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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

martes, 13 de septiembre de 2011

Devocional Día 68

Devocional Día 68
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración



QUE ESTÁS EN LOS CIELOS


"Padre nuestro que estás en los cielos". Seguidamente, Jesús dice: "Cuando ustedes oren, recuerden que no están orando a alguien en la tierra" ¿Por qué? Porque allí es donde radica el problema. Usted necesita ayuda eterna. Cuando usted dice: "Padre nuestro que estás en los cielos", no le está diciendo a Dios: "Reconozco que necesito ayuda exterior a mi reino". En realidad es una confesión de sumisión. "Oh, Dios, Tú eres más grande que todos nosotros. Necesitamos ayuda eterna. Necesitamos Tu ayuda". Además, el Padre no está en la tierra, por lo que necesitamos un intermediario. Necesitamos depender de Jesús y el Espíritu Santo para que ellos sean nuestros intermediarios ante Dios. Él está en los cielos. Nosotros estamos en la tierra para cumplir Sus planes para este planeta.

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

"Santificado sea tu nombre". La palabra santificado significa reverente, apartado o santo. Esto quiere decir que debemos adorar al Padre porque es Santo. Más adelante podremos presentar nuestras peticiones, pero debemos iniciar adorándole.

Cuando usted ora, debe honrar el nombre de Dios con todos los atributos de Su santidad tales como Su amor, fidelidad, integridad y gracia. Usted debe adorar, alabar, exaltar, magnificar, deificar y glorificar. Después de orar usted debe continuar honrándole a Él con su vida y en todas sus interacciones con los demás.

Cuántas veces ha dicho usted, "no entiendo cómo algunas personas pueden orar por largos períodos de tiempo. Yo siempre estoy escaso de palabras; no tengo muchas cosas por las que debo orar". Eso se debe a que no ha aprendido a orar apropiadamente. La oración no es presentarle a Dios una larga lista de peticiones. Hay tanto en la oración que podríamos orar por horas y horas. Personalmente, yo puedo orar por cinco o seis horas sin parar. Ya lo he hecho y continúo haciéndolo en ocasiones. Sin embargo, si usted no aprende a orar, después de veinte minutos se encuentra vacío, se siente cansado, aburrido y comienza a repetir todas las peticiones. Lo que Cristo dice es: "Empiece por reconocer que el Padre es su Todo y adórele". Nunca nos faltarán cosas por las que debemos adorar y alabar a Dios.


Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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