Devocional Día 130
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración
Entendiendo el ayuno
EL PROPÓSITO DEL AYUNO
El ayuno es abstenerse intencionalmente de comer. Algunas veces las personas confunden el hambre con el ayuno. Ellos dirán, "estaba tan ocupado hoy que no comí nada. Tomaré eso como un ayuno". Ese no fue un ayuno, porque usted planeaba comer pero no lo hizo por falta de tiempo. En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea para ayuno es tsum. Ésta significa "cubrir la boca". En el Nuevo Testamento, la palabra griega es nhsteúo [o nesteuo]. Ésta significa "abstenerse de alimento". El ayuno es una decisión concienzuda e intencional para abstenerse del placer del comer, por cierto tiempo, para obtener beneficios espirituales vitales. El verdadero ayuno conlleva lo siguiente:
Buscar a Dios
Primero, el ayuno es apartar un tiempo para buscar el rostro de Dios. Esto quiere decir abstenerse de las otras cosas en las que usted encuentra placer con el propósito de entregarle a Dios todo su corazón en oración. Cuando usted ora, usted le dice a Dios, "mi oración y las respuestas que busco son más importantes que mi placer en el comer".
Poner a Dios primero
Segundo, el ayuno significa poner a Dios primero, enfocar toda su atención en Él solamente—no en Sus dones o bendiciones, sino en Dios mismo. Esto le demuestra a Dios cuánto usted le ama y aprecia. De esta manera, el ayuno es un punto de intimidad con Dios. Dios se revelará a Sí mismo sólo a las personas que quieren conocerle. Él dice: "Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón" (Jeremías 29:13).
El ayuno es poner a Dios primero en su vida.
Cuando usted ayuna, eso indica que usted quiere estar con Dios más de lo que usted quiere pasar el tiempo con otras personas, que usted le desea a Él más que a su negocio o sus ocupaciones. Su ayuno le demuestra a Dios que Él es primero en su vida. Es un determinado compromiso con Él. Si usted le dice a Dios, "Oh, Señor, quiero ver Tu rostro", mientras su mente divaga, Dios le dirá a usted, "Yo no puedo mostrarte Mi rostro cuando tú no me miras a Mí".
Ayunar significa que lo único que usted desea es a Dios. No quiere lo que Él tiene para darle; usted lo quiere sólo a Él. Esto no es asunto de que usted intente sacarle algo a Dios. Es un asunto de tratar de llegar a Dios. Esto es debido a que cuando usted encuentra a Dios mismo, usted descubrirá que todo lo que usted necesita llega con Él.
Crear un ambiente para orar
Tercero, el ayuno es un tiempo para fomentar un ambiente sensible para que la oración obre. Cuando usted lee en la Biblia acerca del ayuno, éste siempre va acompañado de la palabra oración. En el Antiguo Testamento, las personas ayunaban juntamente con una oración sincera en tiempos de lamento y arrepentimiento. También fue usado como un punto de liberación de varias situaciones. A menudo, cuando el enemigo desafiaba al pueblo de Dios, los israelitas se comprometían a cumplir con varios días de ayuno. Ellos dirían algo así, "ayunaremos hasta que el Señor nos diga lo que debemos hacer". El Señor respondía, les daba una estrategia y ellos ganaban la batalla.
Por consiguiente, el ayuno añade a nuestras oraciones el ambiente para que Dios obre. El ayuno nos permite ver el cumplimiento de la Palabra de Dios y Sus propósitos para con nosotros individualmente y como parte del cuerpo de Cristo en general.
Interceder por los demás
Cuarto, el ayuno es una forma de interceder por los demás. En la mayoría de los casos bíblicos, cuando una persona o varias personas ayunaban, esto era a favor de las necesidades de los demás, ya sea que fuere un problema nacional o una situación familiar. Ellos ayunaban para que Dios interfiriera en sus circunstancias. Creo que aquellos que ayunaban también se beneficiaban por su obediencia en el ayuno. No obstante, el propósito principal del ayuno es beneficiar a otros. El ayunar va más allá de un simple orar, ya que algunas veces nuestras oraciones pueden ser bien egoístas. Con frecuencia oramos sólo por lo que nosotros queremos o necesitamos. El ayuno lleva la oración a un plano completamente diferente.
Por ejemplo, cuando Jesús estaba por empezar Su ministerio, el precio que tuvo que pagar fue de cuarenta días y cuarenta noches de ayuno (Lucas 4:1-2). Él necesitaba consagrarse para la difícil tarea de cumplir con el propósito de Dios para redimir al mundo. También, antes de escoger a Sus doce discípulos, Él pasó toda una noche en oración (Lucas 6:12-16). Poco antes de Su crucifixión, Él oró a favor de aquellos que Dios le había dado y por aquellos que creerían en Él por medio del testimonio de los discípulos (Juan 17:6-26). ¿Cuál era el motivo para que Jesús ayunara y orara? Por causa de Sus discípulos y por los creyentes que vendrían a lo largo de las épocas, los cuales pondrían su fe en Él.
Entonces ellos [los escribas y los fariseos] le dijeron [a Jesús]: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? Él les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán (Lucas 5:33-35).
Aquí Cristo está diciendo, "mientras Yo esté con los discípulos, ellos no ayunarán porque Yo ayuno por ellos. Pero llegará el día cuando Yo iré al Padre; entonces ellos ayunarán". ¿Por qué tendrían que ayunar los discípulos si ya Jesús había ayunado por ellos? Ellos debían ayunar por el mundo, para que el mundo pudiera recibir el poder de Dios por medio de la fe y el testimonio de ellos. De igual forma, cuando nosotros ayunamos, debemos ayunar para el beneficio de las demás personas.
Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.
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