Abril 24
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge
Traed todos los diezmos al alfolí, y
haya alimento en mi casa; y probadme
ahora en esto, dice Jehová de los
ejércitos, si no os abriré las ventanas
de los cielos y derramaré sobre vosotros
bendición hasta que sobreabunde.
Malaquías 3:10
Muchos leen esta promesa y en ella apoyan
sus oraciones sin parar mientes en la condición impuesta a las
bendiciones que se prometen. No podemos esperar a que se abran
los cielos para que desciendan esas bendiciones, si antes no pagamos
a Dios y a su causa todos nuestros derechos. No habría
escasez de fondos para las buenas obras si todos los que llevan el
nombre de cristianos pagaran la parte que les corresponde.
Muchos son pobres porque roban a Dios.
Asimismo, muchas iglesias dejan de ser visitadas por el Espíritu
porque dejan morir de hambre a los siervos del Señor. Si negamos
al siervo de Dios el alimento temporal, no nos extrañemos
de encontrar en su ministerio poco alimento espiritual para nuestras
almas. Cuando las misiones languidecen por falta de recursos
y la obra del Señor queda paralizada por una caja vacía, ¿cómo
podremos tener la esperanza de prosperar espiritualmente?
Veamos: ¿Qué he dado yo en último término?
¿He sido tacaño con Dios? ¿He regateado algo a mi Señor
Jesús? En adelante obraré de otro modo. Daré mi diezmo al
Señor ayudando a los pobres y a su obra y así experimentaré su
poder para bendecirme en abundancia.
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