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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

viernes, 23 de septiembre de 2011

Devocional Día 77

Devocional Día 77
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración




Doce pasos de acción para orar


3. CONFESAR

El siguiente paso es la confesión. Por casi tres años, cuando estaba en la Oral Roberts University, cada semestre impartí un curso sobre la oración para el Ministerio Cristo para las Naciones. Cuando llegué a esta lista para enseñarles a los estudiantes cómo ir paso a paso en la oración, la mayoría preguntó, "¿no deberíamos comenzar con la confesión?" Yo les contestaba, "si lo hacen así, entonces no sabrían qué confesar".

A la mayoría de nosotros se nos ha enseñado que la confesión significa sacar a relucir nuestros pecados pasados, sentir remordimiento, volvernos emocionales y así sucesivamente. Pero, ese no es el centro de la confesión. El confesarse es un concepto muy distinto. Esto significa estar de acuerdo con Dios en lo que Él le dice a usted y acerca de usted. Usted puede estar de acuerdo con Dios solamente cuando usted escucha lo que Él le dice. Esto nos lleva, una vez más, a la adoración.

Confesar significa estar de acuerdo con Dios en lo que Él le dice a usted y acerca de usted.

Cuando usted entra en la presencia de Dios por medio de la adoración, Él no va a comenzar a tratar con las otras personas primero. Él comenzará a resplandecer Su luz en lugares que usted pensó que Él no conocía. Él traerá las cosas a la luz. Usted incluso pensará, "espero que nadie se entere de lo que estoy pensando. Si ellos supieran las cosas que Dios me dice, ellos no se me acercarían". De hecho, Dios nos dice a todos: "No quiero que se condenen a sí mismos; quiero que me digan que estoy en lo correcto. ¿Estoy en lo correcto? ¿Estás en pecado?, si es así, entonces tú debes estar de acuerdo conmigo en que lo que haces está mal y deben dejar de hacerlo".

La confesión se da cuando Dios señala algo en su vida y dice, "deshazte de eso", o, "eso es rebeldía", o, "sabes que no debiste haber hecho eso", o, "eso es pecado", y usted contesta, "Sí, Dios, estás en lo correcto. No seguiré haciendo esto". Entonces usted coloca su confianza en Él para que le ayude a caminar en el Espíritu. "Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gálatas 5:16). Cuando el Espíritu Santo le muestra que algo en su vida no anda bien, entonces usted debe estar de acuerdo con Él. Si usted disiente con Él, usted no confiesa.

Veamos este paso en términos prácticos. Suponga que Dios señala un pecado particular en su vida, pero usted ignora Su sugerencia. Usted va a una reunión de oración y el Espíritu Santo le dice, "no me pidas nada hasta que resuelvas este problema", pero usted continúa orando por otras cosas. El Espíritu entonces le dice, "hiciste algo malo y no lo haz resuelto todavía. Quiero que lo resuelvas esta noche". Sin embargo, usted sigue cantando y tratando de ahogar la culpabilidad. Usted no confiesa. Cuando usted está de acuerdo con Dios, entonces usted confiesa.

Como escribí anteriormente, este pasaje fue escrito para los creyentes: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados" (Ira Juan 1:9). Cuando Él nos perdona, ¿qué más hace? "limpiarnos de toda maldad"

(v. 9). La palabra rectitud significa "ser íntegro" o estar en posición de autoridad. Eso significa que Dios nos limpiará de todo lo que pueda detenerle a Él de colocarnos nuevamente en integridad o alineamiento con la perfecta voluntad de Dios para después bendecirnos.

¿Cómo llega esa limpieza? Usted tiene que hacer algo. Usted debe admitir su pecado y apartarse del mismo. Decirle a Dios que siente mucho haber hecho lo que hizo mientras piensa volverlo a hacer es demostrarle a Dios que usted no está de acuerdo, eso es un problema. "Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros" (v. 10).

La Biblia dice, "él es fiel y justo". "Justo" quiere decir recto [o correcto]. Dios dice: "Si estás de acuerdo con que lo que digo es verdadero y que lo que te he señalado es pecado, entonces tengo el derecho de perdonarte por medio de la expiación de Cristo por tus pecados". En otras palabras, Dios responderá de manera justa y le perdonará. Esto significa que el pecado no perdonado es todavía pecado que usted no reconoce como tal. Usted sigue guardándolo y haciéndolo; por consiguiente, Dios no le limpia de ello.

Así es que la adoración le lleva a pasar tiempo en la oración tratando con usted mismo. Créame, Dios tiene una manera de revelarle su corazón una vez que usted comienza este proceso. La Biblia dice que Dios habita en la alabanza de Su pueblo. Cuando usted se retira a un lugar quieto y se deshace de las distracciones, cuando usted comienza a adorar a Dios y Él comienza a habitar en usted, usted comienza a ver la santidad en su presencia, y, Él señala las iniquidades. Usted no responde diciendo, "eso no es totalmente cierto, Señor". Él contesta, "Yo no puedo hacer negocio contigo si tú no estás de acuerdo conmigo. ¿Me estás diciendo que estoy equivocado?"

Puede que Dios le inste a llamar a alguien y pedirle disculpas por lo que usted hizo. Entonces Dios le dirá, "¿haremos negocio o no? Todavía guardas iniquidad en tu corazón y quiero que hagas algo al respecto, ahora". "Pero, Dios, ¿Tú quieres que yo lo llame a él? "Mira, no entiendes. Esto está bloqueando tu vida de oración".

David fue uno de los peores pecadores del mundo. El cometió adulterio, concibió un hijo fuera del matrimonio y mató a un hombre. Con todo, Dios dijo: Este es "varón conforme a [mi] corazón" (Véase Ira Samuel 13:14). ¿Por qué Dios dijo esto acerca de David? Si hubo alguien que confesó rápidamente después de que se le señaló su pecado, ese fue David. El fue completamente honesto con respecto a su pecado. El no puso excusas; él admitió que había pecado contra Dios. Este hecho asombroso hizo que su vida de oración fuera poderosa. Él estuvo de acuerdo con Dios, he aquí su confesión:

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio (Salmos 51:1-4).

Cuando David confesó, él expresó, "contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos" (v. 4). Cuando pecamos, nosotros pecamos contra la naturaleza y el carácter de Dios, contra Su pureza y rectitud, contra Su amor y gracia. David confesó, "yo 'he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio', Tú lo llamas pecado y estás en lo correcto, Dios".

Si usted continúa jugando con el pecado y no está de acuerdo con Dios en ello, el pecado le destruirá. Lo que usted ha deseado para su vida nunca ocurrirá, porque usted será la ruina de lo que persigue alcanzar. Piense en lo que Dios está diciendo. Confesar no busca simplemente traer a luz su pasado. Más bien significa estar de acuerdo con Dios y obedecerle inmediatamente cuando Él le muestras que usted está en el error. Sólo entonces Dios se le acercará a usted. Él dirá, "me agrada esta persona. Él es alguien conforme a Mi corazón. Él tiene una mente como la Mía. Él no se permite morar en el engaño".

Si usted ha hecho algo malo, confiéselo inmediatamente. Yo practico este principio porque es algo que aprendí desde temprano en mi vida como creyente. Por varios años trabajé como capellán de Oral Roberts University. Mi supervisor inmediato era el capellán principal de la universidad. Por sobre él estaba el Decano de la Facultad de Teología. Un día, ellos me llamaron a una reunión y los tres hablamos acerca de algo que estaba mal en mi departamento. Tratando de ayudar a alguien, yo había hecho algo indebido. Me senté con ellos tratando de explicarles por qué había hecho lo que hice.

Una vez que Dios lo haya limpiado a usted, no hay nadie que pueda condenarle.

En medio de mi explicación, el decano me detuvo y dijo, "detente, si quieres que Dios te bendiga, nunca hagas eso". A lo que yo contesté, "¿hacer qué?". El respondió, "no te has arrepentido si tratas de justificarte. Lo que trates de explicar no lo lamentas. Simplemente di, 'hice lo incorrecto, perdóname', y, pídele a Dios que te perdone. Esta reunión debió haber concluido en los primeros dos minutos. Estás haciendo que esta reunión se alargue y complicando tu vida. No lleves este hábito contigo cuando salgas de esta oficina".

Si usted alguna vez encuentra que ha errado, simplemente confiéselo, asienta, pida perdón y siga su vida. Lo que usted trate de explicar, usted realmente no lo lamenta Quizás usted trate de justificar el por qué cayó en cierto pecado. En vez de esto, simplemente diga, "Dios, perdóname. Hice mal. Voy de regreso a casa". No se meta a dar explicaciones largas y tediosas acerca del por qué usted pecó y sus ramificaciones. Dios pregunta, "¿estás en pecado?" "Sí". "Bien, como estás de acuerdo conmigo de que estás en pecado, ahora Yo te perdonaré. Yo te limpiaré de toda iniquidad. Permíteme limpiarte". Dios es fiel. Una vez que Dios lo haya limpiado a usted, no hay nadie que pueda condenarle. "¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará?" (Romanos 8:33-34).

Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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