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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

lunes, 22 de febrero de 2010

Piensa en lo bueno

Piensa en lo bueno


Fuente: mail enviado por nuestracorresponsal Yadith Mariela

DIOS Me regalo esta palabra examinalas es preciosa.

Filipenses 4:8 nos aconseja lo que debemos pensar: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

El consejo es claro, no llenes tu cabeza de pensamientos de fracaso y pecado. Sé positivo y piensa en todo lo bueno. Evalúa tu pensamiento.

Lee estas palabras y clasifícalas según sean “de buen nombre” o “de mal nombre”: suicidio, enfermedad, divorcio, hijos en drogas, robo, corrupción, injusticia, chismes, pobreza, inmoralidad sexual. Ahora lee éstas: hogar, esposa, amor, paz, sana economía, justicia, salud, trabajo, servicio. Definitivamente las primeras nueve son de mal nombre y no debes pensar en ellas para no atraerlas a tu vida. Por eso, ten cuidado con quien conversas porque dice la Palabra que las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Evita a las personas que no pueden ayudarte a llenar tu mente con pensamientos positivos, todo lo que hablas y escuchas influye en tu forma de pensar y actuar.
La perfecta voluntad de Dios.

Romanos 12: 2-3 aconseja: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

La voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta, créelo, no es exageración, pero de tus pensamientos depende que la experimentes. Nunca dudes de ello. Cuando te sientes derrotado y preguntas: ¿Por qué Dios permite esto, por qué me pasa a mí?, no estás pensando como deberías y le demuestras al Señor que dudas de Él. En la iglesia podemos interceder por ti, llorar, orar y aconsejarte, pero nadie, ni Dios, puede pensar por ti.

Esa es tu tarea y mientras no pienses como Él, no leas las Escrituras y te convenzas de Sus promesas, no podrás pensar y hacer tuya Su voluntad de bien. Acércate al Señor y busca Su consejo, los libros de Eclesiastés y Proverbios son muy prácticos y te enseñan sobre el pensamiento de Dios en cada situación. No hay mejores recomendaciones que las de tu Padre Celestial.Dios en cada situación. No hay mejores recomendaciones que las de tu Padre Celestial.

Llena tu mente y corazón de fe, no de duda, temor o cuestionamiento. Todos tenemos una medida de fe diferente y podemos incrementarla. Demuestra tu fe y piensa bien de ti porque la gente que piensa mal de otros está proyectando lo que lleva dentro. Persevera en pesar las cosas que Dios te dio para que se multipliquen en tu vida.
Aprender a pensar

Hebreos 4:12 describe la Palabra: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

La eficacia se relaciona con acciones, sólo una acción puede ser eficaz. Aprende a ser eficaz en lo que piensas, aprende a pensar pues somos lo que pensamos. Somete tus pensamientos a la Palabra del Señor, haz tiempo para pensar si lo que estás pensando es correcto. Piensa sobre tus pensamientos, parece difícil pero no lo es, evalúalos, si lo que tienes es mente es correcto, bueno, puro, noble y digno de alabanza, tómalo y ponlo en práctica, de lo contrario deséchalo y busca renovarte.
La perseverancia que da paz

Isaías 26: 3 reconforta: Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

Persevera en Sus pensamientos y no desconfíes nunca de Él. Aunque lo que anhelas no venga en el momento que quieres, no desesperes ni permitas que la desconfianza entre en tu corazón, porque esa duda te robará la paz. Dios sólo puede guardar en completa paz a quienes siempre piensan bien de Él aunque la circunstancia esa adversa.

El Señor no puede bendecir al de doblado ánimo que un día piensa una cosa y otro día cambia de parecer.
Hemos aprendido a pensar por reacción y no proactivamente. Nuestra mente no descansa, todo el día pensamos, tenemos ideas, somos bombardeados por lo que vemos y escuchamos. Esa transacción de pensamientos no se detiene, pero debes hacer tiempo para detenerte y aprender a pensar bien. Muchas veces nos arrepentimos de los que decimos y hacemos porque no pensamos bien las cosas y actuamos por reacción. Entonces debemos pedir perdón por los errores que cometemos.

Cambia tu sistema, reflexiona sobre tu forma de pensar y aprende a hacerlo proactivamente, con calma y viendo hacia el futuro. Detente a pensar, aparta un tiempo para estar a solas con Dios y Su palabra, pídele que te enseñe a hacerlo, que te ayude a hacer tuya Su voluntad buena y perfecta, que te muestre Sus promesas y las aceptes antes que las malas noticias. Él puede ayudarte a entender que está a tu lado, que tú y el Él son mayoría y que si se cierra una puerta, Él siempre abrirá otra. Con esos pensamientos, sabrás que ante la crisis, no te despedirán y si lo hacen, tendrás otra puerta abierta ante ti. Pensando así podrás enfrentarte a todo. Si llegas a tu oficina y el gerente te llama porque tiene una noticia que darte sobre el despido de personal, puedes pensar dos cosas, que te despedirán o que serás de los que se quedan. Si la noticia es que te vas, puedes decir que agradeces la oportunidad y pensar que así como se cierra esta puerta, Dios abrirá nuevas.

Cierta vez una persona metió en mi un pensamiento negativo. Me dijo que no entendía por qué hacíamos un templo tan grande si había tantos templos vacíos en el mundo. Entonces le consulté a mi Padre Celestial. Le dije que estaba haciendo lo que me había pedido pero que aún estábamos a tiempo para detenernos. Su respuesta fue que yo decidía qué tipo de ministerio deseaba. Si quería ser como Su siervo en Corea que tiene más de un millón de ovejas y no se dan a vasto las instalaciones o quería ser de los que tienen templos vacíos. Entonces, recapacité, recordé que nuestro equipo pastoral es fuerte y capaz de sostener el ministerio, recordé que mi hijo y los hijos de nuestros pastores tienen un hermoso llamado y que tenemos mucho por hacer para llevar a la gente a Sus pies. Así que le pedí perdón y renové mis fuerzas. Me sentí como cuando reprendo a mis hijos por algo que han hecho que no les enseñé yo. Les pregunto: ¿dónde aprendiste eso? Dios bien pudo decirme así, porque esa desconfianza no la aprendí de Él sino de fuera y me dejé llevar. Él me dio Su perfecta paz cuando perseveré en Sus pensamientos y los hice míos.

Nuestros pensamientos nos ponen frente a las bendiciones o al borde del fracaso. Dios me trajo a la mente un predicador que tiene más de 80 años predicando fervientemente por todo el mundo y me dijo que así seré yo, de larga vida a Su servicio y lo mismo desea para ti.

Adórale y dale gracias, entrégale tu corazón y mente, confía en Él porque tus pensamientos en el Señor te harán fuerte. Su fidelidad te llevará más allá de lo que imaginas y Su mirada te llenará de paz. Lleva cautivo todo pensamiento a Su obediencia, piensa bien, piensa como el Señor y haz tuyas Sus promesas.

DIOS TE BENDIGA

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