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jueves, 29 de diciembre de 2011

Cualidades de un líder - Tip 15

Tips
Cualidades indispensables de un líder



Relaciones:

Si tomas la iniciativa, te imitarán
El único ingrediente más importante en la fórmula del éxito es saber relacionarse con la gente.
—Theodore Roosevelt, presidente de Estados Unidos
A la gente no le importa cuánto sabes, hasta que saben cuánto te interesan.
—John C. Maxwell
La mejor medicina
Si no eres médico, probablemente nunca habrás oído el nombre de William Osler. Era médico, profesor universitario y autor, practicó la medicina y enseñó hasta su muerte a la edad de 70 años, ocurrida en 1919. Su libro, Principios y práctica de la Medicina influyó por más de 40 años en la preparación de los médicos en los países de habla inglesa, China y Japón. Pero esa no fue su más grande contribución al mundo. Trabajó por hacer volver los sentimientos a la práctica de la medicina.
La inclinación de Osler por el liderazgo se hizo evidente cuando era todavía un niño. Era un líder natural y el estudiante más influyente de su escuela. Siempre mostró una habilidad sobrenatural para relacionarse con la gente. Todo lo que Osler hizo hablaba de la importancia de establecer relaciones con los demás. Cuando llegó a adulto y se hizo médico, fundó la Asociación Americana de Médicos para que todos los médicos se unieran y compartieran información y se apoyaran unos a otros. Como maestro cambió la forma en que funcionaban las escuelas médicas, sacó a los estudiantes de las secas salas de conferencias y los llevó a las salas de los hospitales a interactuar con los pacientes. Creía que los estudiantes aprendían primero y mejor en relación con los mismos pacientes.
Pero la pasión de Osler fue enseñar compasión a los médicos. En cierta ocasión, dijo a un grupo de estudiantes de medicina:

En todas partes hay un fuerte sentimiento entre la gente. Lo vemos en los periódicos. Que nosotros los médicos estamos entregados hoy en día a la ciencia; que nos preocupamos mucho más por las enfermedades y sus aspectos científicos que por el individuo … les insto a que en su propia práctica presten más atención al paciente individual … Al tratar como lo hacemos con la pobre humanidad sufriente, vemos al hombre desenmascarado, expuesto a todas las fragilidades y debilidades y tienen que mantener su corazón blando y tierno para que no tengan demasiado desprecio por sus semejantes.

Otra habilidad de Osler de mostrar compasión y establecer relaciones puede ser resumida por su tratamiento a un paciente en 1918, durante una epidemia de neumonía causada por influenza. Osler generalmente limitaba su trabajo a hospitales, pero debido a la magnitud de la epidemia, trató a muchos pacientes en sus casas. La madre de una pequeña niña contaba cómo Osler visitaba a su hija dos veces al día, hablaba con cariño y jugaba con ella para entretenerla y reunir información sobre sus síntomas.
Al saber que la niña estaba próxima a morir, Osler llegó un día con una hermosa flor roja envuelta en papel, la última rosa del verano que creció en su propio jardín. Le regaló la flor a la niña, y le explicó que aún las rosas no podían permanecer tanto como querían en un lugar, sino que tenían que irse a un nuevo hogar. La niña pareció sentirse confortada por sus palabras y su regalo. Murió pocos días después.
Osler murió al año siguiente. Uno de sus colegas ingleses dijo de él:

Así entró a la historia, prematuramente, aun cuando había alcanzado el tiempo asignado, el médico más grande de la historia … Y sobre todo es un amigo que durante su vida lo tratamos de Osler; como alguien que poseía el genio de la amistad en un grado mayor que ninguno otro de nuestras generaciones. Su maravilloso interés en todos nosotros fue su característica sobresaliente … Era de su humanidad, de su extraordinario interés por sus semejantes de donde parecían fluir todas sus demás capacidades.
Al grano
La habilidad de trabajar con la gente y desarrollar relaciones es absolutamente indispensable para un líder efectivo. De acuerdo con un ejemplar de la revista Executive Female de mayo de 1991, se hizo un estudio entre los empleadores en el que les pedían las tres características más importantes que deseaban que tuvieran sus empleados. La característica que encabezaba la lista era la habilidad de relacionarse con las personas: 84% respondió que buscaban buenas habilidades interpersonales. Solo 40% anotó educación y experiencia en sus primeras tres. Si los empleados necesitan buenas habilidades para relacionarse con la gente, cuánto más necesarias serán para los líderes. La gente seguirá a la gente con la que está de acuerdo. Se puede tener don de gentes y no ser un buen líder, pero no se puede ser un buen líder si no se tiene don de gentes.
¿Qué puede hacer una persona para cultivar buenas relaciones como líder? Se requieren tres cosas:
1. Tener mente de líder, comprender a la gente
La primera habilidad de un líder es entender cómo piensa y siente la gente. Al trabajar con otros, reconozca que todos, ya sean líderes o seguidores tienen algunas cosas en común:

Les gusta sentirse especiales; por lo tanto, hágale cumplidos sinceros.
Quieren un mejor mañana, por lo tanto, muéstrele esperanza.
Desean que alguien los dirija, por lo tanto, navegue con ellos.
Son egoístas, por lo tanto, hábleles primero de sus necesidades.
Son poco emocionales, por lo tanto, estimúlelos.
Quieren éxito, por lo tanto, ayúdelos a ganar.

Aun cuando reconozca estas verdades, un líder todavía tiene que tratar a las personas como individuos. La habilidad de mirar a cada persona, entenderla y conectarse con ella es un factor fundamental en el éxito de las relaciones. Esto significa tratar a cada uno individualmente y no a todos por igual.
Rod Nichols, experto en mercadotecnia dice que en los negocios, esto es particularmente importante: «Si usted trata con cada cliente de la misma forma solo logrará éxito en un 25 o un 30 por ciento de sus contactos debido a que solo se habrá acercado a un tipo de personalidad. Pero si aprende a trabajar efectivamente con todos los tipos de personalidades podrá tener éxito con el 100% de sus contactos.
A esta sensibilidad se la puede llamar el «factor blando del liderazgo». Tienes que ser capaz de adaptar tu estilo de liderazgo a la persona a la que estás dirigiendo.
2. Ten corazón de líder, ama a la gente
Henry Gruland, presidente de Difinitive Computer Services, tiene esta idea: «Ser un líder es más que querer dirigir. Los líderes tienen empatía por otros y una aguda habilidad de encontrar lo mejor en las personas … no lo peor … al preocuparse verdaderamente por ellos».
Quien no ame a la gente no puede ser un líder verdaderamente efectivo, del tipo que la gente quiere seguir. El físico Albert Einstein, lo dijo de esta forma: «Somos extranjeros en esta tierra, cada uno viene para una corta visita, sin saber por qué, e incluso a veces con un propósito divino. Sin embargo, desde el punto de vista de la vida diaria hay algo que sabemos: que el hombre está aquí para el bien de otros hombres».
3. Extiende una mano de líder, ayuda a la gente
Le Roy H. Kurtz, de la General Motors, dijo, «Los campos de la industria están sembrados de los huesos de aquellas organizaciones cuyo liderazgo se corrompió al creer que era más importante tomar que dar … que no se dio cuenta que las únicas posesiones que no se pueden remplazar fácilmente son las humanas». La gente respeta a un líder que tiene en cuenta sus intereses. Si tú te concentras en lo que puedes poner en la gente en vez de en lo que puedes obtener de ellos, te amarán y respetarán; y esto crea una gran base para establecer relaciones.
Reflexionemos
¿Cómo es tu don de gentes? ¿Te mezclas bien con los extranjeros? ¿Interactúas bien con todo tipo de personas? ¿Encuentras con facilidad algo en común? ¿Cómo manejas la interacción a largo plazo? ¿Eres capaz de mantener las relaciones? Si tus habilidades relacionales son débiles, tu liderazgo siempre sufrirá.
Convencimiento
Para mejorar tus relaciones haz lo siguiente:

     Mejora tu mente. Si tu habilidad necesita mejoramiento, comienza leyendo varios libros sobre el tema. Te recomiendo las obras escritas por Dale Carnegie, Alan Loy McGinnis, y Les Parrott III. Luego dedica más tiempo a observar y hablar con la gente para aplicar lo que aprendiste.
     Fortalece tu sensibilidad. Si como debería ser no te preocupan demasiado los demás, necesitas quitar la atención de ti mismo. Haz una pequeña lista de cosas que podrías hacer para añadir valor a tus amigos y colegas. Trata de hacer una de ellas cada día. No esperes hasta sentirte así para ayudar a otros. Actúa a su manera con sus sentimientos.
     Corrige una relación dolorosa. Piensa en alguna relación valiosa a largo plazo que se haya opacado. Haz lo que puedas por repararla. Ponte en contacto con la persona y trata de reconectarte. Si habías fallado, asume tu responsabilidad y discúlpate. Trata de entender mejor, amar y servir a esa persona.
Para extraer diariamente
En un cuento corto titulado: «El Capitolio del mundo», Ernest Hemingway, ganador del Premio Nobel, cuenta de un padre y su hijo adolescente, Paco, cuyas relaciones se habían roto. Después que el hijo huyó de la casa, el padre comenzó un largo viaje en busca de él. Finalmente, y como último recurso, puso un anuncio en el periódico local en Madrid, en el que decía: «Querido Paco, reúnete conmigo frente a la oficina del periódico mañana al mediodía … todo está perdonado … te amo». A la mañana siguiente, frente a la oficina del periódico había 800 hombres llamados Paco, que deseaban restaurar una relación rota. Nunca subestimes el poder de las relaciones en las vidas de las personas.

Fuente: Maxwell, J.C. (2000) Las 21 cualidades indispensables de un líder. Betania. EE.UU.

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