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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

lunes, 17 de octubre de 2011

Devocional Día 92

Devocional Día 92
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración



Barreras para recibir respuesta a la oración

3. OÍR LA PALABRA, PERO NO ASIMILARLA

Otro obstáculo mayor a la oración contestada es oír la Palabra pero no asimilarla en nuestra vida. Pasar por alto ese paso es nocivo para nuestra salud espiritual porque debemos interiorizar la Palabra si es que va a hacer un impacto en nuestras vidas. Cuando no asimilamos la Palabra, a menudo entra por un oído y sale por el otro. Satanás se la roba de manera que no tenga haga impacto en nuestra relación con Dios. Jesús dijo: "Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón" (Mateo 13:19).

La declaración anterior es parte de la parábola del sembrador. En esta parábola, la Palabra de Dios es descrita como semilla, mientras que varios tipos de actitudes humanas están representadas por diferentes tipos de suelo. Cuando la semilla se siembra en el camino—esto es cuando la Palabra no llegó a ser la parte central en la vida de la persona—el enemigo llega inmediatamente para robarla. En su intento por destruir la obra de Dios en nuestras vidas, el enemigo no se interesa en nuestro dinero o salud. Esas cosas no son tan importantes como la fuente de nuestra vida espiritual—la Palabra.

Cristo dijo que el enemigo llega inmediatamente para robar la Palabra de Dios. Esto significa que mientras usted lee el libro que tiene en sus manos, el enemigo está tratando de robarle la verdad de Dios. Me imagino que él está diciendo: "Si ellos aplican realmente este libro, yo estoy en problemas". Es por eso que la fusión crítica para usted, en términos de beneficio para su vida espiritual, no es tanto mientras usted lee este libro como cuando regresa a otras actividades. Si usted concienzudamente no aplica estas verdades a su vida, el enemigo tratará de hacer que usted olvide lo que ha leído. Cuando usted comienza a preparar una comida, viendo las noticias en la televisión o conversando con otra persona, de repente ellos se irán, a menos que se integre a ellos.

A menudo Jesús concluyó Sus enseñanzas diciendo: "El que tiene oídos para oír, oiga" (Véase por ejemplo, Mateo 13:9; Marcos 7:16; Lucas 14:35). Hay oído físico y hay oído espiritual. Jesús sabía que las personas estaban escuchando Sus palabras. Por consiguiente, en realidad Él les dijo: "Mis palabras necesitan establecerse en sus corazones". Si nosotros, hoy en día, hacemos esto, seremos bendecidos:

Pero si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida como era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. (Santiago 1:23-25).

La meditación significa dejar que la palabra penetre en su espíritu.

Me gusta como Nueva Versión Internacional parafrasea el mandato de Jesús en Apocalipsis 2:7: "El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios". Permita que el mensaje le penetre. Mantenga el enfoque después de que haya oído y leído la Palabra y deje que verdaderamente entre en su espíritu. A este proceso la Biblia le llama meditación. La meditación era un importante y valioso ejercicio tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. La mayoría de los creyentes no practican la meditación por lo que pierden mucho beneficio de lo que leyeron en la Biblia. Quizás esto se deba a una mala interpretación de la palabra meditación. La meditación bíblica es muy diferente a la meditación trascendental que es una práctica de las religiones orientales. La meditación trascendental envuelve cantos y encantamientos, mientras que la meditación bíblica pone su atención sólo en la Palabra de Dios.

Cuando llegó el tiempo para que Josué fuera el líder de los israelitas, el Señor le dijo: "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito". El Señor agregó: "Porque entonces harás prosperar tu camino, y todo de saldrá bien" (Josué 1:8). ¿Cómo llegó Josué a ser próspero y exitoso? Meditando en la Palabra para que llegara a ser parte de su vida y práctica.

Después que el apóstol Pablo instruyó a Timoteo en los caminos de Dios, le dijo: "Ocúpate en estas cosas;permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos" (1ra Timoteo 4:15). La palabra griega para "meditar" en este versículo es meletao que significa "girar en la mente" [dar vueltas en la cabeza una idea]. La meditación bíblica no es un proceso estólido de cantos, sino que conlleva el uso de su mente—pensar en algo una y otra vez hasta entender todas sus verdades y aplicaciones—y entonces adoptar estas verdades para aplicarlas a toda su vida.

La meditación también puede compararse con el proceso de rumiadura, tal como una vaca mastica su alimento. La vaca tiene dos estómagos. El primer estómago toma el alimento que la vaca come y lo mantiene. Cuando la vaca está llena, busca un lugar agradable y tranquilo en la grama donde se echa a rumiar. Trae de regreso el alimento a su boca y lo mastica de nuevo. La rumiadura es el proceso por medio del cual la vaca lo digiere; lo pone dentro en una forma que pueda ser asimilado dentro del sistema de la vaca a través del segundo estómago. De esta manera, el alimento puede llegar darle fuerza y vida al animal.

La Biblia dice que nosotros también debemos someternos a un doble proceso para asimilar la Palabra de Dios en nuestras vidas. El primer proceso es recibir la Palabra. Cuando usted lee la Biblia u oye una enseñanza bíblica, la Palabra inicialmente es sembrada en su "primer estómago"— su corazón (Véase Mateo 13:19). No obstante, para recibir fortaleza espiritual y vida de ella, usted debe meditar en ella "digiriéndola" para que pueda penetrar todo su ser. Una ventaja que tenemos hoy, que nos puede ayudar en esta "digestión", es la disponibilidad de materiales grabados que podemos escuchar múltiples veces para recibir el beneficio completo de ellos.

Note cuidadosamente: Satanás quiere que usted jamás alcance la etapa de la meditación porque es así cuando la Palabra de Dios puede llegar a ser el medio para recibir respuesta a la oración. Sólo sentarse y escuchar una buena enseñanza el domingo por la mañana o el miércoles por la noche no es clave para el éxito. El éxito está en asimilar la Palabra. Recuerde que: "Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón" (Mateo 13:19). Dios dice: "Porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra" (Jeremías 1:12). Si Satanás puede robarle la Palabra a usted, él puede robar lo que Dios le ha dado a usted para cumplir Sus propósitos en su vida.

Algunas veces, justo después de la iglesia, personas bien intencionadas vendrán y hablarán con usted de cosas que no tienen relación con el mensaje del Pastor y le cambiarán todo el interés y actitud. Yo a menudo pido a mi congregación que pasen unos pocos minutos al final del servicio en oración y meditación para que podamos pensar acerca de lo que el Señor nos ha enseñado y que eso pueda llegar a ser parte de nuestras vidas. Cuando eso sucede, el diablo no puede parar la Palabra, porque Dios tiene ahora algo que Él puede usar para hacer cumplir Su voluntad.

Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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