Devocional Día 46
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración
DIEZ PASOS EN LA PREPARACIÓN PARA ORAR
5. Adorar y alabar a Dios
[Aarón] después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo. Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera (Levítico 16:12-13).
En la Biblia, el incienso es símbolo de adoración. Lo que Dios está diciendo es que cuando sus pecados son cubiertos y su corazón está limpio, cuando usted está siendo honesto y sus motivos correctos, y que cuando usted está siendo limpiado por la Palabra, entonces ese es el momento de adorar. En realidad, lo que Jesús le dijo a la mujer del pozo fue: "Los samaritanos están tratando de encontrar a Dios en la montaña. Los judíos están tratando de encontrar a Dios en el templo en Jerusalén. Sin embargo, si ustedes realmente quieren entrar en la presencia de Dios, deben adorar a Dios en espíritu y con sinceros motivos—en verdad. Así es cuando ustedes realmente adoran a Dios" (Véase Juan 4:19-24).
Si quiere recibir algo de alguien y esa persona le dijo que si usted hacía a, b y c, lo recibiría. ¿Qué haría usted? Usted haría a, b y c dependiendo de cuánto desea ese algo. Dios dice que para venir a Su presencia, necesitamos adorar. Él ya nos ha dicho lo que debemos hacer, pero algunas veces tratamos de obviar este paso y entramos en oración. Dios nos está diciendo: "Honren primero Mi nombre. Adórenme". Él quiere que pongamos algo de incienso sobre el fuego.
Es por eso que los líderes de adoración son tan importantes en el cuerpo de Cristo. Ellos son los que preparan el camino para que la congregación entre en la presencia del Señor. Por tanto, si el corazón de los líderes de adoración no es correcto, puede haber problemas. Si nuestra adoración colectiva no está como se supone debe estar, nuestros líderes de adoración necesitan examinar sus corazones. ¿Están poniendo el incienso sobre el fuego, o están saltando sobre el fuego tratando de llegar a la presencia de Dios sin pagar el precio de la pureza? La misma cosa es cierta para usted y para mí. Somos sacerdotes ante Dios. Debemos estar seguros de que podemos adorar.
Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.
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