenga como apoyo. Si en el esquizofrénico se expulsaran repentinamente todos los espíritus, se sentiría perdido por completo. La identidad con el “yo real” requiere tiempo. A medida que se agota la naturaleza esquizofrénica, la naturaleza verdadera debe salir para reemplazarla.
Permítanme ilustrar lo que puede suceder cuando un esquizofrénico está en el proceso de la liberación. Debe aprender a someterse a la autoridad y se enfrenta con una prueba. Hay una situación donde se requiere que sea sumiso. Pero no es su hábito ser sumiso. Entonces, ¿qué va a hacer? ¿Caerá en el rechazo? ¿Se irá a su habitación? ¿Se cubrirá el rostro? ¿Rehusará hablar a todos? ¿Caerá en rebeldía? ¿Expresará su ira? ¿Se hará desafiante? ¿Se mostrará obstinado? ¿O permitirá a la naturaleza de Jesús salir adelante? ¿Cooperará al ceder a la autoridad y hacerse sumiso? La decisión es suya. Debe ejercitar su voluntad para no seguir en acuerdo con los demonios y debe romper todos los hábitos viejos. El “yo real” debe haberse fortalecido suficientemente en Cristo como para soportar la decisión correcta.
En la ilustración se ve un remolino en la parte superior entre las dos manos. Esto representa un “huracán”. La persona esquizofrénica continuamente crea “tormentas” a su alrededor. Es atrapada en esa tormenta y otros se afectan con lo que sucede. Note que algunas de las flechas también llevan “huracanes” o torbellinos. Si la persona con quien procura relacionarse también es inestable, pone en contacto su tormenta con la del esquizofrénico. Entonces puede haber una tormenta dentro de una tormenta. Otras flechas son rectas. Esto se refiere a personas que son estables y se pueden relacionar con el “huracán” en una forma estable. Tal persona puede enfrentar la tormenta sin recibir daño o sin salir perjudicado. El remolino no lo atrapa. El ministro de liberación debe ser capaz de entrar como una flecha recta.
Estos momentos de tormenta hacen que la raíz de amargura se forme (véase la mano derecha) y que se introduzca cada vez más profundamente.
Ahora, miremos qué representan los otros dedos de la mano. El anular se designa lujuria. El Señor me mostró que este demonio “desposa a una persona con el mundo por amor. La lujuria tiene su raíz en el rechazo. Si no se ha recibido amor satisfactoriamente a través de los canales normales de la vida, la naturaleza carnal comenzará a buscar su clase de amor, el amor sensual. De esta manera se abre la puerta para que entre el espíritu de lujuria. Un espíritu compañero en este grupo es la fantasía lujuriosa, es decir, la concupiscencia fantástica que hace que muchas personas se imaginen que son como los grandes amantes del mundo del cine o que experimenten fantasías sexuales como preludio a los actos abiertos. El espíritu de prostitución en las mujeres puede manifestarse inicialmente en el vestido y en la provocatividad. Las perversiones sexuales representan los esfuerzos e intentos extremos para vencer el rechazo. Las experiencias sexuales, reales o imaginarias, nunca pueden satisfacer la necesidad de un amor genuino. Son sustitutos del diablo en cambio de un amor real y dejan a una persona rendida y atada con frustración y culpa.
El dedo meñique de la mano izquierda representa la inseguridad y la inferioridad. Estas no son sino otras manifestaciones del rechazo. La persona que tiene un profundo sentimiento de rechazo se siente insegura y se siente inferior.
El dedo índice de la mano izquierda es la autoacusación. Este demonio hace que una persona se vuelva contra sí misma y desgarre su sentido de dignidad personal. En la mayoría de los casos hemos encontrado la “autoacusación” asociada con la “compulsión a confesar”. Por ejemplo, si la persona cae en la inmoralidad, no puede descansar sino hasta cuando confiesa sus maldades. Usualmente confiesa a quienes deberían mostrarle el máximo amor. Es llevado a hacer esto en un esfuerzo por impresionar a los demás para que le den entonces una atención forzada y por tanto encontrar algo así como un sustituto del amor.
Ahora, pasemos a la mano derecha de la ilustración. El dedo medio en la figura se llama rebeldía. Hemos visto que la rebeldía identifica una de las falsas personalidades instaladas por los demonios. Este grupo de demonios se puede considerar como espíritus compensadores del “rechazo”. La rebeldía es lo opuesto al rechazo. La primera es expresiva y turbulenta, el segundo es recogido e inseguro.
El dedo anular en la mano derecha representa la obstinación o voluntariedad. Este demonio “compromete” a una persona con los deseos egoístas. Esto abre el camino a la terquedad, el egoísmo y la enenseñabilidad. De nuevo vemos que esto es una compensación para el rechazo. Como la persona ha sido rechazada o teme al rechazo, es dirigida a consentirse, a mimarse. Así, por tanto, trata de vencer los sentimientos de rechazo.
El dedo índice se llama acusación. También es un demonio compensador, que procura hacer que no se considere el rechazo. Busca eliminar la atención sobre uno mismo y la dirige hacia otros. El índice izquierdo señala al yo “yo soy culpable” mientras el índice derecho señala a los demás “tú eres el culpable”. De esta manera el demonio de la acusación abre la puerta para los espíritus compañeros de enjuiciamiento.
El dedo meñique de la mano derecha es el autoengaño. Sus compañeros son las ilusiones, la autoseducción y el orgullo. Estos tres espíritus del “ego” autoinflan el orgullo. El orgullo es otro mecanismo compensatorio para el rechazo. Quien se siente rechazado quiere sentirse importante. El espíritu de la ilusión viene y le dice: “Tú eres realmente alguien”; “eres un gigante espiritual” o alguna otra clase de gigante. El ego que ha sido herido parece que recibe un empujón hacia arriba. Pero todo esto es demoníaco y sólo lleva a una mayor frustración y a un mayor descorazonamiento.
En un caso el espíritu de autoengaño había convencido a una niñita de trece años que tenía diez y nueve. Tomó otro nombre para ir contra su personalidad. Intentaba pensar, hablar y actuar como una muchacha mayor. Fue empujada más allá de sus capacidades y de su madurez normal, lo cual aumentó grandemente su opresión.
Por medio de la revelación el Señor me mostró cómo los pulgares representan la fase “paranoide” de la esquizofrenia. Parte de esa fase se representa en el pulgar izquierdo porque tiene sus raíces en el rechazo. En el lado del rechazo están los espíritus de celos y de envidia. Quienes tienen una deficiencia en las relaciones de amor recíproco se vuelven celosos y envidian a quienes experimentan un amor satisfactorio. En el lado de la rebeldía están los espíritus de desconfianza, sospecha, miedos, y persecución. Hay otro demonio en este último grupo que se llama “confrontación con honestidad a toda costa”. La sospecha y la desconfianza crecen en el individuo hasta cuando se ve obligado a confrontar a la otra persona. Después de la confrontación las presiones disminuyen dentro de él durante un tiempo. Pero deja a la persona atacada que maneje sus heridas. La persona que actúa bajo la influencia de los demonios paranoides es bastante insensible en lo que respecta a las muchas heridas que causa, pero es súper sensible a toda ofensa hacia sí misma.
La revelación que aparece en los dedos y pulgares ha demostrado que es infalible, de acuerdo con las numerosas ministraciones en esquizofrénicos. No tiene imperfecciones ni grietas.
Los demonios cuya lista aparece en la parte inferior de la mano izquierda son representativos de otros espíritus que comúnmente se encuentran dentro del lado del rechazo en el cuadro de la esquizofrenia. Habrá algunas variaciones de persona a persona. La lista es más bien sugerente en lugar de ser exhaustiva. Es obvio que en muchas ocasiones los demonios que aparecen en la mano izquierda, de alguna forma se asocian con la tríada de espíritus del tipo rechazo: rechazo, miedo al rechazo y autorrechazo.
La lista de los demonios en la mano derecha incluye el control y la posesión que se relacionan directamente con la rebeldía,
“Porque como pecado de adivinación es la rebelión y como ídolos e idolatría la obstinación” (1 Samuel 15:23a).
Este versículo se puede considerar de dos maneras. En primer lugar lo interpreto con el significado que para Dios la rebeldía es tan abominable como la hechicería misma. También lo interpreto para significar que quien tiene una naturaleza rebelde tiene una naturaleza de brujo. El propósito de la brujería es controlar. Es el control de otra persona por el empleo, a sabiendas o sin saber, del poder que tienen los espíritus del mal. La rebelión a menudo conduce al control.
Ahora continuemos hacia abajo con la mano derecha. Hay una “raíz de amargura”. En toda vida siempre hay conflictos. Hay cosas que suceden y palabras que se dicen y requieren una actitud de perdón. Aquí reside el problema con el esquizofrénico. Es incapaz de perdonar. Tiene un “espíritu no perdonador”. Las cosas que sucedieron hace treinta años están tan vivas como si hubieran sucedido hace un minuto. La raíz de amargura se mantiene viva y de ella salen resentimiento, odio, ira, desquite, venganza, rencor, violencia, homicidio. Puede haber muchos más demonios adheridos a tales raíces de amargura.
Entonces, ¿cómo hace el esquizofrénico para salir de toda esta mescolanza? Las tres áreas principales que se deben conquistar son: rechazo, rebeldía y la raíz de amargura. A medida que estas áreas son conquistadas la “casa”, es decir la vida, se debe llenar por dar y recibir amor, por someterse a toda autoridad válida, y por perdonar a todas las personas, sin tener en cuenta las circunstancias. Cuando se conquistan estas tres áreas, los otros espíritus relacionados pierden su fortaleza. Hay necesidad de una gran decisión. La persona que puede decir con toda persistencia, “Voy a ser distinto. No dejaré que los demonios gobiernen mi vida”, finalmente verá la victoria.
En la parte inferior de la ilustración, entre las manos, hay una figurita que corresponde al “yo real”. A medida que el proceso de liberación tiene lugar, después de un período de tiempo el “yo real” debe irse hacia arriba, como lo ilustran las flechas, y apartarse de las personalidades esquizofrénicas falsas al dejar de estar de acuerdo con todas sus influencias y todo lo que representan. El “yo real” se debe constituir y tomar la naturaleza del mismo Señor Jesús. Los ejercicios espirituales como el estudio de la Biblia, la oración, el ayuno, la alabanza y el compañerismo con otros creyentes constituyen una parte esencial en el éxito de una liberación. Estos ejercicios del espíritu también van a acelerar el proceso de liberación, a medida que la vida de la persona se llena con las cosas positivas de nuestro Señor Jesucristo.
Este ha sido un trabajo sumamente duro, tanto para el paciente esquizofrénico como para el ministro que hace la liberación. Admiro muchísimo a los esquizofrénicos que luchan de manera continua hasta llegar a la victoria y admiro estas victorias por encima de todas las otras liberaciones. La liberación de la esquizofrenia es la más profunda, la que exige más compromiso, la más definida y la más difícil de todas las liberaciones que hemos podido encontrar.

jueves, 30 de enero de 2014

Día 22: Cerdos en la sala




Agrupaciones de demonios

Los demonios se identifican de acuerdo con su naturaleza. Un espíritu de odio se llama “odio”. Cada demonio es un especialista. Un demonio de odio no alienta la concupiscencia ni la lujuria, solamente estimula el odio. Cuando a los demonios se les ordena identificarse con un nombre, usualmente se nombrarán en identidad con su naturaleza, p.e., rebeldía, maldición, indiferencia, etc. Sólo ocasionalmente un demonio dará un nombre personal como “Juanito” o “Paulina”. A veces usan nombres extranjeros. Esta es una maniobra de engaño para evitar que el ministro de liberación conozca su naturaleza verdadera. El ministro debe ordenar a los demonios que revelen su naturaleza diciendo, “¿cuál es tu naturaleza, demonio?”
Los demonios que viven en las personas rara vez se encuentran aislados; por lo general se juntan en grupos. Cada agrupación se puede considerar como una colonia, un clan, una tribu o una familia. Cuando se descubre o se discierne un demonio, inmediatamente uno debe estar alerta para buscar sus compañeros. Un grupo de demonios se juntan con el propósito de controlar un área particular en la vida de una persona. Por tanto, es muy lógico que los espíritus se encuentren en grupos especiales. Ciertos tipos de espíritus se encuentran una y otra vez en las mismas combinaciones; sin embargo, no se debe presumir que la combinación sea siempre la misma. Las posibilidades de agrupación de los demonios son ilimitadas.
Dentro de cada grupo habrá un “hombre fuerte” o espíritu dominador. Con frecuencia durante la ministra- ción se identificará específicamente un espíritu gobernante. No siempre es necesario que sea identificado como un espíritu gobernador para que tenga lugar la liberación. Por lo general tal identificación se dará por uno o dos motivos. Primero, el Espíritu Santo puede dirigir un orden en el procedimiento. El ministro de liberación deberá estar alerta a cualquier plan de batalla que el Señor quiera mostrar. Hay situaciones donde el Señor hará que se trate en primer lugar con el espíritu gobernante y luego con los espíritus compañeros. Otras veces la dirección del Señor será expulsar los espíritus menores primero y por último el espíritu gobernante. Parece que no vale la pena preguntarse por qué el Señor dirige en un modo o en otro. Un buen soldado está entrenado para seguir las órdenes sin cuestionar a su comandante. A veces se le puede dar una gran amplitud para que elija su propia ruta de ataque pero en otras ocasiones sus órdenes son muy específicas. Lo mismo es cierto en las batallas de la guerra espiritual.
Una segunda razón para que los espíritus se deban identificar es por el beneficio de la persona que recibe la liberación. Es muy útil conocer cuál espíritu sea, a fin de estar en guardia especial contra él en el futuro. Algunos espíritus están particularmente ligados o unidos con cuadros de hábitos que se deben cambiar y áreas del hombre carnal que se deben crucificar. Después de la liberación la persona debe luchar algunas batallas por sí misma para mantenerla. Es extremadamente útil conocer de manera exacta, cuando uno está peleando, contra qué combate, lo que es de la carne y lo que viene de los espíritus.
Por la experiencia que se ha ganado en centenares de liberaciones al tratar con grupos de demonios, estoy convencido que el espíritu gobernante es el primer espíritu en invadir cierta y determinada área. Como es el primero en ganar la entrada se puede establecer como gobernante. Luego se convierte en la llave y abre el camino a otros espíritus. Cuando se está expulsando a los demonios no es raro ordenar al espíritu gobernante, “ ¡Fuera tú y contigo todos tus compañeros!” o “ ¡Sal y trae todas tus raíces!” Si una parte de un grupo no se expulsa, se deja una puerta para que el grupo regrese. Por este motivo la liberación debe ser lo más cuidadosa y completa posible.
Se puede encontrar más de un espíritu demoníaco de un tipo determinado, dentro de un cierto grupo. Por ejemplo, la colonia de amargura puede contener varios espíritus
de resentimiento. También un tipo dado de demonio puede estar presente en más de un grupo. Por ejemplo, se puede encontrar un demonio de ira en la colonia de amargura y otro demonio de ira en la colonia de perfección. En una liberación es posible expulsar varios grupos de espíritus. En cada grupo puede haber un espíritu de depresión. Sólo mediante la acción del don sobrenatural de discernimiento se puede saber qué se ha tratado con tales combinaciones de espíritus.
La siguiente lista de grupos de demonios representa cuadros que se han comprobado por medio de sesiones verdaderas de liberación. Estas agrupaciones sólo sugieren lo que se puede encontrar. La lista de ninguna manera pretende ser exhaustiva, ni supone que las agrupaciones sean invariables. Se da una explicación sobre algunos grupos de la lista para ofrecer alguna profundidad en los problemas causados por un grupo particular de espíritus. Casi todos los grupos se explican por sí solos.
Los autores creen que la información que se brinda en este capítulo será de un gran valor práctico para quienes tienen un llamado al ministerio de la liberación. Ayudará a todos a entender mejor cómo los demonios se agrupan entre sí. Muchos años de estudio y de experiencia se han condensado en unas pocas páginas (ver anexo 1).

Amargura

En Hebreos 12:15 se hace una advertencia:
“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”.
La raíz de amargura es responsable de muchas “perturbaciones.” La amargura que se guarda en el corazón por mucho tiempo abrirá la puerta a la invasión de demonios. Esta es probablemente la abertura más común para la actividad de demonios. En muchos casos la amargura es hacia alguien dentro de la familia inmediata.
Los espíritus de amargura mantienen vivos los incidentes que nos hirieron. Las cosas que sucedieron hace muchos años aún están frescas y vivas en la memoria como si apenas hubiesen tenido lugar ayer. De esta manera la persona no solamente rivaliza con los problemas actuales sino que se enfrenta siempre con una gran carga de heridas en el pasado. El espíritu de falta de perdón mantiene vivos todos estos golpes y los revive de manera constante en la mente de la persona. Así, la herida más trivial nunca se perdona ni se olvida.
Dondequiera que se observe una actitud de amargura, se puede esperar la presencia de los espíritus de amargura, de resentimiento y de odio. En algunas ocasiones esta cadena de espíritus continúa para incluir otros espíritus o todos los del grupo.

Rebeldía

La rebeldía es el espíritu anticristo, de desobediencia y de falta de respeto por la autoridad. Dios ha establecido la autoridad en el hogar, en la iglesia, y en el gobierno civil. Dios mismo es nuestra suprema autoridad. Afirmar la obstinación por encima de cualquier nivel de la autoridad en el orden divino de Dios, es agradar a los demonios de la rebeldía. Para mantener esta área liberada se necesita una completa sumisión a toda autoridad constituida por Dios.

Control

Los espíritus de control se encuentran en casos como los siguientes: (1) Un padre que muestra un control antinatural sobre un hijo ya crecido; (2) un marido o una esposa que domina al cónyuge; (3) un ministro que es un dictador y no un pastor; (4) un miembro de un grupo de oración que controla al grupo o a otros en el grupo. Los métodos de control pueden incluir falsas visiones o falsas revelaciones, profecías falsas y cosas semejantes. Tal control se compara o se iguala con la hechicería que busca controlar a otra persona y hacer que haga lo que se quiere, ya sea que se sepa en una forma muy clara o sin saber el empleo del poder de los espíritus del mal.
El ministro de liberación también debe estar preparado para ministrar a las víctimas de los espíritus de control. Haga que las personas dominadas renuncien a todo control demoníaco y que declaren su libertad de las ataduras con base en la libertad que Cristo Jesús ganó y en forma firme rechacen cualquier control posterior. Los individuos liberados deben aprender a ejercitar su propia libertad y a tomar sus propias decisiones. Además, pueden necesitar una liberación personal de los espíritus de inseguridad, de inferioridad, de temor. También los espíritus de condenación pueden procurar persuadirlos que están hiriendo a las otras personas con quienes han tenido esa unión tan cercana. Quizás necesiten ayuda para que les sea posible separar a la persona de los demonios en la persona. Cuando esto se cumple pueden amar a la persona pero odiar a los demonios que buscaban controlarlos.

Represalia

Este grupo por lo general tiene su raíz en la amargura. Estos espíritus procuran devolver mal por mal. Una manifestación interesante se observó cuando se liberaba a un grupo de niños de este tipo de espíritu. Mientras un padre sostenía al niño durante la liberación vimos al niño que pellizcaba, mordía o golpeaba al padre. La disposición del niño cambió instantáneamente una vez que los espíritus salieron. En los adultos es más probable encontrar represalias mediante palabras o actos rencorosos.

Rechazo

La puerta para el espíritu de rechazo se abre más frecuentemente durante la niñez o cuando el niño aún está en el vientre de la madre. Si un niño no es deseado, el feto queda abierto para la entrada de un demonio de rechazo. Encuentro que para algunas personas esta idea puede ser desde ofensiva hasta repugnante. Piensan que es terriblemente injusto que tal cosa sea posible. Sin embargo, debemos recordar que el diablo no es un caballero y que no se rige por las reglas del deportista limpio. En cambio, es extremadamente maligno y perverso y no vacila ni por un instante en aprovechar una situación que estimule sus propósitos malvados. Satanás goza y se deleita si halla un talón de Aquiles para su objetivo, y elige los momentos más débiles en la vida para atacar. Y, ¿cuándo una persona está más indefensa? Antes de nacer y durante la infancia.
La Biblia dice de Juan el Bautista que antes de nacer fue lleno del Espíritu Santo, cuando estaba en el vientre de la madre (Lucas 1: 15b). Así como el Espíritu Santo entró en Juan el Bautista antes del nacimiento, no podemos dudar de la capacidad de un espíritu demoníaco para entrar en una criatura antes que nazca.
Una madre soltera vino a verme para buscar consejería y ayuda. A causa de las circunstancias de la concepción de su hijo admitió que no deseaba el bebé y que había pensado en el aborto. En el momento de ministrarle estaba en el octavo mes de embarazo. Varios demonios se expulsaron del feto, incluyendo el espíritu de rechazo. A medida que se echaban estos espíritus la madre tuvo dolores agudos en el área del vientre. Estos dolores desaparecieron por completo cuando los demonios salieron por su boca.
El ministro de liberación hará muy bien en averiguar a todos los que buscan liberación la posibilidad del rechazo. Es una cosa extremadamente común y con frecuencia muy fuerte. Casi todos los niños que han sido adoptados tendrán espíritu de rechazo. Las mismas circunstancias que llevaron a la adopción del niño han provisto una puerta para que los espíritus de rechazo tengan entrada.
El rechazo usualmente se convierte en un monstruo de tres cabezas. Además del espíritu básico de rechazo puede haber un espíritu de temor al rechazo y un espíritu de autorrechazo. La presencia de estos demonios se demuestra con rapidez por la incapacidad del individuo para recibir amor o para dar amor a otros. Como ha sido rechazado teme las relaciones cercanas que podrían causarle posteriormente una herida mayor. Teme aceptar el amor de otros y se mantiene a distancia. Así se ha abierto la vía para el temor al rechazo.
El autorrechazo se agrega a este tormento. La persona que' se siente rechazada decidirá que hay algo malo dentro de sí que hace que los otros no gusten de ella. Vuelve sus pensamientos a su interior, se hace introvertida y comienza a odiarse a sí misma por lo que es. Esto es el autorrechazo.

Indecisión

Estos son espíritus en la mente y son bastante comunes. Una persona normal debe ser capaz de pesar los diversos factores de los hechos y llegar a una decisión, pero estos espíritus pueden atormentarla y hacer muy difícil la decisión más pequeña. Toda decisión se convierte en una crisis enorme. Cuando el sujeto no puede resolver algo, entonces pospone la determinación. La indecisión lleva así a la dilación o a la demora. Entre más considera o pesa un tema hay más confusión. En su desesperación o frustración aplaza la decisión y habitualmente elige lo que no es lo mejor. También puede escapar a la responsabilidad de hacer una decisión por medio del olvido.
En algunos casos la dilación o la demora anteceden a la indecisión y pueden ser los espíritus directores. La guía para un espíritu de dilación en un niño se encuentra cuando se le oye decir a menudo, “en un momento” o “en un minuto” o “ya voy”. Por ejemplo, una madre ordena a su hijo limpiar su habitación. El niño responde, “En un minuto, ya voy mamá”. En verdad, desea obedecer pero el espíritu de olvido toma su mente y cuando se le recuerda explicará, “Oh, lo olvide”. La mamá entonces debe ejercer la autoridad. Cuando tal situación se sucede repetidamente el niño se vuelve rebelde y terco.

  Autoengaño

“Suyos son el engañado y el engañador” (versión libre de Job 12: 16). El Señor nos dio este versículo durante una ministración para identificar un profundo problema en el señor P. Por más de 20 años se había autoengañado en creer que estaba al borde de una gran revelación respecto a la Trinidad. Consideraba que esta revelación asombraría a todo el mundo cristiano. Nos demostró cómo creía que iba a venir la revelación. Cuidadosamente dobló una hoja de papel en varios pliegues y fue rompiendo varios pedacitos. A medida que cada pedacito de papel se desdoblaba lo veía como un símbolo o una letra. Creía que un día iba a ser capaz de deshacer e interpretar los símbolos inspirados por el Espíritu que revelarían de una vez por todas el misterio de la divinidad. El autoengaño, el autoerror y el orgullo (los espíritus compañeros) le convencieron que él, un desconocido, vendría a ser renombrado mundialmente.
Todo su problema se había originado en el rechazo. Su padre, un ministro, le había rechazado en la niñez. En sus intentos por recibir la aprobación y el amor de su padre, abrió puerta a los espíritus del engaño quienes le convencieron que no solamente vendría a ser famoso, sino que esta fama llegaría por medio de una revelación espiritual que ganaría la admiración de su propio padre.
Renunciar al engaño no fue fácil para el señor P. El tenía gran temor de estarle fallando a Dios. En tales casos de autoengaño la persona se debe confrontar con el error y debe renunciar a la ilusión. Cuando una persona deja de estar de acuerdo con las mentiras de los demonios puede mantener su liberación.

 Perfección

Hay un lugar para la organización, para el orden, y para un trabajo bien hecho. El demonio de la perfección hace una atadura de todos estos atributos. Por ejemplo, una persona ha planeado su día. Ha decidido lo que hará y cómo todo se ajustará a un esquema determinado. Se ata a sí mismo a ese esquema y no deja sitio para la variación. Es un plan perfecto. Está orgulloso de ser capaz de planear y de cumplir así de bien. Luego algo o alguien interfiere con ese plan y viene la irritación. Ahora no puede realizar su esquema y no se puede ajustar a la interrupción. La frustración aparece y la ira se levanta contra la persona o la cosa que ha interrumpido el plan. De esta manera todo un juego de demonios se pone en movimiento. El conflicto es tanto interior como exterior.
El rechazo con frecuencia está detrás de la perfección. La persona rechazada lucha por la perfección en un esfuerzo por ganar respeto y aceptación. En otras ocasiones la perfección es un mecanismo para compensar la inferioridad.

Falsa carga

El demonio goza al agotar a los santos. El demonio, al contrario de Dios, echará sobre los hijos de Dios más de lo que pueden soportar. Jesús declaró que su yugo es fácil y que su carga es ligera. Una falsa carga es muy pesada de llevar y usualmente es autoimpuesta. Inclusive una carga piadosa por las almas puede tener origen satánico. Así como Dios tiene un tiempo y un camino, también tiene un propósito. Cuando el Espíritu Santo fluye quita todo peso y controla todo. Muchos creyentes necesitan ser liberados de las falsas cargas, de las falsas responsabilidades, y de las falsas compasiones que no son de Dios.

Error religioso

El error religioso es una designación muy amplia que abarca las falsas religiones, las sectas cristianas, las prácticas del ocultismo y las doctrinas falsas. El compromiso con cualquiera de esas fuentes de error puede abrir la puerta para los espíritus del mal. La asociación o el contacto no necesariamente deben ser muy profundos.
Todo cristiano que se haya comprometido con cualquier clase de error religioso debe renunciar a él. En casi todos los casos es necesaria una liberación para dejarle libre de las opresiones. Se ha demostrado que estos demonios de error religioso causan confusión mental, atadura del alma, opacamiento de la comprensión, miedos, dolores físicos, depresiones, enfermedades físicas, falso orgullo, falta de enseñabilidad, resistencia a la verdad bíblica y obstáculos espirituales por ejemplo, para la oración, para la lectura de la Biblia, para escuchar los sermones y mensajes, para recibir los dones del Espíritu, para la fe, etc.

miércoles, 29 de enero de 2014

Día 21: Cerdos en la sala




Sugerencias prácticas para el ministro que hace la liberación

¿Cómo en verdad se libera a una persona de los espíritus demoníacos? Este es el lado práctico de la liberación. Las sugerencias hechas en este capítulo no se ofrecen como lo último en procedimientos. Es nuestro propósito compartir lo que se ha obtenido por medio del estudio, la revelación y la experiencia. Urgimos a cada persona que trabaja en el ministerio de la liberación a permanecer sensible a las enseñanzas y guía del Espíritu Santo.

El equipo y el cuarto para ministrar.

Cuando se planea una ministración se debe escoger un lugar adecuado. Debe ser una habitación situada de manera tal que otros no se alteren o se exciten por los sonidos que se puedan producir allí. Desde luego debe estar en un sitio donde la ministración no se vea interrumpida por los extraños. Debe haber un número suficiente de sillas para los que asistan. Una silla recta, sin brazos, es la más apropiada para el candidato. Debe situarse en la habitación de tal forma que los otros se puedan reunir alrededor. Como hay oportunidades en que los demonios salen con vómito o con expulsión de flema, debe haber un equipo para cuidar de esta eventualidad. Un recipiente plástico como una papelera o un balde se consigue fácilmente. Debe haber también un suministro adecuado de toallas de papel o de pañuelos faciales y debe haber a mano una libreta para tomar notas.

La conferencia previa a la ministración

Suponemos que el candidato a quien se le va a ministrar no ha sido obligado por su familia o por sus amigos y que está listo y dispuesto para la liberación. Se le explica que la honradez y la humildad son claves para una ministrador! efectiva. La persona debe saber que todo lo que vaya a compartir se hace en confianza y que no se divulgará. Sin embargo, a quienes experimentan la liberación se les anima a relatar su experiencia propia como testimonios del amor y del poder de nuestro Dios. El mismo Señor Jesucristo animó así al endemoniado gadareno:
“Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él;y todos se maravillaban” (Marcos 5; 19-20).
El propósito de esta conferencia es demostrar la presencia de los espíritus y descubrir su naturaleza. Esto se hace al determinar cuáles son o cuáles han sido los problemas en la vida de la. persona (véase el capítulo “Siete maneras para determinar la necesidad de la liberación”). Los demonios entran por medio de puertas que les abrimos en nuestras vidas. El objetivo de la conferencia es determinar cuándo y cómo se abrieron tales puertas.
Alguno en el equipo de la liberación actuará como secretario. En la parte superior de la página se escribe el nombre de la persona, la dirección, y la fecha de ministración. Las notas que se toman tienen un propósito triple: 1. Capacitarán al equipo de liberación para proceder de una forma ordenada por medio de una ministración cuidadosa. 2. La persona a quien se libera quizás puede desear una copia de las notas para ayudarle a entender qué demonios tenía, cómo entraron, cuáles eran las agrupaciones o colonias, y para saber exactamente cómo se debe guardar a fin de mantener su liberación. 3. El registro también lo guarda el equipo de liberación en el caso que sea necesario un seguimiento. Cuando se ministra a muchas personas, no es posible recordar toda esta información.
Haga que el sujeto comience a recordar las experiencias y las actitudes que asumió en la vida que hubieran abierto puertas para que entraran los demonios. Satanás no respeta ninguna regla de ética y no tiene remordimientos para aprovechar las circunstancias de la. niñez. De hecho busca siempre las circunstancias por las cuales puede entrar para obrar. Este procedimiento descubrirá cosas como rechazo, inseguridad, soledad, inferioridad, resentimiento, rebeldía, temores, odios, autocompasión, fantasías, celos, y mentira.
El candidato puede insistir en que algunas de esas cosas ya no son problemas en su vida. Esto puede ser cierto. Sin embargo, múltiples experiencias demuestran que una vez que una puerta se ha abierto a determinado tipo de demonio, permanece allí hasta cuando sea expulsado. Después que uno se hace cristiano y desarrolla una vida espiritual, obtiene fortaleza sobre la influencia de los demonios que están dentro. Esto no significa necesariamente que los espíritus del mal se desanimen y se vayan. Jesús nunca enseñó ninguna otra forma de librarse de los demonios sino expulsándolos en su nombre. Hemos oído demonios que se quejan porque ya no van a tener más una casa cómoda en la persona donde habitaban y que su poder sobre esa persona ha disminuido. Sin embargo, el demonio ha preferido permanecer allí en lugar de correr el riesgo de no ser capaz de entrar en alguna otra persona. Vive allí con la esperanza de atrapar a la persona en un momento de debilidad para poder ganar de nuevo el control.
Los problemas presentes de la persona por lo general tienen sus raíces en la vida anterior. Por ejemplo, puede haber tensión y contienda entre una esposa y su esposo. Esto podría originarse en un espíritu de rebeldía que entró en la esposa cuando era niña y en un espíritu de resentimiento que entró en el esposo cuando era joven. Estos son los hechos que la charla previa puede traer a la luz.
Cuando se descubre un demonio se comienza a buscar sus compañeros (véase el capítulo sobre “Agrupaciones comunes de demonios”). Por ejemplo, la persona puede decir que tiene un problema con la timidez. Los espíritus acompañantes pueden incluir inseguridad, inferioridad, miedo, y autocompasión. Cuando se descubren colonias de espíritus se colocan juntos en una lista y se trata con toda la colonia completa en el momento de hacer la expulsión. Si alguno queda rezagado, procurará abrir la puerta para que los otros vuelvan.
Hay unas pocas cosas que impedirán a una persona recibir la liberación. La más común es la falta deperdón hacia otros. Quienes no perdonan a alguien, ya sea vivo o muerto, no pueden ser liberados. El motivo de esto aparece en Mateo 18: 21-35. Así como Dios nos perdonó, también debemos perdonar a los demás. La sanción por no perdonar es ser entregados a los verdugos (en griego, atormentadores) es decir, los espíritus demoníacos. Esto se puede arreglar fácilmente, si la persona hace una oración de perdón para todos los que puedan haberle ofendido.
El compromiso con las prácticas del ocultismo es un segundo obstáculo que impide la liberación. Estas cosas pertenecen al reino de Satanás y son serias ofensas a Dios. Todo contacto con el terreno de lo oculto, no importa cuán leve haya sido, nunca se debe tomar a la ligera. Se debe renunciar en forma absoluta a él y se debe pedir el perdón de Dios. Lo mismo sucede para el compromiso con cualquier forma de secta religiosa o religión falsa.
Otra cosa que obstaculizará la liberación es el aborto. Si una mujer ha consentido en un aborto, debe confesarlo como un asesinato y recibir el perdón de Dios. Todo hombre que haya sido cómplice de un aborto, también debe confesar su participación en ese crimen. Una vez estaba ministrando a una señora a quien conocía bastante bien. La ministración estaba bloqueada y los demonios se resistían a salir. Esa noche Dios me despertó y me dijo una palabra de conocimiento: “aborto”. Pensé que sabía lo suficiente de esa mujer como para darme cuenta que nunca había tenido un aborto, pero al día siguiente le pedí que me dijese si alguna vez había estado en conexión con un aborto. Ella quiso saber cómo lo supe, y le dije que el Señor me lo había revelado. Entonces me contó que tres meses antes una vecina había ido a verla. La vecina estaba embarazada con un cuarto niño. No quería tener más hijos y pidió la opinión de mi amiga sobre el aborto. Ella aconsejó a la vecina que se lo hiciera. Cuando comprendió que esto era malo, lo confesó y los demás demonios comenzaron a salir de ella.
Algunas personas con bastante experiencia en el ministerio de la liberación testifican que el adulterio inconfeso bloqueará la ministración. Se dice que la ofensa se debe confesar a la persona contra la cual se ha pecado, como el marido que confiesa su infidelidad a la esposa y viceversa.
Mi propia experiencia ha demostrado que esto no es un requisito indispensable para la liberación, pues los demonios de la lujuria y del adulterio se han expulsado de personas que no confesaron la falta a sus cónyuges. Todo pecado conocido, de cualquier especie, se debe confesar a Dios antes de la liberación y es mi convicción personal que se debe estar completamente dispuesto a confesar el adulterio al cónyuge, conforme el Señor dirija. Quizás el cónyuge puede no estar preparado para escuchar tal confesión. Aquí se necesita la sabiduría. Nuestro objetivo es “no dar lugar al diablo”, ya sea por no confesar o por una confesión a destiempo.

 La oración de liberación

La oración es especialmente apropiada en el momento de la liberación. Cualquiera de los presentes puede dirigir la oración, pero antes que la liberación verdadera tenga lugar, el candidato también debe orar. Para este propósito hemos encontrado que una oración escrita es muy efectiva. Cada miembro del equipo mantiene una copia de esta plegaria en la parte posterior de su Biblia. La oración particular que hemos usado es una que obtuvimos por medio del ministerio del Dr. Derek Prince y dice así:
“Señor Jesucristo, creo que diste tu vida en la cruz por mis pecados y te levantaste de los muertos. Me redimiste por tu sangre, te pertenezco y deseo vivir para ti. Confieso todos mis pecados, conocidos y desconocidos, me arrepiento de todos y renuncio a ellos. Perdono a todos los demás como quiero que tú me perdones a mí. Perdóname ahora y límpiame con tu sangre. Te agradezco por tu sangre, Señor Jesús, que me limpia ahora de todo pecado. Llego a ti ahora como mi libertador. Tú conoces mis necesidades especiales, aquellas cosas que me atan, que me atormentan, que me ensucian, aquel espíritu inmundo, y reclamo la promesa de tu palabra, “que cualquiera que clame en el nombre del Señor será liberado”. Ahora te llamo a ti. En el nombre del Señor Jesucristo, libérame y déjame libre, Satanás, pues renuncio a ti y a todas tus obras. Me libero yo mismo de ti, en el nombre de Jesús, y te ordeno salir de mí ahora en el nombre de Jesús. Amén.

Autoridad sobre los poderes espirituales

Ya hemos visto en el capítulo sobre la batalla espiritual, que los poderes demoníacos están dispuestos en una cadena de orden. Satanás tiene sus representantes asignados, sobre naciones, ciudades, iglesias, hogares y vidas individuales. La Escritura nos instruye a enfrentar esta estructura espiritual con batallas espirituales. Por tanto, tomamos autoridad sobre todas las potestades superiores que tengan autoridad sobre los demonios que habitan en quien se está liberando. Atamos esas potestades superiores para que no intervengan de ninguna manera en la ministración. Luego atamos el “hombre fuerte” o espíritu gobernante que está sobre los demonios menores que habitan la persona.
“Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa” (Mateo 12: 29).
Ordene a todos los espíritus que moran en una persona desatarse entre sí. Prohíbales prestarse ayuda o darse auxilios mutuos de cualquier manera.

 Ordene salir a los demonios

A medida que uno de los ministros comienza a ordenar a los demonios específicos salir en el nombre de Jesús, los otros en la habitación estarán dedicados a leer las Escrituras a alabar o cantar. Esto por lo general se hace en voz baja. En las primeras etapas de mi ministerio de liberación habitualmente agotaba la voz en unas pocas horas. Ni el tono ni el volumen que utilizamos hacen temblar y obedecer a los demonios, sino la autoridad con que hablamos en el nombre de Jesús.
Usualmente me dirijo a los demonios de esta manera, “Demonios, sé que ustedes están allí. Conozco su presencia y sus obras perversas. Les informo que no tienen ningún derecho para permanecer en esta persona. Esta persona pertenece al Señor Jesucristo, Jesús la compró con su sangre. Este cuerpo es un templo del Espíritu Santo y todo lo que contamina y ensucia debe salir. Como ustedes son invasores, se deben ir ya y les ordeno que salgan ahora mismo en el nombre de Jesús”.
La persona a quien se le está haciendo la liberación debe cooperar de la siguiente forma: debe abstenerse de orar, de alabar o de hablar en lenguas. Estas son maneras de llevar al interior al Espíritu Santo y la boca y el aliento se deben dejar libres para que salgan los espíritus del mal. Se le debe animar a entrar en la batalla con su voluntad. Se puede dirigir a los espíritus y hacer que los demonios sepan que está decidida a que se vayan, porque no quiere tener ninguna parte más con ellos.
Luego, la persona a quien se está liberando debe comenzar a expulsar su aliento con fuerza unas pocas veces. Como los espíritus salen a través del aliento, esto ayudará a su salida. O puede producir algunos golpes de tos. Casi siempre eso es suficiente para “prender la bomba” y los demonios comenzarán a salir con rapidez, mientras las manifestaciones se sostienen sin un esfuerzo consciente. La persona puede forzar la tos y los demonios entonces comienzan a salir con la tos o con los bostezos.
Persevere en ordenar a los demonios hasta cuando obtenga resultados. La confianza aumenta con la experiencia. Los demonios parecen tener conciencia de toda falta de confianza que hay en el ministro que hace la liberación. A medida que la autoridad de la fe crece, los demonios responderán más rápidamente.
Si no sale ningún espíritu en el curso de unos cuatro o cinco minutos puede haber algún obstáculo. En una ocasión un joven vino para ser liberado. Cuando ordenamos salir a los demonios, inmediatamente comenzaron a manifestar su presencia sacudiendo el cuerpo del joven. La batalla se prolongó casi durante una hora. Era evidente que los demonios se encontraban allí y que estaban muy agitados, pero ninguno salía. Nos detuvimos para buscar la dirección del Espíritu. A medida que orábamos el muchacho se puso muy nervioso y comenzó a escarbar en sus bolsillos con mucha excitación. Le preguntamos qué buscaba y respondió que estaba buscando una medallita de San Cristóbal que usaba como suerte y protección. Por último la encontró y le explicamos que la medalla era un ídolo que reemplazaba su dependencia de Dios. Era cristiano desde hacía unos pocos días y estaba dispuesto a escuchar todas las enseñanzas. Estuvo de acuerdo en quitarse el ídolo, renunciar a él y pedir el perdón de Dios por haber confiado en ese ídolo como ayuda. Inmediatamente los demonios comenzaron a salir. Ya no tenían ningún derecho legal sobre él.
Las escrituras, los himnos, y las referencias a la sangre del Señor Jesús están llenos de poder. Algunas personas no comprenden por qué “pedir la sangre”. No es cuestión de repetir la palabra “sangre” una y otra vez, o la frase “Pido la sangre”. Más bien se trata de dar testimonio de lo que la sangre hace por el creyente. La sangre nos redime, nos limpia, nos justifica, y nos santifica. Por medio de la sangre de Jesús hay perdón para todos los pecados.
Mientras se ministraba a una joven, los demonios la arrojaron al piso y principió a rodar por toda la habitación. Hablamos a los demonios de la sangre de Jesús y comenzaron a rogar que no nombrásemos ni cantásemos de la sangre. Un demonio dijo, “No me puedo quedar para oir esa palabra”. Le ordené decirme por qué no podía quedarse para oir de la sangre del Señor Jesús (entiendo perfectamente que no voy a obtener teología de los espíritus demoníacos pero este demonio habló la verdad). Dijo, “Porque es tan roja, porque es tan tibia, porque es viva, porque cubre todo”. Pensar un poco me hizo caer en cuenta que la sangre roja es sangre viviente. La sangre que es tibia también es sangre viviente, La sangre de Jesús es viva. De ahí por qué es hoy aún tan poderosa como lo era en el momento en que fluía de las venas de Jesús. Es la sangre expiatoria. Expiar significa “cubrir”. Los demonios están derrotados por la sangre viva y expiatoria de Jesús que cubre todo pecado. ¡Amén!
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