Devocional Día 122
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración
El poder del nombre de Jesús
¿QUÉ HAY EN UN NOMBRE?
Una vez que tenemos autoridad, por medio del nombre de Jesús, necesitamos entender la substancia detrás de Su nombre. Esto requiere conocimiento del énfasis bíblico en los significados de los nombres. Hoy en día, la mayoría de personas escogen nombres para sus hijos basados en cómo suenan o lucen esos nombres. Sin embargo, en las Escrituras el nombre de alguien (o algo) usualmente simbolizaba la esencia de su naturaleza. Éste representaba los atributos y características colectivas de la persona—su naturaleza, poder y gloria.
En la Biblia, el nombre de una persona simbolizaba la esencia de su naturaleza.
Primera de Corintios 15:41 dice, "hay una gloria del sol, y otra gloria de la luna, y otra gloria de las estrellas; pues una estrella es distinta de otra estrella en gloria" (lbla). La gloria de algo es su mejor expresión de sí mismo. Usted puede ver una flor en toda su gloria cuando la misma ha florecido completamente. Usted puede ver al leopardo o al león en toda su gloria cuando tiene toda su fuerza. Usted puede ver al sol en toda su gloria a las doce del mediodía. La gloria de algo es cuando ese algo está en su completo y verdadero ser. Una vez más, cuando la Biblia se refiere al nombre de alguien, generalmente habla acerca de la verdadera naturaleza o gloria de esa persona.
Por ejemplo, Dios le dio a Adán el privilegio de darle nombre a Eva—de encapsular los atributos de Eva. En realidad, Adán le dio nombre a Eva dos veces—la primera vez como una descripción de su origen y la segunda vez como una descripción de quién ella llegaría a ser como cumplimiento de su propósito. Primero, él dijo, "esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada" (Génesis 2:23). Luego, la Biblia dice, "y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes" (Génesis 3:20). La palabra hebrea para Eva es kjavvá [o cava], la cual significa "dadora de vida". Su nombre describe la esencia de su naturaleza como madre de la humanidad.
Veamos unos cuantos ejemplos más de personajes bíblicos y la importancia de sus nombres. En ocasiones, Dios cambiaba los nombres de Su pueblo para reflejar las promesas que Él les había hecho y los propósitos que Él tenía con ellos, los cuales iban mucho más allá de sus propias expectativas o las de sus padres.
• En Génesis 17:4-5, el nombre de Abram, el cual significaba "mi padre es exaltado" o "sumo padre", fue cambiado a Abraham, el cual significa "padre de multitudes", reflejando la promesa de que Abraham iba a ser, "una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra" (Génesis 18:18).
• En Génesis 32:27-28, el nombre de Jacob, el cual significaba "el que suplanta", fue cambiado a Israel, el cual significa "gobernará como Dios" o "príncipe de Dios". Esto reflejaba el hecho de que la gran nación de Israel surgiría de su linaje—la nación que debía ser la representante terrenal de Dios por ser "un reino de sacerdotes, y gente santa" (Éxodo 19:6).
• En Juan 1:42, Jesús cambió el nombre de Simón, el cual se derivaba de la palabra hebrea cuyo significado era "escuchar", a Cefas, el cual significa "piedra" o "roca". La traducción española de esta palabra es "Pedro". El nuevo nombre de Pedro indica su función en el establecimiento y liderazgo de la iglesia al inicio de la misma (Véase Mateo 16:18).
¿Por qué Dios puso tanto énfasis en los nombres de las personas? Porque la humanidad fue creada a Su imagen, y Él da gran importancia a Su propio nombre. Usando nuestra primera definición, el nombre de Dios simboliza la esencia de Su naturaleza. Éste representa Sus atributos y características colectivas—Su naturaleza, poder y gloria. Recuerde que, debido a que hay una total consistencia entre quién es Dios y lo que Él hace y dice, Él tiene plena integridad o rectitud—lo cual es definición de santidad. La razón principal por la que se nos ordena a no usar el nombre de Dios en vano (Éxodo 20:7) es porque Su nombre no solamente representa quién Él es, sino también porque es quién Él es.
Dios le reveló esta tremenda verdad a Moisés:
Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos (Éxodo 3:13-15).
En otras palabras, Dios está diciendo, "Yo soy Mi nombre. Lo que sea que Yo soy así es como Me llamo". Cuando se traduce este concepto al español, se leería algo así: "Mi nombre es lo que sea que Yo soy en el momento en que Yo estoy ahí". Esto es porque Dios es Todo-suficiente y Su nombre difiere dependiendo de cuál sea nuestra necesidad en ese momento en particular. De hecho, lo que Dios nos dice es: "Si necesitas pan, entonces ora, 'Padre, Tú eres mi Pan'. Cuando reconoces que Yo soy tu Proveedor y tu Sustento, entonces Yo me vuelvo Pan para ti. Si tienes sed, entonces ora, 'Padre, Tú eres mi Agua'. Yo manifiesto la característica de lo que sea que necesites". Además, al llamarse a Sí mismo "el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob" (Éxodo 3:15), Él afirma que es un Dios personal que suple las necesidades individuales de los humanos. Él es el Dios de un pueblo real—Abraham, Isaac y Jacob. De la misma manera, Él desea ser su Dios y suplir sus necesidades individuales, no importa cuáles sean.
Esta es la razón por la cual en el Antiguo Testamento se le atribuyen tantos nombres a Dios. Para darle otros ejemplos más, también se le describe a Él como "fuego consumidor" (Deuteronomio 4:24), "como sombra de gran peñasco en tierra calurosa" (Isaías 32:2) y como "pastor" (Salmos 23:1) — tres distintivos atributos que reflejan aspectos específicos de la naturaleza y el carácter de Dios. Con todo, el nombre superlativo de Dios, YO SOY, abarca toda Su naturaleza y todos Sus atributos.
Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.
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