Hermenéutica
I. GENERALIDADES
"Porque el Señor da la sabiduría;
conocimiento y ciencia brotan de sus labios"
Proverbios 2:6
conocimiento y ciencia brotan de sus labios"
Proverbios 2:6
Durante muchos años, cada vez que escuchaba un buen sermón o alguna enseñanza bíblica profunda, salía de la reunión asombrado, preguntándome: ¿Cómo le fue posible encontrar todo eso en el texto? Anhelaba tener suficiente capacidad para descubrir esas verdades por mí mismo. Además, a menudo me sentía culpable porque la gente constantemente me decía que debía estudiar la Biblia, pero cuando intentaba abordarla, no sabía cómo hacerlo. Así que me desanimaba y me daba por vencido. Desde aquellos días de frustración, he descubierto que la mayoría de los cristianos sinceramente quieren estudiar la Biblia por sí mismos, pero no saben cómo hacerlo. No necesitan más exhortaciones como “Deberías estudiar la Palabra de Dios”, sino algunas instrucciones para lograrlo. La Biblia nos enseña que no puede ser un discípulo de Jesucristo si no se nutre con regularidad de la Palabra de Dios. En una ocasión Jesús les dijo a sus seguidores: “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. (Juan 8:31-32). Si mira hacia atrás en la historia de la iglesia cristiana, se va a encontrar con que el común denominador de cada gran hombre y cada gran mujer de Dios es que conocían las Escrituras y pasaban un tiempo regular y consistente con el Señor y su Palabra. (Warren, 1981)
La Palabra de Dios consignada en las Sagradas Escrituras es uno de los más hermosos regalos que el Señor le ha dado a su creación; es el compendio mismo de la Revelación Divina y es, en consecuencia, la base sobre la cual debe desarrollarse toda la existencia del creyente. A través de la Biblia vemos a Dios creando al mundo, a los seres vivientes, al género humano; y lo vemos amando a su creación, cuidando de ella y guiándola hacia el lugar que desde el principio le señaló. La Biblia está ahí, revelada por Dios para que cada quien acuda a ella y encuentre los fundamentos de su existir; por ello el creyente debe buscarla, amarla, leerla, beber de ella y, sobre todo, entenderla y asimilarla para que sea su norma de vida. No obstante, el lector no debe acercarse de cualquier manera a este tesoro encerrado en la Escritura, sino que debe hacerlo con una disposición especial, aquella que nace del amor a Dios y de la identificación del Creador como ese Padre amoroso que desea lo mejor para Sus hijos y que por ello les ha entregado toda la instrucción para el logro de esos propósitos.
Leer la Biblia no debe ser solamente un ejercicio mecánico de repaso visual de unos textos, sino que esa lectura debe conllevar comprensión y asimilación; el lector debe entender qué quiere decirle el Padre Eterno a través de los 66 libros que conforman la Biblia, cómo quiere el Padre que se comporten sus hijos, cuáles son las promesas que les ha hecho desde la eternidad, cuáles son los caminos para acceder al cumplimiento de esas promesas y qué le espera al fiel cumplidor de la Palabra de Dios.
George Miiller (1805-1898), director de una cadena de orfanatos en Bristol, Inglaterra, durante el siglo XIX, fue un hombre de fe y oración. Es asombroso leer las respuestas a las oraciones de este hombre en el trayecto de su larga existencia. ¿Qué fue lo que lo convirtió en un hombre de fe y oración? Durante su vida leyó la Biblia más de doscientas veces, y más de la mitad de esas lecturas las realizó de rodillas, orando basado en la Palabra y estudiándola con diligencia (Warren, 1981)
A lo largo de este curso nos ejercitaremos, entonces, en la lectura y en los mecanismos de comprensión y aplicación de la Palabra de Dios, teniendo como fundamento primordial la plena conciencia de que leer las Escrituras es atender a un mandato divino y acceder a un maravilloso regalo, producto del amor y de la misericordia de nuestro Padre Celestial. Para ello, identificaremos el mandamiento de observar la Palabra de Dios, para entender cómo se comunica Dios con Sus hijos, cómo entrega Su instrucción, cuáles son los pasos y métodos básicos para comprender el Mensaje de Salvación y de qué manera debemos aplicarlo a nuestras vidas.
Y, por supuesto, todo este ejercicio estará apoyado en el auxilio del Espíritu Santo a cuyas luces acudimos cada vez que buscamos desentrañar el mensaje contenido en la Palabra de Dios. Un ejercicio equilibrado sobre la base de la Escritura y con la guía del Espíritu Santo para llegar a una Hermenéutica integral que no haga énfasis en un enfoque especial que dependa de escuelas teológicas, sino que responda a los fundamentos de Casa Sobre la Roca como Iglesia Cristiana Integral. Para identificar, en últimas, el estudio e interpretación de la Biblia con la definición que hace el Pastor Darío Silva Silva: "La Iglesia Integral es el nombre más adecuado para definir el movimiento que caracteriza al Cristianismo del inicio de siglo y milenio y que está interpretando a todas las denominaciones. El Espíritu Santo quiere que los bíblicos avancen hacia el terreno pentecostal, y los pentecostales se muevan hacia el bíblico, para que se abracen en el centro, bajo la cruz".
Se orienta esta hermenéutica hacia la aplicación de lo definido también en el libro Casa Sobre la Roca, que contiene los diferentes aspectos que identifican a nuestra iglesia: “La Iglesia Integral se sitúa en el centro de las tendencias, equidistante de interpretaciones extremas: Arminianismo o calvinismo, escríturalismo o pentecostalismo, fundamentalismo o modernismo, contemplación u operación, oración o acción, austeridad o prosperidad, milenarismo o amilenarismo, exitismo o conformismo, etc.”
La Palabra de Dios consignada en las Sagradas Escrituras es uno de los más hermosos regalos que el Señor le ha dado a su creación; es el compendio mismo de la Revelación Divina y es, en consecuencia, la base sobre la cual debe desarrollarse toda la existencia del creyente. A través de la Biblia vemos a Dios creando al mundo, a los seres vivientes, al género humano; y lo vemos amando a su creación, cuidando de ella y guiándola hacia el lugar que desde el principio le señaló. La Biblia está ahí, revelada por Dios para que cada quien acuda a ella y encuentre los fundamentos de su existir; por ello el creyente debe buscarla, amarla, leerla, beber de ella y, sobre todo, entenderla y asimilarla para que sea su norma de vida. No obstante, el lector no debe acercarse de cualquier manera a este tesoro encerrado en la Escritura, sino que debe hacerlo con una disposición especial, aquella que nace del amor a Dios y de la identificación del Creador como ese Padre amoroso que desea lo mejor para Sus hijos y que por ello les ha entregado toda la instrucción para el logro de esos propósitos.
Leer la Biblia no debe ser solamente un ejercicio mecánico de repaso visual de unos textos, sino que esa lectura debe conllevar comprensión y asimilación; el lector debe entender qué quiere decirle el Padre Eterno a través de los 66 libros que conforman la Biblia, cómo quiere el Padre que se comporten sus hijos, cuáles son las promesas que les ha hecho desde la eternidad, cuáles son los caminos para acceder al cumplimiento de esas promesas y qué le espera al fiel cumplidor de la Palabra de Dios.
George Miiller (1805-1898), director de una cadena de orfanatos en Bristol, Inglaterra, durante el siglo XIX, fue un hombre de fe y oración. Es asombroso leer las respuestas a las oraciones de este hombre en el trayecto de su larga existencia. ¿Qué fue lo que lo convirtió en un hombre de fe y oración? Durante su vida leyó la Biblia más de doscientas veces, y más de la mitad de esas lecturas las realizó de rodillas, orando basado en la Palabra y estudiándola con diligencia (Warren, 1981)
A lo largo de este curso nos ejercitaremos, entonces, en la lectura y en los mecanismos de comprensión y aplicación de la Palabra de Dios, teniendo como fundamento primordial la plena conciencia de que leer las Escrituras es atender a un mandato divino y acceder a un maravilloso regalo, producto del amor y de la misericordia de nuestro Padre Celestial. Para ello, identificaremos el mandamiento de observar la Palabra de Dios, para entender cómo se comunica Dios con Sus hijos, cómo entrega Su instrucción, cuáles son los pasos y métodos básicos para comprender el Mensaje de Salvación y de qué manera debemos aplicarlo a nuestras vidas.
Y, por supuesto, todo este ejercicio estará apoyado en el auxilio del Espíritu Santo a cuyas luces acudimos cada vez que buscamos desentrañar el mensaje contenido en la Palabra de Dios. Un ejercicio equilibrado sobre la base de la Escritura y con la guía del Espíritu Santo para llegar a una Hermenéutica integral que no haga énfasis en un enfoque especial que dependa de escuelas teológicas, sino que responda a los fundamentos de Casa Sobre la Roca como Iglesia Cristiana Integral. Para identificar, en últimas, el estudio e interpretación de la Biblia con la definición que hace el Pastor Darío Silva Silva: "La Iglesia Integral es el nombre más adecuado para definir el movimiento que caracteriza al Cristianismo del inicio de siglo y milenio y que está interpretando a todas las denominaciones. El Espíritu Santo quiere que los bíblicos avancen hacia el terreno pentecostal, y los pentecostales se muevan hacia el bíblico, para que se abracen en el centro, bajo la cruz".
Se orienta esta hermenéutica hacia la aplicación de lo definido también en el libro Casa Sobre la Roca, que contiene los diferentes aspectos que identifican a nuestra iglesia: “La Iglesia Integral se sitúa en el centro de las tendencias, equidistante de interpretaciones extremas: Arminianismo o calvinismo, escríturalismo o pentecostalismo, fundamentalismo o modernismo, contemplación u operación, oración o acción, austeridad o prosperidad, milenarismo o amilenarismo, exitismo o conformismo, etc.”
Continuara...
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