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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

lunes, 18 de julio de 2011

Devocional Día 20

Devocional Día 20
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración


EL PROPÓSITO DE DIOS PARA LA HUMANIDAD ES ETERNO

El pasaje completo de 2 Corintios 4:4, dice: "El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios" (NVI). Resulta interesante notar que en el original griego, uno de los significados de "mundo" en este versículo es "un espacio de tiempo" y "un siglo". De hecho, algunas versiones de la Biblia traducen esta primera parte del versículo como "el dios de este siglo" (NVI). Quizás el uso de este término signifique enfatizar el hecho de que Satanás puede ser el dios de este mundo ahora—pero no lo será para siempre. Su reino durará por algún tiempo, solamente por una época específica. Los propósitos de Dios son eternos y desde la fundación del mundo Él tuvo un plan en mente para restaurar a la humanidad para Sí, para que nuestras mentes y espíritus pudieran ser renovados completamente en Él. "Dios...quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos" (2da Timoteo 1:8-9). "Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según elpuro afecto de su voluntad" (Efesios 1:4-5).

El plan de Dios para la humanidad incluía que ésta fuera restaurada y que la tierra fuera renovada por medio de un nuevo Gobernante—el Segundo Adán, totalmente humano y totalmente divino—quien sería uno perfectamente con Dios y Sus propósitos: "Jesucristo hombre" (1ra Timoteo. 2:5).

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo todo enjuicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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