BENDICIONES VOLADORAS
Por: Juan Sebastián Ramírez N.
15/07/06
"Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo." Ef. 1:3
Tuve la oportunidad de conversar con mi hermano detenidamente de algunos situaciones que se habían suscitado en su colegio y en su vida durante este periodo, y mientras compartíamos ese tiempo Dios permitió que meditáramos en Efesios 1:1-14. Al hacerlo, el Espíritu Santo, nos regaló una perla de mucho valor, y es la que quiero compartir contigo.
Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, escribe un canto de alabanza a Dios porque Él “nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo”. Siendo Cristo la bendición por antonomasia, Dios nos añade toda bendición espiritual, y me atrevería a decir que si Él suple para la necesidad espiritual, cómo no lo hará para el resto de necesidades.
La voluntad de Dios fue bendecirnos y ¡Ya nos bendijo! Él se ingenio las bendiciones. Y desde el instante en que confesamos con nuestra boca que Jesús es el Señor, y creímos en nuestro corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, fuimos salvo (Ro.10:9) y nos hicimos partícipes de “toda bendición”. Aún con esa verdad grabada en nuestras vidas (Heb.10:16-17) a veces ponemos en tela de juicio las bendiciones que Dios ya nos ha regalado. Y permitimos que la duda corrompa nuestra fe y cuestionamos a Dios preguntando: “¿Será tu voluntad que yo sea bendecido con tal o cual situación?”. Antes de cuestionar a Dios deberíamos tener cuidado de nuestra manera de vivir (Ef.5:15-17; Ro.12:2).
Nuestro Señor Jesucristo dijo que "el siervo que conoce la voluntad de su señor, y no se prepara para cumplirla, recibirá muchos golpes (Lu.12:47)”. Y uno de esos golpes es ver como se aleja la bendición por nuestra negligencia. Por que no tuvimos la suficiente prolijidad para asirnos de ella y no soltarla, lucharla con pasión y disfrutar de ese regalo de Dios en Cristo. La voluntad de Dios es que no perdamos nada de lo que Él me ha dado (Jn.6: 39a). Creer y confiar que si la bendición está en función de sus parámetros y se basa en sus principios viene de Él."(Ro.10:11)
Con mi hermano analizamos como cada uno de nosotros hemos perdido muchas bendiciones y ahora sólo nos queda el arrepentimiento: “hubiéramos hecho…, hubiéramos tomado…”, todo por la negligencia. Le contaba que lo peor es que nos decimos para nuestros adentros “de pronto no era la bendición de Dios para mi”, como para tratar de callar la voz del Espíritu que nos recuerda, con dolor, que era un regalo para nosotros que fue destinado desde la eternidad y ese era el tiempo oportuno para que recibirlo.
Dios nos ministró aquel día que hablamos de ésto. Y propusimos estar sintonizados a la voz de Dios llevando una vida de santidad, para así no dejar escapar otra vez las valiosas bendiciones del Padre. Si ya tenemos la más grande, que es Cristo, no podemos dejar que las pequeñas bendiciones se pierdan, porque esa no es la voluntad de Dios. Aún con esto tenemos que ser buenos mayordomos, esforzados y valientes. ¿Y tú que harás con las bendiciones de Dios?
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Excelente reflexión Sebas !!! Que Dios te siga bendiciendo con mucha sabiduría para q sigas publicando.
ResponderEliminarjdceron