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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

miércoles, 27 de julio de 2011

Devocional Día 28

Devocional Día 28
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración


CRISTO RESTAURÓ NUESTROS DERECHOS PARA DOMINAR Y ORAR

Jesús recuperó la autoridad terrenal del género humano

Cristo logró nuestra redención y recuperó nuestra autoridad terrenal como resultado de ser el Segundo Adán. Es crucial para nosotros recordar que
  • Jesús vino como hombre. Así, Él estaba calificado como un representante de la autoridad terrenal.
  • Jesús fue perfectamente obediente y sin pecado. Así, Él estaba calificado para ser el Hijo de Dios y restaurar la relación del hombre con el Padre al vencer el pecado y la muerte por medio de Su sacrificio en la cruz.
  • Jesús victoriosamente resucitó. Así, Él estaba calificado para derrotar al pecado y a Satanás, recobrar la autoridad sobre la tierra y ser el Rey justo de la tierra.
Jesús transfirió autoridad a aquellos que creyeren

Hay una relación vital entre la redención y la oración. La posición que Jesús obtuvo fue transferida al género humano por medio del nuevo nacimiento en Cristo (Juan 3:5). A los que aceptan y reciben a Cristo se les ha restaurado su relación con Dios y su autoridad sobre la tierra. Por causa de Cristo podemos vivir de nuevo como hijos e hijas de Dios, con todos los derechos y privilegios asociados por ser de Su descendencia. La oración es tanto un derecho como un privilegio del hombre redimido quien está ahora en posición para entrar completamente en una relación de amor con Dios y coincidir en que: "Venga Su reino. Hágase Su voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Véase Mateo 6:10).

La oración es tanto un derecho como un privilegio del hombre redimido.


La voluntad de Dios es de que cada persona sea redimida y que gobierne la tierra por medio del Espíritu de Cristo. Es por medio del género humano que Dios desea revelar Su carácter, naturaleza, principios, preceptos y rectitud al mundo visible. Este es un plan eterno. Se aplica a nuestra vida presente en la tierra, y se aplicará por toda la eternidad.

Recuerde que nunca fue la intención de Dios que el hombre viviera y trabajara en el cielo. Él fue creado para la tierra. A causa de la Caída, nuestros espíritus ahora separados de nuestros cuerpos en la tierra, y redimidos irán a estar con Dios en el cielo. No obstante, Dios nos hizo una promesa. Él dijo que cuando lleguemos a la oficina central (el cielo), estaremos solamente por un breve tiempo. Llegará el día cuando nuestros cuerpos sean resucitados y reunidos con nuestros espíritus, y así podamos continuar gobernando— en la nueva tierra que Dios creará (Véase 1ra Corintios 15:42-44, 51-53; Isaías 65:17).

En el libro de Apocalipsis, Dios habla de tronos, de reinar y gobernar con Él en la tierra (Véase Apocalipsis 5:10; 20:4,6; 22:5). Además, Dios no lo va a levantar a usted de los muertos solo para vivir con Él en el cielo para siempre. Él lo va a levantar a usted para que suba con su obra— su llamamiento y vocación. Es por eso que las Escrituras dicen que reinaremos con Jesús. "Y reinarán por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 22:5). ¿Qué significa reinar? Tener dominio, administrar.

Por tanto, mientras hoy vivimos y trabajamos en este mundo caído, y, en el futuro, cuando vivamos y reinemos con Jesús, la comisión de Dios será la misma: "Y señoree...en toda la tierra" (Génesis 1:26).

Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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