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viernes, 6 de junio de 2014

Por qué creo en el regreso de Cristo

Por qué creo en el regreso de Cristo
Por: D.J. Kennedy



He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Apocalipsis 1:7

¡E1 mundo se ha vuelto frenético! Esta es la conclusión a que han llegado muchos de los más grandes pensadores del mundo secular de nuestro tiempo. Paul Johnson, uno de los competentes nuevos hombres de estado de Londres, al examinar la situación caótica que se está produciendo en todo el mundo, llegó a la siguiente conclusión: "Hay veces cuando pienso que le daría la bienvenida a una invasión de Marte"[i] El mundo ha quedado fuera de control. Puedo asegurarle a usted que habrá una invasión, pero no será de Marte. Vendrá de mucho más allá, pues será la invasión del Hijo de Dios, el Creador que regresará a su creación. ¡Jesucristo vendrá otra vez!

Este tema es sumamente apropiado en estos tiempos decisivos. ¿Por qué creo en el regreso de Cristo? Primero, y ante todo, por la sencilla razón de que el mismo Jesucristo declaró que El vendría otra vez. El dijo: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros, Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis" (Juan 14:1-3). Jesús viene otra vez!

Durante casi 2000 años, la Iglesia ha estado declarando en sus credos que Jesucristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Ha habido algunos charlatanes que le han dado mala fama a toda esta doctrina, al hacer de ella un superénfasis; sin embargo, no debemos permitir que eso nos haga perder de vista el hecho de que toda la Iglesia cristiana histórica ha creído enfáticamente en que Jesucristo regresará a este mundo. Esta creencia se halla en el Credo de los Apóstoles, en el Credo Niceno, en el Credo Constantinopolitano, y en todos los antiguos credos ecuménicos de la iglesia. Se halla también en la Confesión de Fe de Westminster, así como en los 39 Artículos de la Iglesia de Inglaterra, que son las normas anglicanas, y en la Confesión de Augsburgo, de los luteranos. ¡A través de toda la cristiandad, hallamos el consenso unánime de que Jesucristo volverá a este mundo!

Ha habido burladores que han dicho: "¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación" (2 Pedro 3:4). Los burladores ignoran voluntariamente este hecho. Dios no está retardando hi es negligente con respecto a su promesa, sino que desea que los hombres se arrepientan, se vuelvan de sus pecados y sean salvos. Ha esperado pacientemente por casi 2000 años. La Escritura lo declara; el Antiguo Testamento lo proclama; los apóstoles lo afirmaron. Este hecho se afirma más de 300 veces en los Testamentos de la Biblia: Jesucristo vendrá otra vez. El apóstol Juan dijo: "… todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él... Sí, ven, Señor Jesús" (Apocalipsis 1:7; 22:20).

¿Quiere usted saber si realmente es cristiano? Pregúntese si sinceramente puede hacer esta oración: "Sí, ven, Señor Jesús." Si no pertenecemos a El, en nces no podemos decir esto, porque su venida llenar dft indecibles presagios a los que no saben que pertenece   El.

Además, creo que Jesucristo regresará, porque el total concepto cristiano de la historia lo exige. Los antiguos griegos creían que la historia ocurría en ciclos, y daba vueltas y vuelta, orno un eterno tiovivo. Para el cristiano, sin embargo, e. concepto bíblico de la historia es lineal. Siempre se está' moviendo hacia adelante, inexorablemente, hacia la gran conclusión culminante: la conclusión de los siglos, cuando Dios dejará caer la cortina final sobre el drama de este mundo. Jesucristo, que una vez vino en humildad, regresará en gloria, una gloria que eclipsará al Sol, con millones y millones de sus santos. Vendrá con los ángeles del cielo, con sonido de trompeta, y tomará consigo a los suyos. Los que no lo tuvieron en cuenta a El, los que lo negaron, los que pretendieron, pero nunca se arrepintieron realmente de sus pecados, serán consumidos.

Lord Shaftesbury, quien probablemente hizo más por la reforma social de Inglaterra que cualquier otra persona, dijo: "No creo que en los últimos 40 años yo haya vivido una sola hora consciente que no haya estado influida por la idea de la venida del Señor. Al tener esta esperanza, nos purificamos a nosotros mismos. Pues la justicia también lo exige." Es tristemente cierto que muy a menudo los justos han sido oprimidos y perseguidos. Aun ahora mismo, más de un millón de cristianos languidecen en los campamentos para presos que hay en Siberia, y eso sólo en un país. Con demasiada frecuencia los perversos prosperan; sin embargo, la Escritura dice que no tengamos envidia de ellos, sino que pensemos en su ñn, pues el mismo será de destrucción. La justicia demanda que Cristo regrese con juicio. Así se logrará la culminación de los propósitos de Dios y del reino de Dios. Creo que ésta es la única esperanza para un mundo que se ha torcido.

También creo en el regreso de Cristo, a causa de las señales que la Escritura declara que lo precederán. No soy profeta, ni tengo mucha confianza en los que se empeñan en establecer fechas específicas para el regreso de Cristo; la Escritura claramente afirma que no sabemos el día ni la hora.

Cristina Rossetti estaba observando a una gran orquesta sinfónica, y notó que de repente, en un abrir y cerrar de ojos, en un momento preciso, todas las manos se extendieron y dieron la vuelta a la página de la música. Los pensamientos de ella volaron a la Biblia, y comprendió que así precisamente sería la venida de Cristo: de repente, en un momento, todos los ojos se levantarán y todas las cabezas se volverán para ver al Señor que viene con indescriptible gloria.

La Biblia declara que hay señales de las cosas que precederán su venida. Tales señales han existido hasta cierto punto a través de los siglos; sin embargo, hoy existen de una manera atronadora. El gran cúmulo de evidencias parece señalar ineludiblemente hacia el hecho de que pronto, muy pronto, Cristo vendrá. Billy Graham visitó a los jefes de todos los estados del mundo libre, y descubrió que todos ellos, con excepción de uno, creían que no había ninguna oportunidad para este mundo más allá del fin de este siglo, en caso de que llegue hasta allá. ¡Cristo vendrá! ¿Cuáles son algunas de esas señales? La Escritura dice que habrá terremotos. Siempre ha habido terremotos, ¿entonces cuál es el significado de esto? Evidentemente significa que habrá terremotos de una manera única: en número y en fuerza. Es de considerar que sólo a partir de 1971, ¡ha habido unos 18.000 terremotos en el mundo!"

Se nos dice que los hombres desfallecerán por el temor. Bertrand Russell, el filósofo británico incrédulo, que escribió el libro Why I Am Not a Christian (Por qué no soy cristiano), dijo: "Lo mejor que podemos esperar es una inexorable desesperación." Jean Paúl Sartre, el existencialista francés, dijo lo mismo: "Inexorable desesperación, y sobre este fundamento tenemos que edificar nuestra vida.

El doctor John Wesley White, doctor en filosofía, de la Universidad de Oxford, señala un número de evidencias que indican el hecho de que el regreso de Cristo está aparentemente cercano. En una red de televisión nacional se presentó una entrevista con las autoras dramáticas vanguardistas Susan Sontag y Agnes Varda. Se señaló que en tiempos recientes, la mayoría de los filmes para la cultura juvenil había tenido un tema prevaleciente: destrucción y desesperación. Los adolescentes de 16 y 17 años de edad eran más pesimistas aún que los estudiantes universitarios.[ii] En los Estados Unidos y el Canadá, la principal causa de muerte hoy entre estudiantes universitarios es el suicidio. ¡Una nación en desesperación! Muchas personas de mayor edad no entienden esto, porque no han estado expuestos al tipo de pensamientos con los cuales son continuamente bombardeados estos jóvenes en las universidades. La juventud está buscando un escondedero, un lugar adonde largarse, un lugar al cual huir. Han huido a la cultura de las drogas, a las comunas, a las religiones místicas de Asia, tratando de hallar un lugar para esconderse.

Hay una canción juvenil que se titula: "No hay escondedero". Se nos dice que en los postreros tiempos habrá una gran explosión del saber, que las personas estarán aprendiendo continuamente y sin embargo, nunca podrán llegar a la verdad. Ahora aprendemos más en 24 horas que lo que se aprendió en 2000 años de la antigüedad. ¡Una explosión de conocimiento! Tristemente, parece que muchos son incapaces de entender el conocimiento de la verdad fundamental: de Aquel que es la verdad misma. Esta gran búsqueda de conocimiento se consideraba como una panacea y como la salvadora de la humanidad La. redentora humanista: la educación, iba a redimir di mundo de la pobreza, del crimen y de la delincuencia.

¿Ha llegado a ser esta panacea? El gobierno gastó millones de dólares en un estudio encaminado a determinar cuan efectivamente la educación disminuía el crimen. Sorprendentemente, todas las estadísticas estudiadas demostraron indiscutiblemente que la educación eleva el crimen: a más educación, más crimen. A la misma conclusión llegó el sociólogo doctor Ray Jeffrey, quien ha demostrado fuera de toda duda, que la educación, si no va acompañada de algún elevador moral o espiritual, intensifica el crimen.3[iii]

Lo que se necesita es alguna revolución moral, algún don espiritual que cambie el corazón del hombre. Los monstruos de las atrocidades del nazismo fueron, en su mayoría, hombres extraordinariamente educados. En el tiempo en que el látigo nazi irrumpió sobre la tierra, la Alemania nazi era el país mejor educado del mundo. No, la educación no es la redentora humanista que los hombres pensaban que sería. Estas conclusiones han llevado a muchas de las personas iluminadas e inteligentes de nuestro día a un gran temor, tal como lo dice la Escritura, que los hombres desfallecerán por el temor de los últimos días.

El profesor Haroíd Urey, ganador de un Premio Nobel, y uno de los científicos y evolucionistas más destacados de nuestro tiempo, en su obra Man Afraid (El hombre atemorizado), dijo: "Escribo esto para amedrentarlos a ustedes. Yo mismo soy un hombre aterrorizado. Todos los científicos que conozco están amedrentados, aterrorizados por su vida, y por la vida de ustedes."[iv] Los hombres están desfalleciendo a causa del temor. La primera causa de muerte en el mundo hoy es la insuficiencia cardiaca, tal como la Escritura había dicho que sería. Si nosotros supiéramos lo que está ocurriendo en los laboratorios de experimentación, nosotros también nos aterraríamos. Sólo nuestra dichosa ignorancia nos guarda del mismo temor de que habla el profesor Urey. Bertrand Russell, al echar una mirada retrospectiva a los años de su vida, escribió: "No pudiera pensar en nada que no sea el suicidio…  Sobre el hombre y sobre todas sus obras, sin compasión y oscura, cae la noche."[v]

Un mundo de desesperación. Hoy los científicos nos dicen que ahora ellos tienen una bomba de hidrógeno que puede encerrarse en cobalto y que, si se hace explotar sobre el Polo Norte, mataría a toda criatura viviente en todo el hemisferio norte del planeta. ¡Tres mil millones de personas! La máquina del día de juicio.

También se nos dice que habrá pestilencia. En esta década estamos viendo un brote de la peste negra, de la cual no se había oído nada desde la Edad Media; la peste bubónica está destruyendo miles de vidas en Pakistán. Otras enfermedades, que no se habían visto durante siglos, están reapareciendo. Se están produciendo especies de enfermedades venéreas que son totalmente resistentes a todos los antibióticos conocidos. Se ha informado que se han desarrollado armas bacteriológicas tan aterradoras, que si el público supiera acerca de ellas, su producción probablemente sería proscrita. Hay un arma de esa clase que, si se lanza en la atmósfera, mataría a todos los seres humanos del planeta. Hace una década se nos dijo que para 1975 ó 1976, el mundo comenzaría a ver grandes hambrunas: precisamente lo que estamos viendo. Decenas de miles de personas han muerto de hambre en Biafra, Pakistán, India, y ahora están muriendo en Camboya. Esto es sólo un preludio del hambre masiva que se espera en esta década que comenzó en 1981: hambrunas que pudieran precipitar guerras de grandes proporciones, y hasta globales como nunca hemos visto.

A pesar del hecho de que vivimos en la así llamada era de la paz, a partir del final de la Segunda Guerra Mundial, el doctor John Wesley White nos dice que se han escrito 2000 libros sobre el tema de la paz.[vi] De hecho, tenemos menos paz ahora que nunca antes. Un rabino judío, Joshua Liebman, escribió el libro Peace of Mind (Paz de la mente); el obispo católico Fulton J. Sheen escribió uno titulado Peace of Soul (Paz del alma); y Billy Graham escribió Paz con Dios. Sin embargo, por todos lados oímos de guerras y rumores de guerras. En una misma semana, Rusia hizo lo que al resto del mundo nos parecerían cosas de locos, a menos que conozcamos la filosofía de ellos. En 1971, ellos aceptaron y firmaron el tratado de paz con Canadá; luego se aparecieron en Praga para celebrar la invasión de Rusia a Checoeslovaquia y congratularse. En 1968, en una misma semana, firmaron el pacto de solidaridad con Egipto, en que prometieron ayudar a los egipcios en caso de una guerra con Israel; al mismo tiempo que hacían un llamado a los Estados Unidos de América para firmar otro tratado de proscripción de armas nucleares, estaban construyendo veintenas de silos en Rusia para bombas de hidrógeno de 25 megatones. (A propósito, una bomba de hidrógeno de 15 megatones produce un calor dos veces y media mayor que el que se halla en el centro del Sol.) No hay escondedero. Como a menudo lo dice Paúl Harvey: "Usted puede correr, pero no puede esconderse." En esa misma semana, Rusia colocó nuevas armas en Ceilán, envió misiles a Cuba, apeló a la OTAN para que retirara sus tropas de Europa y envió dos nuevos submarinos nucleares a los Dardanelos. Escuche usted lo que dijo hace 30 años uno de los principales estrategas comunistas, el secretario del Comité Ejecutivo de la Tercera Internacional: "La guerra a fondo entre el comunismo y el capitalismo es inevitable. Hoy, por supuesto, no estamos lo suficientemente fuertes para atacar. Nuestro tiempo llegará dentro de 20 ó 30 años. Para ganar, necesitaremos el elemento de la sorpresa. Tendremos que poner a dormir a los burgueses. Por tanto, comenzaremos por lanzar el más espectacular movimiento de paz que jamás se haya registrado. Habrá ofertas electrizantes y concesiones inauditas. Los países capitalistas, estúpidos y decadentes, se regocijarán en cooperar con su propia destrucción. Saltarán para aprovechar otra oportunidad de ser amigos. Tan pronto como bajen la guardia, los haremos añicos con nuestros puños cerrados."[vii] Clamarán: "Paz, paz, y no hay paz. Rusia y los Estados Unidos de América gastarán este año unos 300.000 millones de dólares en la maquinaria de guerra. Rusia gastará casi el doble de lo que gastan los Estados Unidos.

La Escritura nos dice que en los días de Noé había una conducta sexual desenfrenada. Ciertamente estamos viendo eso en nuestro tiempo. Vale la pena recordar que la destrucción de grandes partes de la humanidad por parte de Dios, siempre ha estado relacionada con la inmoralidad sexual. Así fue en el tiempo de Noé, antes que Dios destruyera casi todo por medio del diluvio. Así fue en el tiempo de Sodoma, cuando Dios hizo llover fuego y azufre sobre las ciudades de la llanura, y éstas desaparecieron bajo la parte sur del mar Muerto. También fue así con respecto a los cananeos, a quienes Dios destruyó a causa de su inmoralidad sexual, y particularmente a causa de su perversión, que hizo que la tierra los vomitara. ¿Qué debe de estar pensando Dios con respecto al mundo de hoy?

Cuando venga Jesucristo, vendrá como Salvador de los suyos y como Juez de los demás. Un reciente descubrimiento de la ciencia es otra ilustración de nuestros tiempos. Jesús dijo que por nuestras palabras seremos condenados o justificados; que el hombre dará cuenta de toda palabra ociosa. Ahora, usted me dirá: "¿Cuáles palabras hemos hablado? ¿Quién puede recordar todas las palabras que hemos dicho?" Los científicos han descubierto recientemente que ahora es posible, con instrumentos muy delicados, extraer de los sólidos conversaciones que ocurrieron cerca de ellos en cualquier tiempo del pasado. Actualmente puede ser posible, por ejemplo, recuperar de una peña contigua, la voz real de Moisés cuando le respondió a Dios en el monte Sinaí. Jesús dijo: "… si éstos callaran, las piedras clamarían" (Lucas 19:40), Toda palabra ociosa saldrá a la luz. Jesucristo viene.

Para los que no confían en El, ni lo aman, ni le pertenecen, ése será un tiempo de gran temor. Los hombres clamarán a las montañas que los cubran, que caigan sobre ellos y los escondan. Utilizarán una frase incongruente, pues pedirán a los montes que los libren de "la ira del Cordero" (Apocalipsis 6:16). El día en que un cordero se llena de ira, ése es día de temor. ¿Está usted preparado? ¿Y si ese día fuera hoy?

Trágicamente, hay millones de personas en la Iglesia que han estado satisfechas con tomar la fidelidad a la Iglesia como sustituto del cristianismo. Están satisfechas con lo externo, y nunca han tenido la realidad de Cristo dentro de sus corazones. Nunca se han arrepentido de sus pecados, ni se han rendido a Cristo como su Señor y su Maestro. Saben que aún están sentados sobre el trono de sus vidas. Hacen lo que quieren y cuando quieren. Nunca se han rendido completamente a Cristo. Nunca han puesto su fe en El. Nunca han recibido el don de la vida eterna. En consecuencia, hay un hecho ineludible. En lo profundo de su corazón saben que no tienen vida eterna. Sin embargo, la Escritura dice que podemos. Que tenemos que tener la vida eterna.

Si hemos creído en Jesucristo y lo hemos invitado para que entre en nuestro corazón y sea Señor de nuestra vida, entonces sabemos que hemos sido perdonados. Sabemos que vamos camino al cielo. Sabemos que cuando El venga, nos tomará consigo para que estemos con El para siempre en la gloria, en ese lugar que El ha preparado para nosotros.


[i] Citado en John Wesley White, Re-entry (Reingreso). Minneapolis, Worid Wide Publications, 1970, pág. 106
[ii] John Wesley White, WW III: Signs of the Impen-ding Battie of Armageddon (La tercera guerra mundial: Señales de la inminente batalla de Armagedón). Grand Rapids, Michigan, Zonder-van Publishing House, 1977,  pág. 82.
[iii] Citado en White, Re-entry (Reingreso), pág. 93.
[iv] Ibíd., pág. 104.
[v] Ibíd., pág. 100
[vi] Ibíd., pág. 96.
[vii] Ibíd., pág. 97.

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