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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

viernes, 31 de enero de 2014

Día 23: Cerdos en la sala



Esquizofrenia

La esquizofrenia es un problema muy común. Algunas autoridades en el campo de las enfermedades mentales calculan que puede haber algo así como cincuenta millones de esquizofrénicos en los Estados Unidos. Es decir, una de cada ocho personas. Los esquizofrénicos constituyen más o menos la mitad de la población en los hospitales psiquiátricos de los Estados Unidos. Desde luego hay grados variables de esquizofrenia. Algunos casos son graves y otros son bastante leves. Muchos esquizofrénicos nunca han sido tratados profesionalmente. La esquizofrenia es un problema muy frustrante para los profesionales de la salud mental. Su causa y su cura han permanecido ocultas en la incertidumbre.
La perturbación y desintegración de la personalidad que se conoce como esquizofrenia o demencia precoz, se encuentra con mucha frecuencia en el ministerio de la liberación. Puedo calcular que algo así como una cuarta parte de quienes vienen a nosotros en búsqueda de liberación tienen un cuadro de esquizofrenia. El Señor, en una forma muy misericordiosa, nos ha dado una revelación muy especial sobre el problema que nos capacita para tratar con tales casos de manera muy efectiva. Como la revelación la recibió mi esposa Ida Mae le he pedido a ella escribir el resto de este capítulo.

 La revelación sobre la esquizofrenia

Por: Ida Mae Hammond
Trabajamos muy intensamente en la liberación de una persona que no mostraba mucha mejoría después de repetidas ministraciones. Esta persona estaba muy ansiosa y deseaba la liberación. Como amaba mucho al Señor, creía con todo su corazón que la liberación era la respuesta a sus problemas y clamaba al Señor en grande necesidad. Era muy cooperadora con el ministerio, pero los resultados finales eran muy descorazonadores.
Después de un tiempo sentimos que estábamos alcanzando la victoria. Durante unos pocos días su personalidad daba signos de estar estable y luego repentinamente todo entraba en un cataclismo y debíamos otra vez retroceder, .donde habíamos comenzado.
Entonces, una noche, después de un cataclismo impresionante violento, me desperté del sueño. El Señor hablaba a mi espíritu y me dijo, “Quiero darte una revelación sobre cuál es el problema de Sara. El problema es la esquizofrenia”. Ahora bien, yo no era muy conocedora del tema. En la universidad había estudiado algo de psicología, lo suficiente como para estar familiarizada con ciertos términos generales como manía depresiva, esquizofrenia, paranoia, psicosis y neurosis. Busqué en mi memoria y logré recordar que a la esquizofrenia a veces se le refiere como una “personalidad dividida”. Luego el Señor me dio esta definición: “La esquizofrenia es una perturbación, una distorsión o desintegración en el desarrollo de la personalidad. Ya no la llamarás más Sara sino la llamarás ‘Sara uno’ y ‘Sara dos’, porque tiene más de una personalidad dentro de sí”.
Aún estaba en la cama, aún estaban mis ojos cargados de sueño, pero el Señor siguió dándome la revelación. Me ordenó colocar las manos juntas, con las palmas enfrentadas y los dedos firmemente entrelazados. Me dijo que esto representaba la naturaleza esquizofrénica. Cada mano representaba una de las dobles personalidades dentro del esquizofrénico, pero ninguna de ellas era el yo real. El Señor me dijo, “Tus manos representan el nido de los espíritus demoníacos que constituyen la esquizofrenia. Quiero que sepas que eso es completamente demoníaco. Es un nido de espíritus diabólicos que han entrado en la vida de la persona cuando era muy, muy joven. Ahora te mostraré cómo obran”.
Luego, el Señor me hizo separar las manos muy lentamente. A medida que mis dedos se desenlazaban muy despacio, el Señor me mostró que esos espíritus satánicos en el esquizofrénico, también se deben separar, expulsar y derrotar. El proceso necesita tiempo. Para la persona es un choque descubrir que mucho de su personalidad no es el yo real. Se puede descontrolar cuando sepa cómo es su verdadera personalidad. Necesita tiempo para acomodarse y para no seguir en concordancia con las falsas personalidades demoníacas que se van conociendo. Debe llegar a aborrecer la personalidad esquizofrénica y debe estar en completo desacuerdo con ella. El Señor me trajo a la memoria Amos 3:3,
“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?”
Uno a uno mis dedos se soltaron para ilustrar la separación de las personalidades demoníacas (más tarde cada dedo recibió el nombre de un espíritu). Los dos últimos dedos en separarse fueron los dedos de la mitad de cada mano. El Señor me mostró que estos dedos representan el núcleo del esquizofrénico: Rechazo y Rebeldía. Cuando finalmente se separen, la persona se puede considerar curada, liberada, y con conocimiento de cuál es su yo verdadero.
El espíritu control se llama “esquizofrenia”, o “doble ánimo (mente)”. La Biblia dice:
“El hombre de. doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:8).
Esta es la definición escritural de un esquizofrénico. La traducción ampliada podría decir algo así:
“Porque siendo como es, un hombre de dos mentes, vacilante, dudoso, irresoluto, es inestable y no se puede confiar en él, porque es inseguro en todo, en lo que hace, piensa, siente y decide”.
La frase que se traduce “de doble ánimo o de dos mentes” viene de una voz griega compuesta que significa literalmente dos almas.
La siguiente etapa en la revelación llegó unas pocas semanas después. El Señor me ordenó dibujar el contorno de mis manos sobre el papel; luego fue nombrando los dedos como diversos espíritus y me mostró cómo cada demonio se instala en el esquizofrénico. El demonio control de la esquizofrenia invita otros demonios a entrar para producir la distorsión de la personalidad. La esquizofrenia siempre comienza con “rechazo”. Comúnmente se inicia en la niñez o en la infancia, y a veces mientras el niño aún está en el vientre de la madre. Hay muchas causas para el rechazo. Quizás el niño no fue deseado. Puede haber tenido el sexo que no deseaba uno o ambos padres. Las condiciones en el hogar pueden haber sido inseguras. En fin, hay muchas puertas que llevan al rechazo.
La esquizofrenia se puede heredar demoníacamente. Nótese que he escrito “demoníacamente”. Con esto quiero decir que no está en el sistema sanguíneo, ni en los genes; ¡está en los demonios! En otras palabras, los demonios buscan perpetuar su linaje y es más fácil para ellos hacerlo dentro de una familia. Por ejemplo, suponga usted que la naturaleza esquizofrénica está en la madre. Los demonios elegirán a uno o más de sus hijos para alimentar ese espíritu de esquizofrenia dentro de ellos. La madre esquizofrénica siente rechazo. Ella es la responsable principal de suministrar amor a la familia. Es la que acaricia, la que maneja, la que consiente al bebé. El demonio de rechazo dentro de ella crea problemas en sus relaciones con el hijo. Así, el niño queda abierto al rechazo por la inestabilidad de la madre. Repito, la esquizofrenia siempre comienza con el rechazo .
Ahora bien, uno puede tener un espíritu de rechazo y no ser esquizofrénico. En otras palabras, todo depende de la manera como se forma la personalidad. Usted puede tener un espíritu de rechazo y sin embargo manejar su personalidad de tal modo que está seguro de sí mismo. Por el contrario, el esquizofrénico siempre anda preguntándose, “¿Quién soy?” La identidad del verdadero yo se pierde o se confunde.
El rechazo (como aparece en la mano izquierda de la ilustración) es el demonio que controla una de las personalidades que están dentro del esquizofrénico. El rechazo muestra un tipo de personalidad de retirada. Es un sentimiento interior, es una agonía interna, es un morir de hambre de amor, es inseguridad, es inferioridad, es fantasía, es irrealidad, y todo está en el interior. “No comparto esto con nadie ni a nadie”. En una personalidad así, se instalan los demonios.
La segunda personalidad puesta por los demonios es la rebeldía (véase el dedo medio en la mano derecha de la ilustración). Cuando un niño no tiene una relación amorosa satisfactoria en su vida, entonces crece incapaz de sentir y de compartir sus relaciones en amor. La rebeldía se instala y mientras comienza a luchar por amor, maltrata y satiriza a quienes le han dejado morir de hambre y no le han ofrecido amor. La rebeldía se afirma en terquedad, en obstinación, en egoísmo. Aquí hay otra personalidad. Esta personalidad no es introvertida y no está en retirada. Es una personalidad agresiva que embiste en ira, en amargura, en resentimiento, en odio, y en venganza. El esquizofrénico literalmente está bajo estos dos poderes opuestos. Puede saltar de un tipo de personalidad al otro en un instante.
El Señor me mostró que debía referirme a la persona esquizofrénica como “Sara uno” y “Sara dos”; la “Sara uno” era la persona real y la “Sara dos” la personalidad esquizofrénica que tenía dos aspectos. Por tanto, realmente se trataba de tres personalidades: la personalidad verdadera, la personalidad de rechazo, y la personalidad de rebeldía. En treinta minutos era posible ver todas estas personalidades en acción. Naturalmente, esto trae mucha confusión tanto a la persona misma como a quienes la rodean. La persona real no es ninguna de las “manos”. El “yo real” se muestra en la parte baja de la ilustración, entre los brazos. Los demonios no han permitido que el yo real se desarrolle. El esquizofrénico no conoce su yo real. Cuando el esquizofrénico comienza a ser liberado, el yo real debe tener a Jesucristo. Jesús debe comenzar a crecer en la persona, a desarrollar esa personalidad y a hacerla como él quiere que sea. De ahí por qué la liberación del esquizofrénico requiere tiempo, a veces varios meses, e inclusive un año o más. La liberación debe trabajar en equilibrio con el desarrollo del “yo real”. No se puede apresurar, porque la persona no tiene nada que la sostenga como apoyo. Si en el esquizofrénico se expulsaran repentinamente todos los espíritus, se sentiría perdido por completo. La identidad con el “yo real” requiere tiempo. A medida que se agota la naturaleza esquizofrénica, la naturaleza verdadera debe salir para reemplazarla.
Permítanme ilustrar lo que puede suceder cuando un esquizofrénico está en el proceso de la liberación. Debe aprender a someterse a la autoridad y se enfrenta con una prueba. Hay una situación donde se requiere que sea sumiso. Pero no es su hábito ser sumiso. Entonces, ¿qué va a hacer? ¿Caerá en el rechazo? ¿Se irá a su habitación? ¿Se cubrirá el rostro? ¿Rehusará hablar a todos? ¿Caerá en rebeldía? ¿Expresará su ira? ¿Se hará desafiante? ¿Se mostrará obstinado? ¿O permitirá a la naturaleza de Jesús salir adelante? ¿Cooperará al ceder a la autoridad y hacerse sumiso? La decisión es suya. Debe ejercitar su voluntad para no seguir en acuerdo con los demonios y debe romper todos los hábitos viejos. El “yo real” debe haberse fortalecido suficientemente en Cristo como para soportar la decisión correcta.
En la ilustración se ve un remolino en la parte superior entre las dos manos. Esto representa un “huracán”. La persona esquizofrénica continuamente crea “tormentas” a su alrededor. Es atrapada en esa tormenta y otros se afectan con lo que sucede. Note que algunas de las flechas también llevan “huracanes” o torbellinos. Si la persona con quien procura relacionarse también es inestable, pone en contacto su tormenta con la del esquizofrénico. Entonces puede haber una tormenta dentro de una tormenta. Otras flechas son rectas. Esto se refiere a personas que son estables y se pueden relacionar con el “huracán” en una forma estable. Tal persona puede enfrentar la tormenta sin recibir daño o sin salir perjudicado. El remolino no lo atrapa. El ministro de liberación debe ser capaz de entrar como una flecha recta.
Estos momentos de tormenta hacen que la raíz de amargura se forme (véase la mano derecha) y que se introduzca cada vez más profundamente.
Ahora, miremos qué representan los otros dedos de la mano. El anular se designa lujuria. El Señor me mostró que este demonio “desposa a una persona con el mundo por amor. La lujuria tiene su raíz en el rechazo. Si no se ha recibido amor satisfactoriamente a través de los canales normales de la vida, la naturaleza carnal comenzará a buscar su clase de amor, el amor sensual. De esta manera se abre la puerta para que entre el espíritu de lujuria. Un espíritu compañero en este grupo es la fantasía lujuriosa, es decir, la concupiscencia fantástica que hace que muchas personas se imaginen que son como los grandes amantes del mundo del cine o que experimenten fantasías sexuales como preludio a los actos abiertos. El espíritu de prostitución en las mujeres puede manifestarse inicialmente en el vestido y en la provocatividad. Las perversiones sexuales representan los esfuerzos e intentos extremos para vencer el rechazo. Las experiencias sexuales, reales o imaginarias, nunca pueden satisfacer la necesidad de un amor genuino. Son sustitutos del diablo en cambio de un amor real y dejan a una persona rendida y atada con frustración y culpa.
El dedo meñique de la mano izquierda representa la inseguridad y la inferioridad. Estas no son sino otras manifestaciones del rechazo. La persona que tiene un profundo sentimiento de rechazo se siente insegura y se siente inferior.
El dedo índice de la mano izquierda es la autoacusación. Este demonio hace que una persona se vuelva contra sí misma y desgarre su sentido de dignidad personal. En la mayoría de los casos hemos encontrado la “autoacusación” asociada con la “compulsión a confesar”. Por ejemplo, si la persona cae en la inmoralidad, no puede descansar sino hasta cuando confiesa sus maldades. Usualmente confiesa a quienes deberían mostrarle el máximo amor. Es llevado a hacer esto en un esfuerzo por impresionar a los demás para que le den entonces una atención forzada y por tanto encontrar algo así como un sustituto del amor.
Ahora, pasemos a la mano derecha de la ilustración. El dedo medio en la figura se llama rebeldía. Hemos visto que la rebeldía identifica una de las falsas personalidades instaladas por los demonios. Este grupo de demonios se puede considerar como espíritus compensadores del “rechazo”. La rebeldía es lo opuesto al rechazo. La primera es expresiva y turbulenta, el segundo es recogido e inseguro.
El dedo anular en la mano derecha representa la obstinación o voluntariedad. Este demonio “compromete” a una persona con los deseos egoístas. Esto abre el camino a la terquedad, el egoísmo y la enenseñabilidad. De nuevo vemos que esto es una compensación para el rechazo. Como la persona ha sido rechazada o teme al rechazo, es dirigida a consentirse, a mimarse. Así, por tanto, trata de vencer los sentimientos de rechazo.
El dedo índice se llama acusación. También es un demonio compensador, que procura hacer que no se considere el rechazo. Busca eliminar la atención sobre uno mismo y la dirige hacia otros. El índice izquierdo señala al yo “yo soy culpable” mientras el índice derecho señala a los demás “tú eres el culpable”. De esta manera el demonio de la acusación abre la puerta para los espíritus compañeros de enjuiciamiento.
El dedo meñique de la mano derecha es el autoengaño. Sus compañeros son las ilusiones, la autoseducción y el orgullo. Estos tres espíritus del “ego” autoinflan el orgullo. El orgullo es otro mecanismo compensatorio para el rechazo. Quien se siente rechazado quiere sentirse importante. El espíritu de la ilusión viene y le dice: “Tú eres realmente alguien”; “eres un gigante espiritual” o alguna otra clase de gigante. El ego que ha sido herido parece que recibe un empujón hacia arriba. Pero todo esto es demoníaco y sólo lleva a una mayor frustración y a un mayor descorazonamiento.
En un caso el espíritu de autoengaño había convencido a una niñita de trece años que tenía diez y nueve. Tomó otro nombre para ir contra su personalidad. Intentaba pensar, hablar y actuar como una muchacha mayor. Fue empujada más allá de sus capacidades y de su madurez normal, lo cual aumentó grandemente su opresión.
Por medio de la revelación el Señor me mostró cómo los pulgares representan la fase “paranoide” de la esquizofrenia. Parte de esa fase se representa en el pulgar izquierdo porque tiene sus raíces en el rechazo. En el lado del rechazo están los espíritus de celos y de envidia. Quienes tienen una deficiencia en las relaciones de amor recíproco se vuelven celosos y envidian a quienes experimentan un amor satisfactorio. En el lado de la rebeldía están los espíritus de desconfianza, sospecha, miedos, y persecución. Hay otro demonio en este último grupo que se llama “confrontación con honestidad a toda costa”. La sospecha y la desconfianza crecen en el individuo hasta cuando se ve obligado a confrontar a la otra persona. Después de la confrontación las presiones disminuyen dentro de él durante un tiempo. Pero deja a la persona atacada que maneje sus heridas. La persona que actúa bajo la influencia de los demonios paranoides es bastante insensible en lo que respecta a las muchas heridas que causa, pero es súper sensible a toda ofensa hacia sí misma.
La revelación que aparece en los dedos y pulgares ha demostrado que es infalible, de acuerdo con las numerosas ministraciones en esquizofrénicos. No tiene imperfecciones ni grietas.
Los demonios cuya lista aparece en la parte inferior de la mano izquierda son representativos de otros espíritus que comúnmente se encuentran dentro del lado del rechazo en el cuadro de la esquizofrenia. Habrá algunas variaciones de persona a persona. La lista es más bien sugerente en lugar de ser exhaustiva. Es obvio que en muchas ocasiones los demonios que aparecen en la mano izquierda, de alguna forma se asocian con la tríada de espíritus del tipo rechazo: rechazo, miedo al rechazo y autorrechazo.
La lista de los demonios en la mano derecha incluye el control y la posesión que se relacionan directamente con la rebeldía,
“Porque como pecado de adivinación es la rebelión y como ídolos e idolatría la obstinación” (1 Samuel 15:23a).
Este versículo se puede considerar de dos maneras. En primer lugar lo interpreto con el significado que para Dios la rebeldía es tan abominable como la hechicería misma. También lo interpreto para significar que quien tiene una naturaleza rebelde tiene una naturaleza de brujo. El propósito de la brujería es controlar. Es el control de otra persona por el empleo, a sabiendas o sin saber, del poder que tienen los espíritus del mal. La rebelión a menudo conduce al control.
Ahora continuemos hacia abajo con la mano derecha. Hay una “raíz de amargura”. En toda vida siempre hay conflictos. Hay cosas que suceden y palabras que se dicen y requieren una actitud de perdón. Aquí reside el problema con el esquizofrénico. Es incapaz de perdonar. Tiene un “espíritu no perdonador”. Las cosas que sucedieron hace treinta años están tan vivas como si hubieran sucedido hace un minuto. La raíz de amargura se mantiene viva y de ella salen resentimiento, odio, ira, desquite, venganza, rencor, violencia, homicidio. Puede haber muchos más demonios adheridos a tales raíces de amargura.
Entonces, ¿cómo hace el esquizofrénico para salir de toda esta mescolanza? Las tres áreas principales que se deben conquistar son: rechazo, rebeldía y la raíz de amargura. A medida que estas áreas son conquistadas la “casa”, es decir la vida, se debe llenar por dar y recibir amor, por someterse a toda autoridad válida, y por perdonar a todas las personas, sin tener en cuenta las circunstancias. Cuando se conquistan estas tres áreas, los otros espíritus relacionados pierden su fortaleza. Hay necesidad de una gran decisión. La persona que puede decir con toda persistencia, “Voy a ser distinto. No dejaré que los demonios gobiernen mi vida”, finalmente verá la victoria.
En la parte inferior de la ilustración, entre las manos, hay una figurita que corresponde al “yo real”. A medida que el proceso de liberación tiene lugar, después de un período de tiempo el “yo real” debe irse hacia arriba, como lo ilustran las flechas, y apartarse de las personalidades esquizofrénicas falsas al dejar de estar de acuerdo con todas sus influencias y todo lo que representan. El “yo real” se debe constituir y tomar la naturaleza del mismo Señor Jesús. Los ejercicios espirituales como el estudio de la Biblia, la oración, el ayuno, la alabanza y el compañerismo con otros creyentes constituyen una parte esencial en el éxito de una liberación. Estos ejercicios del espíritu también van a acelerar el proceso de liberación, a medida que la vida de la persona se llena con las cosas positivas de nuestro Señor Jesucristo.
Este ha sido un trabajo sumamente duro, tanto para el paciente esquizofrénico como para el ministro que hace la liberación. Admiro muchísimo a los esquizofrénicos que luchan de manera continua hasta llegar a la victoria y admiro estas victorias por encima de todas las otras liberaciones. La liberación de la esquizofrenia es la más profunda, la que exige más compromiso, la más definida y la más difícil de todas las liberaciones que hemos podido encontrar.

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