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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

lunes, 12 de abril de 2010

Devocional - Abril 12

Devocional - Abril 12
Abril 12
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Porque perdonaré la maldad de ellos,
y no me acordaré más de su pecado.
Jeremías 31:34

Tan pronto como conocemos al Señor,
obtenemos el perdón de los pecados. En Él encontramos al Dios
de gracia que borra todas nuestras transgresiones. ¡Cuán gozoso
es este conocimiento!

¡Y cuán divinamente expresada esta promesa:
El Señor promete que jamás se acordará de nuestros pecados!
¿Puede Dios olvidarse? El lo ha dicho así, y piensa bien en
lo que dice. Nos considera como si nunca hubiéramos pecado.
La gran expiación ha borrado tan eficazmente todo pecado que
éste en la memoria de Dios ya no existe. El creyente ha sido tan
aceptado por Dios como lo fue Adán en su inocencia.
Nuestro gran Dios no se acordará de nuestros
pecados para castigarlos, o para amarnos un adarme menos
de lo que nos ama. Así como la deuda pagada deja de ser deuda,
de la misma manera el Señor cancela por completo la iniquidad
de su pueblo.

Cuando lloramos nuestros pecados y nuestras
omisiones, como es deber nuestro mientras vivamos, alegrémonos
de que en adelante jamás nos serán echados en cara.
Esto nos hace odiar el pecado. El perdón gratuito de Dios nos
hace más atentos para que nunca le entristezcamos con nuestras
desobediencias.

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