Devocional Día 116
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración
El poder de la Palabra
LA PALABRA EDIFICA LA FE
La Palabra también es poderosa porque produce en nosotros algo que agrada a Dios y le induce a contestar nuestras peticiones: fe. Como ya hemos visto, la Palabra de Dios es la made de toda la fe. "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Romanos 10:17). "Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía" (Hebreos 11:3). La fe es el resultado de vivir en la Palabra y con ella. Cuando la Palabra de Dios es vivida y practicada en nuestras vidas, ésta se vuelve poderosa para nosotros.
La meta para el resto de su vida debería ser edificar su fe, ya que la Biblia deja en claro que por medio de la fe es que vivimos: "el justo por su fe vivirá" (Habacuc 2:4, véase también Romanos 1:7; Gálatas 3:11; Hebreos 10:38). Vivimos por fe, no por vista (2da Corintios 5:7).
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gálatas 2:20).
Usted debe trabajar en eso llamado fe—fe en Dios y Su Palabra. Jesús dijo: "Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4). Su fe necesita ser alimentada. Necesita alimentarse de la Palabra, si es que usted desea ser sustentado espiritualmente. Alimente su fe cumpliendo con la Palabra de Dios y luego asegúrese de actuar conforme a la Palabra. Esto es muy importante. La palabra del hombre refleja lo que el hombre es; la Palabra de Dios refleja lo que Dios es. Si quiere vivir como hijo de Dios, entonces usted debe creer en Su Palabra.
Tener fe es simplemente tomarle a Dios Su Palabra.
Tener fe quiere decir tener convicción total con respecto a las promesas de Dios para el hombre. Creer en Dios es simplemente tomarle a Dios Su Palabra, hacer peticiones basados en Su Palabra y conducirnos como si somos dueños del título de propiedad que Él nos ha prometido. Recuerde que es mejor, más seguro, más saludable y más razonable
vivir en fe que vivir en la duda y de ilusiones. Las personas que viven en la duda y de ilusiones viven con hipertensión, frustración, tensión y enojo. Viven enojados con el mundo porque no pueden ver más allá de su débil esperanza. Sin embargo, aquellos que viven por fe desafían el entendimiento mundano. Ellos tienen paz y gozo aun cuando estén pasando por situaciones difíciles. Al igual que Jesús, ellos pueden dormir en medio de la tormenta.
Dios dice, "no se supone que viva por lo que ves, sino por lo que Yo te he dicho" (Véase 2da Corintios 5:7). Eso significa que lo que usted sabe es más importante que lo que usted ve. Mucho de lo que se ve contradice lo que usted sabe de la Palabra de Dios. Cuando camina conforme a lo que sabe, eso vencerá lo que usted ve. Lo que ve puede deprimirle. Puede que usted ve problemas. Sin embargo, si usted sabe que Dios le librará de toda tribulación (2da Timoteo 4:18), entonces en lo que a usted respecta, en realidad no tiene problemas; simplemente usted está experimentando una molestia pasajera.
Ya dejé de usar la palabra problemas. No he tenido "problemas" por casi treinta años. ¿Por qué? Porque entiendo que todo lo que hay en el mundo está bajo el mandato de Dios, incluso el mismo diablo. Es por esa razón que la Biblia dice, "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28). Todo obra para bien, no importa lo que sea, porque yo fui llamado de acuerdo al propósito y la voluntad de Dios. Es debido a la voluntad de Dios que yo vivo confiado en el conocimiento de que Él llama "las cosas que no son, como si fuesen" (Romanos 4:17). Si vivo solamente por lo que veo, estoy viviendo en pecado. "Todo lo que no proviene de fe, es pecado" (Romanos 14:23). Hay muchos de estos pecadores en la iglesia—personas que se rebelan contra la voluntad de Dios porque viven solamente por lo que ven. La fe crece surge de una fuente—la Palabra de Dios.
Dios ha prometido ciertas cosas y todas Sus promesas ya son "sí" (Véase 2da Corintios 1:18-20). En otras palabras, él quiere darle todo lo que Él prometió. Algunas de las promesas bíblicas fueron dadas a una persona o a un grupo específicos.
Pero la Biblia indica que Jesús hizo Sus promesas accesibles para todos. "Todas las promesas que ha hecho Dios son "sí" en Cristo" (2da Corintios 1:20, NVI). Jesús diseñó el contrato que Dios le dio a una persona o grupo específicos, es un contrato para todos. No obstante, usted debe calificar de la misma manera que ellos tuvieron que calificar—usando su fe. Una vez que usted conoce la promesa, ya no tiene que decir, "si es la voluntad de Dios". Una persona ora de esa manera cuando no está segura de algo. Dios no va en contra de lo que ya prometió. Por esa razón, el orar con la Palabra es tan importante.
Algunas veces Dios le colocará en un rincón y quitará todas las demás alternativas porque Él quiere mostrarle Su poder milagroso. Quizás usted se enfrente a una situación difícil y ha llegado hasta decir, "ya lo intenté todo. Todo lo que me queda es lo que Dios me dijo". Siempre que Dios le reduce a Su Palabra, si eso es todo lo que le queda, ¡usted está por recibir un milagro! Mientras que tenga un esquema en que apoyarse, usted no verá el milagro. Sin embargo, cuando usted dice, "no puedo hacer nada más; no sé qué hacer. Si Dios no me responde estaré perdido", ahí es cuando Dios dice, "¡Me gusta esta situación. Me involucraré en esto, porque Me gusta hacer lo imposible!"
Si usted tiene fe en la Palabra de Dios, Él tomará eso que parece "imposible" y lo hará parecer como algo rutinario. Él hizo que Sara (en el Antiguo Testamento) y Elisabet (en el Nuevo Testamento) concibieran hijos cuando eran estériles y habían pasado su edad de maternidad. Él hizo que María fuera la madre de Jesús aun cuando ella no se había casado y todavía era virgen. Me gusta la respuesta que María le dio al ángel que le trajo las nuevas: "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra" (Lucas 1:38). En otras palabras, "Señor, haz lo que quieras hacer".
Su circunstancia "problemática" emociona a Dios porque él sabe que ahora usted tiene que depender de la fe, la cual le capacita para recibir Su promesa. Los sueños de Dios siempre van en contraste con sus dificultades. Dios sabe cómo usted ve las cosas. Él le da la promesa antes de la bendición para que cuando la bendición llegue, usted sepa que proviene de Él.
La fe abrirá las puertas que el arduo trabajo no pudo abrir.
Todo lo que tengo, lo he recibido por medio de la oración. Cuando usted ora a Dios con Su Palabra, las cosas que antes eran limitadas, de repente comienzan a ampliarse. Usted dirá, "¡pero yo he tratado de lograr eso por diez años!" Sí, pero quizás usted no ha orado conforme a la Palabra de Dios ni ha creído en la fidelidad de Dios sino hasta ahora. La fe abrirá las puertas que el arduo trabajo no pudo abrir. Dios dice que si cree en Él, Él le dará lo mejor y la abundancia de la tierra (Véase Génesis 45:18). Por ejemplo, tendrá la mejor posición en su lugar de trabajo. Dios le pondrá en una posición más baja para así probar su actitud. Él le mantendrá ahí hasta desarrollar su carácter. Una vez que usted califique, Dios dirá, "¡es hora de subir!" Aun cuando algunas personas traten de obstaculizarle, la oración truncará sus planes. Espere que Dios actúe y busque el cumplimiento de la promesa—o le pasará por el lado.
Cuando la iglesia local en Jerusalén se reunión y oró por Pedro, mientras él estaba en prisión por predicar el Evangelio, un ángel le libró de la prisión. Pedro fue a la casa donde muchos de los creyentes estaban orando y tocó a la puerta. Cuando los creyentes vieron que era Pedro, ellos estaban maravillados, aunque habían orado por su libertad (Véase Hechos 12:1-6). Creo que ellos se sorprendieron por varias razones: Primero, ellos realmente no creían en el poder de la oración. Segundo, ellos no creían que Dios podría librar a Pedro de las condiciones difíciles a las que se enfrentaba. Tercero, ellos no creían que Dios podía contestar la oración tan rápidamente. ¿Se enfrenta usted a circunstancias difíciles? ¿Espera usted que Dios le libre, o piensa usted al igual que esos creyentes? Dios puede contestar rápidamente—a cualquier situación.
Veamos lo que podría ser considerado el mejor pasaje sobre la oración. Primera de Juan 5:13-15 une todo lo que hemos estado discutiendo. Este pasaje inicia con, "estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios..." (v. 13). ¿Se aplica este versículo a usted? "...para que sepáis que tenéis vida eternal" (v. 13). Lo que Juan estaba diciendo era, "les escribo estas cosas para que sepan que ustedes están conectados a Dios". Luego dijo, "esta es la confianza que tenemos en él" (v. 14). ¿Cuál es esa confianza? "...que si demandáremos alguna cosa conforme á su voluntad, él nos oye"(v. 14).
Nuevamente aquí hallamos ese condicional "si": "si demandáremos alguna cosa conforme á su voluntad...", la Palabra de Dios es Su voluntad. Su Palabra es Su deseo, Su deseo es Su intención y Su intención es Su propósito. "Si demandáremos alguna cosa conforme á su voluntad, él nos oye" Puede estar seguro de que Dios siempre escucha sus oraciones—cien por ciento de las veces—cuando usted ora conforme a Su voluntad. ¿A quién escucha Dios cuando usted ora enunciando Su Palabra? A Sí mismo. Dios le escuchará cuando Él escuche las palabras que Él mismo ha hablado.
¿Hay algo importante en la oración más que el hecho de que Dios le escuche? El pasaje nos dice lo que ocurre cuando esto toma lugar: "Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que demandáremos, sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado" (v. 15, el énfasis fue añadido).
El plan de Dios para su vida es mucho más grande que sus propios planes. No obstante, para entrar en ese plan, usted tiene que creer y afirmarlo con lo que dice. La razón por la cual la vida de Jesús fue tan exitosa es porque Él no habló Sus propias palabras; Él habló las palabras de Dios, el Padre.
Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho (Juan 12:49-50).
Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras...El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió (Juan 14:10, 24).
¿Necesitamos algo más claro que esto? Este es el secreto para vivir una victoriosa vida de fe. Fue una de las claves principales para el poder de Jesús en la tierra. Jesucristo no inventó palabras para decir. Él siempre oró a Dios usando lo que Dios dijo primero. ¿Por qué? Una vez más, es porque Dios cuida Su Palabra para así cumplirla. Las obras de Jesús fueron las obras del Padre porque Sus palabras eran las palabras del Padre. Sus milagros fueron los milagros del Padre porque Sus palabras eran las palabras del Padre. Él sabía quién Él era, lo que Él creía y lo que decía, esa combinación le trajo la victoria sobre la tierra.
Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por tu comentario