Te invitamos a visitarnos en:

http://www.laquepagina.es.tl/


Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

sábado, 15 de octubre de 2011

Devocional Día 91

Devocional Día 91
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración



Barreras para recibir respuesta a la oración

2. CONSENTIMIENTO MENTAL EN VEZ DE ACCIÓN

Este obstáculo es una variación del anterior. El consentimiento mental parece mucho como la fe que muchas personas no pueden ver la diferencia entre las dos. El consentimiento mental significa aceptar intelectualmente la Palabra como verdadera—la admiran y están de acuerdo con ella—pero no le permiten que tenga un impacto en usted, así que no le hace nada bien a usted. En el fondo, el consentimiento mental está de acuerdo con Dios pero no cree en Dios.

El consentidor mental afirma que toda la Biblia procede de Dios, que es la revelación de Dios y que cada palabra de ella es verdadera. No obstante, cuando una crisis llega, él dice: "Sí, creo que la Biblia es la verdad, pero no funciona para mí". A menudo cita las Escrituras en las que él realmente no cree. Por ejemplo: Esta persona mentalmente puede afirmar la promesa: "Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19, NVI), pero nunca confía en Dios para hacer suya la aplicación personal de este versículo en su propia vida.

El consentimiento mental está de acuerdo con Dios pero no cree en Dios.

Una persona que mentalmente asiente con la Palabra de Dios dice: "Señor, lo que Tú dijiste es maravilloso"—y lo deja como está. Me puedo imaginar a Dios contestándole: "Gracias. ¿Quisieras hacerlo ahora, por favor?" Esa persona puede ser exitosa en conocimiento de la Palabra, pero en lo que respecta a Su vida espiritual, él habrá fallado. El verdadero creyente es un hacedor de la Palabra y no un oidor solamente (Santiago 1:23). El creyente construye sobre la roca, mientras que el consentidor mental construye sobre la arena. (Véase Mateo 7:24-27).

De la única manera que la promesa de Dios sea una realidad en su vida es que las ponga en acción—y usted no las puede poner en acción sin fe. De hecho, la verdadera palabra promesa requiere fe. Si yo le prometo a usted algo, eso significa que usted no lo tiene todavía, así que usted tiene que creer que yo se lo daré. Todo lo que Dios dijo que Él nos daría son "las promesas de Dios". Dios nos dice: "Yo prometo que haré esto por ustedes, pero en realidad, ya está hecho.

Quiero que crean que lo que Yo he prometido es real. Ya está cumplido, porque Yo cumplo cada promesa que hago".

Una variación del consentimiento mental es el "sentido de conocimiento". Esta es una actitud que dice: "Si no puedo verlo, entonces no es real. Lo creeré cuando lo vea". La Biblia nos dice, "por fe andamos, no por vista" (2da Corintios 5:7). Esto significa que la fe y el sentido de conocimiento no son compatibles. La fe es la sustancia y la evidencia de cosas que su sentido de conocimiento no puede ver. (Véase Hebreos 11:1). El sentido de conocimiento ha llegado a ser uno de los mayores obstáculos para la fe porque, en muchas culturas, somos entrenados y condicionados para vivir solamente por medio de nuestros cinco sentidos. Si no podemos analizar algo y empíricamente concluimos que realmente funciona, entonces no creemos que eso sea real. Sin embargo, Dios dice que lo que Él ha prometido que ya es una realidad. No obstante, será una realidad manifestada en nuestras vidas hasta que creamos que es real antes que lo veamos—por medio de confiar completamente en Él y en Su Palabra. Así es como opera la fe.

Una vez más, la Biblia dice: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). Nótese cuidadosamente que este versículo no dice que la fe es la evidencia de cosas que no existen. Dice que la fe es la evidencia de cosas que usted no puede ver. Por ejemplo: usted no siempre puede ver cómo la voluntad de Dios suplirá sus necesidades. Sin embargo, Dios dice: "Ya fue suplido; creed en Mí". Eso es vivir por fe. Si usted vive por cualquiera de los otros medios, usted sufrirá de alta presión sanguínea, depresión y temor. Usted vivirá en frustración porque usted tratará de entender cómo satisfacer sus propias necesidades cuando no tiene esa capacidad. Dios dice: "Yo supliré todas tus necesidades. Yo lo tengo todo planeado. Confía en Mí que Yo lo haré".

Si usted ha estado consintiendo mentalmente a la verdad pero no actuando en ella, usted ha estado viviendo por debajo de su privilegio por mucho tiempo. Usted necesita comenzar a vivir por la fe que Dios le dio para que Su Palabra pueda cumplirse en su vida. La gente dice: "Bueno, entonces necesito más fe". La fe es fácil de obtener. La fe viene por oír la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Cuando usted recibe la Palabra, su fe crece. Cada vez que usted lee la Palabra u oye buena enseñanza y la pone en práctica, su vida espiritual se fortalece un poco más. Usted no recibe la Palabra de Dios sin tener un cambio para bien. La Palabra es la semilla. Una vez que usted pone la semilla en buena tierra, la semilla va a crecer porque el poder está en la semilla.

Si sólo ha estado consintiendo mentalmente a la verdad, usted ha estado viviendo por debajo de su privilegio.

Santiago 1:22 dice: "Pero sed hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos". Este versículo separa el consentimiento mental de la fe. Santiago dice que si usted piensa que sólo por escuchar la Palabra hará la diferencia, usted se está engañando a sí mismo. Usted debe aprender a aplicar lo que ha oído, creyendo y tomando acción en ello.

Jesús le dijo al jefe de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

"Pero ¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: 'Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña' Respondiendo él, dijo: 'No quiero'; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: 'Sí, señor, voy'. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?" Dijeron ellos: "El primero" (Mateo 21:28-31).

El segundo hijo consintió mentalmente hacer lo que el padre le pidió, pero nunca tomó ninguna acción. Aunque el primer hijo inicialmente se rebeló, terminó acordando hacer lo que su padre le solicitó. Jesús estaba mostrándonos que no podemos solamente decir que creemos. Tenemos que vivir nuestra fe haciendo lo que Dios pide. No solamente debemos estar de acuerdo con Su Palabra y voluntad, sino también vivirla.

Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por tu comentario

Create your own visitor map