Abril 30
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge
Al que venciere, daré a comer del
maná escondido, y le daré una
piedrecita blanca, y en la piedrecita
escrito un nombre nuevo, el cual
ninguno conoce, sino aquel que lo
recibe.
Apocalipsis 2:17
Esfuérzate, alma mía, por perseverar en la
guerra santa, porque grande es el galardón de la victoria. Hoy
comemos el pan que desciende del cielo que cae sobre nuestros
reales; el pan del desierto, el pan del cielo, y que nunca falta
para los que van caminando hacia Canaán.
Pero en Jesucristo nos está reservado un
nivel más elevado de vida espiritual, al mismo tiempo que un
alimento apropiado que todavía no conoce nuestra experiencia.
En el vaso de oro depositado en el arca, había escondida una
porción del maná, que, a pesar de los siglos, no se corrompió.
Nadie la vio jamás; estaba oculta en el Arca de la Alianza, en el
Lugar Santísimo. De la misma manera, la más alta vida del creyente
está escondida con Cristo en Dios. Pronto llegaremos a
ella. Hechos vencedores por la gracia de nuestro Señor Jesús,
comeremos de las viandas del Rey, y nos regalaremos con los
manjares más delicados de su mesa. Nos alimentaremos de Jesús.
Él es nuestro «maná escondido», además de haber sido nuestro
maná en el desierto. Él es todo en todos, cualquiera que sea
nuestra situación. Nos fortalece en el combate, nos da la victoria
y después será nuestro galardón. Señor, ayúdame a vencer.
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