Cantinflas, un cómico extraordinario
Fuente: mail de un amigo
Mario Moreno saltó a la fama con el filme Ahí está el detalle, de 1940
Mario Moreno durante el rodaje de una película,
probablemente de los años cuarenta.
probablemente de los años cuarenta.
MÉXICO -- Heredero de una tradición que mezcló la comedia de equívocos, el hablar enredado y el reconocimiento de la cultura popular, Mario Moreno “Cantinflas” fue por décadas la figura más popular del cine latinoamericano, comparado a menudo con Charles Chaplin.
En 1964, los dos artistas se conocieron y fue Chaplin el que sorprendió expresando —según la prensa mexicana de la época— su admiración por Moreno, a quien calificó “como el hombre más cómico del mundo”.
Nacido el 12 de agosto de 1911 en el seno de una familia humilde y numerosa, Moreno no terminó sus estudios y su educación se forjó en las calles del barrio bravo de Tepito, en la capital mexicana, donde desempeñó los más diversos oficios, desde lustrabotas, vendedor y boxeador aficionado, hasta que se inició en el mundo del espectáculo.
Fue en las carpas montadas en las comunas populares donde fue gestándose “Cantinflas”, nombre que según el escritor mexicano Carlos Monsivais es una reducción de la frase “Cuánto inflas”, relacionada con el estilo de hablar mucho y no decir nada característico del personaje.
En esas carpas Moreno también cantaba tangos a la usanza de Carlos Gardel, bailaba charlestón y hacía parodias políticas. Allí conoció a Valentina Ivanova, el gran amor de su vida, con quien se casó en 1934 y adoptó un hijo en 1961.
La primera incursión cinematográfica de Moreno fue en 1936 en No me engañes corazón, donde aparecía brevemente. Pero esos segundos fueron suficientes para que un año más tarde se le ofrecieran personajes secundarios en Así es mi Tierra y en Águila o Sol. Cantinflas terminó de consolidarse en Ahí está el detalle, en 1940, el film con el que saltó a la fama.
Su éxito fue tal que en los siguientes 12 años realizó una serie de 20 películas. Títulos como Ni sangre, ni arena, El gendarme desconocido, A volar joven, El bombero atómico o El bolero de Raquel lo hicieron célebre dentro y fuera de fronteras.
Moreno grabó más de 50 películas, la mayoría en español aunque en los años 1950 intentó ingresar al mercado cinematográfico de lengua inglesa de la mano del productor Michael Todd, esposo de Elizabeth Taylor, a quienes conoció en la costa mexicana sobre el Océano Pacífico.
Fue notable el desempeño del cómico en El viaje al mundo en 80 días —una adaptación del clásico del escritor francés Julio Verne— que en 1957 lo llevó a ganar el Globo de Oro. La película obtuvo cinco premios Oscar y fue la más taquillera de su época.
Pero un segundo intento, Pepe, no logró la misma resonancia y Cantinflas se refugió en sus éxitos en español que siguieron a lo largo de los años 1960 y 1970. Un Quijote sin mancha, El patrullero 777 o El Padrecito, se añadieron así a su extensa cinematografía, cerrada en 1981 con El Barrendero. Ese mismo año, Cantinflas desembarcó en la pantalla chica con una serie de televisión de dibujos animados que continuaba vigente al mítico personaje.
La muerte de Moreno, a los ochenta y un años, generó uno de los sepelios más extraordinarios presenciados en la capital mexicana. A 100 de su nacimiento, Cantinflas parece seguir vivo no sólo en el legado de su obra, sino en cada mexicano.
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