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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

jueves, 29 de diciembre de 2011

Cualidades de un líder - Tip 15

Tips
Cualidades indispensables de un líder



Relaciones:

Si tomas la iniciativa, te imitarán
El único ingrediente más importante en la fórmula del éxito es saber relacionarse con la gente.
—Theodore Roosevelt, presidente de Estados Unidos
A la gente no le importa cuánto sabes, hasta que saben cuánto te interesan.
—John C. Maxwell
La mejor medicina
Si no eres médico, probablemente nunca habrás oído el nombre de William Osler. Era médico, profesor universitario y autor, practicó la medicina y enseñó hasta su muerte a la edad de 70 años, ocurrida en 1919. Su libro, Principios y práctica de la Medicina influyó por más de 40 años en la preparación de los médicos en los países de habla inglesa, China y Japón. Pero esa no fue su más grande contribución al mundo. Trabajó por hacer volver los sentimientos a la práctica de la medicina.
La inclinación de Osler por el liderazgo se hizo evidente cuando era todavía un niño. Era un líder natural y el estudiante más influyente de su escuela. Siempre mostró una habilidad sobrenatural para relacionarse con la gente. Todo lo que Osler hizo hablaba de la importancia de establecer relaciones con los demás. Cuando llegó a adulto y se hizo médico, fundó la Asociación Americana de Médicos para que todos los médicos se unieran y compartieran información y se apoyaran unos a otros. Como maestro cambió la forma en que funcionaban las escuelas médicas, sacó a los estudiantes de las secas salas de conferencias y los llevó a las salas de los hospitales a interactuar con los pacientes. Creía que los estudiantes aprendían primero y mejor en relación con los mismos pacientes.
Pero la pasión de Osler fue enseñar compasión a los médicos. En cierta ocasión, dijo a un grupo de estudiantes de medicina:

En todas partes hay un fuerte sentimiento entre la gente. Lo vemos en los periódicos. Que nosotros los médicos estamos entregados hoy en día a la ciencia; que nos preocupamos mucho más por las enfermedades y sus aspectos científicos que por el individuo … les insto a que en su propia práctica presten más atención al paciente individual … Al tratar como lo hacemos con la pobre humanidad sufriente, vemos al hombre desenmascarado, expuesto a todas las fragilidades y debilidades y tienen que mantener su corazón blando y tierno para que no tengan demasiado desprecio por sus semejantes.

Otra habilidad de Osler de mostrar compasión y establecer relaciones puede ser resumida por su tratamiento a un paciente en 1918, durante una epidemia de neumonía causada por influenza. Osler generalmente limitaba su trabajo a hospitales, pero debido a la magnitud de la epidemia, trató a muchos pacientes en sus casas. La madre de una pequeña niña contaba cómo Osler visitaba a su hija dos veces al día, hablaba con cariño y jugaba con ella para entretenerla y reunir información sobre sus síntomas.
Al saber que la niña estaba próxima a morir, Osler llegó un día con una hermosa flor roja envuelta en papel, la última rosa del verano que creció en su propio jardín. Le regaló la flor a la niña, y le explicó que aún las rosas no podían permanecer tanto como querían en un lugar, sino que tenían que irse a un nuevo hogar. La niña pareció sentirse confortada por sus palabras y su regalo. Murió pocos días después.
Osler murió al año siguiente. Uno de sus colegas ingleses dijo de él:

Así entró a la historia, prematuramente, aun cuando había alcanzado el tiempo asignado, el médico más grande de la historia … Y sobre todo es un amigo que durante su vida lo tratamos de Osler; como alguien que poseía el genio de la amistad en un grado mayor que ninguno otro de nuestras generaciones. Su maravilloso interés en todos nosotros fue su característica sobresaliente … Era de su humanidad, de su extraordinario interés por sus semejantes de donde parecían fluir todas sus demás capacidades.
Al grano
La habilidad de trabajar con la gente y desarrollar relaciones es absolutamente indispensable para un líder efectivo. De acuerdo con un ejemplar de la revista Executive Female de mayo de 1991, se hizo un estudio entre los empleadores en el que les pedían las tres características más importantes que deseaban que tuvieran sus empleados. La característica que encabezaba la lista era la habilidad de relacionarse con las personas: 84% respondió que buscaban buenas habilidades interpersonales. Solo 40% anotó educación y experiencia en sus primeras tres. Si los empleados necesitan buenas habilidades para relacionarse con la gente, cuánto más necesarias serán para los líderes. La gente seguirá a la gente con la que está de acuerdo. Se puede tener don de gentes y no ser un buen líder, pero no se puede ser un buen líder si no se tiene don de gentes.
¿Qué puede hacer una persona para cultivar buenas relaciones como líder? Se requieren tres cosas:
1. Tener mente de líder, comprender a la gente
La primera habilidad de un líder es entender cómo piensa y siente la gente. Al trabajar con otros, reconozca que todos, ya sean líderes o seguidores tienen algunas cosas en común:

Les gusta sentirse especiales; por lo tanto, hágale cumplidos sinceros.
Quieren un mejor mañana, por lo tanto, muéstrele esperanza.
Desean que alguien los dirija, por lo tanto, navegue con ellos.
Son egoístas, por lo tanto, hábleles primero de sus necesidades.
Son poco emocionales, por lo tanto, estimúlelos.
Quieren éxito, por lo tanto, ayúdelos a ganar.

Aun cuando reconozca estas verdades, un líder todavía tiene que tratar a las personas como individuos. La habilidad de mirar a cada persona, entenderla y conectarse con ella es un factor fundamental en el éxito de las relaciones. Esto significa tratar a cada uno individualmente y no a todos por igual.
Rod Nichols, experto en mercadotecnia dice que en los negocios, esto es particularmente importante: «Si usted trata con cada cliente de la misma forma solo logrará éxito en un 25 o un 30 por ciento de sus contactos debido a que solo se habrá acercado a un tipo de personalidad. Pero si aprende a trabajar efectivamente con todos los tipos de personalidades podrá tener éxito con el 100% de sus contactos.
A esta sensibilidad se la puede llamar el «factor blando del liderazgo». Tienes que ser capaz de adaptar tu estilo de liderazgo a la persona a la que estás dirigiendo.
2. Ten corazón de líder, ama a la gente
Henry Gruland, presidente de Difinitive Computer Services, tiene esta idea: «Ser un líder es más que querer dirigir. Los líderes tienen empatía por otros y una aguda habilidad de encontrar lo mejor en las personas … no lo peor … al preocuparse verdaderamente por ellos».
Quien no ame a la gente no puede ser un líder verdaderamente efectivo, del tipo que la gente quiere seguir. El físico Albert Einstein, lo dijo de esta forma: «Somos extranjeros en esta tierra, cada uno viene para una corta visita, sin saber por qué, e incluso a veces con un propósito divino. Sin embargo, desde el punto de vista de la vida diaria hay algo que sabemos: que el hombre está aquí para el bien de otros hombres».
3. Extiende una mano de líder, ayuda a la gente
Le Roy H. Kurtz, de la General Motors, dijo, «Los campos de la industria están sembrados de los huesos de aquellas organizaciones cuyo liderazgo se corrompió al creer que era más importante tomar que dar … que no se dio cuenta que las únicas posesiones que no se pueden remplazar fácilmente son las humanas». La gente respeta a un líder que tiene en cuenta sus intereses. Si tú te concentras en lo que puedes poner en la gente en vez de en lo que puedes obtener de ellos, te amarán y respetarán; y esto crea una gran base para establecer relaciones.
Reflexionemos
¿Cómo es tu don de gentes? ¿Te mezclas bien con los extranjeros? ¿Interactúas bien con todo tipo de personas? ¿Encuentras con facilidad algo en común? ¿Cómo manejas la interacción a largo plazo? ¿Eres capaz de mantener las relaciones? Si tus habilidades relacionales son débiles, tu liderazgo siempre sufrirá.
Convencimiento
Para mejorar tus relaciones haz lo siguiente:

     Mejora tu mente. Si tu habilidad necesita mejoramiento, comienza leyendo varios libros sobre el tema. Te recomiendo las obras escritas por Dale Carnegie, Alan Loy McGinnis, y Les Parrott III. Luego dedica más tiempo a observar y hablar con la gente para aplicar lo que aprendiste.
     Fortalece tu sensibilidad. Si como debería ser no te preocupan demasiado los demás, necesitas quitar la atención de ti mismo. Haz una pequeña lista de cosas que podrías hacer para añadir valor a tus amigos y colegas. Trata de hacer una de ellas cada día. No esperes hasta sentirte así para ayudar a otros. Actúa a su manera con sus sentimientos.
     Corrige una relación dolorosa. Piensa en alguna relación valiosa a largo plazo que se haya opacado. Haz lo que puedas por repararla. Ponte en contacto con la persona y trata de reconectarte. Si habías fallado, asume tu responsabilidad y discúlpate. Trata de entender mejor, amar y servir a esa persona.
Para extraer diariamente
En un cuento corto titulado: «El Capitolio del mundo», Ernest Hemingway, ganador del Premio Nobel, cuenta de un padre y su hijo adolescente, Paco, cuyas relaciones se habían roto. Después que el hijo huyó de la casa, el padre comenzó un largo viaje en busca de él. Finalmente, y como último recurso, puso un anuncio en el periódico local en Madrid, en el que decía: «Querido Paco, reúnete conmigo frente a la oficina del periódico mañana al mediodía … todo está perdonado … te amo». A la mañana siguiente, frente a la oficina del periódico había 800 hombres llamados Paco, que deseaban restaurar una relación rota. Nunca subestimes el poder de las relaciones en las vidas de las personas.

Fuente: Maxwell, J.C. (2000) Las 21 cualidades indispensables de un líder. Betania. EE.UU.

martes, 27 de diciembre de 2011

Un tal Jesús: Jesús el maestro

Un tal Jesús



Jesús  el  maestro

La  pedagogía  de  Jesús

Toda  la  Biblia  es  un  maravilloso  libro  de  pedagogía.  En  ella  tenemos  sobresalientes  modelos  de  maestros.  Dios,  el  primero  y  mejor,  enseñó  haciendo.  Por  eso  lo  sorprendemos  organizando  el  firmamento  y  adornando  la  tierra  con  las  plantas,  los  animales  y  el  hombre.  Después  de  verlo  amasar  barro  para  fabricar  al  primero  de  los  hombres,  ya  no  se  nos  olvidará  la  lección  de  que  es  Creador,  Dueño  y  Señor  de  la  vida.  Las  verdades  que  se  refieren  a  su  naturaleza,  persona  y  acción  las  enseña  con  la  misericordiosa  pedagogía  del  Maestro  que  sabe  colocar  lo  más  trascendental  y  profundo  al  alcance  de  todos,  en  pequeños  dramas  y  parábolas,  sentencias  y  oraciones  de  fácil  asimilación.
Todo  acontecimiento,  toda  interacción  con  su  pueblo,  nos  enseña  algo;  deja  una  lección  que  brota  espontánea  de  la  acción.  De  este  gran  Maestro  de  los  siglos  aprendió  Jesucristo  sus  técnicas  pedagógicas  con  las  que  cautivaba  y  convencía  aun  a  los  más  duros  y  reacios.  Sus  mismos  enemigos  debieron  reconocerlo.  "¡Nunca  nadie  ha  hablado  como  ese  hombre!"  (Juan  7:46).  Esta  fue  la  explicación  que  dieron  los  guardianes  del  templo  por  no  haber  apresado  a  Jesús  como  les  habían  ordenado  los  fariseos.
El  secreto  de  su  enseñanza
¿En  dónde  estuvo  el  secreto  de  la  enseñanza  de  Jesús?  Fundamentalmente  en  su  personalidad.  Jesús  no  ejerció  el  magisterio  como  una  profesión;  lo  vivió  como  parte  de  su  vida.  Por  eso  su  persona  exhibe  las  más  excelsas  cualidades  del  Maestro:  y  es  allí  donde  radica  el  éxito  de  su  pedagogía.  Veamos  algunas  de  estas  cualidades:

Interés  genuino  por  el  hombre

Los  hombres  fueron  la  razón  de  ser  de  su  venida  al  mundo  y  el  centro  de  su  ministerio.  Cristo  amó  al  hombre,  a  todos  los  hombres,  y  "...  mostró  compasión  por  sus  necesidades"  (Mateo  9:36;  14:14;  15:32).  Compartió  sus  angustias,  derramó  sus  lágrimas,  sufrió  con  sus  dolencias  y  privaciones:  hambre,  abandono,  rechazo,  persecución,  enfermedad  y  dolor,  y  aun  la  muerte.
Alguien  dijo  que  "sólo  por  simpatía,  amor  y  fe  pueden  ser  alcanzados  y  elevados  los  hombres."  Jesús  nos  eleva  desde  nuestro  propio  suelo,  que  él  pisa  con  sus  pies;  desde  nuestro  dolor  e  imperfección,  que  él  comparte.  Por  eso  es  el  Maestro  comprensivo  y  compasivo.  El  puede  compadecerse  de  nuestra  debilidad,  porque  él  también  estuvo  sometido  a  las  mismas  pruebas  que  nosotros  (Hebreos  4:15).

Profundo  interés  por  el  individuo

El  evangelio  de  Jesucristo  busca  a  la  persona,  al  individuo  en  concreto.  Jesús  enseñó  a  multitudes,  pero  su  trato  de  salvación  fue  en  último  término  con  individuos  de  carne  y  hueso:  así  llamó,  con  nombre  propio  y  uno  por  uno,  a  sus  discípulos.  Así  sanó  multitud  de  enfermos.  Su  educación,  por  otra  parte,  fue  "individualizada",  como  lo  están  pidiendo  con  veinte  siglos  de  retraso  los  cánones  modernos.  Tenía  Jesús  interés  especial  en  cada  persona,  buena  o  mala:  Pedro  el  impulsivo,  Judas  el  traidor,  Juan  el  amigo;  el  ladrón  de  la  derecha  en  la  cruz.  Con  Nicodemo  conversó  de  noche  a  solas;  y  a  la  mujer  adúltera  la  defendió  públicamente,  derrochando  misericordia  y  sereno  dominio  de  las  masas.  Y  a  todos  enseñó  y  ayudó.
Sabía  no  sólo  descubrir  los  problemas  del  alma  y  del  cuerpo,  sino  dar  soluciones:  a  los  novios  que  se  quedaron  sin  vino  en  las  bodas  de  Cana  de  Galilea;  a  Zaqueo,  haciéndolo  bajar  del  árbol  para  hospedarse  en  su  casa,  y  convencerle  de  que  debía  devolver  lo  que  había  robado  a  otros;  a  Marta  y  María  en  Betania,  y  a  los  discípulos  desengañados  que  huían  de  Jerusalén,  camino  a  Emaús,  sin  esperar  la  resurrección.  Para  todos  tuvo  su  tiempo.  A  todos  les  dio  un  trato  diferente.

Empatia

Las  anteriores  cualidades  nos  llevan  a  lo  que  los  modernos  tratadistas  llaman  "empatia"  o  "aptitud  para  ponerse  en  el  lugar  de  los  demás".  De  esta  cualidad  Jesús  tenía  de  sobra.  Hoy  en  día'  los  pedagogos  nos  dicen  que  es  importante  saber  lo  que  está  pasando  en  el  alma  del  alumno:  un  niño  puede  no  resolver  un  problema  de  matemática  porque  tiene  problemas  emocionales.  Jesús  lo  sabía.  Y  sabía  meterse  en  el  alma  de  sus  interlocutores;  adivinar  sus  sentimientos  y  problemas;  mirar  las  cosas  desde  la  perspectiva  del  otro.  Por  eso  pudo  hablar  a  todos  al  corazón,  tocar  las  fibras  íntimas  del  alma,  sorprender  con  su  sabiduría  y  compasión.
Así  se  ganó  magistralmente  a  la  samaritana,  ayudándola  a  despejar  sus  prejuicios  y  resolver  sus  problemas.  Y  esta  mujer  "enemiga",  terminó  siendo  su  aliada  (Juan  4:1-42).  Esto  nos  lleva  a  otra  cualidad  sobresaliente  en  la  persona  del  Maestro.

Relaciones  humanas

Jesús  fue  un  serio  relacionista.  Relacionista  de  buena  fe.  No  un  "político",  ni  mucho  menos  un  "hipócrita".  Estiró  su  cordialidad  y  buenos  modales  hasta  donde  se  lo  permitían  sus  "convicciones".  Quienes  no  pudieron  relacionarse  bien  con  él  fueron  los  que  se  le  acercaron  "de  mala  fe",  o  con  "torcidas  intenciones".  No  es  que  exigiera  perfección.  Sabía  aceptar  a  las  personas  como  eran,  para  buscar  cambiarlas  con  su  pedagogía  de  amor  y  de  perdón  ...  Y  sabía  perdonar,  no  siete  veces,  sino  setenta  veces  siete  (Mateo  18:22).
Cuanto  más  sencillas  las  personas,  más  a  gusto  se  sentía  entre  ellas.  Los  niños  en  primer  término,  la  gente  de  pueblo,  aun  los  "publícanos  y  pecadores".  Y  para  los  presuntuosos,  a  quienes  no  apelaba  su  sencillez,  reservó  su  sabiduría  y  el  magnetismo  sorprendente  de  su  alma  de  acero.  Herodes  quiso  conocerlo  y  hasta  lo  tentó  a  hacer  milagros  (Lucas  23:6-12).  Pilato  no  sabía  qué  hacer  con  su  apacible  firmeza  y  mansedumbre.  Los  sacerdotes  salieron  derrotados  en  varios  combates  en  donde  se  impuso  la  serena  seguridad  de  las  incisivas  respuestas  de  Jesús;  como  en  el  caso  de  la  moneda  del  cesar:  ".  .  .  Denle,  pues,  al  cesar  lo  que  es  del  cesar  y  a  Dios  lo  que  es  de  Dios"  (Marcos  12:17).  En  éste  y  en  otros  pasajes  brilla  otra  de  las  cualidades  necesarias  a  todo  buen  maestro.

La  inteligencia  y  dominio  de  la  materia

Cristo  fue  un  hombre  de  profundos  conocimientos.  En  primer  lugar,  conocía  las  Escrituras.  Las  citaba  de  memoria,  con  propiedad  y  suficiencia.  Todos  sus  discursos  y  conversaciones  están  sazonados  de  Biblia.  Pero  sabía  muchas  cosas  más:  de  la  naturaleza,  de  la  historia,  del  campo,  del  mar,  de  la  agricultura;  del  cielo,  de  las  estaciones,  de  las  labores  domésticas,  de  las  profesiones  y  los  oficios.  Y,  por  sobre  todo,  conocía  profundamente  el  alma  humana:  podríamos  decir  que  Jesús  fue  lo  que  hoy  se  llamaría  un  "experto  sicólogo".  Mas  siendo  sabio,  su  sabiduría  se  colocaba  inteligentemente  al  alcance  de  todos,  inclusive  de  los  niños.  "Te  alabo,  Padre  —dijo  alguna  vez—  porque  habiendo  escondido  estas  cosas  de  los  sabios  e  instruidos,  se  las  has  revelado  a  los  que  son  como  niños"  (Mateo  11:25).

Una  clase  en  acción

Jesús  no  fue  un  teórico  de  la  enseñanza.  Sus  lecciones  de  pedagogía  las  daba  en  vivo.  Lucas  nos  da  un  magnífico  ejemplo  de  la  pedagogía  de  Jesús  en  el  último  capítulo  de  su  Evangelio.  Vale  la  pena  trascribir  todo  el  texto:

Todavía  estaban  ellos  hablando  acerca  de  esto,  cuando  Jesús  mismo  se  puso  en  medio  de  ellos  y  les  dijo:
—Paz  a  ustedes.
Aterrorizados,  creyeron  que  veían  a  un  espíritu.
—¿Por  qué  se  asustan  tanto  ?  —les  preguntó—.  ¿Por  qué  les  vienen  dudas?  Miren  mis  manos  y  mis  pies  ¡Soy  yo  mismo!  Tóquenme  y  vean;  un  espíritu  no  tiene  carne  ni  huesos,  como  ven  que  los  tengo  yo.
Dicho  esto,  les  mostró  las  manos  y  los  pies.  Como  ellos  no  acababan  de  creerlo  a  causa  de  la  alegría  y  del  asombro,  les  preguntó:
—¿Tienen  aquí  algo  de  comer?
Le  dieron  un  pedazo  de  pescado  asado,  así  que  lo  tomó  y  se  lo  comió  delante  de  ellos.  Luego  les  dijo:
—Cuando  todavía  estaba  yo  con  ustedes,  les  decía  que  tenía  que  cumplirse  todo  lo  que  está  escrito  acerca  de  mí  en  la  ley  de  Moisés,  en  los  profetas  y  en  los  salmos.
Entonces  les  abrió  el  entendimiento  para  que  comprendieran  las  Escrituras.
—Esto  es  lo  que  está  escrito  —les  explicó—:  que  el  Cristo  padecerá  y  resucitará  al  tercer  día,  y  en  su  nombre  se  predicarán  el  arrepentimiento  y  el  perdón  de  pecados  a  todas  las  naciones,  comenzando  por  Jerusalén.  Ustedes  son  testigos  de  estas  cosas.  Ahora  voy  a  enviarles  lo  que  ha  prometido  mi  Padre;  pero  ustedes  quédense  en  la  ciudad  hasta  que  sean  revestidos  del  poder  de  lo  alto.
Después  los  llevó  Jesús  hasta  Betania;  allí  alzó  las  manos  y  los  bendijo.  Sucedió  que,  mientras  los  bendecía,  se  alejó  deellos  y  fue  llevado  al  cielo.  Ellos,  entonces,  lo  adoraron  y  luego  regresaron  a  Jerusalén  con  gran  alegría.  Y  estaban  continuamente  en  el  templo,  alabando  a  Dios.
Lucas  24:36-53

Extractemos  ahora  las  lecciones  que  la  acción  de  Jesús  Maestro  nos  da  en  este  pasaje,  o  "los  doce  pasos  pedagógicos  de  una  clase  de  Jesús  Maestro":
1.            Se  hace  presente  (36).  Nada  reemplaza  la  presencia  física  del  maestro.  Esta  le  permite  formar  parte  del  grupo;  integrarse  o  —como  hemos  dicho  en  otra  parte—,  "insertarse",  en  él.  El  maestro  debe  ser  parte  de  la  comunidad  de  sus  discípulos  y  estos  deben  reconocerlo  como  uno  de  ellos.
2.            Infunde  paz,  tranquilidad  y  seguridad  en  sus  discípulos  (37).  Nadie  debe  sentirse  amenazado  en  clase  por  la  persona  del  maestro.  ¡Líbrenos  Dios  de  los  maestros  que  infunden  miedo  o  terror  en  sus  discípulos!  Con  Jesús  ocurría  todo  lo  contrario.  Una  atmósfera  de  paz,  de  aceptación  y  de  tranquilidad  es  la  que  mejor  favorece  el  aprendizaje  y  la  educación
3.            Utiliza  todos  los  recursos,  incluyendo  materiales  y  audiovisuales,  para  transmitir  su  mensaje,  su  enseñanza  sobre  su  persona,  su  misión  y,  concretamente,  la  culminación  de  esta  con  su  resurrección  (38-40).  "Toquen,  miren."  El  mismo  es  prueba  fehaciente  de  este  hecho,  por  eso  no  deben  dudar.  Que  toquen  sus  pies  y  sus  manos.  No  es  un  espíritu,  es  él,  el  mismo  Jesús  que  siempre  han  conocido.
4.            Acude  no  sólo  al  raciocinio  y  a  las  pruebas  retóricas,  sino  a  las  experimentales  (40-43).  Las  que  hoy  llaman  empíricas,  científicas.  Cuando  les  pide  algo  de  comer  y  come,  es  como  si  estuviera  haciendo  una  prueba  de  laboratorio.  ¿Quién  podía  tener  duda  de  que  era  real,  y  no  un  fantasma?
5.            Se  amolda,  se  adapta  al  nivel  de  sus  discípulos.  Todo  el  pasaje  no  es  más  que  eso.  Un  "abajarse"  de  Jesús  al  nivel  elemental  de  unos  hombres  y  unas  mujeres  no  muy  ilustrados,  temerosos  y  dudosos.  Su  comprensión  y  adaptación  se  revela  aun  en  el  hecho  de  que  no  entra  a  regañarlos,  ni  a  reclamarles  su  abandono  durante  su  Pasión;  o,  en  algunos  casos,  la  desbandada  y  desengaño  después  de  haberlo  conocido  y  haber  experimentado  su  poder  por  tres  años.  No;  Jesús  por  el  contrario,  va  a  lo  suyo.
6.            Va  directo  al  punto  (44  ss.).  Después  de  crear  una  buena  atmósfera  de  aprendizaje,  va  directo  al  asunto  para  el  que  reunió  al  grupo.  No  se  detiene  en  divagaciones,  ni  discusiones  inútiles.  Luce  aquí  además  otra  importante  cualidad  pedagógica:
7.            Tiene  una  mente  y  actitud  positiva  y  optimista.  Cree  que  con  ese  grupo  por  cierto  no  muy  selecto  de  discípulos  puede  conquistar  el  mundo.  Y  es  a  eso  precisamente  a  lo  que  los  manda  (46-49).
8.            Refuerza  su  fe  (44-46).  Para  ello  acude  al  texto  de  las  Escrituras  y  a  las  experiencias  que  juntos  han  tenido.  Esto  es  lo  que  se  llama:
9.            Emplear  pruebas  documentales  e  ilustrarlas  con  experiencias  cercanas  a  los  estudiantes  (44-45).
10.         Crea  compromiso.  Los  motiva:  habla  a  su  entendimiento  y  a  su  corazón  (45).  El  buen  maestro  debe  contar  con  la  mente  y  el  corazón  del  alumno.  Cautivarlo  para  una  causa:  la  del  progreso  y  la  mejora  de  sus  conocimientos  y  de  su  persona.  Y  luego  sí...
11.         Los  lanza  a  la  acción  (48).  "Serán  mis  testigos."  Les  da  responsabilidad,  que  deben  ejercer  por  sí  mismos.  Pero...
12.         Les  promete  ayuda  y  asistencia  y  proyecta  al  grupo  hacia  el  futuro  (49).  No  los  dejará  solos.  Les  transmite  no  sólo  ánimo,  sino  poder,  y  les  hace  promesas  que  se  harán  efectivas  en  el  futuro,  es  decir,  crea  expectaciones  y  forma  ideales  que  vale  la  pena  perseguir.  En  otras  palabras,  les  da  razones  para  luchar  y  salir  adelante  con  optimismo,  poniendo  en  práctica  lo  que  han  aprendido.

El  Maestro  modelo

Este  es  nuestro  Maestro...  Jesús,  el  Maestro.  Son  muchas  las  cualidades  de  su  personalidad  de  gran  pedagogo  y  mucho  lo  que  puede  decirse  de  su  metodología,  adelantada  a  su  tiempo;  su  equilibrio  emocional,  su  sentido  de  justicia,  su  optimismo  y  confianza  en  la  renovación  del  hombre  por  la  acción  de  la  gracia.
Nos  queda  también  por  mencionar  su  espíritu  de  sacrificio,  y  por  sobre  todo,  su  AMOR.  Fue  un  Maestro  que  amó  y  enseñó  a  amar;  que  confió  e  inspiró  confianza;  que  se  sacrificó  y  demandó  sacrificios.  Su  ideal  fue  el  servicio.
¿Para  qué  buscar  otros  modelos  de  maestros  si  tenemos  al  mejor:  a  Jesucristo,  el  que  enseñaba  y  sigue  enseñando  "como  quien  tiene  autoridad"  (Mateo  7:29),  porque  vivió  y  practicó  sus  enseñanzas,  las  cuales  rubricó  con  su  sangre?  Por  eso  puede  él  mismo  presentarse  como  modelo  y  decir:  "Aprendan  de  mí"  (Mateo  11:29).  "Yo  les  he  puesto  el  ejemplo,  para  que  ustedes  hagan  como  yo  he  hecho"  (Juan  13:15).

Fuente: Jaramillo, L. (1998) Un tal Jesús. Ed. VIDA EE.UU.

sábado, 24 de diciembre de 2011

jueves, 22 de diciembre de 2011

Cualidades de un líder - Tip 14

Tips
Cualidades indispensables de un líder



Solución de problemas:

No puedes dejar que tus problemas sean un problema
No se puede medir a un líder por los problemas que aborda.
Él siempre los busca de su propio tamaño.
—John C. Maxwell
La medida del éxito no es si tienes un problema difícil que resolver, sino si es el mismo problema que tuviste el año pasado.
—John Foster Dulles, ex secretario de estado
El comerciante de pueblo que pudo
Al fundador de Wal-Mart, Sam Walton, lo han llamado de muchas formas, incluídas «enemigo de los pueblos pequeños» y «destructor de comerciantes de la calle principal». «Una buena cantidad de negocios pequeños han quebrado durante el tiempo de crecimiento de Wal-Mart», reconocía Walton. Y añadía: «Algunas personas han tratado de convertir esto en una suerte de gran cruzada de «salven a los pequeños comerciantes del pueblo», como si fueran ballenas u otras especies en extinción». La verdad es que Walton era un comerciante de la calle principal de un pequeño pueblo del tipo que se dice que quiere desplazar. La única diferencia es que él fue un excelente líder capaz de resolver problemas y cambiar, en vez de ir a la quiebra.
Sam Walton nació en Kingfish, Oklahoma, y creció en Columbia, Missouri. Demostró ser líder en la escuela secundaria al ser elegido presidente del consejo de estudiantes, cuando como quarterback condujo a su equipo de fútbol a una serie de victorias y al campeonato del estado, y después, con su estatura de cinco pies y nueve pulgadas jugó y obtuvo las mismas victorias con el equipo de baloncesto.
Después de graduarse de la universidad y trabajar por unos años, Walton sirvió en el ejército en la Segunda Guerra Mundial. Cuando salió, seleccionó una carrera en ventas, la rama que él amaba y junto con su esposa escogieron la ciudad de Bentonville, Arkansas, para vivir. Allí fue donde abrieron una tienda que le pusieron «Walton’s Five and Dime Variety Store».
Los negocios fueron bien, en parte por el empuje de Walton, pero también por su visión futurista al aplicar a su tienda el sistema de autoservicio, un concepto nuevo es esa época. Trabajó duro y continuó expandiéndose. En 1960, tenía 15 tiendas. Pero fue también por ese tiempo que Herb Gibson llevó las tiendas de descuentos al noroeste de Arkansas, llegando a competir directamente con Walton.
«En realidad solo tenemos dos opciones» dijo Walton, «quedarnos en el negocio de tiendas de variedades y recibir duros golpes de las tiendas de descuentos, o abrir nosotros nuestra propia tienda de descuentos. Así que empecé a recorrer el país estudiando la idea … El 2 de julio de 1962 abrimos Wal-Mart N° 1 en Rogers, Arkansas, sobre la carretera de Bentonville».
Pronto Walton abrió más tiendas. La cadena de tiendas Wal-Mart era pequeña comparada con otras que comenzaron por ese mismo tiempo, Kmart, Target, y Woolco, pero iba bien. Y eso condujo al siguiente problema. Era necesario mejorar el planeamiento y la distribuición de las tiendas. El problema se resolvió creando centros de distribución. Eso, junto con la computarización, les permitió comprar en grandes cantidades, llevar cuenta de todas las necesidades de cada tienda y distribuir rápida y eficientemente los productos. Y cuando la deuda por los nuevos equipos y los nuevos edificios de distribución se transformó en una carga demasiado pesada, Walton lo resolvió haciendo la compañía pública. Esto ocurría en 1970.
Cuando Walton murió en 1992, la compañía operaba más de 1,700 tiendas en 42 estados y en México. Sam Walton, el propietario de las tiendas de variedades del pequeño pueblo, llegó a ser el vendedor minorista número uno de los Estados Unidos; y desde su muerte, la compañía ha continuado creciendo fuertemente. Su liderazgo todavía resuelve problemas a medida que surgen, y mantiene creciendo a Wal-Mart y a Sam’s Club, la otra cadena minorista.
Al grano
Los líderes efectivos como Sam Walton siempre surgen para un reto. Esta es una de las cosas que separa a los ganadores de los quejosos.
Mientras que otros minoristas se quejaban por la competencia, Walton se levantó por encima de esta al resolver sus problemas con creatividad y tenacidad.
No importa en qué campo esté un líder, enfrentará problemas. Ellos son inevitables por tres razones. Primero, porque vivimos en un mundo de complejidad y diversidad creciente. Segundo, porque interactuamos con personas. Y tercero, porque no podemos controlar todas las situaciones que enfrentamos.
Los líderes con habilidad para resolver problemas demuestran siete cualidades:
1. Anticipan los problemas
Ya que los problemas son inevitables, los buenos líderes los anticipan. Cualquiera que espere que el camino le será fácil, constantemente se encontrará en dificultades. Escuché una historia de David Livingstone, misionero en África, que ilustra la clase de actitud que los líderes necesitan. Una organización de misiones quería enviar ayudantes al doctor Livingstone, por lo que su líder le escribió: «¿Ha encontrado una buena carretera para llegar hasta donde está usted? Si es así, queremos enviar algunos hombres para que se unan a usted». Livingstone respondió: «Si usted tiene hombres que vendrían solo si supieran que hay una buena carretera, no los quiero. Quiero hombres que vengan aun cuando no hubiera ninguna carretera». Si mantienes tu actitud positiva pero haces planes para lo peor, te encontrarás en una buena posición para resolver los problemas que vengan.
2. Aceptan la verdad
La gente responde a los problemas de la siguiente forma: rechazan aceptarlos; los aceptan y los soportan; o los aceptan y tratan de resolverlos. Los líderes siempre hacen esto último.
El locutor Paul Harvey dijo: «En tiempos como estos, es bueno recordar que siempre ha habido tiempos como estos». Ningún líder puede tener al mismo tiempo su cabeza en la arena y guiar a su gente por aguas turbulentas. Los líderes efectivos enfrentan la realidad de una situación.
3. Ven el cuadro general
Los líderes tienen que mirar continuamente al cuadro general. No pueden dejarse abatir por la emoción. Tampoco pueden dejarse empantanar tanto en los detalles, que pierdan la visión de lo que es importante. El autor Alfred Armand Montapert escribió, «la mayoría ve los obstáculos; la minoría ve los objetivos; la historia registra los éxitos de los últimos, mientras que la recompensa de los primeros es el olvido».
4. Manejan una sola cosa a la vez
Richard Sloma tiene este consejo: «Nunca trates de resolver todos los problemas de una vez; deja que hagan fila mientras los vas atendiendo uno por uno». Los líderes que se complican con mayor frecuencia son aquellos que se dejan abrumar por el tamaño o volumen de sus problemas y después se ocupan superficialmente en su solución. Si te enfrentas a muchos problemas, asegúrate de resolver realmente lo que quieres resolver en ese momento, antes de pasar al siguiente.
5. No abandonan una meta importante cuando están deprimidos
Los líderes efectivos entienden el principio «cumbre a cumbre». Hacen decisiones cuando están pasando por una etapa positiva en su liderazgo, no durante las etapas oscuras. Como dijo Bob Christian, jugador de la NFL, «nunca decido si es tiempo de retirarme cuando estoy en el campo de entrenamiento». Él sabe no rendirse cuando está en el valle.
Reflexionemos
El autor George Matthew Adams afirmó, «Lo que piensas significa mucho más que cualquier cosa en tu vida; más que lo que ganas, más que donde vives, más que tu posición social, y más que lo que cualquiera puede pensar sobre ti». Cada problema te presenta a ti mismo. Te muestra cómo piensas y de qué estás hecho. ¿Cómo reaccionas cuando enfrentas un problema cara a cara? ¿Lo ignoras y esperas que se vaya? ¿Te sientes impotente para resolverlo? ¿Has tenido en el pasado la mala experiencia de tratar de resolver problemas para solo darte por vencido? ¿O los abordas de buena gana? La habilidad de resolver problemas con efectividad viene de la experiencia de enfrentar obstáculos y vencerlos. Cada vez que resuelves otro problema, mejoras un poco en el proceso. Pero si nunca tratas, fracasas y tratas de nuevo, nunca serás bueno en eso.
Convencimiento
Para mejorar en la solución de tus problemas, haz lo siguiente:

     Busca problemas. Si has estado evitándolos, sal y búscalos. Solo te sentirás mejor si ganas experiencia enfrentándolos. Busca situaciones que necesiten arreglarse, propone varias soluciones viables y preséntaselas a un líder con buena experiencia en la solución de problemas. Aprenderás observando cómo piensa él cuando trata con dificultades.

     Desarrolla un método. Algunas personas tienen dificultades al resolver problemas porque no saben cómo abordarlos. Trata de usar el siguiente proceso:

Invierte tiempo en descubrir el asunto real.
Averigua lo que otros han hecho.
Haz que tu equipo lo estudie desde todos los ángulos.
Busca múltiples soluciones.
Escoge e implementa la mejor solución.

     Rodéate de personas que sean buenas para resolver problemas.
Si no eres bueno para resolver problemas, trae a tu grupo a personas que sí lo sean. Ellos complementarán tu debilidad y también aprenderás de ellos.
Para extraer diariamente
El boxeador Gene Tunney ganó el campeonato de peso completo al derrotar a Jack Dempsey. Mucha gente no sabe que cuando Tunney comenzó su carrera de boxeo, era un pegador formidable. Pero antes de ser profesional, se quebró ambas manos. Su médico y su entrenador le dijeron que nunca sería un campeón mundial. Pero eso no lo desanimó.
«Si no puedo llegar a ser campeón como pegador» dijo, «lo seré como estilista». Aprendió y fue uno de los más hábiles boxeadores en llegar a ser campeón. Nunca dejes que otros pongan obstáculos en el sendero hacia tus sueños.

Fuente: Maxwell, J.C. (2000) Las 21 cualidades indispensables de un líder. Betania. EE.UU.
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