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Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Salmo 37:4 BLS

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Devocional Día 124

Devocional Día 124
Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración


El poder del nombre de Jesús

PODER GENERALÍSIMO

Todo lo que hemos discutido sobre el nombre de Jesús y la autoridad en el pacto que tenemos por medio de Él se refiere al "poder generalísimo" de Jesús. Legalmente hablando, cuando usted le otorga un poder generalísimo a alguien, eso significa que usted nombra a esa persona para que le represente. Usted le da a esa persona el derecho y la autoridad legal para hablar por usted y llevar a cabo negocios en su nombre. Orar en el nombre de Jesús es otorgarle a Él un poder generalísimo para que interceda por usted cuando usted presenta sus peticiones al Padre.

Jesús dijo:

De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido (Juan 16:23-24).

Cuando Cristo vivió en la tierra con los discípulos, ellos no necesitaban orar al Padre. Cuando ellos necesitaban comida, Jesús se las proveía. Cuando la suegra de Pedro enfermó, Jesús la sanó. Cuando ellos necesitaban pagar los impuestos, Jesús suplía el dinero. Cuando ellos necesitaban un lugar dónde reunirse, Jesús ya había hecho las preparaciones para ello. Cuando andaban con Jesús, ellos tenían todo lo que necesitaban. Si ellos querían algo, se lo pedían directamente a Él. No obstante, debido a que Jesús iba al Padre, ellos ya no tenían que pedirle nada a Él directamente. Ellos debían orar al Padre, y, Jesús le instruyó cómo hacerlo en Su nombre. ¿Por qué? Porque el Padre obra por medio de Cristo.

Jesús trabaja activamente a favor nuestro a la diestra del Padre.

Jesús trabaja activamente a favor nuestro desde Su posición a la diestra del Padre (Romanos 8:34). Él representa nuestros intereses delante de Dios: "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25). Él trae gloria al Padre al contestar las oraciones que elevamos conforme a la Palabra:

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré (Juan 14:12-14).

En otras palabras, Jesús se asegurará de que recibamos lo que pedimos. Él se asegurará de que lo que pedimos será representado debidamente, para que así obtengamos la respuesta.

Después de que Jesús habló a Sus discípulos con respecto a orar en Su nombre, inmediatamente Él empezó a hablar acerca del Espíritu Santo, porque el Espíritu continúa el ministerio de Jesús en la tierra. "Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad" (vv. 15-17).

En efecto, Jesús estaba diciendo, "Yo voy al Padre, pero te enviaré al Espíritu Santo. Él será tu Consolador. Él te ayudará a ejecutar tu poder generalísimo capacitándote para orar. Él te ayudará a presentar tu caso delante de Dios. Él te ayudará a aclarar tu situación para que la puedas presentar al Padre en Mí nombre".

A lo largo del Nuevo Testamento hallamos referencia acerca de la obra del Espíritu Santo. Uno de los temas repetidos es que el Espíritu Santo nos ayuda en nuestras debilidades, especialmente cuando no sabemos cómo orar:

Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos (Romanos 8:26-27).

Efesios 6:18 nos instruye a orar "en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu". Judas 20 nos dice, "ustedes, en cambio, queridos hermanos, manténganse en el amor de Dios, edificándose sobre la base de su santísima fe y orando en el Espíritu Santo".

Fuente: Munroe, M. (2005) Entendiendo el Propósito y el Poder de la Oración. Whitaker House. EE.UU.

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