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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

sábado, 1 de febrero de 2014

Día 24: Cerdos en la sala




Enfrentando problemas y preguntas

Hay algunas cosas sobre los demonios y la liberación en las que no es muy sabio ser dogmático. También hay algunas preguntas para las cuales no se pueden encontrar respuestas completas. Hay diferencias honestas de opinión entre personas que son autoridades reconocidas en este campo. En lugar de ignorar por entero estos problemas y preguntas mencionaré varios que son muy notorios a mi propio pensamiento y haré algunos comentarios.

 ¿Somos menos efectivos que Jesús?

Se puede sostener, y lo creo correctamente así, que el Nuevo Testamento demuestra que Jesús liberó a quienes tenían espíritus demoníacos con una autoridad mayor y una prontitud más grande que las que se ven hoy. No retrocedamos de este ministerio porque no lo hagamos de manera perfecta, ni esperemos hasta cuando podamos seguir exactamente el ejemplo del Señor. Eso sería como la persona que sin saber nadar, decide no entrar al agua sino has-ta cuando lo pueda hacer como un campeón olímpico.
He visto lo que creo que podría ser un error serio en esta área. Cuando los resultados no son inmediatos, algunos declaran con mucha suficiencia y mucho conocimiento que todo es cuestión de fe. En consecuencia, hacen como una práctica de rutina ordenar a todos los demonios que salgan de una persona y descansan “en fe” que esto ya se cumplió. Pero la suposición no es fe. Cuando una persona no es liberada como consecuencia de esto que se llama “fe”, entonces se debe admitir que algo salió mal.
Algunos que se supone fueron liberados de esa manera, vinieron a buscar ayuda. Sufrían de engaños, de desilusiones y de frustración. Se les había dicho que quedaron libres pero nada había cambiado. En realidad, ¿el ministro de liberación fue suficientemente honesto? ¿Se tomó todo el tiempo necesario para ver una ministración efectiva? ¿Buscó un cortocircuito en lo referente a eficacia? ¿Cómo podemos juzgar?
Otro ministro y yo discutíamos esta espinosa cuestión. Mientras conversábamos el Espíritu Santo habló a mi corazón y dijo que la iglesia al final llegaría a tener un poder mayor en liberación. El Espíritu dijo que él me podría proporcionar un avance de lo que iba a ser eso. La esposa del otro ministro estaba en la habitación con nosotros y había solicitado una liberación. El Espíritu me guió para ordenar a los demonios que perturbaban a salir de ella. Ninguno de nosotros se movió de su silla. Señalé con mi dedo a través de la habitación y ordené a los demonios salir de ella. Hubo más o menos un minuto de silencio y luego explotó en tos. Cuando se dio cuenta que había sido liberada, se puso de pie y levantó sus manos en alabanza a Dios. Luego inmediatamente cayó al piso bajo el poder de la unción que estaba sobre ella.
No estoy muy satisfecho con la unción que he visto o experimentado en el ministerio de otros pastores. Creo que Dios puede damos días mejores. Sin embargo, definitivamente he tenido algún crecimiento en autoridad. Donde antes había batallas espirituales que necesitaban horas, ahora solamente bastan minutos. Los demonios en una forma definida reconocen el aumento de la autoridad y responden con más rapidez y con demostraciones más escasas y menos prolongadas. En unos pocos ejemplos, los demonios dentro de personas que están en la misma habitación con nosotros, han gritado al reconocer simplemente que éramos un peligro y una amenaza para ellos. Esto parece ser paralelo con la experiencia del Señor Jesucristo cuando entró en la sinagoga y un espíritu inmundo en un hombre gritó (véase Marcos 1: 23-26). Procuremos permanecer sensibles a las enseñanzas del Espíritu Santo. Indudablemente el problema reside en el hombre y no en Dios.

 ¿Cómo puede un cristiano tener demonios?

¿Cómo puede un espíritu demoníaco habitar el mismo cuerpo, al mismo tiempo que lo hace el Espíritu Santo? Parece lógico presumir que esto no es posible, pero todas las cosas lógicas no siempre son ciertas, y algunas veces la lógica se basa en premisas falsas.
En este escrito hemos tomado la posición que los cristianos pueden ser y de hecho son habitados por demonios. La explicación de cómo esto es posible se basa primeramente, hasta donde he podido determinar-, en una comprensión clara de la diferencia entre alma y espirítu. La palabra del Nuevo Testamento para “espíritu" es “pneuma". Al contrario de lo natural, psíquico o anímico, el espíritu es aquella parte del hombre que tiene la capacidad de aprehender y percibir las cosas de Dios.
“Pero ei hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”
(1 Corintios 2:14).
La palabra griega para “alma" es “psyche”. Este término define la vida del yo, las emociones, el intelecto y la voluntad. Pablo muestra que el hombre es un ser triple o tripartita.
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Sefíor Jesucristo”
(1 Tesalonicenses 5:23).
Pablo enseña también que antes de la salvación el hombre está muerto en sus delitos y pecados (Efesios 2:1). El hombre no es que esté muerto físicamente, pues su corazón aún late; pero está muerto espiritualmente, es decir, no tiene comunicación con Dios y no comprende ni puede percibir los misterios divinos. El nuevo nacimiento (salvación) renueva la condición del Espíritu en los hombres. Su espíritu es avivado, es decir, es hecho vivo, por la presencia de Dios que entra. Jesús llega al espíritu del hombre y coloca en él su vida.
“Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12).
De esto vemos que el Espíritu Santo habita el espíritu humano en el momento de la salvación. Los espíritus demoníacos quedan confinados al alma y al cuerpo del creyente. Los demonios atacan las emociones, la voluntad, la mente, y el cuerpo físico, pero no el espíritu de un cristiano.
El objeto de una liberación es sacar los demonios invasores del alma y del cuerpo para que Jesús también pueda reinar sobre estas áreas. Jesús ha hecho una provisión adecuada para el hombre total, pero parte de la responsabilidad ahora descansa en nosotros, como nos muestra la siguiente Escritura:
“Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:12b-13).
Esto nos dice que Dios está trabajando en nosotros, pero la salvación de que se habla no está completa. Necesita ser trabajada, es decir, ocuparse de la salvación con temor y temblor. El término para “salvación” en este pasaje es soteria. El lexicón de Thayers trae como significado primario de esta palabra “liberación de los espíritus que molestan”. El cuadro así se hace muy claro. Cristo ha liberado nuestro espíritu del poder de Satanás; ahora nos dice, “Ocúpate de tu propia liberación, de la molestia de los enemigos, hasta cuando obtengas la liberación completa y quedes libre de alma y de cuerpo”.

¿Puede un no cristiano ser liberado?

La respuesta obvia a esta pregunta es sí. Los demonios deben obedecer a quienes ejercen la autoridad en el nombre de Jesús. Nunca he ministrado la liberación en favor de un incrédulo, pero no dudo que los demonios responderían y obedecerían. Sin embargo, tengo dudas acerca de qué tan sabia sea tal liberación por dos razones. Primera, ¿qué esperanza habría de mantener esos demonios fuera? ¿No volverían pronto? Uno debe personalmente resistir al diablo, y el inconverso no tiene terreno para hacerlo, a menos que se someta al Señor. El pecado abre la puerta para que los demonios entren y un pecador no creyente que no se ha arrepentido de sus pecados es una presa abierta para el demonio. Segunda, de acuerdo con la Escritura, se le puede hacer más daño que beneficio. Según Mateo 12: 43-45, cuando un espíritu inmundo es expulsado, busca volver. Si nada de Dios reemplaza el sitio vacío, entonces el espíritu inmundo puede regresar y traer consigo otros espíritus aún más perversos que él de manera que “el último estado de ese hombre es peor que el primero”.
No veo razones para ministrar la liberación a un incrédulo, a un inconverso, a no ser que sea una orden directa del Señor. Solamente Dios sabe el futuro y si ese hombre aceptará a Jesús como su Salvador. Además, ¿qué motivación podría tener un inconverso para querer la liberación? Hasta cuando permanezca en su incredulidad, su motivo no sería para la gloria del Señor. Su motivo sería completamente egoísta. La liberación no es un juego. Es una cosa supremamente seria. Es para quienes saben lo que significa tratar con Dios. La pregunta, entonces no es: ¿puede un no cristiano ser liberado? sino, ¿debería ser liberado? Normalmente su espíritu debería ser liberado primero y esto se hace por el nuevo nacimiento.

¿Qué sucede a los demonios que son expulsados?

La Biblia no abunda mucho sobre este tema. Nuestra referencia principal se encuentra en Mateo 12:43 donde se lee:
“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo haya”.
Nuestro problema está en saber cuán literalmente se debe interpretar este versículo. Como los demonios son seres espirituales qué tanto se afectarían por un desierto literal o por una región desierta. Quizás se pretende que las palabras sean figuradas. Así se pinta a los demonios como si caminaran o pasearan en un lugar aparte y distinto de su habitación humana. Los demonios están intranquilos y descontentos fuera del cuerpo humano porque sólo cuando habitan y controlan la vida humana pueden perpetrar sus propósitos perversos.
. Hay un pasaje muy interesante en el libro de Job que es muy descriptivo sobre quienes andan en lugares secos. Como el libro de Job trata de un hombre que estuvo bajo el ataque de Satanás, la descripción es mucho más llena de significado. En el curso de varias liberaciones he usado esta porción contra los demonios. Les recuerdo que deben salir e ir a lugares secos. Los demonios definitivamente son atormentados al escuchar la lectura de este pasaje. Parecen comprender mejor que nosotros lo que allí se describe. El lector debería examinar todo el capítulo 30 de Job, del cual vamos a citar unos pocos versículos:
“Por causa de la pobreza y del hambre andaban solos; huían a la soledad, a lugar tenebroso, asolado y desierto. Recogían malvas entre los arbustos, y raíces de enebro para calentarse. Eran arrojados de entre las gentes, y todos les daban grita como tras el ladrón. Habitaban en las barrancas de los arroyos, en las cavernas de la tierra, y en las rocas. Bramaban entre las matas, y se reunían debajo de los espinos. Hijos de viles, y hombres sin nombre, más bajos que la misma tierra” (Job 30: 3-8).

¿Podemos decir a los demonios a dónde ir?

Esta pregunta se relaciona con la anterior. Fuera de decirnos que los demonios expulsados “caminan por lugares secos” no hay ninguna referencia sobre lo que les sucede a ellos. Nunca se ha informado que Jesús o los discípulos siquiera impusiesen el más leve juicio sobre los demonios enviándolos al infierno, al abismo, o a cualquier sitio semejante. Los demonios evidentemente comprenden que su juicio final, todavía es futuro. Ellos lo indicaron así cuando hablaron por medio del endemoniado gadareno:
“¿Que tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” (Mateo 8: 29).
La escritura no nos autoriza a imponer un tormento prematuro a los demonios. Ese tiempo ya está fijado por el designio de Dios.
¿Entonces, podemos enviarles a otro sitio o a otra localidad? El demonio que se identificó a sí mismo como “Legión” le rogó a Jesús que no lo mandara a otro lugar:
“(Legión)... le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región” (Marcos 5:10).
De esto parece que los demonios pueden ser enviados a otras partes del mundo. ¿Debería hacerse esto en cada ocasión o sólo en algunas? Ha habido momentos en que el Espíritu Santo me ha dirigido a ordenar a los demonios que se fueran a países específicos del mundo. En tales oportunidades he oído a los demonios hablar con una protesta muy violenta. Un demonio me pidió no enviarlo a África, quejándose del exceso de calor allí. Por alguna razón, obviamente prefería permanecer en una sola localidad.
¿Por qué los demonios en el gadareno le pidieron a Jesús que los enviara a los cerdos y por qué les dio tal permiso? Seguramente el Señor no tenía ninguna clase de simpatía por los demonios. Su razón debe haber tenido como base el bienestar del hombre endemoniado. Mi propia teoría es que el hombre había sido severamente atormentado por una legión de espíritus que resistían la expulsión (Jesús nunca advirtió a los demonios no molestar a una persona a medida que salían). Como a los demonios se les permitió un lugar seguro para ir, no opusieron resistencia. Así pronto resultó que los cerdos fueron destruidos y los demonios quedaron de nuevo sin un “hogar".
Los demonios prefieren habitar a los seres humanos. Su segunda elección es un animal. No es muy satisfactorio para mi orgullo darme cuenta que si un demonio no puede habitarme, su segunda opción puede ser un cerdo. Los demonios pueden habitar, y de hecho viven, dentro de animales.

 ¿Se puede prohibir a los demonios que vuelvan a entrar en una persona?

Se nos dice que Jesús solamente en una oportunidad prohibió regresar a los demonios. Fue el caso del muchacho en poder de un espíritu sordo y mudo, que fue traído a Jesús por su padre.
“Y cuándo Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él” (Marcos 9:25).
Este parece ser un procedimiento excepcional. Como hemos visto en Mateo 12: 43-45, el demonio intentará regresar y tendrá éxito al hacerlo, a menos que la persona liberada haga lo que es necesario para mantenerlo fuera. En el caso de los niños, los padres son los guardianes espirituales. El padre en el ejemplo en cuestión, mostró una debilidad en su fe cuando dijo, “Creo; ayuda a mi incredulidad”. Jesús estaba alentando la fe del hombre cuando fueron interrumpidos por la multitud que se juntaba. Puede haber sido entonces un acto soberano de Jesús en favor de un niño que no tenía una adecuada protección espiritual por parte de su padre.
Este ejemplo no parece ser prueba suficiente como para sobre él construir todo un patrón de conducta. Si en todos los casos tuviésemos la autoridad para prohibir el regreso a los demonios, se simplificaría la liberación, pero también se eliminaría el esfuerzo para permanecer libres y que tiene la gran utilidad de fortalecer al creyente. Con seguridad el Señor nos dará dirección en cualquier situación donde él tenga como propósito limitar la actividad de un demonio y negarle su regreso posterior a una persona. Dios es capaz de limitar el poder de Satanás contra una persona. El diablo tuvo que pedir permiso a Dios antes de poder volverse de nuevo contra Job:
“Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida” (Job 2: 6).
Si Dios muestra por una palabra de conocimiento, que a un demonio se le debe prohibir volver a habitar de nuevo en una persona, uno puede entonces decirle al demonio, “Con la autoridad del Señor Jesucristo, te ordeno que no entres más en él”.

 ¿Se pueden limpiar las casas de espíritus malignos?

Debido a mi trabajo con demonios en el ministerio de la liberación, he escuchado informes de actividades demoníacas poco comunes en relación con casas y objetos. Frecuentemente se me pide expulsar demonios de las casas. Se sabe desde hace mucho tiempo que los libros y los objetos identificados con algo que se relacione con el reino de Satanás, atraen a los demonios. Las actividades pecaminosas por parte de residentes anteriores son responsables de que algunas casas necesiten ser limpiadas. Muchos han mencionado voces o sonidos que se escuchan en sus casas. A tales manifestaciones se les llama a veces “poltergeist” una palabra alemana que significa “fantasmas ruidosos o golpeadores”.
Mientras se ministraba a una niña de nueve años, la mamá nos dijo que la pequeña se levantaba cada noche hacia la medianoche. La madre estaba muy preocupada y no veía una razón para esa conducta. La ministración de la niña no mostró nada sospechoso. Entonces pedimos examinar el dormitorio y encontramos tres cosas que según habíamos descubierto antes, podían atraer a los espíritus del mal. Había un libro sobre una bruja, seguramente obtenido en la biblioteca de la escuela. Luego, un juguete de felpa, una rana muy grande. Y encima de la cama un móvil donde danzaban más o menos unos seis búhos o lechuzas que parpadeaban en la oscuridad.
La familia estuvo de acuerdo en quitar estos objetos y destruirlos. Ordenamos a todos los demonios que se escondían en la habitación salir inmediatamente en el nombre de Jesús y luego pedimos que la pieza y la niña fueran cubiertas con la sangre de Jesús.
Desde entonces la niña ha dormido con entera tranquilidad y mucha paz.
¿Qué acerca de las ranas y de los búhos o lechuzas? Estos animales se clasifican entre las criaturas mencionadas en Deuteronomio 14: 7-19 como seres inmundos y abominables. Son ejemplos o tipos de espíritus diabólicos. Mi ministerio me ha llevado a muchas casas y me he dado cuenta cómo muchas de estas criaturas inmundas se convierten en objetos de arte que se usan en decoración. Esto es especialmente cierto de los búhos o lechuzas y de las ranas. Es más que una coincidencia que ambas criaturas sean de la oscuridad. Salen sólo de noche para cazar su presa. Los demonios son asimismo criaturas de las tinieblas. No pueden obrar en la luz.
Vimos también un niño de doce años que tenía dificultades para conciliar el sueño. Era muy nervioso y todo lo asustaba. La casa estaba atestada de muchos objetos traídos de África. Había una máscara de hechicero y varios fetiches usados por los médicos brujos y en la adoración pagana. Muchas veces el valor sentimental o económico de tales objetos significan más para las personas que el bienestar de la familia. Oigamos lo que Dios dijo a su pueblo Israel sobre tales cosas:
“Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego, no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios; y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema”. (Deuteronomio 7: 25-26).
A los demonios les atraen definidamente las casas con objetos y literatura que pertenecen a falsas religiones, a sectas, a cosas del espiritismo y del ocultismo. Tales materiales se deben quemar o destruir en forma semejante. Las casas o los edificios sospechosos de estar invadidos por demonios se deben limpiar mediante la autoridad del nombre de Jesús. Quienes viven en tales lugares deben permanecer en la provisión de la sangre de Cristo.

¿Es necesario llamar a los demonios por nombres específicos?

Algunas cosas interesantes resultan en el curso de las ministraciones de liberación con respecto a los nombres o designaciones para los demonios. Hay veces en que los demonios saldrán sin ser llamados con un nombre específico. Tal liberación puede continuar por una hora inclusive sin que se nombre ningún espíritu específico. En otras ocasiones sucede justamente lo contrario. Ningún demonio saldrá sino hasta cuando sea llamado por su nombre.
En una liberación había llamado y expulsado un demonio de rechazo. Más tarde pude discernir un espíritu de temor al rechazo. Entonces pregunté ¿Por qué estás aún allí? ¿Por qué no saliste cuando llamé al rechazo?” Y el demonio respondió, “Porque no me llamaste por mi nombre. Yo no soy rechazo; soy temor al rechazo".
Los demonios usualmente responderán a una descripción de lo que producen. Por ejemplo, “Tú, demonio que haces que esta persona tenga esos malos sueños y pesadillas nocturnas, fuera en el nombre de Jesús”. La mayoría de los demonios aceptará este acercamiento en lugar de un título específico, y tendrá que salir.
Personalmente creo que la insistencia de un demonio para que se le llame con un nombre .específico es una táctica dilatoria. He escuchado que tales demonios se resisten a salir y declaran, “Pero, ese no es mi nombre”. En tales casos usualmente digo, “Bueno, tendrás que irte de todas formas, fuera contigo”. Y deben salir.
El valor principal de conocer los nombres o designaciones de los demonios, es hacer que la persona a quien se está liberando sepa lo que ha tenido lugar. Cuando cualquiera de los demonios intenta regresar, es importante conocer cuáles han sido expulsados. De esta manera la persona debe estar alerta y también puede tratar con esa área en la carne como para cerrar la puerta contra los demonios que procuran volver.
Algunos demonios son muy jactanciosos. Parecen gozar cuando dicen sus nombres. Uno de tales espíritus habló altivamente “Soy el único que él ha dejado”, y así reclamaba que era el último demonio en salir; y continuó, “Soy el orgullo. Todo orgullo viene por mí”.

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