Devocional Día 136
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración
Conclusión: Llegando a ser personas de oración
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra (Mateo 6:10).
La oración no es opcional. ¡Es necesaria! En este libro hemos explorado muchos principios poderosos con respecto a la oración. La oración es la invitación que extendemos a Dios para que intervenga en los asuntos terrenales, nuestro acuerdo con Su voluntad soberana, nuestra petición para que Él obre en este mundo. Es una parte vital del propósito de Dios en la creación—y es algo para lo que hemos sido llamados.
Me gustaría desafiarle a que tome los principios que se hallan en este libro y los ponga a prueba. Comience orando conforme a la Palabra de Dios y en el nombre de Jesús. Revise las preguntas personales y los pasos de acción al final de cada capítulo y póngalos en práctica. Descubra su poder, su autoridad y sus derechos como intercesor de la tierra. En resumen llegue a ser una persona de oración.
UNA PERSONA DE ORACIÓN.
Una persona de oración:
• Sabe que la oración es algo sagrado que Dios nos ha dado.
• Entiende su propósito en la vida como sacerdote de Dios e intercesor del mundo.
• Tiene una relación de confianza con el Padre celestial y desea que el mundo experimente el poder de Su presencia y vida.
• Sabe que la voluntad de Dios fluirá desde el cielo hasta la tierra por medio de sus oraciones y las oraciones de todo el pueblo de Dios.
Si conocemos el plan de Dios, pero fallamos en cumplirlo, seremos como la persona que ve su reflejo en un espejo e inmediatamente se olvida de cómo luce (Véase Santiago 1:22-25). La necesidad absoluta de la oración deberá ser como la imagen indeleble de nuestros corazones y mentes. Si queremos ver que la voluntad de Dios sea hecha en la tierra, entonces debemos hacer nuestra parte—debemos orar.
Dios desea que usted se asocie con Él en el gran propósito de reclamar y redimir al mundo. Las Escrituras dicen, "si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra" (2da Crónicas 7:14). Aquí Dios está diciendo, "si...mi pueblo… entonces yo". Una vez más, Dios ha llamado a Su pueblo a ser Sus sacerdotes e intercesores— esto abarca a todo el cuerpo de Cristo, no solamente a un grupo selecto de "guerreros de oración intercesora" de la iglesia local. Todos nosotros tenemos el poder de hacer que la voluntad de Dios se cumpla en la tierra para que todo el mundo pueda ser sanado y transformado por medio de Su gracia.
Recuerde, lo que ocurre en la tierra no está determinado por Dios, sino que está determinado por lo que Él permite que ocurra. La voluntad de Dios puede ser llevada a cabo sólo por medio de la cooperación del hombre terrenal. La oración es ese medio de cooperación. Por consiguiente, la oración es la actividad humana más importante.
Use el propósito y la posición que Dios le ha dado para invitar al cielo a intervenir en el reino terrenal. Prepare su corazón, su mente, su alma y su fuerza para asentir completamente en que la voluntad de Dios sea hecha en la tierra hasta que "los reinos del mundo [hayan] venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo" (Apocalipsis 11:15).
La tierra depende de su oración. Las familias de la tierra dependen de su oración. Los hijos de sus hijos dependen de su oración. Toda la creación depende de su oración. El cielo depende de su oración. Mi desafío a usted es:
Cumpla con su obligación para con su generación y el futuro del planeta tierra.
Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.
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