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jueves, 2 de febrero de 2012

Cualidades de un líder - Tip 20

Tips
Cualidades indispensables de un líder



Aprender:

Para mantenerte dirigiendo, mantente aprendiendo
Escuchar y leer debe tomarte aproximadamente diez veces más tiempo que hablar. Esto te asegurará que estás en un proceso de continuo aprendizaje y mejoramiento.
—Gerald McGinnis, presidente de Respironics ,Inc.
Lo que cuenta es lo que aprendes después de saberlo.
—John Wooden, entrenador de baloncesto del Salón de la Fama
El éxito disfrazado de vagabundo
Si ves a un hombre pequeño con un bigote corto, con un bastón, pantalones bombachos, zapatos grandes y torpes y un sombrero de hongo, inmediatamente sabrás que se trata de Charlie Chaplin.
Casi todo el mundo lo reconoce. En los años entre 1910 y 1920 era la persona más famosa y reconocible del planeta. Si miramos a las celebridades de hoy, la única persona en la misma categoría de Chaplin en popularidad podría ser Michael Jordan, pero para medir quién es la mejor estrella tendríamos que esperar otros setenta y cinco años para saber cómo el mundo recuerda a Jordan.
Cuando Chaplin nació, nadie le hubiera predicho tanta fama. Nacido en la pobreza dentro de un matrimonio de músicos ingleses, se encontró en la calle desde muy pequeño cuando su madre fue internada en una institución para enfermos mentales. Después de años en asilos y orfanatos, comenzó a trabajar en el teatro para sobrevivir. A los diecisiete ya era un actor veterano. En 1914, cuando estaba en la mitad de la década de sus veinte, trabajó para Mack Sennett en los estudios Keystone en Hollywood ganando 150 dólares a la semana. Durante ese primer año en el negocio de la cinematografía hizo treinta y cinco películas, trabajando como actor, escritor y director. Todos reconocieron su talento de inmediato y su popularidad creció.
Un año más tarde, ganaba 1250 dólares a la semana. En 1918 hizo algo sin precedente: firmó el primer contrato de un millón de dólares de la industria del entretenimiento. A los veintinueve años de edad era rico, famoso y el productor de películas más poderoso del mundo.
Chaplin tuvo éxito porque tenía un gran talento y un empuje increíble. Pero esas características eran alimentadas por la habilidad para aprender. Continuamente se esforzaba por crecer y perfeccionar su arte. Aun cuando era el actor más popular y mejor pagado del mundo, no estaba satisfecho con lo que había logrado.
En una entrevista explicó su deseo de mejorar:

Cuando estoy viendo alguna de mis películas presentadas a una audiencia, siempre pongo mucha atención a lo que no los hace reír. Si, por ejemplo, varias audiencias no se ríen en un acto que para mí es cómico, inmediatamente comienzo a desmenuzar ese fragmento para descubrir qué estaba equivocado en la idea o en su ejecución. Si oigo un ligero murmullo de risa por algo que yo no esperaba que fuera gracioso, me pregunto por qué esa parte en particular produjo risas.

Ese deseo de crecer lo hizo exitoso económicamente y le produjo un alto nivel de excelencia para todo lo que hacía. En esos primeros días, el trabajo de Chaplin fue aclamado como entretenimiento maravilloso. Con el paso del tiempo fue reconocido como un genio cómico. Hoy en día muchas de sus películas son consideradas obras maestras y él es apreciado como uno de los más grandes productores de todos los tiempos. El crítico de cine y escritor de guiones James Agee escribió: «En la obra de Chaplin se encuentra la más fina pantomima, la más profunda emoción, la más rica y más conmovedora poesía».
Si cuando alcanzó el éxito Chaplin hubiera sustituido su habilidad para aprender por autosatisfacción arrogante, su mombre hubiera estado exactamente junto con Ford Sterling o Ben Turpin, estrellas de películas silentes que ya se han olvidado. Pero Chaplin se mantuvo creciendo y aprendiendo como actor, director y algunas veces ejecutivo de películas. Cuando la experiencia le enseñó que los productores de películas estaban a merced de estudios y distribuidores, inició con Douglas Fairbanks, Mary Pickford y D.W. Griffith su propia compañía, Artistas Unidos, la que hoy día sigue estando en el negocio.
Al grano
Los líderes enfrentan el peligro de sentirse satisfechos con el statu quo. Después de todo, si un líder ya posee influencia y ha logrado un nivel de respeto, ¿para qué querer seguir creciendo? La respuesta es sencilla:

Tu crecimiento determina quién eres.
Quien eres determina a quién atraes.
A quién atraes determina el éxito de tu organización.

Si quieres que tu organización crezca tienes que mantenerte aprendiendo.
Déjame darte cinco pautas que te ayudarán a cultivar y mantener una actitud de aprendizaje permanente:
1. Cúrate de la enfermedad de destino
Irónicamente, con frecuencia la falta de habilidad para aprender tiene sus raíces en los logros.
Erróneamente, algunas personas creen que si pueden alcanzar una meta en particular, ya no tienen que crecer más. Esto puede ocurrir con casi todo: ganar un grado académico, alcanzar una posición deseada, recibir un reconocimiento o lograr un objetivo financiero.
Pero los líderes efectivos no pueden resistir pensar de esa manera. El día que dejen de crecer ese es el día de la pérdida de su potencial; y el potencial de la organización. Recuerda las palabras de Ray Kroc: «Mientras esté verde, está creciendo, en cuanto madure, comienza a podrirse».
2. Supera tu éxito
Otra ironía de estar siempre aprendiendo es que con frecuencia el éxito lo impide. Los líderes efectivos saben que lo que los llevó allí no los mantendrá allí. Si has tenido éxito en el pasado, ten cuidado. Considera esto: si lo que hiciste ayer todavía te parece grande, no has hecho mucho hoy.
3. No tomes atajos
Mi amiga Nancy Dornan dice: «La mayor distancia entre dos puntos es un atajo». Esto es verdaderamente cierto. Por casi todo en la vida se paga un precio. Cuando desees crecer en una esfera particular, analiza lo que realmente costará, incluyendo el precio, y entonces decide pagarlo.
4. Deshazte de tu orgullo
Tener una disposición a aprender requiere admitir que no lo sabemos todo, y eso nos puede hacer lucir mal. Además, si nos mantenemos aprendiendo, también seguiremos cometiendo errores. Pero como dice el escritor y experto artesano Elbert Hubbard: «El mayor error que uno puede cometer en la vida es estar temiendo continuamente que va a cometer uno». No se puede ser orgulloso y estar aprendiendo al mismo tiempo.
Emerson escribió, «Por cada cosa que ganas, pierdes algo». Para ganar crecimiento, renuncia al orgullo.
5. Nunca pagues dos veces por el mismo error
Teddy Roosevelt afirmó, «El que no se equivoca, no progresa». Esto es cierto. Pero el líder que sigue cometiendo los mismos errores, no progresa. Como líder dispuesto a aprender, cometerás errores, olvídalos, pero recuerda siempre qué fue lo que te enseñaron. Si no lo haces, pagarás por ellos más de una vez.
Reflexionemos
Cuando era un muchacho y crecía en la zona rural de Ohio, vi este letrero en una tienda de alimentos: «Si no le gusta la cosecha que recoge, revise la semilla que siembra». Aunque el letrero era un anuncio para las semillas, contenía un principio maravilloso.
¿Qué clase de cosecha estás recogiendo? ¿Parecen tu vida y liderazgo mejorar día tras día, mes tras mes, año tras año? ¿O luchas constantemente solo para mantener tu terreno? Si para este tiempo en tu vida no te encuentras en el lugar que esperabas estar, tu problema puede ser falta de disposición para aprender. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? ¿Cuándo fue la última vez que te hiciste vulnerable al meterte en algo para lo cual no eras un experto? Durante los próximos días o semanas observa tu actitud hacia crecer y aprender para ver dónde estás situado.
Convencimiento
Para mejorar tu habilidad para aprender, haz lo siguiente:

     Observa cómo reaccionas a los errores. ¿Reconoces tus errores? ¿Te disculpas cuando corresponde? ¿O permaneces a la defensiva? Obsérvate. Y pide su opinión a un amigo confiable. Si reaccionas en mala forma, o no cometes ningún error, necesitas trabajar en tu habilidad para aprender.
     Intenta algo nuevo. Abandona tu rutina hoy y haz algo distinto que te obligue mental, emocional o físicamente. Los retos nos cambian para bien. Si realmente quieres empezar a crecer, haz de los nuevos retos parte de tu actividad diaria.
     Aprende en tu área fuerte. Lee de seis a doce libros al año sobre liderazgo o sobre tu campo de especialidad. Continuar aprendiendo en un área donde ya eres un experto evita que te agotes y te conviertas en alguien que no aprende.
Para extraer diariamente
Después de ganar su tercer campeonato mundial, el montador de toros Tuff Hedeman no tuvo una gran celebración. Se fue a Denver para una nueva temporada. Y todo el proceso comenzó de nuevo. Su comentario fue: «Al toro no le interesa lo que hice la semana pasada». Ya seas un novato no probado o un veterano de éxito, si quieres ser campeón mañana, tienes que estar dispuesto a aprender hoy.

Fuente: Maxwell, J.C. (2000) Las 21 cualidades indispensables de un líder. Betania. EE.UU.

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