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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

jueves, 29 de septiembre de 2011

Devocional Día 82

Devocional Día 82
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración




Doce pasos de acción para orar


8. ALEGAR EL CASO

Seguidamente, alegue su caso. Veamos más detenidamente lo que significa "alegar". Alegar su caso no significa rogar, gemir o ponerse emocional. A Dios no le impresiona nada de eso. Cuando usted grita, todo lo que logra es cansarse. Usted no obtiene respuestas. Nuevamente, la oración es un arte legal. Es algo que usted hace porque legítimamente merece lo que usted pide basado en las promesas de Dios.

De hecho, en Lucas 18, Jesús le dijo a Sus discípulos, "permítanme no sólo enseñarles a orar, sino también a obtener respuesta" (Véase el versículo 1). Él les reveló cómo entrar de lleno en la oración hasta ver a Dios.

Jesús comenzó diciendo: "Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre" (v. 2). Este es Dios mismo enseñando sobre la oración, y Él nos dice, "como ilustración, imagínense a alguien que no le importa quién es Dios y no se preocupa por su situación. Imagínense tener que pedirle a esta persona algo". Él usó el peor ejemplo de recurso. Creo que él quería ilustrar el hecho de que la oración no tiene nada que ver con que usted le agrade o no a Dios [como persona]. Nosotros decimos, "Señor, si Me amas, bendíceme". A esto Dios contesta, "Te bendeciré por dos razones: primero, calificas por medio de tu fe en Mis promesas y tu recta manera de vivir; y segundo, Yo soy santo; por consiguiente, Yo cumplo Mi palabra".

Jesús luego continuó diciendo: "Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario" (v. 3). La razón por la cual Él usó el ejemplo de la viuda es que, en los tiempos de Jesús, una viuda era alguien que estaba por el suelo en su vida. En la cultura israelita, si un hombre casado moría, su hermano debía casarse con la viuda del primero, cuidarla y proteger el nombre de su hermano para que ella no tuviera que salir a las calles a mendigar y traer desgracia al nombre de la familia. Si el segundo hermano moría, el tercer hermano debía casarse con ella y así sucesivamente. Por ende, cuando una mujer enviudaba, era porque no quedaban más hermanos. No había más parientes que cuidaran por ella y le ayudaran.

Por consiguiente, cuando Dios enseñó acerca de la oración, Él usó el peor panorama para describir no sólo al que debía contestar la oración, sino también al que oraba. Permítame decirle porque la viuda es tan importante en esta ilustración. Dios quiere que usted ore con una actitud que diga, "Tú eres el único que puede ayudarme". A menudo oramos para que Dios nos ayude, pero tenemos un plan auxiliar, por si acaso. Dios dice, "puedes orar todo lo que quieras. No te contestaré hasta que no tengas otro lugar a donde ir. Entonces sabrás que Yo soy tu Proveedor".

Dios quiere que usted ore con una actitud que diga, "Tú eres el único que puede ayudarme".

Dios no quiere ser usado como una llanta de repuesto. Nosotros tenemos la tendencia de decir, "si no puedo lograr la ayuda de nadie más, se la pediré a Dios". Esta mujer no tenía ninguna opción, ninguna alternativa. A veces nos encontramos en situaciones similares: "Señor, si Tú no me ayudas, perderé esta casa". Tenemos que depender completamente de Él.

Jesús continuó diciendo: "Durante algún tiempo él [el juez] se negó" (v. 4, NVI). ¿Por cuánto tiempo? No lo dice. Cuando oramos, a veces la respuesta no llega inmediatamente, pero eso no significa que no esté por llegar. Puede que las personas le pregunten, "¿hasta cuándo creerá usted que esto ocurrirá?" "¿Por cuánto tiempo?" "Durante algún tiempo". "¿Cuánto tiempo es eso?" "No lo sé. Me aferraré a esto hasta que lo vea, porque el puro de corazón verá a Dios. Sin santidad, sin claridad de propósito, nadie verá la salvación de Dios".

Jesús concluyó Su historia con, "pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia" (vv. 4-5). ¿Dijo el juez, 'veré que ella halle descanso'? No, él usó una palabra legal. "Le haré justicia [para que obtenga lo que legítimamente le pertenece]".

Dios no puede mentir. Por lo tanto, lo que Él prometió se cumplirá. Es la integridad de Su nombre y de Su Palabra la que nos llama a ser persistentes en nuestra oración. "Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?" (Números 23:19).

Prosiguió Jesús a explicar la parábola: "Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia" (vv. 6-8, el énfasis fue añadido). Jesús estaba diciendo aquí, "si un hombre no reconoce a Dios o Su justicia verá porque una mujer que a él no le agrada obtenga lo que merece, cuánto más Dios, quien los ama, verá para que ustedes obtengan justicia—y rápidamente". En otras palabras, Dios no tomará tanto tiempo como ese juez al que no le gustaban las personas. Él hará justicia a Sus escogidos, a aquellos que han recibido Sus promesas como herencia espiritual.

Jesús añadió: "Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?" (v. 8). La fe es creer en las promesas. Las personas oran, pero no quieren creer sino hasta después que llegan las respuestas. Esta parábola nos dice que cuando creemos en la Palabra de Dios y le repetimos Sus promesas a Él, Dios dice, "Yo te contestaré—no porque 'me agradas', sino porque Yo soy santo". Por consiguiente, alegue su caso basado en la Palabra e integridad de Dios.


Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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