Marzo 26
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge
Jehová lo sustentará sobre el lecho del
dolor.
Salmos 41:3
Ten presente que esta promesa es para
quien piensa en el pobre. ¿Eres tú uno de éstos? Si así es, aprópiate
este versículo, pero sólo con esta condición.
Considera cómo en la hora de la enfermedad
el Dios de los pobres sabrá bendecir al que se cuida de los
pobres. Los brazos eternos sostendrán su alma que manos cariñosas
y suaves almohadas sostienen el cuerpo del enfermo. ¡Cuán
hermosa y tierna es esta figura! ¡Cuánto nos recuerda a Dios en
nuestras enfermedades y flaquezas! ¿Quién tal oyó jamás del
antiguo Júpiter o de los dioses de la India o de la China? Tal es el
lenguaje del Dios de Israel; Él se hace enfermero y custodio de
los hombres. Si con una mano hiere, con la otra sostiene. ¡Bendito
sufrimiento que nos hace caer en el seno de Dios para ser
consolados! La gracia es el mejor reconstituyente; el amor divino
es el más eficaz estimulante para un enfermo postrado y
abatido. El alma se convierte en gigante, aun cuando a través de
la piel se transparenten los huesos. No hay médico tan hábil
como el Señor, ni tónico tan eficaz como su promesa, ni vino
tan sabroso como su amor.
Si el lector no ha cumplido sus deberes con
el pobre, dése cuenta de lo mucho que ha perdido, y que en
adelante se haga amigo de los pobres y les ayude.
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