Liberación individual y en grupo, privada y pública
El ministerio de la liberación pertenece a la
iglesia. Debería ir junto con la enseñanza, con la predicación, y con la
sanidad. En la Gran Comisión, según se registra, leemos:
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda
potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo” (Mateo 28:18-20).
La expulsión de demonios es una parte vital de
lo que Jesús ordenó a sus discípulos. En el relato de Marcos 16:17 sobre la
comisión, él cita a Jesús cuando dice:
“Y estas señales seguirán a los que creen: En
mi nombre echarán fuera demonios...”
Hay que notar las formas en plural: “los que
creen” y “echarán”. Esto sugiere que es un ministerio de la iglesia y no de los
individuos. Hoy el Espíritu Santo está produciendo un ministerio de liberación
en la iglesia porque se ha descuidado por mucho tiempo y la iglesia debe
tenerlo a fin de estar preparada para la segunda venida del Señor Jesús.
Ministerio Individual
La liberación puede tener lugar como parte de
un servicio regular de la iglesia. Jesús no se arredró ni temió echar demonios
públicamente en el sitio de adoración y de enseñanza.
“21Y entraron en Capemaum; y los días de
reposo, entrando en la sinagoga enseñaba... 2 3Pero había en la sinagoga de
ellos un hombre con espíritu inmundo que, dio voces... 25Pero Jesús le
reprendió, diciendo: ¡Cállate y sal de él!” (Marcos 1:21,23,25).
He estado en cultos como ese. La misma
presencia de quienes se mueven en el poder de Dios sobre los espíritus
demoníacos hace que los espíritus reaccionen y griten o hablen en alta voz.
Dependería entonces del punto de interrupción en el servicio como para saber
qué curso seguir. A veces se les dice a los espíritus que se estén quietos
hasta cuando el servicio termine. Los demonios estarán así atados hasta cuando
llegue el momento de expulsarlos.
Otras veces la situación podría llevar a una
liberación inmediata. Esto sucedió una vez en un culto donde yo estaba
ministrando. Casi al final de mi mensaje los espíritus demoníacos comenzaron a
obrar en un hombre y en su mujer. Eran cristianos pero no sabían del bautismo
en el Espíritu Santo. Habían ido al servicio con la intención de divertirse y
burlarse de los pentecostales. Pero durante el culto quedaron bajo convicción.
El mensaje enfatizaba el poder de la sangre de Jesús. La mujer comenzó a
sacudirse violentamente. Cuando quienes le quedaban cerca comenzaron a orar,
los espíritus demoníacos también comenzaron a gritar a través de ella. Cuando
el marido se movió para ver en qué podía ayudar, los demonios en él también
comenzaron a gritar y a sacudirlo. La congregación siguió cantando himnos de
alabanza y varios de nosotros ministramos al hombre y a su mujer en el pasillo
de la iglesia hasta cuando quedaron libres del ataque demoníaco. Luego se oró
por ambos para que recibieran el bautismo en el Espíritu Santo, y en pocos
momentos estaban hablando en lenguas como el Espíritu les daba que hablasen.
Ambos fueron liberados de los demonios de alcohol y nicotina lo mismo que de
muchos otros espíritus, y han continuado en su vida llena del Espíritu con gran
celo y gran gozo.
Hasta este punto en mi propio ministerio, casi
todas las liberaciones han sido con base en una ministración de tipo
conferencia privada. Nuestro equipo de liberación va a una iglesia o a una
comunidad. Allí se hacen varias reuniones de enseñanza sobre demonología y
liberación. Se anima a las personas a que hagan citas para la ministración y se
trabaja más o menos como en el consultorio de cualquier médico. También se
asigna a cada persona algo así como dos horas. Alentamos mucho la ministración
para la familia, con participación de ambos padres y de los hijos de todas las
edades. Se dan alrededor de treinta a cuarenta y cinco minutos de conferencia y
el resto se dedica al proceso de liberación. Este enfoque hacia el ministerio
de la liberación ha demostrado que tiene fuertes puntos en su favor. En muchos
casos la conferencia da luz sobre las veces y las maneras como los demonios
pudieron entrar en la vida de las personas. Así se puede aprender cómo obran
los diferentes demonios. Esta comprensión es una gran ayuda para que se puedan
cerrar las puertas a los demo-nios, después que han sido expulsados, de manera
que no puedan volver a entrar en esas vidas. Desde luego, cuando los demonios
escuchan la conversación se dan cuenta que se ha descubierto su presencia y que
se traen a la luz sus diversas formas de trabajo maligno. Esto sirve para poner
en movimiento esos espíritus y en el momento en que usted está listo para
ministrar, entonces los demonios usualmente están en la superficie y salen con
más rapidez. La ministración de tipo conferencia, tiene la desventaja de
consumir mucho tiempo, pero tiene la ventaja de ser más completa que la
liberación pública y en grupos. El corazón de Jesús clama por más obreros. En
el contexto de Mateo 10 Jesús está comprometido en su ministerio de enseñanza,
de predicación, de sanidad, y de expulsión de demonios: “Y al ver a las
multitudes, tuvo compasión de ellas;porque estaban desamparadas y dispersas
como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad
la mies es mucha, más los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que
envíe obreros a su mies’ (Mateo 9: 36-38).
Ministración en Grupo
La ministración en grupo implica la expulsión
de demonios de más de una persona a la vez. El grupo puede variar en su tamaño
desde dos personas hasta una gran multitud. Que esto se puede hacer, lo han
demostrado muchas veces las personas que trabajan en el ministerio de
liberación. El ministro que hace una liberación ordenará a los demonios salir
en el nombre de Jesús. Y los demonios comenzarán a salir. En grupos grandes, de
un centenar de personas o más, si no hay suficiente personal de obreros con
conocimiento para dar ayuda adecuada a cada individuo, algunos puede que no
reciban la ministración que necesitan. En la ministración de grupos hay quienes
reciben una liberación muy adecuada, pero otros quizás no la obtienen según su
necesidad y muchos seguramente no van a obtener ninguna liberación.
La ministración en grupos puede ser efectiva
con los niños. He tenido la experiencia de ministrar a un grupo de niños de
edades desde los siete hasta los doce años. Comenzamos a llamar a los espíritus
que son comunes en prácticamente todos los niños, p.e. temor, egoísmo,
resentimiento, ira. Después de cubrir una lista de espíritus comunes, se les
ordena salir; luego, se trata en forma más específica con los niños
individuales que tienen problemas particulares. Los padres y el pastor de los
niños estaban presentes y ayudaban en las ministraciones individuales. Los
niños también recibieron el bautismo en el Espíritu Santo y uno pudo orar en
lenguas. Respecto a la ministración para los niños mucho se dirá más adelante
en un capítulo especial.
Es inconcebible que Jesús ministrase a cada
persona individualmente. Él estaba acosado por multitudes que querían sanidad y
liberación dondequiera que iba. Aunque el Señor y los doce no podían haber
ministrado personalmente a cada individuo, sin embargo en el registro de la
Biblia queda muy claro que ministró a “todos” los que llegaron a él. En el
sermón de Pedro en la casa de Cornelio se lee:
“Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con
poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos
los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38).
¿Ministración Privada o Pública?
A veces sentimos que debemos hacer una
decisión entre este par de alternativas. En realidad, ¿es necesario elegir
entre la liberación pública o la privada? Es evidente que el Espíritu Santo
obra en ambos casos. Permitamos que cada creyente siga la forma que el Señor le
muestre.
La ministración privada no sólo es importante,
sino esencial en algunos casos. Encontramos que muchos cristianos tienen
ciertas páginas oscuras en sus vidas. Hay cosas que nunca se han confesado a
nadie. Los demonios medran en lo oculto y en los pecados inconfesos. Traen
culpa e indignidad para obstaculizar el crecimiento espiritual y el testimonio
del creyente. Casi todas las personas se sienten bastante cómodas al confesar
esas cosas en la consejería de liberación. Se les debe aclarar que el único
propósito en investigar el pasado es revelar las puertas a través de las cuales
los demonios pudieron entrar a fin de que esas puertas se puedan cerrar para
siempre.
Algunos individuos, más que otros, necesitan
más enseñanza y animarles para ser capaces de retener y mantener su liberación.
Algunos captan rápidamente las técnicas de la batalla espiritual mientras otros
son más lentos en aprenderlas. Algunos son más vulnerables a los ataques por
medio de otras personas en su vida, especialmente en el hogar. El ministro debe
percibir la importancia de cada caso y debe hacer lo mejor, con la dirección de
Dios, para que la persona a quien se ministra pueda continuar en su liberación
hacia la victoria final.
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