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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

martes, 18 de octubre de 2011

Devocional Día 93

Devocional Día 93
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración



Barreras para recibir respuesta a la oración

4. ILUSIONAR EN VEZ DE TENER FE

Otro obstáculo que bloquea las oraciones de muchas personas es "esperar" en vez de tener fe. Hay dos maneras en que la idea de esperar puede interferir con lo que Dios quiere cumplir por medio de la oración: (1) cuando aplicamos la definición bíblica de esperar (cumplimiento futuro) a las situaciones de fe del día presente; y (2) cuando nuestra esperanza no es la bíblica sino que es realmente sólo ilusiones.

Primero, muchas personas confunden la esperanza con la fe. Sin embargo, ambas tienen distintos conceptos. La Biblia dice: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" (1ra Corintios 13:13). Recuerde que la palabra griega para "fe" es pistis que significa "creer" o "confianza". También puede significar "convicción" o "seguridad". La palabra para "esperanza" es elpis, que significa "expectación", "confianza". La esperanza bíblica está basada en la fe porque es la confianza anticipada del máximo cumplimiento de esa fe.

La esperanza es algo hermoso y necesario cuando es acerca del cielo, la Segunda Venida de Cristo y todo lo que Dios nos ha prometido para el futuro—la culminación de nuestra salvación, la resurrección de nuestros cuerpos, el nuevo cielo y nueva tierra y nuestro reinado con Jesús para siempre. La seguridad de futuras bendiciones es todo lo que la esperanza bíblica abarca: "La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo" (Hebreos 6:19). "Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo" (Romanos 15:13). Sin embargo, esta clase de esperanza puede llegar a ser un obstáculo a la respuesta de la oración cuando se aplica mal. Hay bendiciones que Dios quiere darnos en esta vida, en el día presente. Si pensamos que todas están para cumplirse en el futuro, no ejercemos nuestra fe para ver el cumplimiento en nuestras vidas ahora. Donde no se aplica la fe, no puede darse el cumplimiento.

La ilusión es un elemento destructivo en la oración.

Los creyentes que tienen esta perspectiva recibirán las bendiciones futuras porque tienen esperanza y fe, pero perderán las bendiciones que Dios quiere darles ahora. Por ejemplo, cuando usted le pide a Dios que le supla sus necesidades para pagar la hipoteca del próximo mes, usted no necesita el dinero en tiempo futuro. Lo necesita ahora. Eso requiere fe, no esperanza.

Segundo, hay un tipo de esperanza que es realmente sólo ilusiones. No está basada en la fe como lo está la esperanza bíblica. Al contrario, está basada en la incertidumbre o la duda. Podemos pensar en la diferencia de esta manera: la primera, es esperanza; la segunda, es "esperar". Esperar es cuando decimos: "Espero que esto suceda". "Espero que esto funcione". "Espero que Dios oiga mis oraciones".

La ilusión es un elemento destructivo en la vida presente y en la práctica de la oración. Hebreos 11:1 dice: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (el énfasis fue añadido). Tal como aprendimos en capítulos anteriores, recibimos lo que Dios nos ha prometido cuando oramos. Tener fe significa hablar y afirmar este hecho hasta que la respuesta sea manifestada. Esperar es peligroso porque esto puede cancelar nuestras oraciones. Por ejemplo, suponga que usted le pide a Dios por algo de acuerdo a Su Palabra y dice: "Señor, yo creo". Luego se levanta de su tiempo de oración y dice: "Bien, espero que suceda". Si lo hace así, usted acaba de anular su oración.

Cuando usted ora por las bendiciones del día presente, la esperanza no juega un papel, excepto en su espera segura de que lo que pidió está en camino. Cuando Daniel continuó en oración aunque su respuesta no llegó durante tres semanas, él no estaba anhelando una respuesta; él estaba esperando una respuesta. Allí está la diferencia. Suponga que usted llama a un amigo y le dice: "Estoy haciendo un pastel y se me terminó la mantequilla. ¿Podrías traerme un poco?" Usted está haciendo una petición. Su amigo le contesta: "Voy en camino". ¿Se detiene usted esperando recibir la mantequilla? No. Usted continúa preparando el pastel porque cree que la mantequilla viene en camino. Usted la está esperando porque su amigo le prometió traerla.

La única dificultad con esta analogía es la persona que la prometió. La Biblia dice: "Si Dios lo dijo, él lo hará. Si él lo prometió, Él lo ejecutará" (Véase Números 23:19). Pero su amigo pudo haberse desviado, se le desinfló una llanta, o cambió de pensamiento. A eso se refiere la Biblia cuando dice: "No pongas tu confianza en el hombre, sino en Dios" (Salmos 118:8).

La esperanza no consigue que nada se cumpla. ¿Cuánto tiempo ha estado esperando para ir a la escuela, tomar una clase por la noche, aprender computación? Talvez dos años, cinco años, diez años—y todavía no lo ha hecho. ¿Cuánto tiempo ha estado esperando perder de peso, aunque no ha comenzado un programa de pérdida de peso? ¿Cuánto tiempo ha estado esperando conseguir un trabajo diferente, aunque nunca ha llenado una solicitud? La fe hace su trabajo. La esperanza no. Otro término para esperanza es "Algún día yo..." ¿Cuánto tiempo ha estado en la "Isla Algún Día"?

Las bendiciones de Dios ya fueron cumplidas en el reino espiritual. Él está esperando por algún humano que crea en Él para que pueda manifestarlas. Si usted quiere ir a la universidad pero no tiene el dinero, haga esa petición a Dios y dígale: "Dios, Tú dijiste que los justos serán 'como árbol plantado junta a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace prosperará'{Salmos 1:3). Estoy obedeciendo tu Palabra. Espero prosperar. No seré como 'el tamo que arrebata el viento' (v. 4). Voy a ir a la universidad porque soy justo y mi fruto vendrá a su tiempo". Cuando usted termine, comience a llenar las solicitudes. De otra manera, ir a la universidad será sólo una esperanza y un sueño.

Cuando manifestamos ilusiones y dudas, demostramos que realmente no confiamos en Dios, que no creemos en Él, que somos escépticos acerca de Su carácter e integridad. Dudar realmente es un insulto a Dios. No se asombre de lo que dijo Santiago que si una persona dudaba "no piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor" (Santiago 1:7).

Muchos de nosotros deseamos y esperamos. Cuando no recibimos lo que pedimos, nos preguntamos si la Palabra de Dios es verdadera. El problema no está en la Palabra de Dios, sino en nosotros. Él ya cumplió lo que le hemos pedido, pero no hemos estado a la expectativa de lo que pedimos. No estamos actuando como si ya lo tenemos; por lo tanto, Dios no puede dárnoslo. Estamos deteniéndolo a Él. "Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad" (Salmos 84:11).

Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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