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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

viernes, 15 de julio de 2011

Devocional Día 18

Devocional Día 18
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración


ORAR ES EJERCER LA AUTORIDAD DEL DOMINIO

Cuando conocemos la voluntad de Dios, cuando la obedecemos y cuando le pedimos a Él que la cumpla, Dios nos concede lo que le pidamos. Si vamos a orar por cosas individuales, la familia, la comunidad, por el sistema nacional o por las necesidades del mundo, debemos procurar estar de acuerdo con la voluntad de Dios para que Sus propósitos puedan regir en la tierra. Esta es la esencia de ejercer el dominio.

Cuando oramos, cumplimos con nuestra responsabilidad de demostrar lo que significa nuestra relación con el Señor en términos de vida y gobierno en este mundo. Siendo que Él le ha dado a la humanidad autoridad sobre la tierra, Él requiere el permiso o autorización del género humano para actuar sobre la tierra. Por eso es que cuando dejamos de orar, permitimos que los propósitos de Dios para el mundo sean interrumpidos. Recuerde que Jesús enseñó a Sus discípulos que: "debían orar siempre, y no desmayar" (Lucas 18:1). También dijo: "Ya ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos" (Mateo 16:19).

Estas verdades son cruciales para la oración efectiva. Debemos pedirle a Dios que intervenga en los asuntos humanos. Si no lo hacemos, nuestro mundo será susceptible a las influencias de Satanás y del pecado. Al final, Dios hará que Sus propósitos sean cumplidos en el mundo—con o sin nuestra cooperación. Si usted no ora, Él eventualmente encontrará alguien que esté de acuerdo con Su planes. Por lo tanto, si usted descuida la oración, usted está fallando en cumplir su papel en Sus propósitos. Él no quiere que usted desaproveche este privilegio—por su bien, así como el de Él. Santiago 4:2 dice: "Pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís".

Orar no es una opción para el creyente. Es una necesidad para cumplir con los propósitos de Dios en el mundo y en nuestras vidas. El tiempo que se pasa en oración no es tiempo perdido, sino tiempo invertido. A medida que aceptamos la voluntad de Dios, a medida que vivimos ante Él en la rectitud de Cristo, a medida que busquemos cumplir Sus propósitos, nada podrá impedir nuestras oraciones. Es entonces cuando empezaremos a entender lo que Jesús dijo: "para Dios todo es posible" (Mateo 19:26).

Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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