1 Siete maneras para determinar la necesidad de liberación
La presencia y la naturaleza de los espíritus
del mal se pueden conocer por dos métodos principales:
1.1 Discernimiento
1 Corintios 12:10 menciona el discernimiento
de espíritus como uno de los nueve dones sobrenaturales del Espíritu Santo. Un
ejemplo de cómo opera el don del discernimiento de espíritus me sucedió dos
días después de haber sido bautizado en el Espíritu Santo. Se me había pedido
dar un testimonio en una reunión de los Hombres de Negocios del Evangelio
Completo y estaba sentado en la plataforma. En la parte posterior del auditorio
había una gran cantidad de hippies. Uno de ellos se levantó y pasó al frente
con otros dos de sus compañeros que subieron y le siguieron. Cuando miré al
primer muchacho sentí un dolor en el estómago como si me hubiesen dado un
puñetazo. Volviéndome hacia la persona que estaba a mi lado le dije, “¿Está ese
hombre en el Espíritu del Señor?” Él me contestó, “No lo sé, pero con seguridad
no parece nada bueno” “Claro, ¡tiene un demonio!” exclamé. El hermano que
estaba a mi lado, sugirió, “Quizás usted tiene el don de discernimiento”. Con
una seguridad que no supe de dónde salía, dije: “No sé qué tengo, pero sí sé lo
que él tiene. ¡Tiene un demonio!” Ahora bien, los dones del Espíritu Santo eran
relativamente desconocidos para mí en aquella época y no sabía nada sobre
espíritus demoníacos.
Mientras esto sucedía, el hippie de cabellos
largos subió a la plataforma, tomó el micrófono y levantando sus manos al aire
declaró, “Yo soy el camino, yo soy Jesús”. Entonces todos supimos que tenía un
demonio. Cuando se unió a sus amigos al lado de la plataforma, varios del
auditorio se levantaron simultáneamente y reprendieron los demonios de los tres
jóvenes. Nadie les tocó, pero todos cayeron al suelo, derribados por un poder
invisible. Luego los recogieron y los sacaron del salón. Como resultado de esta
demostración del poder del Espíritu Santo, muchos de la comuna hippie llegaron
a los pies de Cristo. Estos tres hombres eran sus líderes.
1.2 Descubrimiento.
Es el segundo método para conocer la presencia
y la naturaleza de los espíritus del mal. El descubrimiento es simplemente
observar lo que los espíritus hacen a una persona. Cuando Jesús estaba aquí en
la tierra, encontró a la gente bien familiarizada con los demonios. Jesús no
tuvo que enseñar sobre la existencia de los espíritus del mal ni explicar cómo
se pueden meter dentro de una persona y habitar en ella porque esto era de
conocimiento común. Un ejemplo de esto se encuentra en Marcos 7: 24-30. La
mujer sirofenicía llegó a Jesús para rogarle que expulsara un espíritu inmundo
de su hija. En el relato paralelo de Mateo la madre dice:
“Mi hija es gravemente atormentada por un
demonio”. ¿Cómo sabía ella esto? Lo sabía por los síntomas. Hoy podemos
aprender a descubrir los espíritus del mal, observando lo que hacen en una
persona. Algunos de los síntomas más frecuentes producidos por los demonios que
habitan en un individuo son los siguientes:
1.2.1 Problemas emocionales
Son perturbaciones de las emociones que
persisten o reinciden. Algunas de las perturbaciones más comunes son:
resentimiento, odio, ira, miedo, rechazo (el sentimiento de ser indeseable y de
no ser amado), autocompasión, celos, depresión, preocupaciones, inferioridad e
inseguridad.
1.2.2 Problemas mentales
Son perturbaciones de la mente o de los
pensamientos tales como diferir las cosas de un día para otro sin decidirse,
intransigencia, como tormento mental, confusión, duda y pérdida de la
racionalidad y la memoria.
1.2.3 Problemas del habla
Brotes explosivos o uso incontrolado de la
lengua. Esto incluye la mentira, la maldición, la blasfemia, la crítica, la
burla y el chisme.
1.2.4 Problemas sexuales
Son pensamientos y actos sucios, recurrentes,
referidos al sexo. Aquí se incluyen las experiencias sexuales fantasiosas, la
masturbación, la lujuria, las per-versiones, el exhibicionismo, la
homosexualidad, la fornicación, el adulterio, el incesto, la insinuación y la
prostitución.
1.2.5 Adicciones
Las adicciones más comunes son a la nicotina,
al alcohol, a las drogas, a la cafeína y a los alimentos.
1.2.6 Enfermedades físicas
Muchas enfermedades y aflicciones físicas se
deben a espíritus de enfermedad (ver Lucas 13:11). Cuando se expulsa un demonio
de enfermedad, siempre es indispensable orar por la sanidad de cualquier daño
que haya resultado. Así, hay una relación muy estrecha entre liberación y
sanidad.
1.2.7 Errores religiosos
Cualquier grado de participación en el error
religioso puede abrir la puerta a los demonios. Se sabe que los objetos y la
literatura procedentes de error religioso, atraen los demonios a las casas.
·
Religiones falsas, por ejemplo, religiones
orientales, religiones paganas, filosofías y ciencias mentales. Hay que notar
que esto incluye disciplinas tan populares como los ejercicios de yoga y el
karate que no se pueden separar de la adoración pagana.
·
Sectas cristianas, como el mormonismo, los
testigos de Jehová, la ciencia cristiana, el rosa- crucismo, la teosofía, el
unitarismo y muchas más. Tales sectas niegan o confunden la necesidad de la
sangre de Cristo como la única vía para la expiación del pecado y para la
salvación. Las sectas también incluyen algunas logias, sociedades y
organizaciones sociales que usan la religión, la Escritura e inclusive a Dios,
como fundamento, pero omiten el sacrificio expiatorio de la sangre de Cristo.
Todos esos cultos y sectas se pueden clasificar como “religiones sin sangre”, “...
que tendrán la apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella...” (2
Timoteo 3:5).
·
El ocultismo y el espiritismo. Es decir
sesiones de espiritismo, brujería, magia, tabla ouija, levitación, lectura de
la palma de la mano, escritura automática, percepción extrasensorial, hipnosis,
horóscopos, astrología, adivinación, etc. NOTA: Todos los métodos de buscar
conocimiento sobrenatural, sabiduría, guía y poder aparte de Dios, están
prohibidos (ver Deuteronomio 18: 9-15).
·
Falsas doctrinas. En 1 Timoteo 4:1, el
Espíritu Santo nos advierte del gran aumento de los errores doctrinales
promovidos por espíritus engañadores y seductores en estos últimos días. Tales
doctrinas están diseñadas para atacar tanto a la humanidad como a la deidad de
nuestro Señor Jesús; para negar la inspiración de las Escrituras; para distraer
a los cristianos del movimiento del Espíritu; para provocar la desunión en el
cuerpo de Cristo, para causar confusión en la iglesia mediante la obsesión con
doctrinas, junto con una compulsión para propagar tales doctrinas; para hinchar
a un individuo con un sentimiento de superioridad en la revelación, haciendo de
aquel en el error alguien inenseñable; para promover el énfasis en actividades
camales y presentarlas como vía de acceso a lo espiritual, como en el caso de
los ascetas o de los vegetarianos.
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