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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

jueves, 24 de noviembre de 2011

Devocional Día 125

Devocional Día 125
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración


El poder del nombre de Jesús

EL NOMBRE DE JESÚS ES LA LLAVE PARA ENTRAR EN EL CIELO

Una de las cosas que Jesús enfatizó es que "el Padre ama al Hijo" (Juan 3:35; Juan 5:20). Esta es una verdad crucial en relación con la oración porque, si el Padre ama al Hijo, entonces el Padre hará cualquier cosa que el Hijo desee. Si el Padre ama al Hijo y hace cualquier cosa que el Hijo le pida, y, si el Hijo le representa a usted, entonces usted no tiene que preocuparse porque su caso ya ha sido escuchado. Por esa razón es esencial que usted clame al poder generalísimo de Jesús al orar.

Si usted desea llevar a cabo negocios con el Padre, no intente llegarle sin usar el nombre de Jesús, porque Su nombre es la llave para entrar en el cielo. Jesús no pidió que se presentara una lista de santos ante el Padre cuando usted orara. Él no pidió una lista con los nombres de muchas buenas personas para ayudarle en su caso. ¿Por qué querría alguien la ayuda de esas personas cuando tenemos al Hijo? Marta, María, Lucas, Bartolomé, Juan, Santiago y otros fueron creyentes fieles. No obstante, cuando Pedro encontró al hombre a la puerta del templo La Hermosa, él sanó a ese hombre en el nombre de Jesús, no en el nombre de los creyentes. De hecho, él dijo, "no tengo oro ni plata. Todo lo que tengo es un nombre, el nombre, y estoy por hacer negocios con el cielo. El Padre está obrando, y, yo ya te veo sano. Por consiguiente, voy a traer a la tierra lo que veo en el cielo; pero debo hacerlo por medio de la vía legal" (Véase Hechos 3:1-8). Nadie más que Jesús puede ser nuestra vía legal para llegar al Padre.

Nadie más que Jesús puede ser nuestra vía legal para llegar al Padre.

Podemos apreciar a los líderes religiosos del mundo que han pasado a la historia o que todavía viven. Sin embargo, Jesús dijo que si queremos llevar a cabo negocios con el Padre, debemos ir en Su nombre solamente. La Biblia dice que "en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12). Nuestras leyes dicen que la persona cuyo nombre aparece en el poder generalísimo es la única persona que legalmente puede dar representación. De acuerdo con la Palabra de Dios, Jesús es el único que puede abogar por usted: "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1ra Timoteo 2:5).

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra (Filipenses 2:9-10).

Si quiere que la rodilla de la pobreza se doblegue, usted debe usar el nombre correcto. Si quiere que la rodilla de la enfermedad se doblegue, no use el nombre de alguien más. Si usted quiere que la rodilla de la depresión se doblegue, use el nombre de Jesús.

Algunas veces las personas dan testimonios acerca de cómo alguien casi les roba o de alguien que quería allanar sus casas, pero ellos dijeron, "¡Jesús!" y los ladrones huyeron. Esos ladrones huyeron porque el poder del Salvador estaba presente. Nosotros debemos usar Su nombre.

El nombre de Jesús es poder en el cielo y toda lengua confesará que Jesús es Señor—el Señor de todo. Esta verdad es la base para que nosotros cumplamos con La Gran Comisión—testificándoles a los demás acerca del poder del nombre de Jesús para salvar y libertar.

Y Jesús se acercó [a Sus seguidores] y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Mateo 28:18-19).

Debido a que él actuó con la autoridad de Cristo, el apóstol Pablo, además de los otros apóstoles, predicó "valerosamente en el nombre de Jesús" (Hechos 9:27). El valor y denuedo que necesitamos para hacer discípulos en todas las naciones proviene de la autoridad que nos es conferida en Jesús.

Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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