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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

sábado, 16 de enero de 2010

Devocional - Enero 16

Enero 16
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurgeon


Todo aquel que invocare el nombre
de Jehová será salvo.
Joel 2:32


¿Por qué no invoco su nombre? ¿Por qué recurro a mis vecinos cuando tengo tan cerca a Dios, el cual oirá mi clamor, por débil que sea?
¿Por qué me siento para forjar proyectos y formar planes?
¿Por qué no descargo todo mi peso sobre los hombros de mi Señor? La mejor manera de avanzar es ir siempre adelante en línea recta.
¿Por qué no corro ahora mismo al Dios vivo? En vano buscaré la salvación en otra parte; en Dios ciertamente la encontraré. Su real promesa es una garantía cierta de que así será.

No es preciso preguntar si puedo invocarle o no, porque la palabra «cualquiera» es suficientemente explícita. «Cualquiera» se aplica a mí, porque comprende a todos y cada uno de los que invocan a Dios. Por lo tanto, seguiré las enseñanzas de este versículo, invocando ahora mismo al glorioso Salvador que nos ha dejado una promesa tan magnífica.

Mi caso es urgente. Ignoro cómo podré ser liberado; empero esto no me preocupa. Quien ha formulado la promesa sabrá encontrar los medios para realizarla. A mí sólo me incumbe obedecer sus mandamientos, no dirigir sus consejos. Siervo suyo soy, y no abogado. Le invoco, y él me ayudará.

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