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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

miércoles, 28 de abril de 2010

Devocional - Abril 28

Abril 28
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

Habitaré y andaré entre ellos; y seré
su Dios, y ellos serán mi pueblo.
2 Corintios 6:16

Aquí hay reciprocidad de intereses. Ambos
se pertenecen mutuamente. Dios es la porción de su pueblo, y el
pueblo escogido es la porción de Dios. Los santos encuentran en
Dios su principal posesión, y Él los considera como su más rico
tesoro. ¡Qué manantial de consuelo encierra esta verdad para
todo creyente!
A esta reciprocidad de intereses se añade
una reciprocidad de sentimientos. Dios siempre pensará en su
pueblo, y su pueblo pensará en Él. Hoy el Señor lo hará todo por
mí. ¿Qué podré hacer yo por Él? Mis pensamientos deben volar
hacia Él en todo tiempo, porque sus pensamientos están en mí.
Debo estar cierto de que así es, y no contentarme de que así
debe ser.
Hay, además, una comunión mutua. Dios
está en nosotros y nosotros en Él; Él anda con nosotros, y nosotros
andamos en Él. ¡Qué comunión tan gozosa!
¡Pudiera yo tratar al Señor como a mi Dios,
confiando en Él y sirviéndole como se merece! ¡Oh, quién pudiera
amar, honrar, adorar y obedecer a Dios en espíritu y en
verdad! Tal es el deseo de mi corazón. Cuando lo consiga, habré
hallado el cielo. ¡Señor, ayúdame! Sé mi Dios, enseñándome a
conocerte como mi Dios por el amor de Jesucristo!

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