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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

lunes, 11 de julio de 2011

Devocional Día 14

Devocional Día 14
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración


EL SIGNIFICADO DEL DOMINIO

El reino terrenal

¿Qué significa para la humanidad tener dominio sobre el mundo? Primero, Dios le confió la tierra al hombre. Esto quiere decir que el hombre iba a ser el propietario de la tierra física, incluyendo las otras cosas vivientes del mundo—peces, pájaros, ganado, todos los animales. En Génesis 2, leemos que Adán fue puesto en el Jardín del Edén para atenderlo y cultivarlo. Esto es lo que la humanidad iba a hacer por toda la tierra: atenderla y cultivarla. En efecto, Dios le dijo a la humanidad: "Gobiernen sobre Mi mundo. Cuiden de él. Domínenlo y subyúguenlo con su propia creatividad". Dios le ha dado la libertad al hombre para mostrar creatividad mientras gobierna la tierra física y todas las otras cosas vivientes que habitan en ella. La tierra debe ser gobernada, cuidada, subyugada y moldeada por los seres creados a imagen de su Creador. El hombre debe reflejar el amor y la creatividad del Espíritu de Dios.

Dios no creó al hombre para vivir en el cielo; Él creó al hombre para vivir en la tierra.

Esto nos lleva a un hecho interesante que muchos creyentes pasan por alto hoy en día. Al inicio, Dios no creó al hombre para vivir en el cielo; Él creó al hombre para vivir en la tierra. Dios es el Gobernante del cielo y Él creó al hombre para expresar Su autoridad en este mundo. En efecto, Él dijo: "Yo quiero que lo que sucede en el cielo, ocurra también en el mundo creado; quiero que Mi gobierno se extienda a otros reinos, pero no quiero hacerlo Yo directamente. Quiero que el hombre comparta Mi gobierno".

El plan de Dios para la creación fue este: Así como Dios gobierna el reino invisible en el cielo, el hombre debía gobernar en el reino visible en la tierra, con Dios y el hombre gozando de continua comunión por medio de sus naturalezas espirituales. De hecho, Dios dijo algo asombroso acerca de la humanidad, lo cual se registra en Salmos: "Yo dije: Vosotros sois 'dioses', y todos vosotros hijos del Altísimo" (Salmos 82:6). Dios nos hizo a Su imagen y nos dio a cada uno de nosotros libre albedrío como un reflejo de Su propia naturaleza. Él nos creó para ser Su descendencia. Por tanto, Él nos llama "pequeños dioses".

Ahora bien, esto no significa que seamos iguales a Dios o que somos deidad. Adán y Eva pudieron haber cumplido sus propósitos si sólo hubieran confiado y se hubieran mantenido en constante comunión con el Dios del Jardín. Similarmente, nosotros podemos cumplir con los propósitos para los cuales fuimos creados, solamente si estamos conectados con nuestra Fuente. Sin embargo, necesitamos reconocer la alta estima y propósitos que Dios tiene para nosotros. En esencia, Dios le dijo al hombre: "Deja que Yo gobierne por medio de ti, para que puedas apreciar, gozar y compartir Mi gobierno".

El reino espiritual

Tener dominio significa aún más que tomar el cuidado físico del mundo. Debido a que el hombre tiene naturaleza física y espiritual, la humanidad es el medio para llevar a cabo los propósitos de Dios en la tierra, no sólo en el reino físico, sino también en el reino espiritual. De esta manera, él está para esparcir la naturaleza y carácter de Dios por toda la tierra.

Cuando Dios creó a Adán y Eva y los puso en el Jardín del Edén, nunca fue Su intención que ellos dejaran el Jardín. Más bien, Él quería que el Jardín se esparciera a toda la tierra. ¿Qué significa esto? Dios quería que ellos tomaran el carácter del Jardín—la presencia, luz y verdad de Dios—y lo esparcieran por todo el mundo. Este es el mayor significado de tener dominio sobre la tierra. Este es aún el propósito de Dios. Isaías 11:9 dice, "...la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar".

Trabajando "con" Dios en vez de "para" Dios

Cuando Dios creó al hombre para compartir Su autoridad, eso estaba en el contexto de la relación humana con Él como Su descendencia. Dios no creó a los hombres y a las mujeres para que fueran esclavos, sino hijos e hijas que participaran incondicionalmente en la administración de los asuntos de la familia. Este fue Su plan para la humanidad desde el principio. Él siempre ha querido que Sus hijos le ayuden a cumplir Sus propósitos.

Esto significa que Dios no quiere que el hombre trabaje para Él, sino más bien con Él. La Biblia dice que somos "colaboradores suyos" (2da Corintios 6:1) o "colaboradores de Dios" (nvi). En el original griego "colaboradores" significa aquellos que "cooperan", que "ayudan", que "trabajan juntos". Deberíamos siempre pensar acerca del dominio de la humanidad en el contexto de un propósito en conjunto con Dios basado en el amor mutuo y de las relaciones de hijos e hijas hacia su Padre celestial.

Resumamos lo que hemos discutido hasta este punto:
  • Dios es Dios de propósitos, y, Sus propósitos son eternos.
  • Dios deseó descendencia que fuera como Él y que compartiera Su gobierno y dominio.
  • Dios creó a la humanidad con y para un propósito determinado.
  • Dios creó a la humanidad a Su imagen y semejanza, como un reflejo de Su propia naturaleza.
  • Dios creó a la humanidad con voluntad soberana y con capacidad para la expresión creativa.
  • Llevar a cabo los propósitos y la voluntad de Dios sobre la tierra es vocación del hombre.
  • El hombre debe ejercer dominio tanto en el reino físico como en el espiritual.
  • Para cumplir con los propósitos de Dios, los hombres y las mujeres deben desear hacer Su voluntad—no trabajando para Él como Sus siervos, sino con Él como Su descendencia.
  • El hombre puede cumplir con sus propósitos sólo si está conectado a su Fuente—a Dios como Creador y Padre.

Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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