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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

domingo, 18 de abril de 2010

Devocional - Abril 13

Abril 13
Cheques del Banco de la Fe - C.H.Spurge

El cual transformará el cuerpo de la
humillación nuestra, para que sea
semejante al cuerpo de la gloria suya.
Filipenses 3:21

Muchas veces, cuando nos vemos atormentados
por el dolor e incapaces de pensar u orar, sentimos
hasta qué punto nuestro cuerpo es «el cuerpo de nuestra bajeza
». Y cuando somos tentados por las pasiones de la carne, no
encontramos exagerada la palabra bajeza. Nuestro cuerpo nos
humilla, y tal vez sea el mejor servicio que nos hace. ¡Ojalá fuéramos
lo suficientemente humildes, ya que nuestros cuerpos
nos acercan más a los animales y al polvo de la tierra!
Empero nuestro Salvador, el Señor Jesús,
modificará este estado de cosas. Nuestros cuerpos serán transformados
a la semejanza de su cuerpo de gloria. Esto se realizará
en todos aquellos que creen en Jesús. Sus almas han sido transformadas
por la fe, y sus cuerpos experimentarán una tal renovación
que quedarán adaptados a sus espíritus regenerados.
Cuándo acontecerá esta transformación, no es posible asegurarlo;
pero esta sola esperanza puede alentarnos para soportar
las pruebas de hoy y los males de nuestra carne. Dentro de poco
tiempo seremos como Jesús es ahora. Ya no habrá más cabezas
doloridas, ni miembros hinchados, ni ojos entristecidos, ni corazones
desmayados. El anciano dejará de ser un retablo de miserias,
y el enfermo un cuerpo de agonía. «Semejante al cuerpo
de su gloria». Aun nuestra carne descansará en la esperanza de
la resurrección.

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