El Ayuno del Señor
Por: Yiye Ávila
Durante el ayuno de cuarenta y un días, el
Señor me llamó a escribir un libro sobre el ayuno. Hacía tiempo oraba por este
propósito esperando el momento de Dios. Cuando sentí que el tiempo de
escribirlo había llegado, me aparté del ayuno a realizar el trabajo. Diez días
de ayuno y oración hicieron posible este libro para la gloria de Dios.
Cuando el libro estaba casi terminado,
trabajábamos en él las hermanas Gloria Velázquez, Margarita Hernández y yo.
Corregíamos las páginas ya escritas. Como a las 9:30 p.m. decidimos tener un
período de oración. Apagamos la luz de la sala, pero dejamos prendida la de una
habitación para así tener más comunión. Sentíamos el poder del Espíritu Santo
en forma gloriosa mientras nos concentrábamos en la oración. Clamábamos para
que Dios ungiera el libro y este llevara grandes bendiciones a miles. De
pronto, una de las hermanas me llamó la atención. Abrí los ojos y ella me
señalaba hacia la pared en la esquina derecha de la casa. Miré y sobre la pared
había proyectado un resplandor de luz. Al mirarlo fijamente sentí la bendición
del Espíritu Santo. Bajé la cabeza y oré al Señor: "Si eso es tuyo permite
que al mirarlo de nuevo sienta otra vez tu bendición”. Volví a abrir los ojos y
al mirar la luz en la pared sentí de nuevo la preciosa bendición de Su
Espíritu. Seguimos orando bajo una gloriosa unción del Señor. Cada vez que
abría los ojos y miraba el resplandor de la luz sentía el poder de Dios que
volvía sobre mí. A las hermanas le pasaba lo mismo y orábamos en lenguas y
orábamos con el entendimiento.
El Señor me mostró que aquella luz era tipo de
este libro sobre El ayuno, que será una luz en las tinieblas de la ignorancia
de multitud de cristianos. Sería una luz en la ignorancia de un tema de tanta
importancia, pues el Ayuno es un instrumento poderoso para conquistar pleno
crecimiento espiritual, el medio para provocar un avivamiento y el instrumento
para romper los yugos del diablo y dar fruto grande para Dios. Sentí que
multitud de vidas serían revolucionadas por este libro y traídas a la vida
abundante que Cristo prometió para sus hijos.
Al terminar el período de oración nos pusimos
de pie y pude ver que la luz que se reflejaba en la pared entraba por una
pequeña abertura localizada en la parte superior de la puerta. Se nos quedó la
luz del balcón encendida y por la pequeña abertura se filtraba y producía aquel
pequeño foco de luz que tanta bendición nos había traído. Al apagar la luz del
balcón, el reflejo de luz en la pared desaparecía. Me quedé algo confundido
pues el Espíritu me había confirmado que aquello era de Dios.
Las hermanas se marcharon y oré al Señor que
me explicara qué pasaba, pues yo no entendía la situación. Me acosté a
descansar y fui despertado a las 2:00 a.m. Comencé a orar y de pronto sentí la
presencia del Señor en la habitación. Su persona se movió y entró en la cama
pasando por debajo del mosquitero. Estaba a mi lado y su presencia era
impresionante. Le dije: "Señor úngeme, úngeme Señor". Bajo el poder
le hablaba yo mostrándole mi cariño. Sentí cuando se movió detrás de mi persona.
Yo estaba aún de rodillas. Sus manos tocaron mi espalda y se movían por mi
cintura como dándome un masaje. Durante el ayuno yo había sentido gran
debilidad en la cintura. Al terminar El de frotarme, se desapareció. El
Espíritu vino sobre mí y me mostraba: "La luz venía de la bombilla del
balcón, pero yo estaba en esa luz y como una luz será este libro para los que
están en tinieblas de ignorancia".
Hermano Dios está en este libro. Está ungido,
no sólo impartirá el conocimiento detallado del ayuno completo, ayuno de
victoria, sino que también impartirá fe para que puedas ayunar el máximo que
sea la voluntad de Dios para ti, y así alcanzar plenitud en el crecimiento
espiritual.
Oramos diariamente para que Dios te colme con
su poder- como resultado de la lectura de este libro. El libro esta ungido para
ello. Léelo en oración y usando la Biblia para consultar las referencias. La
victoria es la victoria tuya por la fe en el Dios que prometió y por la
obediencia a Su palabra.
Quiero dar las más expresivas gracias a las hermanas
Margarita Hernández, Gloria Velázquez y Lydia Medina, quienes por la gracia del
Señor fueron las que pasaron a maquinilla los manuscritos que Dios me
inspiraba. Agradezco también al resto del Escuadrón relámpago Cristo viene, que
trabaja conmigo, su oración continua e incansable para que Dios me ayudara en
este propósito. Gloria a Dios.
Y Jesús dijo: Y entonces ayunarán. Mateo 9:14
Ora y ayuna por nuestras campañas. Para que miles se salven y sean llenos del Espíritu Santo. Si lo haces serás parte de este ministerio y un ganador de almas para Dios. El Señor te recompensará ampliamente
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