Te invitamos a visitarnos en:

http://www.laquepagina.es.tl/


Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

lunes, 1 de agosto de 2011

Devocional Día 32

Devocional Día 32
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración


La Redención del Hombre le Permite Tener Dominio

¿Qué significa esta redención para nosotros?

Tenemos autoridad por medio del nombre de Jesús

Nuestra redención también nos ha dado autoridad en el nombre de Jesús. Jesús lo estableció claramente:

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él hará también; y aún mayores hará, porque voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré (Juan 14:12-14).

De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido (Juan 16:23-24).

El mayor principio relacionado con nuestra autoridad y poder en la oración es nuestro derecho a usar el nombre de Jesús. Ahondaremos más de cerca este principio en un capítulo más adelante.

Tenemos acceso al Padre por medio del nombre de Jesús

La autoridad del nombre de Jesús nos da acceso a nuestro Padre celestial. Nuestro derecho a "acercarnos al trono de la gracia, confiadamente" (Hebreos 4:16) nos trae la delicia de una relación restaurada con Dios. También este aspecto esencial de la oración nos habilita para estar de acuerdo con el Padre y Sus propósitos, y, para pedirle el cumplimiento de Su Palabra mientras Él suple nuestras necesidades y las necesidades de los demás.

En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios (Juan 16:26-27).

Tenemos autoridad por medio de la Palabra

La presencia, el poder y los recursos ilimitados de Dios están disponibles para nosotros en el nombre de Jesús. Sin embargo, el nombre de Jesús no es una palabra mágica que usamos para conseguir lo que queramos. Debemos orar de acuerdo a la voluntad de Dios, la cual encontramos en Su Palabra. En Juan 15:7, dijo Jesús: "Sí permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho". El núcleo principal de la oración es nuestra armonía con la Palabra de Dios, nuestra unidad con Cristo, que es la Palabra Viva y nuestra unidad con la voluntad y los propósitos de Dios.

El poder de la oración no se basa en sentimientos sino en la Palabra de Dios.

El poder de la oración no se basa en sentimientos, emociones o teorías de hombres, sino en la Palabra de Dios "que vive y permanece" (1ra Pedro 1:23, NVI). Su Palabra es garantía de que la oración será contestada. Dios le está pidiendo a usted que traiga a Él Su Palabra, para abogar por los derechos del pacto. No oramos a Dios en ignorancia, sino como partícipes de Sus propósitos. Orar es unir fuerzas con Dios, el Padre, dirigiendo la atención hacia Sus promesas. "Porque todas las promesas de Dios son en él 'Sí', y en él 'Amén', por medio de nosotros, para la gloria de Dios" (2da Corintios 1:20). La Nueva Versión Internacional lo expresa de esta manera: "Todas las promesas que ha hecho Dios son 'sí' en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos 'amén'para la gloria de Dios".

Puesto que apropiarse de las promesas de Dios es otro principio mayor en cuanto a nuestra autoridad y poder en la oración, echaremos un vistazo más de cerca a este principio en un capítulo posterior.

Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por tu comentario

Create your own visitor map