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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

martes, 1 de noviembre de 2011

Devocional Día 105

Devocional Día 105
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración



Impedimentos para recibir respuesta a la oración

7. AMARGURA

La amargura es algo peligroso, especialmente con respecto a la oración. A menudo esto indica un odio escondido. La amargura representa algo que usted guarda en contra de alguien y no libera a esa persona por medio del perdón. Usted se hiere más que la persona contra la que usted siente amargura. Cuando usted se aferra a esa amargura, ésta llega hasta la misma fuente de su vida y la seca. Esto no sólo le afectará espiritualmente, sino también le marchitará mental, social y físicamente. Es como un cáncer. Debemos reservar nuestro odio solamente para el diablo.

La amargura llega hasta la misma fuente de su vida y la seca.

¿En qué afecta la amargura a su vida de oración? La Biblia dice, "Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado" (Salmos 66:18). La amargura es iniquidad. Dios odia la iniquidad más que al pecado, si se puede hacer la distinción entre ambos. La iniquidad es un tipo especial de pecado. La palabra hebrea para iniquidad es avon. Esto quiere decir perversidad o vileza moral. Cualquier rebelión contra Dios es considerada pecado. Sin embargo, la iniquidad es un tipo de pecado envilecido que Dios odia expresamente. Leemos en Hebreos 1:9, "has amado la justicia y aborrecido la iniquidad," (lbla). En este versículo, la palabra griega para "iniquidad" es anomia, que quiere decir rebeldía u ofensa contra la ley.

La iniquidad es un pecado oculto—no en el sentido de que usted lo comete en otro lugar, sino en el sentido de que es algo que usted no puede ver, tal como los celos. Por ejemplo, la iniquidad se da cuando usted sonríe a alguien, pero realmente siente envidia de lo que esa persona tiene. O cuando usted abraza a alguien durante el servicio y le dice, "Dios le bendiga", pero realmente usted detesta a esa persona. Eso es iniquidad. Dios dice odiar este tipo de pecado más que cualquier otro. Por lo tanto, Él dice que si nosotros voluntariamente guardamos tales cosas en nuestro corazón, no importa cuánto tiempo oremos; Él no nos escuchará.

La amargura es un pecado horroroso y peligroso. "Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados" (Hebreos 12:15). Para guardarnos de este pecado y que nuestras oraciones no sean impedidas, debemos mantener corazones transparentes y puros ante Dios y el hombre. "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo" (Efesios 4:31-32).


Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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