Esquizofrenia
La esquizofrenia es un problema muy común.
Algunas autoridades en el campo de las enfermedades mentales calculan que puede
haber algo así como cincuenta millones de esquizofrénicos en los Estados
Unidos. Es decir, una de cada ocho personas. Los esquizofrénicos constituyen
más o menos la mitad de la población en los hospitales psiquiátricos de los
Estados Unidos. Desde luego hay grados variables de esquizofrenia. Algunos
casos son graves y otros son bastante leves. Muchos esquizofrénicos nunca han
sido tratados profesionalmente. La esquizofrenia es un problema muy frustrante
para los profesionales de la salud mental. Su causa y su cura han permanecido
ocultas en la incertidumbre.
La perturbación y desintegración de la
personalidad que se conoce como esquizofrenia o demencia precoz, se encuentra
con mucha frecuencia en el ministerio de la liberación. Puedo calcular que algo
así como una cuarta parte de quienes vienen a nosotros en búsqueda de
liberación tienen un cuadro de esquizofrenia. El Señor, en una forma muy
misericordiosa, nos ha dado una revelación muy especial sobre el problema que
nos capacita para tratar con tales casos de manera muy efectiva. Como la
revelación la recibió mi esposa Ida Mae le he pedido a ella escribir el resto
de este capítulo.
La revelación sobre la esquizofrenia
Por: Ida Mae Hammond
Trabajamos muy intensamente en la liberación
de una persona que no mostraba mucha mejoría después de repetidas
ministraciones. Esta persona estaba muy ansiosa y deseaba la liberación. Como
amaba mucho al Señor, creía con todo su corazón que la liberación era la respuesta
a sus problemas y clamaba al Señor en grande necesidad. Era muy cooperadora con
el ministerio, pero los resultados finales eran muy descorazonadores.
Después de un tiempo sentimos que estábamos
alcanzando la victoria. Durante unos pocos días su personalidad daba signos de
estar estable y luego repentinamente todo entraba en un cataclismo y debíamos
otra vez retroceder, .donde habíamos comenzado.
Entonces, una noche, después de un cataclismo
impresionante violento, me desperté del sueño. El Señor hablaba a mi espíritu y
me dijo, “Quiero darte una revelación sobre cuál es el problema de Sara. El
problema es la esquizofrenia”. Ahora bien, yo no era muy conocedora del tema.
En la universidad había estudiado algo de psicología, lo suficiente como para estar
familiarizada con ciertos términos generales como manía depresiva,
esquizofrenia, paranoia, psicosis y neurosis. Busqué en mi memoria y logré
recordar que a la esquizofrenia a veces se le refiere como una “personalidad
dividida”. Luego el Señor me dio esta definición: “La esquizofrenia es una
perturbación, una distorsión o desintegración en el desarrollo de la
personalidad. Ya no la llamarás más Sara sino la llamarás ‘Sara uno’ y ‘Sara
dos’, porque tiene más de una personalidad dentro de sí”.
Aún estaba en la cama, aún estaban mis ojos
cargados de sueño, pero el Señor siguió dándome la revelación. Me ordenó
colocar las manos juntas, con las palmas enfrentadas y los dedos firmemente
entrelazados. Me dijo que esto representaba la naturaleza esquizofrénica. Cada
mano representaba una de las dobles personalidades dentro del esquizofrénico,
pero ninguna de ellas era el yo real. El Señor me dijo, “Tus manos representan
el nido de los espíritus demoníacos que constituyen la esquizofrenia. Quiero
que sepas que eso es completamente demoníaco. Es un nido de espíritus
diabólicos que han entrado en la vida de la persona cuando era muy, muy joven.
Ahora te mostraré cómo obran”.
Luego, el Señor me hizo separar las manos muy
lentamente. A medida que mis dedos se desenlazaban muy despacio, el Señor me
mostró que esos espíritus satánicos en el esquizofrénico, también se deben
separar, expulsar y derrotar. El proceso necesita tiempo. Para la persona es un
choque descubrir que mucho de su personalidad no es el yo real. Se puede
descontrolar cuando sepa cómo es su verdadera personalidad. Necesita tiempo
para acomodarse y para no seguir en concordancia con las falsas personalidades
demoníacas que se van conociendo. Debe llegar a aborrecer la personalidad
esquizofrénica y debe estar en completo desacuerdo con ella. El Señor me trajo
a la memoria Amos 3:3,
“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de
acuerdo?”
Uno a uno mis dedos se soltaron para ilustrar
la separación de las personalidades demoníacas (más tarde cada dedo recibió el
nombre de un espíritu). Los dos últimos dedos en separarse fueron los dedos de
la mitad de cada mano. El Señor me mostró que estos dedos representan el núcleo
del esquizofrénico: Rechazo y Rebeldía. Cuando finalmente se separen, la
persona se puede considerar curada, liberada, y con conocimiento de cuál es su
yo verdadero.
El espíritu control se llama “esquizofrenia”,
o “doble ánimo (mente)”. La Biblia dice:
“El hombre de. doble ánimo es inconstante en
todos sus caminos” (Santiago 1:8).
Esta es la definición escritural de un
esquizofrénico. La traducción ampliada podría decir algo así:
“Porque siendo como es, un hombre de dos
mentes, vacilante, dudoso, irresoluto, es inestable y no se puede confiar en
él, porque es inseguro en todo, en lo que hace, piensa, siente y decide”.
La frase que se traduce “de doble ánimo o de
dos mentes” viene de una voz griega compuesta que significa literalmente dos
almas.
La siguiente etapa en la revelación llegó unas
pocas semanas después. El Señor me ordenó dibujar el contorno de mis manos
sobre el papel; luego fue nombrando los dedos como diversos espíritus y me
mostró cómo cada demonio se instala en el esquizofrénico. El demonio control de
la esquizofrenia invita otros demonios a entrar para producir la distorsión de
la personalidad. La esquizofrenia siempre comienza con “rechazo”. Comúnmente se
inicia en la niñez o en la infancia, y a veces mientras el niño aún está en el
vientre de la madre. Hay muchas causas para el rechazo. Quizás el niño no fue
deseado. Puede haber tenido el sexo que no deseaba uno o ambos padres. Las
condiciones en el hogar pueden haber sido inseguras. En fin, hay muchas puertas
que llevan al rechazo.
La esquizofrenia se puede heredar
demoníacamente. Nótese que he escrito “demoníacamente”. Con esto quiero decir
que no está en el sistema sanguíneo, ni en los genes; ¡está en los demonios! En
otras palabras, los demonios buscan perpetuar su linaje y es más fácil para
ellos hacerlo dentro de una familia. Por ejemplo, suponga usted que la
naturaleza esquizofrénica está en la madre. Los demonios elegirán a uno o más
de sus hijos para alimentar ese espíritu de esquizofrenia dentro de ellos. La
madre esquizofrénica siente rechazo. Ella es la responsable principal de
suministrar amor a la familia. Es la que acaricia, la que maneja, la que
consiente al bebé. El demonio de rechazo dentro de ella crea problemas en sus
relaciones con el hijo. Así, el niño queda abierto al rechazo por la
inestabilidad de la madre. Repito, la esquizofrenia siempre comienza con el
rechazo .
Ahora bien, uno puede tener un espíritu de
rechazo y no ser esquizofrénico. En otras palabras, todo depende de la manera
como se forma la personalidad. Usted puede tener un espíritu de rechazo y sin
embargo manejar su personalidad de tal modo que está seguro de sí mismo. Por el
contrario, el esquizofrénico siempre anda preguntándose, “¿Quién soy?” La
identidad del verdadero yo se pierde o se confunde.
El rechazo (como aparece en la mano izquierda
de la ilustración) es el demonio que controla una de las personalidades que
están dentro del esquizofrénico. El rechazo muestra un tipo de personalidad de
retirada. Es un sentimiento interior, es una agonía interna, es un morir de
hambre de amor, es inseguridad, es inferioridad, es fantasía, es irrealidad, y
todo está en el interior. “No comparto esto con nadie ni a nadie”. En una
personalidad así, se instalan los demonios.
La segunda personalidad puesta por los
demonios es la rebeldía (véase el dedo medio en la mano derecha de la
ilustración). Cuando un niño no tiene una relación amorosa satisfactoria en su
vida, entonces crece incapaz de sentir y de compartir sus relaciones en amor.
La rebeldía se instala y mientras comienza a luchar por amor, maltrata y
satiriza a quienes le han dejado morir de hambre y no le han ofrecido amor. La
rebeldía se afirma en terquedad, en obstinación, en egoísmo. Aquí hay otra
personalidad. Esta personalidad no es introvertida y no está en retirada. Es
una personalidad agresiva que embiste en ira, en amargura, en resentimiento, en
odio, y en venganza. El esquizofrénico literalmente está bajo estos dos poderes
opuestos. Puede saltar de un tipo de personalidad al otro en un instante.
El Señor me mostró que debía referirme a la
persona esquizofrénica como “Sara uno” y “Sara dos”; la “Sara uno” era la
persona real y la “Sara dos” la personalidad esquizofrénica que tenía dos
aspectos. Por tanto, realmente se trataba de tres personalidades: la
personalidad verdadera, la personalidad de rechazo, y la personalidad de
rebeldía. En treinta minutos era posible ver todas estas personalidades en
acción. Naturalmente, esto trae mucha confusión tanto a la persona misma como a
quienes la rodean. La persona real no es ninguna de las “manos”. El “yo real”
se muestra en la parte baja de la ilustración, entre los brazos. Los demonios
no han permitido que el yo real se desarrolle. El esquizofrénico no conoce su
yo real. Cuando el esquizofrénico comienza a ser liberado, el yo real debe
tener a Jesucristo. Jesús debe comenzar a crecer en la persona, a desarrollar esa
personalidad y a hacerla como él quiere que sea. De ahí por qué la liberación
del esquizofrénico requiere tiempo, a veces varios meses, e inclusive un año o
más. La liberación debe trabajar en equilibrio con el desarrollo del “yo real”.
No se puede apresurar, porque la persona no tiene nada que la sostenga como
apoyo. Si en el esquizofrénico se expulsaran repentinamente todos los
espíritus, se sentiría perdido por completo. La identidad con el “yo real”
requiere tiempo. A medida que se agota la naturaleza esquizofrénica, la
naturaleza verdadera debe salir para reemplazarla.
Permítanme ilustrar lo que puede suceder
cuando un esquizofrénico está en el proceso de la liberación. Debe aprender a
someterse a la autoridad y se enfrenta con una prueba. Hay una situación donde
se requiere que sea sumiso. Pero no es su hábito ser sumiso. Entonces, ¿qué va
a hacer? ¿Caerá en el rechazo? ¿Se irá a su habitación? ¿Se cubrirá el rostro?
¿Rehusará hablar a todos? ¿Caerá en rebeldía? ¿Expresará su ira? ¿Se hará
desafiante? ¿Se mostrará obstinado? ¿O permitirá a la naturaleza de Jesús salir
adelante? ¿Cooperará al ceder a la autoridad y hacerse sumiso? La decisión es
suya. Debe ejercitar su voluntad para no seguir en acuerdo con los demonios y
debe romper todos los hábitos viejos. El “yo real” debe haberse fortalecido
suficientemente en Cristo como para soportar la decisión correcta.
En la ilustración se ve un remolino en la
parte superior entre las dos manos. Esto representa un “huracán”. La persona
esquizofrénica continuamente crea “tormentas” a su alrededor. Es atrapada en
esa tormenta y otros se afectan con lo que sucede. Note que algunas de las
flechas también llevan “huracanes” o torbellinos. Si la persona con quien
procura relacionarse también es inestable, pone en contacto su tormenta con la
del esquizofrénico. Entonces puede haber una tormenta dentro de una tormenta.
Otras flechas son rectas. Esto se refiere a personas que son estables y se
pueden relacionar con el “huracán” en una forma estable. Tal persona puede enfrentar
la tormenta sin recibir daño o sin salir perjudicado. El remolino no lo atrapa.
El ministro de liberación debe ser capaz de entrar como una flecha recta.
Estos momentos de tormenta hacen que la raíz
de amargura se forme (véase la mano derecha) y que se introduzca cada vez más
profundamente.
Ahora, miremos qué representan los otros dedos
de la mano. El anular se designa lujuria. El Señor me mostró que este demonio
“desposa a una persona con el mundo por amor. La lujuria tiene su raíz en el
rechazo. Si no se ha recibido amor satisfactoriamente a través de los canales
normales de la vida, la naturaleza carnal comenzará a buscar su clase de amor,
el amor sensual. De esta manera se abre la puerta para que entre el espíritu de
lujuria. Un espíritu compañero en este grupo es la fantasía lujuriosa, es
decir, la concupiscencia fantástica que hace que muchas personas se imaginen
que son como los grandes amantes del mundo del cine o que experimenten
fantasías sexuales como preludio a los actos abiertos. El espíritu de
prostitución en las mujeres puede manifestarse inicialmente en el vestido y en
la provocatividad. Las perversiones sexuales representan los esfuerzos e
intentos extremos para vencer el rechazo. Las experiencias sexuales, reales o
imaginarias, nunca pueden satisfacer la necesidad de un amor genuino. Son
sustitutos del diablo en cambio de un amor real y dejan a una persona rendida y
atada con frustración y culpa.
El dedo meñique de la mano izquierda
representa la inseguridad y la inferioridad. Estas no son sino otras
manifestaciones del rechazo. La persona que tiene un profundo sentimiento de
rechazo se siente insegura y se siente inferior.
El dedo índice de la mano izquierda es la
autoacusación. Este demonio hace que una persona se vuelva contra sí misma y
desgarre su sentido de dignidad personal. En la mayoría de los casos hemos
encontrado la “autoacusación” asociada con la “compulsión a confesar”. Por
ejemplo, si la persona cae en la inmoralidad, no puede descansar sino hasta
cuando confiesa sus maldades. Usualmente confiesa a quienes deberían mostrarle
el máximo amor. Es llevado a hacer esto en un esfuerzo por impresionar a los
demás para que le den entonces una atención forzada y por tanto encontrar algo
así como un sustituto del amor.
Ahora, pasemos a la mano derecha de la
ilustración. El dedo medio en la figura se llama rebeldía. Hemos visto que la
rebeldía identifica una de las falsas personalidades instaladas por los
demonios. Este grupo de demonios se puede considerar como espíritus compensadores
del “rechazo”. La rebeldía es lo opuesto al rechazo. La primera es expresiva y
turbulenta, el segundo es recogido e inseguro.
El dedo anular en la mano derecha representa
la obstinación o voluntariedad. Este demonio “compromete” a una persona con los
deseos egoístas. Esto abre el camino a la terquedad, el egoísmo y la enenseñabilidad.
De nuevo vemos que esto es una compensación para el rechazo. Como la persona ha
sido rechazada o teme al rechazo, es dirigida a consentirse, a mimarse. Así,
por tanto, trata de vencer los sentimientos de rechazo.
El dedo índice se llama acusación. También es
un demonio compensador, que procura hacer que no se considere el rechazo. Busca
eliminar la atención sobre uno mismo y la dirige hacia otros. El índice
izquierdo señala al yo “yo soy culpable” mientras el índice derecho señala a
los demás “tú eres el culpable”. De esta manera el demonio de la acusación abre
la puerta para los espíritus compañeros de enjuiciamiento.
El dedo meñique de la mano derecha es el
autoengaño. Sus compañeros son las ilusiones, la autoseducción y el orgullo.
Estos tres espíritus del “ego” autoinflan el orgullo. El orgullo es otro
mecanismo compensatorio para el rechazo. Quien se siente rechazado quiere
sentirse importante. El espíritu de la ilusión viene y le dice: “Tú eres
realmente alguien”; “eres un gigante espiritual” o alguna otra clase de
gigante. El ego que ha sido herido parece que recibe un empujón hacia arriba.
Pero todo esto es demoníaco y sólo lleva a una mayor frustración y a un mayor descorazonamiento.
En un caso el espíritu de autoengaño había
convencido a una niñita de trece años que tenía diez y nueve. Tomó otro nombre
para ir contra su personalidad. Intentaba pensar, hablar y actuar como una
muchacha mayor. Fue empujada más allá de sus capacidades y de su madurez
normal, lo cual aumentó grandemente su opresión.
Por medio de la revelación el Señor me mostró
cómo los pulgares representan la fase “paranoide” de la esquizofrenia. Parte de
esa fase se representa en el pulgar izquierdo porque tiene sus raíces en el
rechazo. En el lado del rechazo están los espíritus de celos y de envidia.
Quienes tienen una deficiencia en las relaciones de amor recíproco se vuelven
celosos y envidian a quienes experimentan un amor satisfactorio. En el lado de
la rebeldía están los espíritus de desconfianza, sospecha, miedos, y persecución.
Hay otro demonio en este último grupo que se llama “confrontación con
honestidad a toda costa”. La sospecha y la desconfianza crecen en el individuo
hasta cuando se ve obligado a confrontar a la otra persona. Después de la
confrontación las presiones disminuyen dentro de él durante un tiempo. Pero
deja a la persona atacada que maneje sus heridas. La persona que actúa bajo la
influencia de los demonios paranoides es bastante insensible en lo que respecta
a las muchas heridas que causa, pero es súper sensible a toda ofensa hacia sí
misma.
La revelación que aparece en los dedos y
pulgares ha demostrado que es infalible, de acuerdo con las numerosas
ministraciones en esquizofrénicos. No tiene imperfecciones ni grietas.
Los demonios cuya lista aparece en la parte
inferior de la mano izquierda son representativos de otros espíritus que
comúnmente se encuentran dentro del lado del rechazo en el cuadro de la
esquizofrenia. Habrá algunas variaciones de persona a persona. La lista es más
bien sugerente en lugar de ser exhaustiva. Es obvio que en muchas ocasiones los
demonios que aparecen en la mano izquierda, de alguna forma se asocian con la
tríada de espíritus del tipo rechazo: rechazo, miedo al rechazo y autorrechazo.
La lista de los demonios en la mano derecha
incluye el control y la posesión que se relacionan directamente con la
rebeldía,
“Porque como pecado de adivinación es la
rebelión y como ídolos e idolatría la obstinación” (1 Samuel 15:23a).
Este versículo se puede considerar de dos
maneras. En primer lugar lo interpreto con el significado que para Dios la
rebeldía es tan abominable como la hechicería misma. También lo interpreto para
significar que quien tiene una naturaleza rebelde tiene una naturaleza de
brujo. El propósito de la brujería es controlar. Es el control de otra persona
por el empleo, a sabiendas o sin saber, del poder que tienen los espíritus del
mal. La rebelión a menudo conduce al control.
Ahora continuemos hacia abajo con la mano
derecha. Hay una “raíz de amargura”. En toda vida siempre hay conflictos. Hay
cosas que suceden y palabras que se dicen y requieren una actitud de perdón.
Aquí reside el problema con el esquizofrénico. Es incapaz de perdonar. Tiene un
“espíritu no perdonador”. Las cosas que sucedieron hace treinta años están tan
vivas como si hubieran sucedido hace un minuto. La raíz de amargura se mantiene
viva y de ella salen resentimiento, odio, ira, desquite, venganza, rencor,
violencia, homicidio. Puede haber muchos más demonios adheridos a tales raíces
de amargura.
Entonces, ¿cómo hace el esquizofrénico para
salir de toda esta mescolanza? Las tres áreas principales que se deben
conquistar son: rechazo, rebeldía y la raíz de amargura. A medida que estas
áreas son conquistadas la “casa”, es decir la vida, se debe llenar por dar y
recibir amor, por someterse a toda autoridad válida, y por perdonar a todas las
personas, sin tener en cuenta las circunstancias. Cuando se conquistan estas
tres áreas, los otros espíritus relacionados pierden su fortaleza. Hay
necesidad de una gran decisión. La persona que puede decir con toda
persistencia, “Voy a ser distinto. No dejaré que los demonios gobiernen mi
vida”, finalmente verá la victoria.
En la parte inferior de la ilustración, entre
las manos, hay una figurita que corresponde al “yo real”. A medida que el
proceso de liberación tiene lugar, después de un período de tiempo el “yo real”
debe irse hacia arriba, como lo ilustran las flechas, y apartarse de las personalidades
esquizofrénicas falsas al dejar de estar de acuerdo con todas sus influencias y
todo lo que representan. El “yo real” se debe constituir y tomar la naturaleza
del mismo Señor Jesús. Los ejercicios espirituales como el estudio de la
Biblia, la oración, el ayuno, la alabanza y el compañerismo con otros creyentes
constituyen una parte esencial en el éxito de una liberación. Estos ejercicios
del espíritu también van a acelerar el proceso de liberación, a medida que la
vida de la persona se llena con las cosas positivas de nuestro Señor
Jesucristo.
Este ha sido un trabajo sumamente duro, tanto
para el paciente esquizofrénico como para el ministro que hace la liberación.
Admiro muchísimo a los esquizofrénicos que luchan de manera continua hasta
llegar a la victoria y admiro estas victorias por encima de todas las otras
liberaciones. La liberación de la esquizofrenia es la más profunda, la que
exige más compromiso, la más definida y la más difícil de todas las
liberaciones que hemos podido encontrar.
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